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miércoles, 28 de diciembre de 2022

Las clases sociales como forma de interacción social Una estrategia de aproximación

 


Las clases sociales como forma de interacción social  

Una estrategia de aproximación 

por:

Enrico Mora Malo 

Departament de Sociologia 

Facultat de Ciències Polítiques i de Sociologia 

Universitat Autònoma de Barcelona 

Mayo 2002 

La forma que proponemos analizar esos procesos parte de la premisa de entender que se constituyen a través de nuestras interacciones. Unas interacciones sociales específicas que podemos conceptualizar como clases sociales. Esto quiere decir, que entendemos las clases sociales no sólo cómo una forma de relación social, sino más específicamente de interacción social, tomando las interacciones entre los sujetos, individuales y colectivos, como eje fundamental para analizar e interpretar dichos procesos. 

La cuestión fundamental que rige el camino que vamos a recorrer es pues la de preguntarnos cómo las interacciones sociales de los sujetos constituyen, sostienen y transforman las clases sociales. Para nosotros la noción clave que nos permitirá desplegar este enunciado es la de interacción social. Las clases son, ante todo, formas de interacción social referidas a nuestra participación en las relaciones de producción. Eso no quita que los procesos de interacción den por resultado organizaciones colectivas, grupos informales... incluso agregados estadísticos, pero en esas formas no se agotan las clases sociales. Para nosotros, su análisis se inicia interrogándonos sobre su generación cotidiana e histórica. Queremos fijarnos en el devenir de unas determinadas relaciones sociales, las que tienen que ver con la producción de nuestra vida, y a través de ese devenir interrogarnos sobre qué quiere decir interacción social, sujeto, clase social. Vamos a desarrollar un conjunto de argumentos mediante el cual defender una concepción de las clases sociales y de su despliegue analítico que introduce en su propia raíz la noción de interacción social y de sujeto. Si atendemos a la tarea argumentativa, nos interrogamos sobre qué aportan a la conceptualización de las clases sociales nociones tales como interacción social, sujeto y sus múltiples ramificaciones teóricas, empíricas y también políticas. 

Vamos pues a problematizar algunas nociones de clase social que dependen de perspectivas que no sólo proponen visiones distintas, sino que muchas veces entran en confrontación en cuanto a sus premisas sobre lo social. Queremos analizar las clases sociales, la relación entre las clases, como una forma de interpretar la producción de nuestra vida, por ello para nosotros los conceptos al uso de clase social presentan una serie de dificultades que comentamos a continuación. 

El sesgo patriarcal 

Si tuviéramos que decir cual es la dificultad más extendida que encierran las diversas nociones al uso de clase social para analizar las sociedades occidentales contemporáneas, sería su marcado sesgo patriarcal. Nos referimos a que se considera que las clases sociales hay que analizarlas a partir de las relaciones capitalistas de producción (fijándonos, por ejemplo, en la propiedad privada de los medios de producción) o a partir de sus efectos (fijándonos, por ejemplo, en los ingresos). Ese sesgo fundamental se construye ignorando una determinadas relaciones de producción en la formación de las clases sociales: las patriarcales. No se tiene en cuenta que la producción de nuestra existencia no sólo pasa por su dimensión capitalista. Conceptos como patriarcado, género, sexismo, adultocracia... nos permitirán afrontar esta problemática. 

 La introducción, en el análisis de las clases sociales, de esa dimensión lo ha desarrollado a fondo la tradición feminista (como por ejemplo Delphy, 1985 [1977], 1985 [1975], 1985 [1970]; Walby, 2000 [1998], 1986; Hartmann 1980 [1979], 1980 [1976]; Izquierdo, 2001, 2000, 1998a, 1998b). Pero ésta queda silenciada en los análisis convencionales de las clases sociales. Basta ojear los manuales que encontramos en las librerías (como por ejemplo Bretones, 2001; Kerbo, 1999 [1996]; Miguélez, García, Rebollo, et altri, 1997; Feito, 1995a, 1995b; Crompton, 1994 [1993]; Giddens,1991), de los más recientes a los más antiguos. Es cierto, se habla del problema de la mujer (cómo si fuera sectorial), a veces como temática de capítulos cajón de sastre rubricados como otros elementos a tener en cuenta. A veces como el problema de la unidad de análisis en las discusiones sobre si hay que tomar al individuo, a la familia, a una combinación de ambos. A veces como posiciones contradictorias de clase. A veces como análisis de la participación de las mujeres en el mercado de trabajo. A veces... Sólo en la literatura feminista encontramos una discusión a fondo sobre el asunto, con sus evidentes debates y confrontaciones. Quizás es una forma de mostrar una gran fractura, antagónica y llena de sufrimiento, en el corazón mismo de aquello que creíamos la unión de partes complementarias. 

El problema de la acción y de la subjetividad 

Sin embargo las dificultades no se acaban aquí. Decíamos que proponemos entender las clases sociales como forma de interacción. Por tanto no vamos a hablar en términos de grupos, agregados, estratos, posiciones. Más bien nos acogemos a una tradición que liga la noción de clase al problema de la formación y lucha de clases, a la discursividad, a la acción social como elección y constricción, a la intencionalidad, a las consecuencias no previstas, a la conciencia y a la inconsciencia, a la agencia, a la subjetividad fragmentada, al conflicto, al antagonismo... una larga lista de aspectos que iremos desplegando a lo largo de esta investigación y que nosotros traemos de la mano de la noción de interacción social. Los criterios para definir las clases sociales no los vamos a elaborar desde un punto de vista que se interroga sobre las clases sociales como si fueran productos, sino como procesos. Por tanto, el enfoque que adoptamos es el de preguntarnos sobre los procesos de generación y de transformación de los fenómenos sociales, más que sobre sus productos. Procesos, eso sí, protagonizados por los sujetos en sus interacciones sociales. Nuestra propuesta implica diferenciar el análisis del proceso de constitución de las clases del resultado de ese proceso, lo que convencionalmente se denominan clases sociales. 

Para una buena parte de la tradición analítica de las clases sociales, éstas no han dejado de ser consideradas como un cierto tipo de producto o proceso acabado. Las clases sociales se entienden como una cierta forma estable y sólida, y la tarea del análisis de las clases consiste en descomponerlas en partes, en unos mosaicos de partes inventariables. Por el contrario, el análisis de los procesos se refiere al análisis de las relaciones sociales, que constituyen las clases sociales, en su devenir histórico. Se trata de introducir la noción de cambio en la misma raíz del concepto de clase, y no como un complemento que se suma posteriormente. Creemos que el estudio de los procesos sociales se debe enfocar desde la perspectiva de su generación, de cómo devienen y no de entenderlos como procesos acabados, y por lo tanto como productos. Para comprender y explicar los productos, para superar las concepciones reificadoras de èstos, es fundamental hacerlo desde el proceso que nos conduce a ellos. Proponemos, así pues, acercarnos a las clases sociales como procesos, lo cual quiere decir que hay que estudiarlas como devenir y no en el devenir (no se introduciría en el núcleo de la definición la dinámica social sino que se vería como un conjunto de productos para una secuencia dada de puntos en el tiempo). Un devenir de eventos que se sustituyen recíprocamente o se sobreponen. Las clases sociales como forma de interacción social. 

Y hablamos de unos procesos que estudiaremos desde el punto de vista de la interacción social, como un devenir en el que participan los sujetos a través de sus interacciones. Pero, ¿de qué sujetos hablamos? Las dificultades en este concepto son también notables, presididas por la misma dificultad anterior: los sujetos los entendemos cómo productos o cómo procesos. Y más específicamente, para nuestros propósitos, como productos de clase o como participantes de los procesos de clase. Nuestra propuesta se apoya en el supuesto de entender los sujetos como haceres precarios y fragmentados en constante producción mediante sus interacciones, en su doble vertiente, como sujeto sujetado y como sujeto sujetante. Es decir, como seres sociales cuya producción tiene lugar bajo condiciones no elegidas, que constriñen y habilitan, y como seres sociales que intervienen en los eventos que dan forma a sus vidas, elaborando proyectos de transformación y de sostenimiento de los mismos. 

En resumen: lo que problematizamos del análisis de clases 

Las consideraciones hechas hasta el momento nos llevan pues a problematizar cómo definimos las clases sociales. ¿En que tipo de relaciones sociales nos debemos fijar? ¿De qué modo hacerlo? ¿Hablamos de productos? ¿De procesos? ¿Qué tipo de procesos? ¿De interacción? ¿Y los sujetos? ¿Intervienen de algún modo en las clases sociales? Así pues, hemos dibujado, con trazo ancho y rápido las cuestiones fundamentales que discutimos a lo largo de esta investigación: 

Desarrollamos una concepción de las clases sociales que las entiende como forma de interacción social, partiendo de la premisa de que las interacciones sociales de los sujetos constituyen, sostienen y trasforman lo social, de forma precaria y contingente en unas circunstancias no elegidas. Para elaborar un modelo de análisis de las clases sociales discutimos que relación hay entre interacción, sujeto y clase social. Para ello nos situamos en esa cuerda floja que zigzaguea entre nociones, como las que tomamos, que habitualmente se sitúan en las polaridades de algunos dualismos como, por ejemplo, estructura versus acción, sujeto versus objeto... En este sentido discutimos al filo de controversias incómodas y no siempre bien resueltas, mostrando, como es lógico, nuestra particular interpretación pero con la vista puesta sobre la elaboración de la noción de clase social, no sobre el dualismo en sí mismo. 

Abrimos el concepto de clase social a una noción de relaciones de producción que no esté enajenada de las relaciones patriarcales. Para ello reformulamos el concepto de relaciones de producción apoyándonos en una concepción de la división social del trabajo no sólo capitalista sino también patriarcal. 

Aplicamos empíricamente la elaboración teórica, mediante un estudio de caso. Elaboramos un procedimiento de análisis de clases y presentamos los resultados obtenidos en una prueba de nuestros procedimentos. En concreto nos fijamos en las interacciones sociales que han construido, sostenido y transformado sus protagonistas, individuales y colectivos, en el ámbito de una empresa del sector de la automoción de la comarca del Vallés Occidental (Barcelona) y en el ámbito de sus familias así como el modo en que dichos protagonistas se refieren a sus interacciones. Y de esas interacciones analizamos específicamente las huelgas. 

Mediante la discusión de estas cuestiones pretendemos ofrecer un modelo de análisis de las clases sociales que permita identificar los principales procesos que contribuyen al sostenimiento y transformación de formas de producción de la existencia desiguales, injustas y llenas de sufrimiento evitable. En este intento vamos a argumentar que:

El análisis de las clases sociales empieza en el análisis de las relaciones de producción. 

La relaciones de producción se refieren a la forma en como nos relacionamos en la producción de nuestra existencia. En el contexto del capitalismo patriarcal, las relaciones de producción son capitalista patriarcales.

Las relaciones de producción en el capitalismo patriarcal son: las relaciones de propiedad privada de los medios de producción, las relaciones patrimoniales, las relaciones de explotación capitalista patriarcales, la compraventa de la fuerza de trabajo familiar y complementario y la producción de fuerza de trabajo y de la fuerza de explotación.

Las relaciones de producción las entendemos como interacciones sociales en las que nos objetivamos y subjetivamos cuando producimos nuestra vida.

Las relaciones de producción son procesos instituidos e instituyentes en la interacción. En este sentido los sujetos son devenires producidos por las relaciones de producción que al mismo tiempo producen las relaciones de producción en sus interacciones de forma involuntaria y voluntaria. 

Las relaciones de producción son procesos discursivos, de poder y dominación, antagónicos y conflictivos, generadores de subjetividades fragmentarias contrapuestas, individuales y colectivas, cuyos efectos no son buscados, y al mismo tiempo son regidos por la intencionalidad, la normatividad, la dramaturgia y la argumentación (que no necesariamente es emancipadora), y los afectos. 

Las clases sociales son el compendio de todos esos procesos. De ahí que su definición deba fundarse en el análisis histórico de las relaciones de producción como interacción. Nosotros hablamos de la formación histórica de las clases capitalistas patriarcales. A través de la noción de clase social nos referimos a las formas históricas de participación, individual y colectiva en la producción de la existencia, participación entendida como la interacción social que generamos, sostenemos y transformamos en las relaciones de producción.

[...]

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martes, 27 de diciembre de 2022

“El Cisne Negro”

 

BY Fernando Andrade.

Qué tal Financier@ Relax, nos encontramos de nuevo, pero hoy, con una historia espeluznante. 

¡Así que relájate que hoy aprenderás algo nuevo!   

Muchos relacionan al cisne negro, con la gran interpretación que realizó Natalie Portman en la película del 2010 dirigida por Darren Aronofsky, “Sin duda un gran filme”. Sin embargo, por grandiosa que sea la película, hoy te voy a platicar de otro tipo de cisne negro, cargado de un lado obscuro, capaz de desencadenar problemas a niveles mundiales y que aparentemente, nadie se lo espera. 

Hoy te hablaré de la teoría socioeconómica de “El Cisne Negro”.  

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Muchos fenómenos financieros pueden incomodar o incluso llevar a la sala de urgencias a la economía, sin embargo un “CISNE NEGRO” sin duda es uno de los fenómenos económicos más impactantes, debido a su habilidad principal “SER IMPREDECIBLE” 

Un cisne negro, es una teoría que se refiere al origen de un suceso/acontecimiento fortuito, que genera gran impacto socioeconómico, pero insisto, definitivamente era inesperado para la sociedad. 

La teoría del cisne negro, fue desarrollada por el profesor, escritor y exoperador de bolsa libanés-estadounidense Nassim Taleb en 2007. 

“Antes del descubrimiento de Australia, las personas del viejo Mundo estaban convencidas de que todos los cisnes eran blancos, una creencia irrefutable pues parecía que las pruebas empíricas la confirmaban en su totalidad. La visión del primer cisne negro fue una sorpresa interesante para unos pocos ornitólogos) y otras personas con mucho interés por el color de las aves), pero la importancia de la historia no radica aquí. Este hecho ilustra una grave limitación de nuestro aprendizaje a partir de la observación o la experiencia, y la fragilidad de nuestro conocimiento. Una sola observación puede invalidar una afirmación generalizada derivada de milenios de visiones confirmatorias de millones de cisnes blancos. Todo lo que se necesita es una sola (y, por lo que me dicen, fea) ave negra.” 

El cisne negro “El impacto de lo altamente improbable” 2010, Nassim Nicholas Taleb 

Aquí nace la teoría de Nassim. Ya que de acuerdo a Naassim, como los europeos del siglo XVIII, el conocimiento de la sociedad es limitado. Esto da lugar a escenarios que, por mucho que se haya desarrollado ciencia y conocimiento, siguen siendo todo un misterio. Así, Nassim lo denominó como “cisne negro”. Y es que, muchos sucesos inesperados se siguen dando, sin explicación lógica alguna. 

En palabras de Nassim Nicholas, lo que llamamos un cisne negro, es un suceso con los 3 atributos que se muestran a continuación: 

  1. Rareza. Habita fuera del reino de las expectativas normales, por que nada del pasado puede apuntar de forma convincente a su posibilidad.  
  1. Impacto. Produce un impacto tremendo. 
  1. Predictibilidad retrospectiva. Por su condición de rareza, la naturaleza humana hace que inventemos explicaciones de su existencia después del hecho, con lo que se hace explicable y predecible. 

Pero si un cisne negro, es un evento impredecible de cualquier índole, porqué nos interesa a nosotros financieros relax. Sin duda podrás preguntarte esto y el tema es que un evento Cisne Negro, es tan impactante que sus ondas de choque se expanden a prácticamente cualquier sector y el económico es uno de los más afectados. 

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Para Nassim los cisnes negros en la economía han tenido un impacto tan elevado, que han cambiado los patrones de inversión a corto plazo, cambiando la evolución de los mercados. Por esto, cuando suceden, se genera una histeria colectiva en los mercados financieros. 

Veamos algunos ejemplos: 

  1. El hundimiento del Titanic. 
  1. Surgimiento del Internet. 
  1. El atentado del 09/11 (Torres gemelas). 
  1. El crack de 1987. (El lunes negro, cuando los mercados de valores de todo el mundo se desplomaron en un intervalo de tiempo muy breve). 
  1. La crisis de hipotecas del 2008. 
  1. La Primera Guerra Mundial. 

Estos sucesos, sin duda han dejado huella en la historia, pero la realidad es que prácticamente nadie los veía venir ¿o tal vez sí? Ya saben que me gusta la conspiración, así que contrario a Nassim, no me gusta dejar nada al azar, y menos eventos de tan alta magnitud. 

Pero hoy no hablaremos de conspiración así que continuamos con el tema. 

Les presento algo de análisis con relación a los eventos antes mencionados y su impacto en unos de los termómetros económicos más conocidos del mundo. El índice S&P 500 (se basa en la capitalización bursátil de las 500 empresas más grandes que poseen acciones que cotizan en las bolsas NYSE o NASDAQ y representa aproximadamente el 80% de la capitalización del mercado de estados unidos). 

Crack de 1987 

Más de un 20% de perdida en un solo día. 

Más de un 57% de pérdida en un año aproximadamente. 

Es importante mencionar que no todos los eventos de cisne negro, generan un impacto de esta magnitud, en la economía, pero el cambio socioeconómico siempre marcará un hito histórico cuando suceda. 

Y te preguntarás, ¿por qué hoy platicamos de un cisne negro? 

Recuerda que septiembre y octubre históricamente han sido meses de problemas en los mercados financieros, tan solo la crisis hipotecaria y los ataques a las torres gemelas y el crack del 87 tuvieron sus momentos más importantes en estos meses. 

Sin mencionar que estamos por arrancar octubre, un mes interesante por las festividades que contiene. 

Pero no, financiero relax, no busco generar más polémica o incertidumbre a la que ya existe con todos los sucesos que arrancaron desde el año pasado, más bien busco que pares bien esa oreja y abras bien esos ojos ya que si resumimos todo lo que hasta el momento ha pasado, podemos armar un coctel asesino que podrá hacer de las suyas en cualquier momento, un coctel como el que bebía Nasty Canasta de los Looney tunes 

Y si piensas que no tenemos suficientes indicadores en nuestra contra, tan solo revisemos algunos puntos importantes. 

  1. Pandemia COVID 19 (Crisis económica). 
  1. Expansión monetaria histórica. 
  1. Mercado de capitales en máximos históricos en medio de una crisis económica importante. 
  1. Caso de Evergrande (china). 
  1. Inflación, recesión, estanflación. 
  1. Transición tecnológica en la mayor parte de los sectores de producción y servicios (desocupación laboral). 
  1. IA – Inteligencia artificial, 5G. 
  1. Guerra aeroespacial. 
  1. Cómputo cuántico. 

Y la lista puede seguir, el punto es que estamos viviendo en un mundo tan acelerado, que llevar el control de todo lo que sucede a la velocidad que se requiere, sin duda puede dejar uno o varios cabos sueltos, algunos grandes economistas hablan de el fin del dinero (medio de intercambio como lo conocemos hoy), Estados Unidos como líder pero prácticamente todos los países del mundo, con un nivel de deuda sin precedentes; Deuda de dinero FIAT, dinero que no está sustentado en nada más que en la confianza de los países y las personas que utilizan ese dinero. ¿Y si un día el mundo decide que el dinero como lo conocemos hoy, ya no es de valor? ¿Cómo este evento podrá sacudir el mundo? ¿Qué método de intercambio utilizaremos? ¿Cuáles serán nuestros activos refugio? ¿El mercado de las criptomonedas y su tecnología BlockChain, serán considerados como los nuevos medios de intercambio? ¿Y sus regulaciones? 

En fin, quédate con nosotros ya que poco a poco seguiremos buscando la respuesta a tantas y tantas incógnitas, con el objetivo de estar preparados en este mundo de locuras económicas 😊 

Hasta aquí con el blog de esta semana, espero haya sido de tu agrado, y recuerda siempre: Mantente hambriento, mantente humilde. 

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¿Qué son los cisnes negros en economía y cuáles han sido los más importantes?

 

¿Qué son los cisnes negros en economía y cuáles han sido los más importantes?

La guerra de Ucrania, el COVID-19, el Brexit o la aparición de Internet. Aunque aparentemente estos eventos no guardan ningún tipo de relación, lo cierto es que sí tienen algo en común. Todos ellos son cisnes negros , acontecimientos singulares, inesperados y con un enorme impacto sobre la economía y la política nacional e, incluso, global.

En los últimos años, los cisnes negros han sido motivo de preocupación por parte de los analistas económicos, por su impacto en todo el mundo y sus posibles efectos negativos en los mercados financieros.

Qué es un cisne negro en economía

La economía es sin duda la rama de conocimiento donde la teoría del cisne negro tiene más implicaciones. De hecho, todos los eventos considerados como cisnes negros han provocado un cambio en las preferencias de los inversores a corto plazo y, por tanto, de la evolución de los mercados.

En el libro El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable , Nassim Nicholas Taleb explica por qué los acontecimientos que son altamente improbables para los expertos pueden tener lugar y ocasionar consecuencias devastadoras para las bolsas .

Ante eventos de este tipo, los inversores no suelen estar protegidos , lo que ocasiona un pánico irracional cuando se produce el acontecimiento.

¿ En qué consiste la teoría del cisne negro ?

La teoría del cisne negro es una metáfora que describe un suceso inesperado y de gran impacto.

Fue desarrollada por el filósofo e investigador libanés Nassim Nicholas Taleb en 2008, aunque su origen se remonta al siglo XVII. En aquella época, los primeros exploradores europeos que llegaron a Australia se encontraron una especie de cisnes de color negro en el país oceánico . Hasta ese momento, se creía que todos estos animales eran de color blanco, y este descubrimiento inesperado cambió por completo la percepción que existía por aquel entonces.

Este hecho le sirvió a Taleb para defender que todos los análisis económicos, que se basan en evaluar el pasado (o lo conocido) para predecir el futuro, se verán refutados en algún momento por un cisne negro .

¿Cuándo se considera un evento como ‘cisne negro’?

Para un evento tenga esta consideración se tienen que reunir tres requisitos , principalmente:

  •  Que sea altamente improbable , es decir, que no exista evidencia de que vaya a suceder.
  •  Que tenga un elevado impacto , ya que afectan de manera importante a la sociedad en general.
  •  Una vez que sucede, tiende a explicarse mediante razonamientos lógicos, de forma que pudiera parecer que el acontecimiento iba a pasar irremediablemente. Es decir: es predictible una vez ocurre .

Los principales cisnes negros de los últimos años

La guerra de Ucrania

La inesperada invasión de Rusia a Ucrania el 24 de febrero de 2022 es el último y aún vigente cisne negro más claro para las economías de todo el mundo . Sus consecuencias son evidentes y amplias: desde tensión en la cadena de suministros básicos hasta el aumento de la inflación, por no hablar de las implicaciones en el mercado del gas natural debido a que Rusia es uno de los principales exportadores. En los mercados, las bolsas cayeron en los primeros días del ataque, subió la prima de riesgo, aumentó la volatilidad y los inversores se resguardaron en valores refugio.

El COVID-19

Dos de los tres puntos indispensables para considerar la pandemia de coronavirus como cisne negro se cumplen, si no los tres: ha tenido -y aún tiene- un impacto elevadísimo en todo el planeta ; y no existía evidencia de que pudiera ocurrir o fue inesperado. También se puede considerar como requisito cumplido los avisos de virólogos de todo el mundo durante los últimos años, en los que señalaban que un evento así estaba cerca de tener lugar (predictible a posteriori ).

En cualquier caso, las consecuencias de esta crisis global han sido las más importantes desde la Segunda Guerra Mundial: un 3,4% de decrecimiento de la economía de todo el planeta en 2020, según datos del Banco Mundial ; así como parones productivos derivados de las restricciones de movilidad, empresas que han tenido que echar el cierre, sectores muy afectados como el turismo y la hostelería, la automoción o el de los componentes electrónicos ; subida del desempleo…

El ‘Brexit’

La salida del Reino Unido de la Unión Europea ha sido uno de los eventos recientes con mayor impacto que se recuerdan. Nadie anticipó una victoria del ‘sí’ los días anteriores a la celebración del referéndum, y quizá por eso los mercados no estaban preparados.

El resultado fue el ya conocido por todos: el mayor desplome de las bolsas en un día de toda la historia (23 de junio de 2016), con caídas que en muchos casos llegaron a ser de más del 20 % , y una depreciación de la libra del 12 %. Aunque más tarde se recuperaron, el pánico provocado por este cisne negro hizo que muchos inversores perdiesen buena parte de su capital.

Los atentados de las Torres Gemelas

El 11 de septiembre de 2001 el mundo entero miró a Estados Unidos. A primera hora de la mañana, dos aviones comerciales se estrellaban contra las Torres Gemelas de Nueva York, otro contra el Pentágono y un cuarto acabó estrellándose en Pensilvania, siendo el mayor atentado de la historia contra ese país.

Casi 3000 personas fallecían como consecuencia del ataque y las pérdidas económicas se valoraron en unos 6700 millones de dólares. Sin embargo, a pesar del impacto social y económico, los mercados no sufrieron en exceso . En la mayoría de casos, las empresas continuaron su actividad sin apenas incidentes en las horas siguientes, demostrando que su plan de emergencia había salido casi a la perfección.

Tendencias y cisnes negros para inversores en 2022

Los expertos financieros suelen incluir sus particulares ‘cisnes negros’ dentro de sus previsiones para el año siguiente con el objetivo de demostrar que hasta las situaciones más inverosímiles son posibles. Así, invitan al inversor a cubrirse ante estos acontecimientos de acuerdo al plan individual y el perfil de cada inversor.

Dicho esto, estos fueron algunos cisnes negros previstos para 2022 por parte de Saxo Bank:

  •  Facebook tropieza al querer frenar el éxodo de los jóvenes y no los atraiga hacia el metaverso .
  •  La inflación en Estados Unidos se desboca hasta el 15 % en una espiral de alzas de salarios y precios.
  •  La estrategia europea de clima, energía y defensa se financia con bonos ligados a aportaciones a pensiones privadas .
  •  El llamado patriarcado corporativo se ve amenazado en los mercados por la defensa de la igualdad y grupos de inversoras coordinados para devaluar las empresas que no respeten la igualdad de género;
  •  La tecnología blockchain desmantela las plataformas de streaming .
  •  La tecnología hipersónica impulsa la carrera espacial y provoca una nueva Guerra Fría .
  •  Una combinación de tratamientos permite alargar la vida humana .

Como se puede observar, entre estas predicciones no estaba la invasión rusa a Ucrania .

Por otro lado, evidentemente son previsiones totalmente inesperadas (por eso son cisnes negros), pero que tendrían un enorme impacto en los mercados financieros. Por ponerlos en perspectiva, en 2019, ninguna de las diez previsiones de cisne negro que realizó Saxo Bank se cumplió.

En cualquier caso, conviene ser prudentes ante eventos de este tipo. A pesar del pánico que suele llevar aparejado un acontecimiento de estas características, los mercados tienden a la media . Por eso, conviene que los cisnes negros no nos desvíen de nuestro objetivo a largo plazo.

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Qué es la teoría del cisne negro y cómo nos puede ayudar a prevenir grandes crisis en el futuro

 

Qué es la teoría del cisne negro y cómo nos puede ayudar a prevenir grandes crisis en el futuro

  • Analía Llorente
  • BBC News Mundo
Black Swan

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Una escena de la película "El cisne negro".

¿Qué tienen en común el surgimiento de internet, los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la crisis económica de 2008?

Fueron hechos extremadamente raros, sorpresivos y que causaron un impacto severo en la historia.

A este tipo de eventos se las suele llamar "cisnes negros".

Algunos sostienen que la reciente pandemia de covid-19 también podría ser considerada uno de ellos, pero no todos están de acuerdo.

La "teoría del cisne negro" fue desarrollada por el profesor, escritor y exoperador de bolsa libanés-estadounidense Nassim Taleb en 2007.Saltar Recomendamos y continuar leyendo


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Cisne negro rodeado de blancos.

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Y tiene tres componentes, según explicó el propio Taleb en un artículo de The New York Times ese mismo año:

  • Primero es algo atípico, ya que se encuentra fuera del ámbito de las expectativas habituales, porque nada en el pasado puede apuntar de manera convincente a su posibilidad.
  • En segundo lugar, tiene un impacto extremo.
  • En tercer lugar, a pesar de su estatus atípico, la naturaleza humana nos hace inventar explicaciones para su ocurrencia después del hecho, haciéndolo explicable y predecible.

La tesis de Taleb está generalmente asociada a la economía, pero se aplica a cualquier área.

Y como las consecuencias suelen ser catastróficas, es importante asumir que la aparición de un evento "cisne negro" es posible, por lo que hay que tener un plan para hacerle frente.

En resumen, el "cisne negro" representa una metáfora de algo impredecible y muy extraño, pero no imposible.

¿Por qué se los llama así?

A finales del siglo XVII, barcos europeos se lanzaron a la aventura de explorar Australia.

En 1697, mientras navegaba por las aguas de un río desconocido del suroeste de Australia Occidental, el capitán holandés Willem de Vlamingh avistó varios cisnes negros, siendo posiblemente el primer europeo en observarlos.

Como consecuencia, Vlamingh bautizó el río como Zwaanenrivier (río de los Cisnes, en holandés) por el gran número de cisnes negros que había allí.

Se trató de un hecho inesperado, novedoso. Hasta ese momento la ciencia solo había registrado cisnes blancos.

Muchos cisnes negros

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La primera referencia que se conoce sobre el término "cisne negro" asociado al significado de rareza surge de una frase del poeta romano Décimo Junio Juvenal (60-128).

Desesperado por encontrar una esposa con todas las "cualidades adecuadas" de ese entonces, escribió en latín que esa mujer es rara avis in terris, nigroque simillima cygno ("un ave rara en estas tierras, como un cisne negro"), detalla el diccionario de Oxford.

Porque en esa época y hasta unos 1.600 años después, para los europeos los cisnes negros no existían.

Predecir los "cisnes negros"

Un grupo de científicos de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, está trabajando para predecir lo impredecible.

Es decir, para anticiparse a los "cisnes negros". No a las aves, sino a esos extraños acontecimientos que suceden en la historia.

Si bien su análisis primario se basó en tres entornos distintos de la naturaleza, el método computacional que crearon podría aplicarse a cualquier área, incluso a la economía y la política.

"Al analizar datos a largo plazo de tres ecosistemas, pudimos demostrar que las fluctuaciones que ocurren en diferentes especies biológicas son estadísticamente iguales en distintos ecosistemas", aseguró Samuel Bray, asistente de investigación en el laboratorio de Bo Wang, profesor de bioingeniería en la Universidad de Stanford.

"Esto sugiere que existen ciertos procesos universales que podemos aprovechar para pronosticar este tipo de comportamiento extremo", agregó Bray según publicó la universidad en su sitio web.

Torres Gemelas

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El atentado a las Torres Gemelas ocurrió el 11 de septiembre de 2001.

Para desarrollar el método de pronóstico, los investigadores buscaron sistemas biológicos que experimentaron eventos de "cisne negro" y cómo fueron los contextos en donde ocurrieron.

Se basaron entonces en ecosistemas monitoreados de cerca durante muchos años.

Los ejemplos incluyeron: un estudio de 8 años del plancton del mar Báltico con niveles de especies medidos dos veces por semana; mediciones de carbono neto de un bosque de la Universidad de Harvard que fueron recopiladas cada 30 minutos desde 1991; y mediciones de percebes (mariscos), algas y mejillones en la costa de Nueva Zelanda, tomadas mensualmente durante más de 20 años, detalla el estudio publicado en la revista científica Plos Computational Biology.

Los investigadores aplicaron a estas bases de datos la teoría física detrás de avalanchas y terremotos que, como los "cisnes negros", muestran un comportamiento extremo, repentino y a corto plazo.

A partir de este análisis, los expertos desarrollaron un método para predecir eventos de "cisne negro" que fuera flexible entre especies y períodos de tiempo y también fuera capaz de trabajar con datos que son mucho menos detallados y más complejos.

Posteriormente pudieron pronosticar con precisión eventos extremos que ocurrieron en esos sistemas.

Un hombre con las manos rezando en la bolsa de Nueva York.

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En 2008 ocurrió una crisis financiera de dimensiones mundiales.

Hasta ahora, "los métodos se basaban en lo que hemos visto para predecir lo que podría suceder en el futuro y es por eso que no suelen identificar los eventos del 'cisne negro'", aseguró Wang.

Pero este nuevo mecanismo es diferente, afirmó el profesor de Stanford, "porque asume que solo estamos viendo una parte del mundo. Extrapola un poco de lo que nos falta y ayuda enormemente en términos de predicción", añadió.

Entonces, ¿podrían detectarse "cisnes negros" en otras áreas como las finanzas o la economía?

"Hemos aplicado nuestro método a las fluctuaciones del mercado de valores y funcionó bastante bien", le dijo a BBC Mundo Wang en un correo electrónico.

Los investigadores analizaron los índices bursátiles Nasdaq, Dow Jones Industrial Average y S&P 500.

"Si bien la tendencia principal en el mercado es el crecimiento exponencial a largo plazo, las fluctuaciones en torno a esa tendencia siguen las mismas trayectorias y escalas promedio que hemos visto en los sistemas ecológicos", afirmó.

Pero "aunque las similitudes entre las variaciones bursátiles y ecológicas son interesantes, nuestro método de pronóstico es más útil en los casos en que los datos son escasos y las fluctuaciones a menudo van más allá de los registros históricos (que no es el caso del mercado de valores)", señaló Wang.

Así que ahora, habrá que estar atentos a si el próximo "cisne negro" nos toma por sorpresa... o tal vez no.

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Qué es la teoría del cisne negro - Banco Santander

 

Qué es la teoría del cisne negro - Banco Santander

La teoría del cisne negro es una metáfora que, en el ámbito económico, describe aquellos sucesos que ocurren por sorpresa, que ningún analista había previsto ni tenido en cuenta porque, a priori, eran improbables y que, para bien o, generalmente, para mal, terminan teniendo un gran impacto y repercusiones trascendentales.

El creador de esta teoría es el economista Nassim Nicholas Taleb, que la bautizó así porque, hasta la llegada de los primeros exploradores a Australia en el siglo XVII, en Europa se pensaba que todos los cisnes eran blancos. El descubrimiento de este tipo de aves con plumas negras fue un hecho que se consideraba altamente improbable, pero que sucedió y que cambió la percepción que había hasta ese momento. De esta manera, Taleb trata de cuestionar los análisis económicos que se hacen para predecir el futuro mediante una extrapolación de lo que ha ocurrido en el pasado, predicciones que, tarde o temprano, se verán confrontadas por la aparición imprevista de un cisne negro.

Así, para que un acontecimiento pueda denominarse cisne negro tiene que tener las siguientes propiedades:

Que sea inesperado. Se trata de un hecho a priori improbable, para el que no hay ninguna evidencia de que vaya a suceder y que, por tanto, es una sorpresa para los analistas y para el mercado. En el caso de que hubiera alguna probabilidad de que ocurriese, los agentes financieros se protegerían frente al mismo, con lo que no cogería por sorpresa al mercado.

Tienen un gran impacto. Son acontecimientos que afectan de forma importante a la economía o a la política mundial.

Se caracterizan por tener predictibilidad retrospectiva. Es decir, una vez que han sucedido, y solo entonces, se dan evidencias de que dicho hecho se podía haber evitado y se crean teorías que explican por qué se llegó a producir.

La teoría del cisne negro y el Covid-19

La pandemia de Covid-19 que está viviendo el mundo reúne todas las características que definen un caso de cisne negro. Por una parte, nada hacía esperar que la aparición de una serie de casos de neumonía causados por un nuevo tipo de coronavirus a finales de 2019 en la ciudad china de Wuhan iba a tener un impacto global. Sin embargo, ahora que el virus ya se ha extendido por todo el planeta, llegamos a pensar que esta crisis del coronavirus podría haberse evitado o, al menos, minimizado sus consecuencias, si se hubiera prestado atención a las señales.

En primer lugar, la experiencia de otros brotes anteriores, como el del SARS en China en 2003, el de la gripe aviar, también en China en 2013, o el del ébola en países de África Occidental en 2014. En segundo lugar, varios informes y expertos venían avisando en los últimos años del impacto que un brote vírico de alcance mundial podría tener tanto en las vidas humanas como en la economía. Así lo reseñaba el informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial de 2007, que, a través de un ejemplo ficticio (el surgimiento de un nuevo virus en Asia), analizaba el impacto en los negocios, el sistema financiero y político y  las condiciones económicas del surgimiento de una nueva pandemia. También lo advertía el mismísimo Bill Gates en una charla TED de 2015  en la que señalaba que el mundo no estaba preparado para una pandemia. Precisamente, el último  Informe de Riesgos Globales 2020 del Foro Económico Mundial volvía a situar las enfermedades contagiosas en el top ten de riesgos en términos de impacto.

Y pese a todas estas llamadas de atención, ¿por qué casi ningún país se había preparado? Pues por cuestión de probabilidad. Aunque estos estudios apuntaban desde hace tiempo el potencial impacto de una pandemia, sus probabilidades eran muy bajas, por lo que la mayoría de los países optó por destinar sus recursos a otras prioridades.

En resumen, lo que define la teoría del cisne negro es que, por mucho que creamos que tenemos una situación controlada, siempre hay factores aleatorios que se nos escapan.

Consecuencias en los mercados

En este sentido, las consecuencias derivadas de uno de estos cisnes negros son uno de los riesgos a los que se tiene que hacer frente cuando se opera en los mercados financieros. Por ello, aunque se trata de sucesos con baja probabilidad de que ocurran, sería un grave error ignorarlos. Y aunque es difícil protegerse de un cisne negro en su totalidad (porque no se pueden prever), es importante contar con una cartera diversificada y estructurada con distintas clases de activos para que puedan actuar como contrapesos en el caso de tener que responder a diferentes circunstancias económicas o financieras.

Y es que, aunque la historia parezca una concatenación de eventos inevitables, está llena de eventos cisnes negros que han cambiado el rumbo de la misma. La Primera Guerra Mundial, el ascenso de Hitler al poder, el crack de 1929 o el de 1987, los atentados de las Torres Gemelas, la caída de Lehman Brothers, el Brexit o la actual pandemia del Covid-19 son ejemplos de este tipo de terremotos, que no se pudieron prever y que tuvieron importantes consecuencias. Es decir, cisnes negros, cuya presencia conforme el mundo se ha hecho más complejo y global es más común y a los que los inversores comienzan a acostumbrarse.

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