¿Cómo terminará el capitalismo? - Traficantes de Sueños
introducción
EL CAPITALISMO: SU MUERTE Y VIDA DE ULTRATUMBA
El capitalismo ha sido siempre una formación social improbable, llena de conflictos y contradicciones y, por lo tanto, permanentemente inestable y en cambio constante, enormemente condicionada por apoyos contingentes y precarios históricamente, así como por acontecimientos e instituciones restrictivos. La sociedad capitalista puede describirse a grandes rasgos como una sociedad «progresista» en el sentido que daban a esa palabra Adam Smith1 y la Ilustración; una sociedad que ha acoplado su «progreso» a la generación y acumulación continua e ilimitada de capital productivo efectuada mediante una conversión, gracias a la mano invisible del mercado y la mano visible del Estado, del vicio privado de la codicia material en beneficio público2 . El capitalismo promete un crecimiento infinito de la riqueza material mercantilizada en un mundo finito mediante el recurso a la ciencia y la tecnología modernas, lo cual convierte a la sociedad capitalista en la primera sociedad industrial, que recurre a la expansión sin fin de mercados libres (esto es, en disputa y sometidos a condiciones de riesgo) situados al abrigo de un Estado protector hegemónico, que ejecuta políticas de apertura de la actividad mercantil a escala tanto nacional como internacional3 .
1 Adam Smith, An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations [1776], Nueva York, Oxford University Press, 1993; ed cast.: Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, México DF, FCE, 1958.
2 Bernard de Mandeville, The Fable of The Bees: or, Private Vices, Publick Benefits [1714], Indianapolis, Liberty Fund, 1988.
3 Abundan las definiciones del capitalismo y tienden a ser a la vez elaboradas y eclécticas, en cuanto que consisten en combinaciones cambiantes de determinadas características, pero no es necesario explorarlas en detalle aquí. Distintas definiciones enfatizan diferentes elementos de la configuración capitalista, según las preocupaciones o ideologías individuales de los autores; también reflejan diferentes etapas en la evolución de la bestia, apuntando a su dinamismo histórico. Para una muestra, véanse las siguientes: Sombart: «El capitalismo designa un sistema económico caracterizado de manera significativa por el predominio del “capital” [...]. Un sistema económico es un modo unitario de satisfacer las necesidades materiales, animado por un determinado espíritu, regulado y organizado según un plan definido y aplicando determinados conocimientos técnicos» (Werner Sombart, «Capitalism», en Alvin Johnson y Edwin Seligman (eds.), Encyclopedia of the Social Sciences, vol. 3, Nueva York, Macmillan 1930, p. 196); Weber: «El capitalismo está presente allí donde la satisfacción industrial de las necesidades de un grupo humano se realiza por el método empresarial, independientemente de cuáles sean esas necesidades. Más concretamente, un sistema capitalista racional es el que se basa en una contabilidad del capital, es decir, que determina su capacidad de rendimiento de ingresos mediante los métodos de la contabilidad moderna y el mantenimiento de un balance» (Max Weber, Wirtschaftsgeschichte, Berlín, 1923; ed. ingl.: General Economic History [1927], New Brunswick (NJ), Transaction Publishers, 2003, p. 275; ed. cast.: Historia Económica general, México DF, FCE, 2001); Schumpeter: «El capitalismo es esa forma de economía de la propiedad privada en la que las innovaciones se realizan por medio de dinero prestado, lo que en general, aunque no por necesidad lógica, implica la creación de crédito» (Joseph A. Schumpeter, Business Cycles [1939], vol. 1, Filadelfia (PA), Porcupine Press, 1982, p. 223); Keynes: «[...] La característica esencial del capitalismo es [a mi parecer] la intensa dependencia de los instintos de ganar y disponer de dinero de los individuos como principal fuerza motriz de la máquina económica» (John Maynard Keynes, The End of Laissez-Faire: The Collected Writings of John Maynard Keynes [1931], vol. 9, Londres, Macmillan Press Ltd., 1972, p. 293). En cuanto a Marx, Ève Chiapello, en un perspicaz artículo, afirma que nunca utilizó el concepto (È. Chiapello, «Accounting and the Birth of the Notion of Capitalism», Critical Perspectives on Accounting, vol. 18, núm. 3, 2007, pp. 263-296; véanse también: Ivan Tibor Berend, «Capitalismo», en Neil Smelser y Paul Baltes (eds.), International Encyclopedia of the Social and Behavioral Sciences, vol. 3, Ámsterdam, Elsevier, 2001, pp. 1454-1459; Jürgen Kocka, Geschichte des Kapitalismus, Munich, Verlag C. H. Beck, 2013), aunque «el sistema capitalista descrito [por él] es más o menos el mismo que el capitalismo de Sombart y Weber, al menos cuando ofrecen una definición crítica. La paradoja de la historia es que Marx [...] nunca menciona, o apenas, la contabilidad, a diferencia de Sombart y Weber, pese a que probablemente sabía más sobre las prácticas contables de su época que los dos sociólogos alemanes que le siguieron», È. Chiapello, «Accounting and the Birth of the Notion of Capitalism», cit., p. 293. Sombart, a su vez, afirmó que Marx, que prácticamente descubrió el fenómeno, definió sólo ciertos aspectos del capitalismo a medida que la ocasión lo requería» (W. Sombart, «Capitalism», cit., p. 195).
4 William H. Sewell Jr., «The Temporalities of Capitalism», Socio-Economic Review, vol. 6, 2008.