Las necesidades humanas y su satisfacción (Parte 1)
El
modelo de ser humano que utilizo para comprender las necesidades humanas es una
adaptación del que propone Marge Reddington y del que proponen Muriel James y
Louis Savary en su libro Una Nueva Personalidad.
EL
MODELO DEL SER HUMANO
El
modelo de ser humano que utilizo para comprender las necesidades humanas es una
adaptación del que propone Marge Reddington y del que proponen Muriel James y
Louis Savary en su libro Una Nueva Personalidad.
-
El ser humano puede considerarse como un sistema abierto en interacción con su
entorno social y su medio ambiente y que se experimenta en cuatro niveles de
identidad:
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El yo físico - biológico que se expresa por medio de movimientos, reacciones
fisiológicas, gestos, y respuestas sensoriales.
-
El yo psicológico - emocional que se expresa por medio de los estados del yo
(Padre, Adulto y Niño) sus pensares, sus sentires y sus manifestaciones
conductuales.
-
El yo relacional que se expresa por los roles relacionales que desempeñamos:
familiares, profesionales, sociales, etc.
-
El yo íntimo con su urgencia de vivir o “impulso de vivir” que se expresa como
el impulso a ser libre, a vincularse con otros, a hacer nuevas experiencias,
entenderlas y darles sentido y a tomar decisiones.
Cada
uno de estos niveles tienen sus necesidades; están en constante evolución o
desarrollo; se influyen mutuamente, están en constante interacción mutua; están
en interacción con el entorno, siempre cambiante.
Mediante
estas interacciones el sistema (el ser humano) tiende a mantenerse vivo, a
desarrollarse y a reproducirse. Se mantiene y desarrolla en la medida que es
capaz de poner en marcha los adecuados mecanismos homeostáticos de asimilación y
adaptación con el entorno social y físico de modo que se cubran sus distintas
necesidades.
La
magnitud de los cambios a los que debe enfrentarse el ser humano (estresores) y
su capacidad de asimilación y adaptación a los mismos (flexibilidad), es
determinante para alcanzar el estado de crecimiento y bienestar (salud) o, por
el contrario, de su desequilibrio y/o enfermedad.
El
fortalecimiento del sistema con el fin de que pueda aumentar su eficacia en la
satisfacción de las necesidades y su capacidad de afrontar los cambios en su
interacción con el entorno físico y social, es el objetivo básico del desarrollo
o crecimiento personal y de toda intervención (terapéutica) orientada a
recuperar la salud y el bienestar de la persona.
En
este artículo:
-
aportaré algunas reflexiones sobre los procesos homeostáticos para cubrir las
necesidades,
-
aclararé algunos conceptos, comunes pero frecuentemente confusos, sobre
necesidades, impulsos y deseos,
-
distinguiré entre distintos tipos y áreas de necesidades,
-
propondré una extensión a todos los niveles de identidad existencial de las
etapas del ciclo de satisfacción de las necesidades y de las acciones que
requiere cada etapa,
-
aportaré algunas consideraciones sobre las consecuencias o resultados de la
experiencia vivida en términos de atascos o desviaciones estereotipadas en cada
una de las etapas y las consecuencias para la salud a todos los niveles de
identidad en términos de daño y supervivencia.
NECESIDADES
Y SALUD
El
hombre es un ser de necesidades. Para mantener el equilibrio y el desarrollo, es
decir la salud, el ser humano necesita intercambiar con el entorno materia,
energía e información. Este proceso de intercambio es algo constante en el ser
humano y funciona de manera continua y cíclica satisfaciendo sus necesidades.
Cada uno de los niveles del ser humano tiene sus propias necesidades y conviene
que tengamos claro a que nos referimos cuando hablamos de
necesidad.
Para
Marge Reddington, una necesidad es algo de lo que se precisa, es un requisito
absoluto para la salud y la supervivencia. Todas las necesidades tienen la misma
importancia para la existencia. No podemos vivir o existir de manera saludable,
si no cubrimos mínimamente todas las necesidades. Las necesidades tienen que ver
con la salud y la existencia misma.
En
el ser humano, para satisfacer las necesidades se ponen en marcha una serie de
procesos homeostáticos en los que intervienen todos los niveles de identidad
existencial.
Lo
primero que hay que entender es que las necesidades se satisfacen en interacción
con el entorno físico, social y cultural en un proceso continuo de asimilación y
adaptación en ese entorno.
El
proceso de satisfacción de cada necesidad es cíclico en el tiempo y los periodos
de esos ciclos son característicos de cada persona.
Podemos
hablar de nivel de satisfacción de cada necesidad que guarda relación con la
capacidad y la posibilidad de asimilación de los elementos del entorno
necesarios para la satisfacción de esa necesidad. A su vez, estás dependen de la
disponibilidad de esos elementos, de la propia estructura personal y de la
acción propia y ajena pertinente para la asimilación.
El
otro aspecto de este proceso es el periodo de satisfacción o tiempo que se
repite entre dos puntos de igual nivel de satisfacción. Este guarda relación con
la capacidad y posibilidad de adaptación de la persona a las cambiantes
circunstancias del entorno en lo relativo a los elementos necesarios para la
satisfacción de las necesidades.
Cuando
el nivel de satisfacción de una necesidad baja por debajo de un cierto valor
(nivel de incomodidad), la persona experimenta (siente) una incomodidad que es
una señal que alerta a toda la persona para poner en marcha el correspondiente
proceso de satisfacción.
Si
por cualquier motivo no se pone en marcha un proceso eficaz de satisfacción de
la necesidad, el nivel de satisfacción disminuye (nivel de síntomas), el ciclo
se alarga y la incomodidad crece y adquiere el carácter de síntoma. Los síntomas
que la persona experimenta (siente) son señales más intensas de la
insatisfacción de las necesidades que urgen la puesta en marcha del proceso de
su satisfacción. El tiempo de latencia hasta la aparición del síntoma depende de
las capacidades de adaptación de la persona y del nivel de satisfacción de las
necesidades.
Si
la acción requerida para la satisfacción de las necesidades puesta en marcha
tras la aparición de los síntomas no resulta eficaz eventualmente se entra en un
periodo de enfermedad carencial, y si aún así no se toman las medidas de acción
oportunas sobreviene el deterioro de la persona y la muerte (nivel de
supervivencia).
Todo
lo anterior se ilustra en la figura adjunta.
Cada
necesidad tiene su señal de malestar. Es preciso dar satisfacción a las
necesidades desde el momento en que se percibe la señal de malestar. Si no se
tiene en cuenta (se descuenta) la necesidad, de la que nos da información la
señal de malestar, y se prolonga el tiempo para cubrirla, los efectos sobre el
ser humano son más perniciosos pasando de las señales a los síntomas y de éstos
a las enfermedades y a la muerte en casos extremos de
desatención.
Es
importante descubrir y aprender a tomar conciencia de cualquier señal
proveniente de los distintos niveles del yo, que esté relacionada con la
insatisfacción de las distintas necesidades. En todo caso es importante que las
señales lleguen a la conciencia.
Las
señales más frecuentes de los distintos niveles del yo son:
-
Del yo físico: las sensaciones, los síntomas y las
enfermedades.
-
Del yo psicológico: las emociones y los estados de ánimo.
-
Del yo relacional: los sentimientos.
-
Del yo íntimo o espiritual: los sueños, los signos y los
símbolos.
NECESIDADES,
IMPULSOS Y DESEOS
Una
necesidad y un deseo son cosas distintas aunque están relacionados. Cuando una
necesidad está insatisfecha la persona experimenta (siente) junto a la
incomodidad o malestar, que es la señal de la insatisfacción, el impulso a
satisfacerla de manera concreta y esto es lo que conforma el
deseo.
El
deseo se configura en la experiencia vivida, imaginada o referida de
satisfacción de las necesidades en las distintas situaciones de la vida. Por lo
tanto tiene que ver con lo aprendido, condicionado o adaptado de la persona bien
por experiencia propia o por aprendizaje.
El
deseo es pues el resultado de la interacción de la necesidad insatisfecha, del
impulso a la acción y de la experiencia vivida, imaginada o
referida.
Los
impulsos, como las necesidades, tienen su raíz en la estructura de la persona y
puede que cada uno de los niveles del ser humano tenga sus impulsos. Desde una
perspectiva psicoanalítica los principales son los impulsos sexual, agresivo y
narcisista. El impulso sexual nos estimula a acercarnos o a entregarnos a otros
para satisfacer las necesidades, el impulso agresivo nos estimula a alejarnos o
a destruir a otros para satisfacer nuestras necesidades, el impulso narcisista
nos estimula a mantener nuestra propia imagen a través de las acciones y
reacciones en las relaciones sociales para satisfacer nuestras necesidades. A
estos podemos añadir el impulso a explorar que nos estimula a conocer el entorno
y sus posibilidades para satisfacer nuestras necesidades, y el impulso a crecer
y desarrollarnos que Berne llamaba Phisis.
Es
importante no confundir una necesidad con un deseo, ya que la necesidad tiene
que ver con la supervivencia y el deseo con la concepción personal de calidad de
vida.
TIPOS
DE NECESIDADES Y ESTADOS DEL YO
En
las situaciones transaccionales de la vida nos encontramos con tres tipos
distintos de necesidades personales:
-
Necesidades ARCAICAS: Son las necesidades de nuestro estado del yo Niño que en
la situación se catectiza y puede tomar el control en un momento
dado.
-
Necesidades APRENDIDAS: Son las necesidades adquiridas, aprehendidas del entorno
familiar y socio cultural. Son las necesidades de nuestro estado del yo Padre
que en la situación se catectiza y también puede tomar el control en un momento
dado.
-
Necesidades PROPIAS ACTUALES: Son las necesidades de nuestro estado del yo
Adulto. Son nuestras PROPIAS necesidades aquí y ahora. Son las necesidades que
necesito cubrir para VIVIR.
En
la situación transaccional hay que tener también en cuenta las necesidades
AJENAS ACTUALES del entorno en el que vivimos en relación.
Si
las relaciones iniciales, en tiempos pasados en que dependíamos de forma
absoluta de otras personas significativas (relaciones simbióticas), no se han
resuelto de forma adecuada, puede ocurrir que:
-
nuestras necesidades arcaicas no fueran adecuadamente satisfechas
y/o
-
las necesidades de los otros los hagamos propios como la mejor manera de
sobrevivir.
Entonces,
los deseos relacionados con esas necesidades se experimentan con frecuencia con
una gran intensidad, unidos a los sentires asociados. Para el Niño (adaptado a
esa situación arcaica) recién estimulado, cubrir esas necesidades adquiere un
carácter de vida o muerte y pondrá en marcha todos los mecanismos de
supervivencia decididos o adquiridos en la infancia en situaciones que se evocan
como similares.
Las
NECESIDADES ARCÁICAS INSATISFECHAS y la NECESIDADES APRENDIDAS están en la base
de los RACKETS y los JUEGOS O ESTRATAGEMAS PSICOLÓGICAS.
SALUD
Y SUPERVIVENCIA
Una
cuestión esencial para el modelo de salud que aquí estoy proponiendo es, por
tanto, esta distinción entre deseo y necesidad y entre los distintos tipos de
necesidades.
Las
necesidades tienen que ver con la salud y la existencia misma. Un deseo está
relacionado con la calidad de vida, no con la existencia. Por ejemplo, no es lo
mismo: NECESITO ALIMENTO que QUIERO COMER TARTA DE MANZANA.
Cuando
una persona confunde un deseo con una necesidad se complica la vida y dificulta
la satisfacción de sus necesidades. De la misma manera ignorar que detrás de un
deseo hay una necesidad, minimiza la importancia de los deseos y menoscaba la
calidad de vida y el desarrollo personal.
En
muchas ocasiones descuidamos nuestras necesidades actuales en aras de conseguir
satisfacer nuestras NECESIDADES ARCAICAS INSATISFECHAS o nuestras NECESIDADES
APRENDIDAS. Cuando una persona juega, extorsiona caricias, o estructura su
tiempo de cualquier manera improductiva o destructiva, es importante considerar
que, dentro de su marco de referencia, está haciendo lo que le resulta más
seguro o asequible para cubrir sus necesidades ARCAICAS o APRENDIDAS. En otras
palabras está SOBREVIVIENDO.
Cada
ser humano pues, utiliza sus propios mecanismos para satisfacer sus necesidades
y cumplir los deseos. Algunas de ellas, podríamos decir que son más saludables
en cuanto a que las secuelas de la acción de satisfacerlas son mínimas para el
bienestar y el desarrollo personal. Otras son menos saludables en el sentido de
que la acción de satisfacerlas produce secuelas mayores en el desarrollo
personal. En este caso, en cierto sentido, se satisfacen las necesidades más
urgentes o los deseos más específicos, pero el precio que se paga es mayor en
insatisfacción de otras necesidades y en un estancamiento en el proceso de
desarrollo.
Aunque
no nos guste la forma como cubrimos las propias necesidades, lo importante es
hacerlo. Todos podemos encontrar nuevos modos de satisfacer las necesidades de
modo más satisfactorio para nosotros, de modo que haya una mayor coherencia y
armonía interna y una relación ecológica con nuestro entorno incluido nuestro
entorno social.
A
veces hay incongruencia entre los distintos estados del yo y otros problemas
estructurales y funcionales que dificultan la adecuada satisfacción de las
necesidades. Por otra parte también hay una interacción entre los distintos
niveles del ser humano y a veces hay conflictos de urgencias entre las distintas
necesidades.
VIVIR
NO ES SOBREVIVIR. La salud y el crecimiento tienen relación con la satisfacción
de nuestras NECESIDADES ACTUALES y los deseos a ellas asociados aquí y ahora de
la manera más adecuada posible y también, resolver los problemas y conflictos
internos y externos que dificultan esa satisfacción
adecuada.
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