Parte IV
UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA SOBRE LA PRÁCTICA DE LA ECONOMÍA
La disciplina de la economía moderna está dominada por un
proyecto mainstream cuyos defensores insisten principalmente en que los métodos
que avalan la modelización matemático-deductiva sean utilizados en todos los
casos. Sin embargo, se han hecho pocos intentos por justificar esta posición.
Entretanto, este proyecto basado en la formalización matemática parece no haber
sido particularmente exitoso, ciertamente no más que otros enfoques y
tradiciones rivales. Aquí, entonces, tenemos un dilema que es necesario
explicar. ¿Por qué o cómo la economía llegó a esta situación, y cómo ha hecho
para perdurar? Específicamente, ¿cómo hizo el proyecto de formalización
matemática para convertirse en dominante cuando hubiéramos esperado que un
enfoque sin ninguna ventaja explicativa obvia con respecto a los demás tuviera
un rol mucho más modesto?
Esta pregunta (que plantea un contraste) se responde
en el capítulo final del libro. Prima facie, parecería que probablemente las
fuerzas históricas, políticas y culturales forman parte significativa de la
explicación. De hecho, yo encuentro que éste es el caso. Desgraciadamente,
existen relativamente pocas investigaciones serias acerca de la historia
política y cultural de estos aspectos de nuestra disciplina, en los cuáles nos centraremos
a continuación. Este aspecto de la situación actual es en sí mismo algo
curioso, dado que la pregunta que tenemos ante nosotros representa
definitivamente una de las más urgentes y provocadoras en la historia del
pensamiento económico moderno. En cualquier caso, estando atentos a la
mencionada situación, y conscientes de que hay mucho más para decir que lo que
yo pueda expresar aquí, propongo este último capítulo del libro con en el
espíritu de dar un primer paso. Habiendo admitido esto, quisiera destacar, no
obstante, que las consideraciones que se plantean en las páginas siguientes
intentan efectivamente identificar un componente fundamental del dilema
explicativo que se nos presenta.
CAPÍTULO 10
UNA EXPLICACIÓN DE LA TENDENCIA A LA
MATEMATIZACIÓN DE LA ECONOMÍA MODERNA
El fenómeno a explicar
¿Cómo podemos explicar el predominio
continuo y creciente del proyecto moderno de matematización de la economía? No,
creo yo, en términos de su éxito en esclarecer el mundo en que vivimos, ya que
la evidencia en este sentido es escasa y esporádica. De hecho, el proyecto
mainstream, visto como un esfuerzo científico o explicativo, no está en un
estado muy saludable, encontrándose incluso en una situación de incertidumbre
respecto de su propia lógica y coherencia interna. En efecto, éste es el punto
de vista de muchos de sus principales defensores (véase por ejemplo Rubinstein
1995; Leamer 1983; en el Capítulo 1).
Y más allá del mainstream, fuera incluso
de la academia económica, la percepción de que este enfoque (como esfuerzo
explicativo) está teniendo una performance bastante pobre está, de hecho,
ampliamente difundida (véase Parker 1993; Howell 2000). Quizás esta percepción
crítica subestima en cierto modo los logros que se han alcanzado. Pero
ciertamente, no hay una base firme para suponer que el proyecto mainstream haya
contribuido más al avance de la comprensión de la sociedad que otras numerosas
tradiciones a las cuales ha desplazado o con las cuales (literalmente) compite.
Esta es la consideración relevante aquí. No conozco ningún argumento, evidencia
o razón para suponer que la tradición mainstream haya tenido más éxito
explicativo que, digamos, la (vieja) tradición institucionalista o
evolucionista generada por Veblen, Commons y otros; la tradición post
Keynesiana construida particularmente sobre las reflexiones de Keynes; la
tradición austríaca basada en las ideas de Menger, Mises y Hayek; la tradición
Marxista, la economía feminista, la economía social, etc. Por el contrario, en
los capítulos previos he planteado varias razones para creer que el potencial
de éxito de las tradiciones heterodoxas (y no sólo el éxito efectivamente
alcanzado hasta ahora) es bastante mayor. La situación, por lo tanto, es algo
sorprendente. El motivo es que estas tradiciones heterodoxas no sólo son
marginadas entre los académicos de la economía, sino que el grado de
marginación es significativo. De acuerdo con mi experiencia, raras veces los
cursos universitarios o los libros de texto reconocen la existencia de
proyectos o tradiciones alternativas. Si miramos más allá de la economía,
pareciera que no hay otra disciplina con una tradición mainstream que posea un
grado tal de dominación, al tiempo que demuestra haber tenido tan poco éxito
explicativo. En consecuencia, y de cualquier forma que se lo mire, parece que
tenemos un fenómeno interesante a explicar, un ‘contraste sorpresivo’ que
necesitamos analizar. ¿Cómo ha podido este proyecto de formalización matemática
llegar a tal posición dominante en la economía moderna, y conseguir mantener
esa posición a lo largo de un período bastante extenso de tiempo, cuando (dada
su relativa falta de éxito en explicar los fenómenos de la realidad) podría
haber sido razonable esperar que no le hubiera ido mejor que a otros proyectos
en marcha? Esta es mi pregunta en forma de contraste, y me gustaría al menos
bosquejar una respuesta, para identificar (lo que creo que es) una parte
esencial de la totalidad de la historia 1 .
1 Este capítulo no se referirá a cuestiones ontológicas. Se referirá, no obstante, a un conjunto de cuestiones
que resultan particularmente interesantes si se acepta la perspectiva ontológica adoptada en este libro.
Un primer paso explicativo
Anteriormente propuse una explicación parcial (que justificaré más
detenidamente más adelante). Específicamente, identifiqué un aspecto de la
situación señalada, que creo que es el más significativo (Lawson 1997a; 1997e).
Este es el enorme, y casi totalmente acrítico, poder de la matemática en la
moderna cultura occidental; un fenómeno cultural que ha alcanzado a toda la
sociedad. La idea de que la matemática tiene un papel significativo que cumplir
en todos los ámbitos está profundamente arraigada en nuestro pensamiento.
Morris Kline resume así sus ideas en el prefacio de su Mathematics in Western
Culture, escrito hace casi medio siglo atrás:
En este libro revisaremos la
matemática básicamente para mostrar cómo sus ideas han contribuido a moldear la
vida y el pensamiento del siglo veinte. Las ideas se presentarán en orden
histórico de manera que nuestro material abarcará desde sus comienzos en
Babilonia y Egipto hasta la teoría moderna de la relatividad. Algunas personas
pueden cuestionar la pertinencia del material correspondiente a períodos
históricos anteriores. La cultura moderna, sin embargo, es la acumulación y
síntesis de contribuciones hechas por varias civilizaciones precedentes. Los
Griegos, quienes primero apreciaron el poder del razonamiento matemático,
permitiendo a los dioses utilizarlo para diseñar el universo y luego incitando
al hombre a descubrir el modelo de este diseño, no sólo le confirieron a la
matemática un lugar central en su civilización sino que iniciaron líneas de
pensamiento que hoy son básicas en la nuestra. A medida que las civilizaciones
subsiguientes transferían su legado a los tiempos modernos, transferían también
nuevos roles cada vez más significativos para la matemática. Muchas de estas
funciones e influencias de la matemática están ahora profundamente arraigadas
en nuestra cultura. (Kline 1964: viii)
De hecho, la influencia de la matemática
está hoy tan arraigada en nuestra cultura, que muchas personas parecen suponer
que cualquier cosa planteada matemáticamente debe ser correcta; o bien que para
que algo sea correcto, confiable, iluminador, o científico (o al menos de
estatus científico), debe ser probado matemáticamente. Para mucha gente esto
parece ser una simple cuestión de fe (indiscutida e indiscutible), por lo que
si un campo de estudio pretende ser científico o busca que se le atribuya el
estatus de actividad productora de conocimiento, o que se lo considere como
serio, debe tomar una forma matemática. Esta es, ciertamente, la visión con la
que se han compenetrado las escuelas modernas en economía. En efecto, en los
escritos de los economistas del mainstream, la modelización matemática es
incluso sinónimo de ‘teoría’ (o se considera que comprende a la totalidad de la
misma), tal como lo detallé en el Capítulo 1. Aún más, la creencia de que la
formalización matemática es necesaria para la ciencia o el estudio serio, es
aceptada aún por aquellos economistas del mainstream que son conscientes de las
fallas de este proyecto (Kirman 1989: 137), así como también por aquellos que
intentan seriamente cambiar la orientación de la disciplina (véase Sen en Le
Monde, 31 de Octubre de 2000). Incluso parece seducir a varios de aquellos que
se consideran a sí mismos heterodoxos. Y si para muchos la creencia de que la
formalización matemática es esencial está simplemente demasiado arraigada como
para ser removida, la idea de que la formalización pueda ser dañina o
perjudicial está directamente más allá de su comprensión. Muchos, como Hahn, directamente
rechazan la segunda posibilidad como una ‘visión que definitivamente no vale la
pena discutir’ (Hahn 1985: 18), como señalamos en el Capítulo 1. Para la
mayoría de los economistas, la formalización matemática es simplemente esencial
para la teorización seria y substantiva. El punto, sin embargo, es que los
economistas están meramente copiando, tomando prestadas y reproduciendo ‘normas
científicas’ de la comunidad más amplia; normas que a lo largo del tiempo, con
el éxito que la matemática ha tenido en numerosas esferas, se han vuelto parte
de nuestras ideas de fondo acerca de cómo funcionan las cosas. Ciertamente, la
evidencia señala que el poder perdurable del proyecto de matematización de la
economía se debe a la forma en que la matemática es percibida en nuestra
cultura como un todo. ¿Por qué, entre todas las disciplinas sociales, la
matemática ha tenido tanta cabida en la economía en particular? En efecto, hay
evidencias de su creciente ‘intrusión’ también en otras áreas. Pero existe una
percepción bastante difundida, tanto de que los fenómenos mensurables del reino
social caen en su mayoría dentro del campo de la economía, como de que
cualquier cosa que sea medible puede ser tratada matemáticamente. Si, tal como
lo estoy proponiendo, es una regla cultural que cualquier cosa que pueda ser
tratada matemáticamente debería ser tratada de esta manera, no tendría que
sorprendernos el hecho de que la tendencia a la matematización se haya dado más
fuertemente en economía que en otras áreas de la teoría social. Debo enfatizar,
antes de seguir adelante, que al hacer estas observaciones no quiero restar
importancia a la matemática de ninguna manera. Por el contrario, yo también me
siento atraído por su poder y elegancia. Pero es posible reconocer esto último,
sin por ello concluir que la matemática debe ser utilizada sin críticas ni
límites. Simplemente estoy atrayendo la atención hacia lo que veo como una
tendencia actual a la aceptación inescrupulosa de cualquier cosa matemática (o
concesión de autoridad científica a sus autores). Esto, como digo, es una
visión que prevalece en la cultura occidental en general, y en los hábitos,
normas, convenciones y estructuras de poder de la moderna economía académica,
en particular... [...]
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[...]
La corriente mainstream en economía
Recapitulando, dado que al enfoque de modelización formal de la economía moderna no le
ha ido notablemente mejor que a otros numerosos enfoques o contribuciones con los cuales
compite (e incluso en términos absolutos difícilmente pueda ser considerado como una
historia exitosa), su surgimiento y supervivencia continua como una corriente dominante
ofrece un fenómeno particularmente interesante a explicar.
De hecho, creo que la historia del mainstream moderno, el predominio de las
prácticas de modelización formal y la manera en que ‘sobrevivieron’, constituye un
capítulo central en la historia de la economía académica que sigue aún sin ser escrito. La
única excepción importante de la que estoy al tanto, es el excelente estudio de la historia
del equilibrio general por Ingrao e Israel (1990), un análisis que se vincula bastante con mi
propia lectura de este relevante episodio en la historia de la economía. Aquí sólo presentaré
un breve esquema de ciertos desarrollos notables.