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miércoles, 15 de junio de 2022

 

ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN DE LA ECONOMÍA PERUANA

Presentación 

En esta colección de artículos, el profesor Félix Jiménez presenta una parte de sus estudios realizados en las décadas de los ochenta y noventa sobre el proceso económico peruano. Dichos estudios tienen como característica general basarse en la experiencia previa y, más específicamente, en series de tiempo que le permiten al autor establecer pautas de evolución económica desde mediados del siglo pasado. El diálogo es al pie de las circunstancias; con la coyuntura y con las políticas de las dos décadas finales del siglo XX, de ahí su carácter de ensayos. 

Vistos en su conjunto, los trabajos publicados por el profesor Jiménez combinan análisis económico, sustentaciones econométricas, visiones históricas y panoramas del pensamiento económico. De esa manera, nos ofrece transparentemente casi todos los elementos que configuran su original pensamiento y sus opciones en el campo de la política económica. En la medida en que los ensayos son eso, ensayos, constituyen también un aspecto de su itinerario autobiográfico y no tienen por qué reflejar necesariamente cada uno de sus actuales puntos de vista. Lo permanente en él nos parece que es su gran ambición intelectual pues los argumentos se basan en teorías que buscan juntar corto y largo plazo, lo estructural y coyuntural, el relato y lo econométrico. Después de todo, las teorías son apoyos para decir lo que se desea y no el objetivo de la exposición. En acuerdo o desacuerdo, y como es natural hay materia para ambos, estos trabajos del profesor Jiménez colman las expectativas de quienes buscan argumentación sustentada en evidencias e hipótesis de interpretación con trasfondo que trasciendan en profundidad el mero recital de los sube-y-baja propio de comentaristas periodísticos. 

En esta presentación vamos a recoger lo que a nuestro juicio son las ideas importantes más reiteradas en los diversos capítulos con la finalidad de ensayar un resumen y motivar a la lectura del conjunto o de algunas de las partes del libro. No vamos, por tanto, a reseñar cada una de las cuatro partes y menos aún cada capítulo. Preferimos aprovechar la confianza que nos brinda el profesor Jiménez para arriesgar un modo de entender la argumentación central, el tronco conceptual, sin pretender un análisis de sus interesantes y valiosas derivaciones. 

En la medida en que son ensayos al calor del momento económico y político en el que se escriben y que tienen cierta autonomía unos de otros, es natural que las hipótesis de interpretación y las tesis del autor sean reiteradas en distintos capítulos. Pero como ya indicamos, el libro no es mera interpretación, también es sustentación econométrica de lo que se afirma y, en ese sentido, es un buen material para acompañar talleres universitarios de investigación. 

Vayamos al grano. El «personaje» económico del libro es la industria manufacturera. El sector configura un territorio intermedio, mesoeconómico, y está vinculado por un lado con el de la política macroeconómica y por otro con el de la innovación tecnológica. Es en ese sector donde están para el autor las claves de la argumentación y también las esperanzas de progreso económico de los peruanos. Más específicamente, es la industria durante dos momentos: el previo a las reformas de Fujimori que es el período que se analiza más y, en segundo lugar, la industria tras los cambios que sufre en los noventa debido particularmente a la nueva política cambiaria y comercial. Estos cambios significan el paso de una industria manufacturera que lidera la evolución agregada de la economía doméstica a otra que es subordinada al dinamismo de la inversión directa extranjera asentada en el sector exportador de materias primas. La realidad económica cambia y obliga a todo investigador con respaldo empírico a adecuar sus enfoques. Por eso, cronológicamente, los ensayos elaborados pacientemente por el profesor Jiménez pueden ser vistos como un proceso que comienza con la crítica a la industrialización todavía vigente en los ochenta, sigue con la valoración de ciertos aspectos de tal proceso y termina con la crítica a su desmantelamiento desde la primera mitad de los noventa. Siendo ese el proceso organizador de los ensayos debemos detenernos en él e ilustrarlo con diversas citas. 

La industrialización es resultado de una crítica a la exportación tradicional como motor del crecimiento económico. Así, «Mientras las exportaciones tradicionales perdieron su papel dominante en la explicación de los ciclos y del crecimiento a largo plazo, el proceso de industrialización configuró una estructura productiva nacional crecientemente dependiente de importaciones no sólo de insumos y bienes de capital sino también de bienes finales de consumo» (pp. 272-273). Desde entonces, la dinámica del crecimiento del producto, nos indica Jiménez, es endógena pero también defectuosa. 

De estas dos características se pueden derivar muchos otros problemas de la economía peruana. Una manera sintética de expresarlo, entre muchas a lo largo del libro, es la siguiente: «Los obstáculos al desarrollo no se encuentran en los factores externos sino en la estructura del aparato productivo interno. Además, es el carácter no-integrado de esta estructura donde se encuentra el origen de la dependencia financiera y el predominio de la deuda pública. Y esta es la razón por la cual el interés extranjero se encuentra en capacidad de controlar las decisiones políticas del Estado y, por tanto, de direccionar el manejo global de la economía» (p. 239, nota 1). De ese modo, la estructura industrial, incompleta en la medida en que no produce una parte importante de sus insumos y bienes de equipo, es la que explica las finanzas públicas y el endeudamiento externo. En términos aún más específicos: «El desequilibrio fiscal y externo es estructural porque es consecuencia de un modelo de acumulación que reproduce la estructura productiva no integrada [...]» (p. 273). ¿Cómo se reproduce y expande esa estructura? Adelantemos una respuesta antes de volver a la industria. 

Si la fotografía de presentación es la de una industria no integrada, el mecanismo que preside su movimiento es el tamaño y evolución del mercado. Se inscribe en el son de la gran afirmación inicial de Adam Smith acerca del efecto de la extensión del mercado sobre la división del trabajo. Para recordarnos la estirpe conceptual a la que pertenece, Jiménez recurre a un autor muy reconocido en general pero especialmente influyente en las corrientes no ortodoxas del pensamiento económico. «Las denominadas leyes de Kaldor y Verdoorn rigieron el proceso de crecimiento durante el período 1950-1980: en el corto y en el largo plazo, el crecimiento del sector manufacturero fue fundamental para incrementar el producto, el empleo y la productividad» (p. 57).1 

Para el autor, el sector manufacturero de la época de la sustitución de importaciones es el «motor» del crecimiento a pesar de no ser una proporción mayoritaria del producto interno bruto (PIB), y como ya indicamos, a pesar también de ser una estructura incompleta y por ello dependiente de insumos y equipos del exterior. La sustentación de tal papel descansa a menudo en la observación de las tendencias y ciclos de la economía peruana. 

La interacción entre la estructura industrial y la demanda es el eje teórico de los ensayos. Intentemos resumirla. El crecimiento de la industria depende principalmente del crecimiento del mercado interno. Pero el dinamismo de ese sector manufacturero no integrado tiene consecuencias particulares sobre la demanda efectiva en la economía doméstica. Al no contar con actividades productoras de insumos y bienes de capital, el efecto multiplicador de la inversión industrial sobre la demanda interna se «exporta» ya que se convierte en una proporción apreciable en importaciones de esos bienes. Se llega así a una situación inviable de pérdida de dinamismo que tiene que ser respondida por el Estado. 

1 En un trabajo no incluido en este volumen Jiménez indica: «Con palabras de Kaldor, la tasa de crecimiento de la demanda efectiva, es decir, la tasa de crecimiento de la extensión del mercado, constituye la clave de la dinámica del sistema económico». Véase JIMÉNEZ, F. «Estado, economía y mercado: paradigmas teóricos, crisis y proyectos de modernidad en la economía peruana», en ABUGATTAS, J. et al. Estado y sociedad: relaciones peligrosas. Lima: Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (DESCO), 1990, pp. 141-179.

 El problema es irresoluble y lleva a una serie de «arranques y frenos» que podríamos llamar excesivos y que afectan la dinámica de la inversión y el empleo. En los términos del autor: «La administración estatal de la demanda se orientó a resolver dos problemas inevitables en el contexto del descentramiento de la economía. Por un lado, el problema de la insuficiencia estructural de demanda efectiva interna, mediante el creciente déficit público y, por otro, el problema derivado del consiguiente desequilibrio de balanza de pagos mediante la disminución del déficit público» (p. 272). Repitamos con el fin de aclarar, por si fuera necesario, el modelo central en la propuesta de Jiménez. Tenemos entonces un factor que es la incompleta estructura industrial, que obliga al déficit fiscal porque hay que compensar por medios públicos la insuficiente demanda generada por el sector privado debido a la «fuga» de dicha demanda al exterior. Por otro, al requerirse más importaciones, debido justamente a que la industria no produce sus insumos y bienes de capital, el gobierno está obligado a reducir su déficit con el fin de que ocurra lo mismo con el déficit en la balanza comercial exacerbado por la incapacidad de producir tales bienes en el país. ¿Por donde salir del atolladero? 

A pesar del lugar central que ocupa la demanda en su marco teórico, el autor, fiel a su entronque estructuralista, insiste en que la salida al problema de la demanda efectiva es estructural y consiste en resolver la no integración del aparato industrial. El carácter estructural del problema aleja al autor de las hipótesis explicativas sobre el déficit fiscal y externo basadas en las ansias expansivas estatales. Más bien, se trata de impulsar una «reactivación selectiva orientad[a] por el principio del centramiento de la economía» (p. 255). 

El autor no solo no comulga con las políticas neoclásicas sino que tampoco lo hace con un keynesianismo de libro de texto. La fuga al exterior de los beneficios del efecto multiplicador keynesiano impide una política de expansión del gasto público como salida a la recesión. Más bien, una expansión fiscal terminaría resultando suicida en el contexto de una estructura industrial como la que hemos descrito. Por la moda en la que está el retorno keynesiano a propósito de la crisis mundial vale la pena citar al autor en extenso. «[...] las políticas reactivadoras basadas en la ortodoxia keynesiana de incremento de la demanda, sea mediante el gasto estatal o el aumento de los salarios sin cambio estructural, constituyen políticas destinadas al fracaso (piénsese en los llamados planes heterodoxos)» (p. 254) En realidad, en un país subdesarrollado como el Perú, lo que manda es el objetivo del autocentramiento productivo doméstico y los medios para ello son flexibles: «La ortodoxia o la heterodoxia no se define pues en el campo de los instrumentos de la política económica» (p. 254). 

El reto a mediano plazo es, pues, readecuar la oferta completando la estructura manufacturera. En lo inmediato, el autor abre diversas avenidas pragmáticas de acción que tienen como común denominador el hecho de que apuntan hacia esa reforma estructural. Unas son de oferta y otras de demanda. Las primeras pueden ser coyunturales o estructurales. Las más coyunturales pueden ser el control cuantitativo de importaciones u otras medidas de corto plazo. Las de más ambición estructural se orientan hacia la conformación de un «núcleo» que configura una sustitución de importaciones de nuevo tipo. La propuesta es, pues, la creación de un núcleo verticalmente integrado de producción de bienes de consumo masivo y de maquinaria e insumos industriales. Entre los bienes de consumo masivo destacan los alimentos. Estamos así ante una propuesta de desarrollo industrial basado en una parte apreciable en la agricultura. El Estado tiene un papel principal en esta reorientación sectorial de la producción y el profesor Jiménez presenta en diversos capítulos medidas específicas al respecto. Nada reemplaza el conciso estilo literario del autor cuando condensa un planteamiento: «Con el desarrollo de este núcleo se modificaría radicalmente el patrón de industrialización vigente. De un proceso por etapas se pasaría a un proceso donde la diversificación del aparato productivo responde al crecimiento del mercado interno, a los aumentos de la productividad sectorial y a la modificación de los patrones de consumo de la población. Este nuevo patrón de industrialización incorporaría necesariamente los sectores primarios, especialmente el agrícola, al proceso de crecimiento y de acumulación de capital» (p. 147). 

De ese modo, Estado y mercado tendrían un lugar propio. Pero el Estado no debe ser decisivo en todos los ámbitos productivos. La propuesta es que: «Ciertamente, no se puede polarizar, no se puede dicotomizar, no se puede plantear o sólo el Estado o sólo el mercado. Hay que modificar sustancialmente el papel del Estado, hay que dar lugar al funcionamiento del mercado libre también, pero hay que tomar una decisión respecto a la composición del aparato productivo para desarrollar una plataforma productiva mínima que asegure una cierta autonomía respecto de las fluctuaciones del mercado internacional» (p. 292). 

Por el lado de la demanda, la propuesta es una redistribución del ingreso que oriente el consumo hacia bienes de uso masivo y lo aleje de los bienes durables. En esa dirección, una política salarial es importante: «El principio de que los salarios reales deben convertirse en mecanismo de transformación estructural es el eje integrador de las proposiciones de política derivadas de nuestros trabajos anteriores [...]» (p. 254). 

No podemos entrar en mayores detalles sobre estos últimos puntos y debemos avanzar a la evaluación que el profesor Jiménez hace de las reformas estructurales durante el gobierno del presidente Fujimori. Esa evaluación no es sencilla. Por un lado, se reconoce que la sustitución del liderazgo o motor industrial por la inversión directa extranjera en el sector primario exportador hace del crecimiento compatible con el retraso cambiario (315 y siguientes). Pero las cosas son más complejas porque se postula la existencia de un proceso de «reprimarización» que, quizá paradójicamente, corrige algunos defectos de la sustitución de importaciones espúrea sin resolver los problemas estructurales de fondo. La reducción del peso de la industria tras la apertura ocurre a costa de la criticada industria de bienes durables. Lo que pretendía hacer el nuevo gobierno, con una política de demanda selectiva lo habría hecho con retraso cambiario y reducción de aranceles. «La drástica apertura comercial que acompañó al ajuste “fujimorista”, ha eliminado prácticamente el liderazgo de aquellas industrias que, en lo fundamental, se dedicaban a la producción de bienes de consumo durable y eran, como se sabe, fuertemente dependientes de importaciones» (p. 301). Aún así, el autor considera que continuará el estrangulamiento externo (véase p. 315 y siguientes). 

Las reformas del presidente Fujimori impulsaron pues un movimiento pendular que rompe la endogeneidad del proceso sustitutivo de importaciones. En palabras del autor: «Con el modelo sustitutivo de importaciones, a pesar de su carácter espúreo, se endogenizó el origen del crecimiento y de los ciclos económicos, después de varias décadas de predominio del modelo primario exportador» (p. 292). Este predominio tras las medidas del gobierno del presidente Fujimori vuelve a hacer al crecimiento económico directamente dependiente de las circunstancias internacionales que determinan tanto la inversión directa extranjera como los términos de intercambio. 

La experiencia en los noventa también lleva al profesor Jiménez a apreciar ciertos rasgos del proceso industrial que no emergieron en análisis anteriores, por lo menos con similar fuerza. Una expresión de las esperanzas que esa industrialización generaba en el autor a pesar de todos sus defectos es la siguiente: «Aunque la industria manufacturera peruana no desarrolló una plataforma exportadora sólida, ni logró completar las articulaciones básicas en su interior y con el resto de sectores, la presencia de flujos de comercio intraindustriales y la existencia de algunas actividades manufactureras con contribuciones positivas a la balanza comercial, nos indicaban que, por lo menos hasta fines de la década de los 80, existían posibilidades de potenciación simultánea de su capacidad exportadora y de producción competitiva para los mercados interno y externo. Estas posibilidades se truncaron con la política macroeconómica aplicada desde 1990» (p. 156). En efecto, sus estudios sobre la competitividad industrial internacional mostraron «la presencia de flujos de comercio intraindustriales y la existencia de algunas actividades manufactureras con contribuciones positivas a la balanza comercial» (p. 156). Estas son justamente las actividades que se frustran en los noventa. En realidad, concede el autor, se habría eliminado la parte más dinamizada por la sustitución espúrea, el ensamblaje de bienes durables. Pero también algunas de las competitivas por haber mostrado ser exportadoras y con coeficientes de importación menores al promedio. En términos coloquiales, se habría tirado al bebé recién bañado con el agua sucia de la bañera. Pero también reconoce el autor que con la apertura del mercado toman nuevo dinamismo algunas industrias alimentarias, eso sí, las menos transables. 

En estudios posteriores (p. 167 y siguientes), el autor se ratifica en el carácter reprimarizador del programa económico durante el gobierno de Fujimori. La nueva estructura económica se basaría, pues, en exportación de recursos naturales y en producción de no transables internacionalmente. Sin duda, el autor nos debe nuevos estudios de la estructura industrial y su dinamismo tras ahora veinte años de la reforma neoliberal. 

Como hemos indicado arriba, el atraso cambiario y la apertura comercial que fueron claves para reducir la inflación, desestimularon la producción de bienes industriales transables internacionalmente. En sus términos: «A nuestro juicio el éxito de la política antinflacionaria se sustenta en el atraso del tipo de cambio y en la liberalización de las importaciones» (p. 316). Además, por esa vía, «terminó con la manipulación de los mark-ups propiciada por la elevada e indiscriminada protección correspondiente al sistema anterior» (p. 317). 

La investigación con soporte empírico no puede alejarse mucho de la trayectoria de las variables y eso sucede con el profesor Jiménez. Por eso, una sorpresa a propósito de la economía en los noventa es la ruptura del nexo clásico entre los déficit fiscal y comercial, los déficit gemelos. Se registra, en efecto, un espectacular déficit comercial y de cuenta corriente sin pérdida de reservas internacionales y con superavit fiscal (véase p. 315 y siguientes). La enorme entrada de capitales y la recaudación por privatizaciones posibilitaría, por lo menos por un tiempo, la postergación de las restricciones al crecimiento provenientes de la no integración de la estructura industrial. Subsiste, pues en el autor, la vieja desconfianza latinoamericana en el modelo de exportación primaria. 

Hay otros aspectos que justificarían una mayor extensión de esta presentación introductoria, pero no debemos agotar al lector. Por ejemplo, la ausencia de relación entre déficit fiscal e inflación está también relacionada con la tendencia a generar déficits externos resultantes de la estructura manufacturera no integrada. La crítica del profesor Jiménez a la ortodoxia estabilizadora de precios basada en devaluaciones «correctivas» parece seguir incólume tras el reconocido éxito antiinflacionario del gobierno de Fujimori. Pero, como hemos reiterado, para el autor, la restricción externa es más resultado de una deficiencia de oferta de bienes manufacturados que de un exceso de demanda agregada. 

El libro que presentamos es previo cronológicamente y de un tipo parcialmente distinto al libro del mismo autor sobre la política económica en la primera década del siglo actual titulado Reglas y sostenibilidad de la política fiscal. Lecciones de la experiencia peruana editado por el Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en el 2008. Mientras en ese libro se trata de sustentar políticas en curso, en parte diseñadas por el propio autor, en estos ensayos se presentan argumentos diríamos desde la oposición. Obviamente, esta colección de ensayos es también claramente distinto del libro de texto Macroeconomía editado por el mismo fondo editorial. Así, los tres nos revelan un profesor Jiménez que es no solo un profesor de larga data y amplia cultura, sino un funcionario público que argumenta con rigor técnico y no con el apoyo de las modas, diseños institucionales y medidas de política y, además, polemista desde fuera y muchas veces en oposición al Gobierno de turno. No es fácil encontrar profesionales que combinen esas dotes. Javier Iguíñiz 20 

Para terminar, quizá nuestros lectores habrán percibido que el libro que presentamos es poco común por muchas razones. En primer lugar, el marco teórico del análisis es original y refleja la adaptación de modelos a la situación de países subdesarrollados. En segundo lugar, la lectura puede no ser sencilla porque un estilo ensayista no siempre corresponde con la presentación de modelos formales que, además, han sido materia de otras publicaciones y, en particular, de su texto sobre macroeconomía. Por eso nos hemos limitado a resumir lo mejor que hemos podido la argumentación central que preside más o menos explícitamente todos los trabajos recopilados y hemos indicado hacia el final las perplejidades que en todo investigador con respeto por la realidad producen las nuevas situaciones que pueden no encajar, por lo menos por un tiempo, en los moldes que se derivan de la experiencia pasada. Como también hemos indicado un par de veces, siempre esperamos nuevos estudios que reúnan en un mismo marco conceptual aspectos estructurales y de política económica como lo hace con gran pulcritud el profesor 

Jiménez. Javier Iguíñiz 

Pontificia Universidad Católica del Perú Lima, 24 de septiembre de 2009


INTRODUCCIÓN 

historia y problemas de la economía peruana del último medio siglo 

Los artículos de este libro son el producto de investigaciones sobre la economía peruana del último medio siglo, realizadas entre fines de los años setenta y el año 2000. 

Durante los últimos cincuenta años ocurrieron tres hechos importantes. En primer lugar, un proceso de sustitución de importaciones que formalmente se inició con la ley de industrialización de 1959 y se agotó en menos de veinte años. En segundo lugar, la crisis de este proceso y el derrumbe del producto bruto interno per cápita durante el primer gobierno de Alan García (1985-1990) hasta los niveles registrados en los años 1959-1960. Y, en tercer lugar, la restauración del modelo primario exportador con la aplicación de políticas y reformas neoliberales desde los primeros años de la década de los noventa. Con la restauración de este modelo neoliberal, el producto bruto interno per cápita volvió a aumentar hasta alcanzar su nivel registrado en 1975 recién en el 2006. La crisis internacional del año 2008, la más profunda de los últimos setenta años, ha impactado en este modelo hasta cuestionar su sostenibilidad o anunciar su agotamiento, tal como la crisis internacional de los años setenta y la crisis de la deuda de 1982 cuestionaron la sostenibilidad del modelo de industrialización sustitutiva de importaciones o anunciaron su agotamiento. 

Es curioso, por decir lo menos, cómo las crisis internacionales develaron las partes más débiles de ambos modelos. Por la manera como se implementó la sustitución de importaciones, la industria manufacturera enfrentó costos crecientes a medida que avanzaba en su desarrollo. En consecuencia, los aumentos del precio del barril del petróleo en los años setenta y la crisis de la deuda de comienzos de los ochenta, afectaron su sostenibilidad. Por su parte, el modelo neoliberal terciarizó y reprimarizó la economía, mantuvo estancados los salarios reales, y, por lo tanto, descuidó el desarrollo del mercado interno. Es un modelo que incubó una insuficiencia estructural de demanda interna y que se sostuvo básicamente con impulsos externos (demanda de exportaciones —tradicionales y no tradicionales— y términos de intercambio favorables). Los actuales esfuerzos de los países del centro de remontar la recesión y la caída espectacular del comercio mundial originadas por la crisis financiera internacional de 2008-2009, mediante políticas cambiarias proexportadoras, han evidenciado los límites del modelo neoliberal peruano cuando recién se superaba el máximo nivel del producto per cápita alcanzado en 1975, año en el que se inició la crisis y el agotamiento del proceso sustitutivo de importaciones. 

Es sorprendente cómo en el último medio siglo corrimos y cambiamos mucho para permanecer en el mismo sitio. Pero, este resultado de cambiar todo para no cambiar, ¿tiene explicación? ¿Cuál es la constante económica o sociopolítica en medio de tanta mutación que ha impedido el desarrollo del país? Este no es el lugar para responder exhaustivamente a esas preguntas, aunque se puede adelantar la hipótesis de la permanencia de intereses oligárquicos en coaliciones sociopolíticas que mutaron de representantes pero que siempre ejercieron el poder en su provecho y en contra de los intereses de la nación y de las grandes mayorías. 

En esta introducción deseamos únicamente narrar con qué preguntas iniciamos, desde fines de los años setenta, un conjunto de investigaciones orientadas al objetivo de comprender el funcionamiento de la economía, sus modos de crecer y sus límites. En este libro se incluyen algunas de estas investigaciones que desarrollamos en ambientes de trabajo inmejorables como son el Centro de Estudios para el Desarrollo y la Participación (CEDEP) y el Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). 

Los artículos de este libro están ordenados por temas. La primera parte reúne tres artículos sobre inflación, tipo de cambio y desequilibrios macroeconómicos. La segunda, incluye cuatro artículos que tratan del papel de la industria manufacturera como generadora de crecimiento económico, de su competitividad y desempeño en el comercio internacional, y de los efectos desindustrializantes de las políticas neoliberales. La tercera, agrupa tres textos que analizan los temas del ahorro, la inversión, los ciclos y las restricciones al crecimiento económico. La cuarta y última, contiene cuatro artículos de nuestras investigaciones sobre el Estado, mercado y los efectos de las reformas neoliberales. 

Sin embargo, es importante señalar que este orden no es el mismo con el cual emprendimos las investigaciones y que es el que seguiremos en el desarrollo de esta introducción. El método de exposición nunca es igual al método de investigación. 

Empezamos en 1980 preguntándonos ¿qué sector económico lidera el crecimiento y de dónde proviene la demanda que impulsa y sostiene este crecimiento? La respuesta se encuentra en el artículo: «Perú: la expansión del sector manufacturero Introducción 23 como generadora de crecimiento económico y el papel del sector externo» (1982), y es el primero de la Parte II de este libro.1 El motor del crecimiento era la industria manufacturera. Los sectores terciarios funcionaban como auxiliares y se expandían bajo su liderazgo. La industria manufacturera crecía impulsada por la demanda y su expansión daba lugar a aumentos agregados de la productividad. Cuanto más rápido crecía la manufactura más crecía el producto bruto interno (PBI) y las mayores tasas de crecimiento del PBI aumentaban la productividad debido a la existencia de rendimientos crecientes. Las leyes de Kaldor y Verdoorn, basadas en la teoría del crecimiento de Adam Smith, se cumplían en la economía peruana de los años 1950-1980. Pero, como la industria manufacturera no tenía ni tiene un sector local productor de insumos, bienes de capital y tecnologías, su liderazgo enfrentaba límites por el lado del sector externo. La inversión privada generaba capacidad productiva, pero exportaba demanda a los mercados internacionales en forma de importaciones de bienes de capital. Esta pérdida de demanda se compensaba con el gasto corriente del Estado que no generaba capacidad productiva. Así, en la economía peruana, los asalariados gastaban y gastan lo que ganan, mientras que los capitalistas ganaban lo que gastaba el Estado. El crecimiento económico de esos años fue, entonces, acompañado inexorablemente por déficits públicos y externos, junto, por lo tanto, a una deuda pública externa creciente. 

¿Cómo operaba el límite externo sobre el crecimiento económico? ¿Podía operar este límite sin un evento externo negativo? La respuesta está en el artículo «La balanza de pagos como factor limitativo del crecimiento y el desequilibrio estructural externo de la economía peruana» (1984), y es el primero de la Parte III de este libro.2 La balanza de pagos restringe la tasa de crecimiento del PBI al limitar el crecimiento del nivel de demanda al que la oferta se puede adaptar. El aumento de la producción incrementa las importaciones y genera un déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos que desemboca en una crisis obligando a desacelerar el crecimiento de la demanda y a depreciar la moneda. Lo que cae es el gasto público. La política fiscal es la política de stop and go. La novedad, además, es que el límite externo genera un centro de gravedad constituido por las tasas de crecimiento teóricas del PBI, que equilibran la cuenta corriente de la balanza de pagos, alrededor de las cuales fluctúan las tasas de crecimiento del PBI observadas. Este es el resultado de un proceso de sustitución espurio que, como acrecienta los costos de producción, requiere de mayor protección, dando lugar a una industria que, en conjunto, no es competitiva en los mercados internacionales. 

1 Parte II: Desempeño de la industria manufacturera: del Estado proteccionista al Estado neoliberal. 

2 Parte III: Ahorro, inversión, ciclos y las restricciones al crecimiento económico. 

Culminada esta investigación, lógicamente la siguiente pregunta tiene que ver con el efecto de esta forma de crecer en el comportamiento de la inversión privada. Si el proceso de crecimiento en el período de industrialización sustitutiva no se apoya en un crecimiento sostenido de la demanda interna privada, la inversión privada como porcentaje del PBI debe fluctuar alrededor de una tendencia hacia el estancamiento. Este es el artículo «El comportamiento de la inversión privada y el papel del Estado: notas sobre la acumulación de capital en una economía no-integrada» (1987), y es el segundo de la Parte III. La demanda, como era de esperarse, influye en la inversión privada, en el corto y largo plazos, así como la competencia entre capitalistas. La influencia de la competencia es sugerida por Kalecki y Stendeil para economías maduras y nosotros la formulamos como hipótesis para economías no integradas. La inversión privada responde a los impulsos de corto plazo de la demanda; no tiene un horizonte sostenido de largo plazo que es lo único que haría posible emprender cambios tecnológicos importantes mediante las inversiones privadas. Si la demanda no crece sostenidamente en el tiempo, entonces la inversión privada tiende a estancarse como proporción del PBI. Esto es parte de los problemas estructurales de una economía con débiles articulaciones sectoriales y que carece de un sector local productor de insumos y bienes de capital. 

Ahora bien, el origen del estancamiento de la inversión privada, ¿no estará, como sostiene la teoría económica ortodoxa, en la insuficiencia de ahorro doméstico debido a la recurrente generación de déficits fiscales? La respuesta a esta interrogante está en el artículo «Ahorro, inversión y crecimiento: una crítica a la concepción ortodoxa», publicado en 1988, y aparece como el tercero de la Parte III. La teoría keynesiana enseña que, a corto plazo, la inversión genera su propio ahorro, mientras que las teorías ortodoxas keynesiana y neoclásica sostienen que a largo plazo el ahorro determina la inversión. Esta dicotomía desaparece en una economía donde su crecimiento de largo plazo está limitado por la demanda. Si este no fuera el caso, entonces las tasas teóricas de crecimiento resultantes de invertir todo el ahorro doméstico, o todo el ahorro neto de los pagos de servicios de la deuda, serían menores que las tasas de crecimiento observadas. Lo que muestra la evidencia empírica, sin embargo, es que las tasas de crecimiento observadas fueron sistemáticamente menores que aquellas tasas de crecimiento construidas bajo el supuesto de transformación de todo el ahorro doméstico en inversión. Por lo tanto, el ahorro no es restricción al crecimiento. 

De acuerdo con las investigaciones mencionadas hasta aquí, el modelo sustitutivo de importaciones transitaba hacia una crisis de agotamiento, si no se replanteaban las políticas de industrialización con el objetivo de hacer de la manufactura una actividad más competitiva y menos dependiente de importaciones y del gasto fiscal. Modernizar la economía mediante el desarrollo industrial, complementado en los años setenta con una política de promoción de exportaciones no tradicionales, era un planteamiento correcto. Pero el camino que se escogió desde el inicio del proceso sustitutivo fue equivocado, se descuidó el desarrollo de los mercados internos al no expandirse la infraestructura económica y social, así como el desarrollo de la industria de insumos manufacturados y de bienes de capital, por ejemplo, para la agricultura. Tampoco se impulsó el desarrollo de los mercados de financiamiento para las inversiones privadas nacionales mediante emisiones Introducción 25 y transacciones de deudas en moneda local. Este camino equivocado dio lugar a una inserción ineficiente en las corrientes del comercio internacional de manufacturas. En consecuencia, el proceso de industrialización, en lugar de culminar con una modernización exitosa, en los años ochenta entró en una profunda crisis cuando se elevaron las tasas de interés internacional y se secaron los recursos externos para financiar los déficits de la balanza de pagos. 

Para los economistas neoliberales, la crisis que empezó en 1976 y se prolongó hasta comienzos de los años noventa, tuvo su origen en el intervencionismo estatal que habría distorsionado el mecanismo de precios y provocado, por lo tanto, desequilibrios internos y externos que terminaron bloqueando el crecimiento económico de largo plazo. Específicamente se decía que la protección generó una industria ineficiente e incapaz de competir con precios en los mercados internacionales, y cuya expansión o reactivación daba lugar a déficits externos. Además, se argumentaba que los estímulos de demanda efectuados con los gastos del Estado agravaban aún más la brecha externa, al generar tasas de crecimiento superiores a las permitidas por el ahorro interno. 

Sobre la base de este diagnóstico se implementaron políticas de libre mercado y restrictivas para abatir las crisis del sector externo y los procesos inflacionario-recesivos de fines de los años setenta y de los años ochenta, asociadas a la crisis del modelo sustitutivo de importaciones. Los artículos de la primera parte responden al diagnóstico en el que se sustentaban estas políticas estabilizadoras y de libre mercado. En el primer artículo «Inflación, déficit público, desequilibrio externo y crecimiento económico: una crítica al enfoque monetarista», publicado en 1987, se critican las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI), su concepción de la inflación, su rechazo a la intervención económica del Estado y sus hipótesis sobre el origen del desequilibrio externo. No había evidencia empírica de una relación causal unidireccional entre el déficit público y la inflación. En el artículo se proporciona una explicación alternativa de los movimientos conjuntos y, en el mismo sentido, de los déficits público y externo. En una economía con insuficiencia estructural de demanda, debido a su carácter no integrado, es necesaria la intervención del Estado para inyectar demanda, pero la expansión de la demanda está limitada por las restricciones que impone al crecimiento el desequilibrio externo. Se concluye con una propuesta de cambio estructural orientado al centramiento de la economía y sus correspondientes políticas de corto plazo. 

En el segundo artículo «Conflicto, precios relativos e inflación en una economía estancada: el caso del Perú», publicado en 1988, se analiza la relación de la aceleración de la inflación con la crítica escasez de reservas internacionales. También se toman en cuenta los factores institucionales que explican el comportamiento inercial de la inflación junto con los efectos de la formación diferenciada de precios y el conflicto distributivo en la estructura de precios relativos. El artículo es una crítica a la explicación de la inflación como resultado de exceso general de demanda originado por déficits fiscales financiados mediante emisión monetaria. De acuerdo con esta misma explicación, la crisis de divisas es resultado del intento estatal de crecer a una tasa superior a la que permite el ahorro interno. 

Por último, en el tercer artículo de la primera parte, «Devaluación, tipo de cambio real, inflación, salario real y exportaciones», publicado en 1990, se analiza la efectividad de las medidas ortodoxas de ajuste. Una de estas medidas que forma parte del paquete de estabilización del FMI es la devaluación. Se muestra que su influencia en el crecimiento de las exportaciones es poco significativa, pues lejos de provocar un aumento en el tipo de cambio real, agudiza el proceso inflacionario. Como se sabe, el paquete del FMI incluía, además, la congelación de sueldos y salarios junto con las políticas fiscal y monetaria restrictivas. 

La crisis de la deuda y el agotamiento del proceso sustitutivo hicieron inevitable la aplicación recurrente de políticas de contracción de la demanda interna. El resultado fue un largo período de estancamiento económico que facilitó la aplicación de las reformas estructurales (privatización de empresas públicas, desregulación del mercado laboral, etcétera) como parte del recetario del llamado Consenso de Washington. Estas políticas se aplicaron primero asociadas al Plan Baker y al Plan Brady, y después, en 1989, se incorporaron como parte del recetario del Consenso de Washington caracterizado por su sesgo a favor del libre mercado y su rechazo al intervencionismo estatal y al modelo sustitutivo de importaciones. 

El fracaso del proteccionismo industrialista y el desastre económico del primer gobierno de Alan García, junto al retorno del crédito internacional en un contexto de libre movilidad de capitales —ya se había abandonado desde la primera mitad de los años setenta el sistema de Bretton Woods—, permitió la aplicación, en los años noventa, de las políticas y reformas del Consenso de Washington. Nos preguntamos entonces si, a pesar del carácter espurio del proceso sustitutivo, la industria manufacturera desarrollada en las décadas de los años sesenta y setenta tenía algunas actividades con capacidad de resistir la apertura o de competir con las importaciones. La respuesta está en el artículo «Industrialización, comercio y competitividad en el Perú», publicado en 1990 y aparece como el segundo de la Parte II de este libro.3 Se analiza de manera exhaustiva el desempeño de las actividades económicas en el comercio exterior, haciendo especial énfasis en las actividades que conforman la industria manufacturera, identificando en ellas la existencia de los intercambios intraindustriales y la importancia de los rendimientos crecientes a escala en la explicación de los flujos comerciales y su competitividad internacional. Aunque se encuentra que aún predomina el comercio interindustrial, este no se explica en términos de las ventajas comparativas como sugiere la teoría del comercio tradicional. Como conclusión general, en este artículo también se describe someramente el contenido y las posibilidades de un nuevo proceso de industrialización. 

3 Parte II: Desempeño de la industria manufacturera: del Estado proteccionista al Estado neoliberal. Introducción 27 

En los dos últimos artículos de la segunda parte —«Notas sobre la desindustrialización reciente y la necesidad de nueva política industrial» (1996) y «Liberalización, reestructuración productiva y competitividad en la industria manufacturera peruana de los años noventa» (1999)— se dan cuenta de los efectos desindustrializantes de las reformas efectuadas en los años noventa. Estas reformas reprimarizaron la economía y truncaron la posibilidad de un nuevo proceso de industrialización, al hacerle perder liderazgo y competitividad a actividades importantes del sector manufacturero y mantener la tendencia al estrangulamiento externo de la economía. 

La cuarta parte, la última de este libro, contiene investigaciones sobre la relación entre el Estado y el mercado, los efectos de las políticas neoliberales en el sector externo y los límites del nuevo modelo de crecimiento neoliberal. El primer artículo «Modernización, mercado, Estado y crisis en el Perú», publicado en 1993, analiza el cambio de paradigma conceptual y de política económica luego de la crisis de los años setenta, mediante el abandono del consenso postkeynesiano en el centro y del consenso industrialista-modernizador en la periferia. Es la crisis del Estado del Bienestar en el centro y del Estado Desarrollista en la periferia, y que abre el camino a la globalización del libre mercado. Con la imposición de las políticas del Consenso de Washington termina la separación de los roles del FMI y del Banco Mundial, cuando se introdujeron el Extended Fund Facility y el Structural Adjustment Facility, ambos orientados a afectar la oferta agregada mediante la desregulación de todos los mercados. 

El segundo artículo «La reciente reactivación y los efectos del ajuste liberal: ¿continuidad o ruptura?», publicado en 1993, analiza críticamente las consecuencias del ajuste neoliberal y las perspectivas del plan de reactivación del régimen fujimorista. La reactivación estuvo asociada al crecimiento de las actividades primarias, de la industria manufacturera procesadora de recursos primarios y de la industria de la construcción que, junto con la inversión pública y privada en este tipo de actividad, lideraron dicho proceso. La reactivación no fue generalizada ni fue impulsada por la demanda interna. Por lo tanto, advertimos sobre la precariedad de este estilo de crecimiento, altamente dependiente de estímulos externos. 

El tercer artículo «Perú 1950-1995: algunos efectos del proceso de ajuste en la balanza de pagos y el crecimiento», publicado en 1995, es un balance del ajuste en el sector externo y en los factores que explican el crecimiento económico de largo plazo, y una evaluación del papel restrictivo sobre el crecimiento del déficit externo. Con el carácter reprimarizador del proceso de ajuste y cambio estructural el sector manufacturero perdió importancia para impulsar el crecimiento. El liderazgo es asumido por los sectores primarios de exportación y de servicios, impulsados por la inversión extranjera. Con este patrón de acumulación, los aumentos significativos de las importaciones conducen a la crisis de la balanza de pagos. Destacamos que, dependiendo de lo que ocurra con las exportaciones, el crecimiento económico iniciado en 1993 podía chocar más temprano que tarde con el Félix Jiménez 28 conocido cuello de botella externo. El peligro de una profunda crisis económica y financiera ante un eventual shock externo adverso, dado el grado de dolarización de la economía, era evidente. Y ciertamente esto ocurrió con el impacto de la crisis asiática y rusa de 1997-1998. El último artículo, «El modelo neoliberal peruano: límites, consecuencias sociales y perspectivas», fue publicado en el 2000. En este se analizan críticamente las características del crecimiento económico de los años 1993-1997 y los efectos financieros y recesivos de la crisis internacional de los años 1998-1999. Esta crisis puso en evidencia la precariedad del modelo de crecimiento basado en impulsos externos y en el crédito en dólares al sector privado —empresas y familias— con ingresos en moneda nacional. En el artículo también se señala que los límites del modelo económico neoliberal se encuentran: a) en el patrón de acumulación de capital y la estructura productiva configurada en los últimos nueve años; y, b) en su incapacidad para superar sus propios costos sociales (en el empleo, los ingresos, la seguridad social, la pobreza, etcétera). 

Por último, también se señala que no siendo el crecimiento resultado de las políticas y ajustes neoliberales, estas, tal como se concibieron y aplicaron, eran ineficaces para combatir la recesión.

En los años 2001-2006 hubo un intento de cambio de rumbo, pero se concentró solo en la política macroeconómica, monetaria y fiscal, que permitió configurar precios relativos favorables a la producción de bienes transables. Pero, de lo que ocurrió en los años 2001-2009 se da cuenta en otros artículos e investigaciones que no se incorporan en este libro. La radicalización del modelo neoliberal por el actual gobierno de Alan García ha hecho que la economía peruana sea más dependiente de la economía internacional y más vulnerable a los shocks externos adversos; pero también ha intensificado la insuficiencia de demanda efectiva interna que impide sostener el crecimiento con independencia de impulsos externos. El modelo primario exportador impuesto en los últimos veinte años, al igual que el de los años cincuenta, no es capaz de generar y multiplicar suficientes puestos de trabajo, ni ha dado señales de haber iniciado un proceso de reestructuración productiva orientado a resolver los viejos problemas fundamentales de la economía. 

Como en la época del fujimorismo, durante el actual gobierno de Alan García se ha continuado con la dolarización y la apreciación cambiaria revirtiéndose así el intento de mantener precios relativos favorables a la producción de bienes transables. La dolarización y la apreciación cambiaria, junto con las rebajas arancelarias, han vuelto a configurar precios relativos contrarios a la industria y, en general, a la producción de bienes transables internacionalmente. También se ha erosionado el papel de la demanda privada interna al mantener los sueldos y salarios reales de obreros y empleados estancados durante cerca de dos décadas. La estructura de precios relativos ha favorecido la producción exportable tradicional primaria con ventajas naturales y la producción de bienes y servicios no transables, como la construcción y el comercio, sectores sensibles al crédito doméstico. Por otro lado, Introducción 29 el estancamiento de los salarios y la abundancia de mano de obra no calificada han favorecido el crecimiento de las exportaciones no tradicionales. 

Pero, los problemas estructurales siguen intocados; es la otra cara de la permanencia de los intereses oligárquicos de una coalición sociopolítica que usufructuó del poder afectando a la inmensa mayoría de la población. ¿Cuáles son estos problemas? En primer lugar, las difíciles condiciones en las que vive la mayoría de la población, condiciones que son peores que las que prevalecieron en los años sesenta y setenta. No hay suficientes oportunidades de empleo. La situación social está caracterizada por la permanencia de altos porcentajes de subempleo, informalidad y pobreza. El 77.1% de la población económicamente activa (PEA) del 2008, que asciende a 14.7 millones, trabaja en empresas de 1 a 10 trabajadores y percibe un ingreso mensual promedio de aproximadamente 600 soles. Las oportunidades de empleo y los niveles de ingresos son insuficientes. En segundo lugar, el estilo de crecimiento produce y reproduce, simultáneamente, una estructura productiva primario exportadora y terciarizada, por un lado, y pobreza, subempleo y bajos niveles de ingreso, por otro. Este estilo de crecimiento enfrenta límites que le impiden autosostenerse. Por lo tanto, se trata de un problema asociado a la tendencia de largo plazo de la economía y a la naturaleza de sus ciclos. Los ciclos no son independientes del estilo de crecimiento. El porcentaje de la PEA dedicada a las actividades terciarias o de servicios aumentó de 66.0% en 1991 a 72.0% en el 2008. El conjunto de estas actividades genera el 61% del PBI. Finalmente, el tercer problema es el de la falta de articulación sectorial y la ausencia de creación de mercados internos. El aparato productivo es básicamente especializado en exportaciones primarias como hace sesenta años. No hay conexión entre la economía, la geografía y demografía del país. Tampoco hay una relación fuerte entre la agricultura, la minería y la industria. Ni la industrialización sustitutiva ni las políticas de mercado libre modificaron el atraso tecnológico de la agricultura; tampoco eliminaron la marginación y estado de pobreza de la población campesina. Se puede decir que la desarticulación sectorial y la no incorporación al desarrollo de las regiones de la selva y sierra del país explica por qué no se crearon mercados internos, es decir, una economía nacional de mercado. 

En suma, la economía peruana no tiene capacidad de autoexpandirse y modernizarse, su aparato productivo es estructuralmente limitado porque está dominado por un sector primario exportador y un sector terciario con bajos niveles de productividad e ingresos, pero además es una economía sectorialmente desarticulada y espacialmente concentrada. 

La crisis internacional actual es similar a la crisis de los años 1929-1933 por sus efectos en la modificación de la relación Estado-mercado de las economías del centro y la periferia. Ya no habrá salida fácil para la continuación del modelo exportador neoliberal peruano. En el marco de esta crisis y, dada la mayor conciencia democrática de la población, más temprano que tarde, la población peruana encontrará el camino intermedio al neoliberalismo e intervencionismo estatal Félix Jiménez 30 extremos, definiendo una nueva estrategia que concilie el papel del mercado y el papel regulador del Estado en el proceso de asignación de recursos y de creación de capacidad productiva industrial. Esta estrategia no puede ser otra que lograr el desarrollo mediante una nueva industrialización basada en la construcción de una economía nacional de mercado. Y será también la estrategia de la construcción definitiva de nación y de un nuevo Estado como instancia integradora y suprema de todo el pueblo. 

Para terminar, quiero agradecer a Augusto Castro y a María Isabel Merino por haber hecho posible esta publicación; y, también a Fritza Cabrera que tuvo el cuidado de compilar y poner en blanco y negro todos los artículos incluidos en este libro. Pero mis agradecimientos no pueden terminar aquí. Debo dejar constancia de mi gratitud al CEDEP y a su planta de directivos, en especial a mis amigos entrañables Carlos Franco, Daniel Martínez, Héctor Béjar y Francisco Guerra, todos miembros del Comité Editorial de la revista Socialismo y Participación, de quienes recibí inteligentes y agudos comentarios y críticas a mis investigaciones. Asimismo, mi reconocimiento a Waldo Mendoza, jefe del Departamento de Economía de la PUCP, que dio luz verde para realizar esta publicación, y a Javier Iguíñiz que se dio el trabajo de leer todos los artículos y escribir la presentación de este libro. Finalmente, debo dejar constancia del pulcro trabajo de revisión del contenido de este libro que hizo Carlota Casalino; su ayuda, que agradezco con afecto, ha hecho más legible este texto. 

Félix Jiménez Lima, enero de 2010

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Lo complejo y la complejidad en el pensamiento

 

Lo complejo y la complejidad en el pensamiento

1La palabra complejo es el atributo por excelencia de nuestro tiempo; una denominación que nos lleva a considerar uno de los rasgos que poseen los problemas globales actuales. Es posible identificar en las últimas décadas, un conjunto de problemas que han ido adquiriendo un rango inusual por haberse globalizado. El calentamiento global del planeta, la crisis del petróleo, la extinción de miles de especies, la escasez de recursos naturales indispensables para la sobrevivencia, la nueva crisis del patrón de acumulación del sistema capitalista o el cambio cultural inmenso al que ha llevado la revolución tecnológica son algunos de los más visibles o comentados. Todos ellos tienen atributos comunes: se trata de cuestiones enormes, abarcativas e intrincadas que afectan a toda la humanidad -a cada habitante del planeta por el solo hecho de habitar en él-. Los problemas que hoy desafían nuestro futuro son cotidianos y simultáneamente globales (IIPC, 2006, pp.4). La escala en que se expresan es a nivel planetario, y este grado de extensividad no es reducible, y lo es menos, desde el error definicional desde el cual se implementan fallidas estrategias correctivas.

  • 1  Para el Pensamiento Complejo, la recursividad o repetición dice de las operaciones que se erigen a (...)

2De ahí que pensar en tales prolegómenos, nos lleve a considerarlos como procesos imparables que revisten una complejidad inusual. Pertenecen al orden de: la multidimensionalidad, la multirreferencialidad, la interactividad, retroactiva y recursiva1. Características que hablan de su emergencia, de sus efectos y consecuencias, y con todo ello, del imperativo epistemológico que imponen a la hora de ensayar su correcta definición. Nuestra mente tiende a pensar en estos problemas desde los parámetros referenciales que ha internalizado, y a la hora de definirlos para hallar posibles soluciones, procede a categorizarlos, clasificarlos, ordenarlos, hasta detectar su previsibilidad. El tipo de razón que hemos educado, aborda estos fenómenos complejos, reduciéndolos en sus componentes fundamentales con la intención de acceder a su comprensión. La forma en que lo hace es simplificadora, reductora, al separar todo aquello que se presenta enredado.  Morín, a modo de crítica del pensamiento positivista señala:

“es cierto que todo conocimiento intenta poner orden y unidad en un universo de fenómenos que se presentan como embrollos, multiplicidades, singularidades, incertidumbre, desorden. Lo que la ciencia clásica aportó a la necesidad de conocimiento… es un método de pensamiento fundado en el doble principio de disyunción y de reducción, al que yo denomino simplificación” (Morín, 1984,  pp.341).

3Ocurre que la complejidad siempre presenta componentes de aleatoriedad, de azar y de indeterminación, ante los que nuestros esquemas de análisis colapsan. No poseen ninguna resistencia ante la ambigüedad ni ante la incertidumbre. Pero finalmente, ¿qué es la Complejidad ?

Complejidad, un juego de palabras

“La razón… no puede aprehender nada sólido y permanente,
porque todo o viene a ser y todavía no es plenamente,
o empieza a morir antes de haber nacido”
Montaigne, Ensayos “Apología de R.Sabunda”

4Quienes estudian la Complejidad afirman: es el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares que constituyen nuestro mundo fenoménico actual (IIPC, 2006, pp. 2). Dadas las implicancias que tiene el origen etimológico de estos términos en la manera en que se expresan los fenómenos de la complejidad, ahondaremos más en los significados y alcances de estas expresiones.

  • 2  La raíz plectere remite al tejido que se realiza para la construcción de cestas que consiste en un (...)
  • 3  Como se señala más adelante en este artículo, entre las premisas que permiten reconocer cuándo un (...)
  • 4  Tomado de IIPS. “¿Qué es el Pensamiento Complejo y la complejidad ?”. www.complejidad.org.ar. Port (...)

5La palabra viene del latín, de complectere, cuya raíz -plectere- significa trenzar, enlazar2(como se verá más adelante, este alcance tiene presencia conceptual y valórica en la definición del sujeto complejo amable, lo que no es un detalle accesorio). El agregado del prefijo -com- le añade al vocablo el sentido de la dualidad de dos elementos opuestos que se enlazan íntimamente. Enlazados, pero no al punto de anular la dualidad3. De allí que, complectere se utilice tanto para referirse al combate entre dos guerreros, como all entrelazamiento de dos amantes4. De una forma u otra, refiere a un par conformado por componentes opuestos, que no se excluyen mutuamente y son complementarios.

6El concepto complejo aparece a principios del s. XVII, y en su variante complexo, -viene del latín complexus- que significa que abarca; mientras el participio del verbo complector significa yo abarco, abrazo.De complejo se desprende complejidad y complexión. Por otro lado, esta última palabra, que aparece en el castellano alrededor del año 1250, proviene del latín complexio que significa ensambladura o conjunto.

7Asimismo, es curiosa la relación que se teje entre complejo y perplejo que comparten la misma raíz latina. Perplejo aparece en el año 1440 y viene del latín perplexus. Mientras perplejo significa dudoso, incierto, confuso, perplexus significaba embrollado, embelesado, sinuoso (IIPC, 2006, pp. 2). De perplejo se deriva en 1490 perplejidad que significa irresolución, duda, confusión -lo que como se verá, tiene presencia en las premisas epistemológicas de los fenómenos de la complejidad y de los rasgos que distinguen al sujeto complejoDe por sí, existe una relación entre perplejidad y complejidad, desde el punto de vista de lo que las realidades complejas le provocan, como dijimos, a nuestra mente cartesiana y positivista: un estado de confusión, un estado de duda, en definitiva, de inoperancia para resolver lo intrincado y azaroso.

  • 5  Estas ideas fueron tomadas de la página Web del instituto Internacional del Pensamiento Complejo, (...)

8Estas definiciones y etimologías convergen en la idea de complejidad, un tejido de constituyentes heterogéneos inseparablemente unidos que presentan la contradictoria presencia de lo uno y lo múltiple. De ahí que la complejidad resulte perturbadora respecto de nuestros esquemas de análisis, vehiculizados en los problemas planetarios de la realidad actual5.

El aporte de sujetos complejos a una nueva epistemología

9Frente a  esta polifonía de dificultades de la Complejidad, los hallazgos de la Nueva Física o de la Física Cuántica, se conformó con los aportes de sujetos complejos de renombre en el ámbito positivista del pensamiento científico, lo que no deja de constituirse como una paradoja.

10 Los hallazgos iniciales de Einstein, posteriormente ampliados por otras investigaciones de la Física Cuántica: el principio de indeterminación de Heisenberg, los aportes de Chef, Watts, Prigogine, Bohm, fueron sentando las bases para una nueva epistemología en la Ciencia. En ella, la incertidumbre, el caos, el desorden, la indeterminación, el azar, han sido buenas razones para que el pensamiento positivista tradicional deba reconocer las críticas que dicen de su limitación. Frente a aquellos referentes teóricos novedosos aportados por sujetos complejos de la Ciencia, la Complejidad es el término útil que da cuenta de la inapresabilidad de la realidad (Rodríguez de Rivera, 2002, pp. 21).

  • 6  Para profundizar la crítica que E. Morín realiza al paradigma positivista, recomiendo revisar  MOR (...)
  • 7  Ver, Morín, E. (2001)  Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Barcelona: Paidó (...)

11Estos teóricos fueron poniendo en evidencia la limitación de la lógica de pensamiento que hasta entonces había sido regular y dominante. Un tipo de pensamiento que interesa en razón de que es la antesala de la acción normalizada e institucionalizada. Pensar de una manera determinada implica  estar adaptado a la norma. Inventar una teoría que pone en tela de juicio esa modalidad de pensamiento implica en tanto sujeto complejo  (SC) actuar como un transgresor, que en cierta manera supera la cultura  que es dominante. Morín habla no de la necesidad de superar la lógica clásica sino de “jugar un doble juego entre la lógica y su transgresión”(Morín, 1984, pp. 346). El fenómeno complejo impone la re-organización del pensamiento y demanda un sujeto cognoscente diferente al educado en el paradigma positivista  en crisis6.  El Pensamiento Complejo (PC) conforma una base metateórica atinente a una nueva teoría de los sistemas sociales, una manera diferente de educar a las nuevas generaciones7, de relacionarse con la naturaleza, y de concebir las relaciones humanas, como desarrollaremos e lo largo de este artículo.

Un modelo teórico transdisciplinar (MTT) para el sujeto complejo

  • 8  Protocolo de  Tesis Doctoral. “Construcción de un modelo teórico transdisciplinario (eco-psico-soc (...)
  • 9  Luhmann descubrió un tipo de funciones sistémicas en las que admite el principio de circularidad. (...)
  • 10  Cibernética, como principal marco de referencia de las cuestiones epistemológicas; desde los aport (...)
  • 11  Ver Nota al Pie Nº 9.
  • 12  El principio dialógico en el PC sirve a la sustitución de los criterios de verificación o falsació (...)
  • 13  Concepto policontextural utilizado por G. Günther,  que implica la superación de la dicotomía tert (...)
  • 14  Podría haberse llamado también translógica por sobreponerse a la lógica aristotélica de los princi (...)

12En los últimos años, he venido desarrollando un modelo teórico transdisciplinar8 (eco-psico-socio-histórico-educativo), basado en una epistemología de base sistémica9-elaborada por  Luhmann-, cibernética10, constructivista11, dialógica12, policontextural13 (Rodríguez de la Rivera, 2002, pp. 17), crítica y transclásica14. Epistemología,  por ser una disciplina que se preocupa de lo que pensamos, decimos y hacemos. Estudia la manera en que las personas o sistemas de personas  conocen cosas y de la manera en que ellos piensan que conocen las cosas. Permitiéndonos reconocer cómo las personas construyen y mantienen sus hábitos de cognición.

  • 15  Para profundizar el concepto revisar Nickerson, R et. Al.  (1987) – Enseñar a pensar– Aspectos de (...)
  • 16  La contradicción es una cuestión muy vieja que los dialécticos  no han dejado de plantear desde He (...)

13Las premisas del PC me han permitido conformar una metodología que dice de un modelo de interacción socialdiferente con incidencia efectiva en el desarrollo personal y social de los sujetos -que asumen la condición de su propia complejidad-. Esto implica la autogeneración de un proceso de incorporación de metacogniciones15 desde la relación dialógica con el Otro, y confrontando la contradicciónque la lógica positivista enseña a rechazar (en la lógica aristotélica, la aparición de una contradicción16 es signo de error). La contradicción puede por el contrario, señalarnos una capa profunda de la realidad que a nuestro entendimiento le resulta difícil de concebir (Morín, 1984, pp.346).

  • 17  Ibáñez, Jesús (1994) El regreso del sujeto: la investigación social de segundo orden. Madrid: Sigl (...)

14El sujeto se introduce progresivamente en un proceso dialógicoy reflexivo, que implica la expansión y reorganizaciónde la conciencia. Conciencia inicialmente sujetada por el control social funcionalista. A partir del ejercicio de la reflexividad, el sujeto comienza a auto-observarse ejerciendo su capacidad de sujeto histórico17, lo que le permite recuperar su protagonismo y orientarse de un modo más autónomo. La revisión crítica, responsable y deconstructiva de ciertos hitos educativos y en relación a la vivencia de poder en su propia biografía promueven metacogniciones que son reveladoras, en ese tejido que debe destejer (deconstruir) para construir al Sujeto Complejo.

  • 18  El modelo genético permite incluir la promoción de un sujeto pro-activo, ‘sujeto activo’ para Serg (...)

15Justamente, es la condición de ‘activo’18 que le da la potencia crítica y reflexiva que le permite asumir la contradicción. Esta tarea le permite ir develando ciertos condicionamientos (sujeciones) que a partir de ahora  podrá asociar con su propia voluntad u opción. De tal modo que aprende a compatibilizar la contradicción que se despliega entre sujeciones y autonomías. La reflexividad le permite redescubrir lo silenciado o adormecido en su mundo interior, en razón de la antigua necesidad de adaptarse al sistema o de conservar la aceptación social, lo que no logra sin quebrar su voluntad o su opción individual frente a las figuras de autoridad.

  • 19  La auto-referencia o clausura operacional de cualquier sistema de conocimientos formalizado impide (...)

16El sujeto complejo se auto-observa y se hace crítico de sí mismo, develando las implicancias paradigmáticas del propio pensamiento (cibernética de segundo orden). Considerando que todo pensamiento, en sí mismo, implica una paradoja que lleva a la perplejidad de la propia limitación. Reconocerlo, nos hace depositarios de una promesa, la de la posibilidad de ser menos pasivos y débiles, y más sabios. La mente abierta del SC que lo hace reflexivo, le permite darse el permiso para dudar de las máximas verdades, de la legitimidad de las autoridades o de las buenas intenciones del poder, y para desconfíar de la cerrazón de los dogmas y las doctrinas19.

  • 20  Luhmann, N. Ib-Idem. La Cibernética de Segundo Orden no busca detectar errores como la tradición m (...)
  • 21 Rizoma, con GUATTARI y DELEUZE contraponen rizoma a árbol, como metáfora de las ramificaciones arbo (...)
  • 22  Usamos la metáfora del rizoma, por esa parte subterránea de un entretejido de raíces de ciertas pl (...)
  • 23  Tomado de LUHMANN, N. (1999) “Tradición y modernidad: las relaciones entre la religión y la cienci (...)

17Han de considerarse en este MTT (modelo teórico transdisciplinar) los aportes de una cibernética de segundo ordencomo herramienta fundamental para la observación de observaciones (Luhmann, 1999, pp. 34). Ella permite descubrir de qué manera otros llevan a cabo las mismas operaciones mentales y como, en dependencia de ellas construyen su mundo de realidad. La utilidad que reviste para el cambio paradigmático es notable, dada su capacidad de distinguir y describir lo que otros observadores no pueden distinguir ni describir, iluminando los puntos ciegos  que forman parte de todo pensamiento (Arnold  y Robles, 2000, pp.12). Mientras en la Observación de Primer Orden, el observador vive en un nicho, dado que su mundo fenoménico y experiencias sólo pueden ser lo que son por considerarlas obvias, y no ponerlas en duda. El observador de Primer Orden, afirma Luhmann, mientras discrimina sus objetos no puede observar lo que observa, es decir, no reconoce que su conocimiento se provoca por su propia concurrencia20. Existe una interdependencia radical de tipo rizoma21entre sujeto y objeto, en el sentido de que el mismo observador forma parte de la misma estructura de la misma realidad que quiere observar22. El aporte de la cibernética de segundo orden es la de permitir ver lo que otros no ven (Luhmann, 1999, pp. 156)23.

  • 24 Heterarquía del poder, como una arquitectura de las relaciones de poder que es oportuna para descri (...)

18La aplicación de esta herramienta metacognitiva incentiva una manera diferente de relacionarse con el Otro, y una forma de entender y vivenciar las relaciones de poder. En este MTT, pueden incorporarse los aportes de Deleuze y Guattari,  en relación a la idea de rizoma como metáfora de la heterarquía del poder24. Concepción que está presente ya en la estructura del ciberespacio y sus redes dinámicas complejas.

El cambio del SC no sería posible sin este juego de metacogniciones desde el cual resignifica la definición del si mismo, su relación con sus pares, con el entorno y con los demás seres vivos al interior de una red de relaciones de las que el SC está inseparablemente asociado.

La reflexividadse configura, así, como aquella operación cognitiva en la que cada sujeto objetiviza dentro de su propia subjetividad la realidad que lo circunda. Esta operación a su vez le incentiva la auto-observación y la autocrítica, aportando a la auto-eco-reflexividad (Pozzoli, 2006, pp. 25).

19Se configura una translógica, en la que el ejercicio y la familiarización con la duda actúa como una suerte de antídoto metódico sobre doctrinas, dogmas y certezas inamovibles que le fueron previamente instaladas en la conciencia con la finalidad de sujetarla. Venimos de una cultura, que en los siglos XIX y XX se afanó en la búsqueda de condiciones de estabilidad, de regularidad, de permanencia. Aquel sujeto que aprendió a aferrarse a sus certezas y que se fiaba de una cosmovisión firme heredada de sus antepasados, ya no tiene cabida en este mundo actual. Estos rasgos, en contextos valóricos cambiantes, son disfuncionales. Por el contrario, las condiciones actuales exigen una disposición abierta a la teoría, adaptabilidad y  versatilidad del SC frente a  los nuevos aprendizajes.

20El PC, aplicado en talleres grupales, en grupos educativos, en organizaciones dispuestas al cambio, se convierte en una instancia liberadora de desarrollo personal, de involucramiento y compromiso con una ética diferente. Una mirada abierta a la multidimensionalidad, permite una disposición a la convivencia más saludable, y una posibilidad de existencia más ecológica y sustentable.

  • 25  Kölhberg, L.  (1992). La psicología del desarrollo moral (volumen 2). Bilbao: Desclée de Brouwer.

21El sujeto al asumir su complejidad, re-descubre otra definición de si mismo y desde aquí una manera diferente de relacionarse con su entorno. La promesa de aplicación de este MTT es la de promover en los SC, estadios superiores de desarrollo moral25 (post-convencional en Köhlberg). Desarrollo moral que puede estimularse a través del PC, y que se activa a partir de la incorporación de estructuras cognitivas complejas. La experiencia ha mostrado que la incorporación del PC puede resultar un factor de facilitación de ese desarrollo moral. Se torna un orientador de la acción basada en principios valóricos universales (libertad, justicia, equidad, derecho a la vida, defensa del medio ambiente, etc.) y la posibilidad de diferenciarse y de nadar contra la corriente,  si lo que está en juego es la defensa de esos principios de orden universal.

  • 26  Pozzoli, MT (2004). “El trato amable del sujeto complejo. (Etica y educación en la globalización p (...)
  • 27  Si se recuerda que la palabra “complejo”  en castellano con su variante “complexo”, venía del latí (...)

22La incursión en que este MTT dispone a las personas mostró una recurrencia de representación social: la coincidencia de haber sentido que además de liberar inhibiciones del propio desarrollo humano, esta experiencia se asociaba con la sensación de estar frente a una propuesta amorosa. Un constructo experiencial que me llevó a desprender de lo descrito como  amorosola condición amable26del sujeto complejo. Condición que es a su vez coincidente con los alcances etimológicos referidos27 precedentemente.

  • 28  Tomado de Corominas, J. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, 2005.
  • 29  Pozzoli, MT (2004). El trato amable del sujeto complejo., Op. Cit. Anexos
  • 30  Morine (1993)  “Civilizar la nueva conciencia planetaria”, extraído de Tierra y Patria. Barcelona: (...)

23Pero, ahora bien,  ¿por qué amable? Amable significa que puede ser amado. A su vez, la partícula inicial ‘ama’ del hispanolatino ‘amma’, durante la primera mitad del siglo XIII significó ‘nodriza’, que amamanta, de ahí la derivación en ‘mamá’, palabra de igual acepción a la que conocemos hoy día  y que tiene similares significados en diversos  idiomas28. Sostengo entonces que el SC es amable, y es capaz de incorporar desde la metacognición y de ir desplegando un universo actitudinal29 que sirva de base a un modo de convivencia diferente asociada con la conciencia planetaria(Pozzoli, 2004).ElSC se distancia de una cosmovisión antropocéntrica y comienza a percibirse como una “hebra de la trama de la vida”30, formando parte de un sistema que lo contiene, lo integra y del que participa (se siente parte)asumiendo la responsabilidad de la acción que tenga impacto en él. Como se desprende de esta afirmación, la metacognición tiene fuertes implicancias éticas, estéticas y ecológicas.

Morín, señala en “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro” que:

“…la educación debe conducir a una antropo-ética considerado el carácter ternario de la condición humana, cual es de ser a la vez (INDIVIDUO SOCIEDAD- ESPECIE). La ética INDIVIDUO-ESPECIE convoca a la ciudadanía terrestre en el silo XXI” (Morín, 2001, pp. 18)

24Por ello, el cambio cultural que vivimos, requiere de un pensamiento de características excepcionales, de disposiciones actitudinales diferentes. De una forma u otra, se requiere inicialmente de transgresores del paradigma, o de desobedientes. Transgredir, para conjugar la lógica aprendida con la translógica del PC., en una rearticulación de los saberes aprendidos.

25El SC puede ser etiquetado inicialmente, como creativo, transgresor, raro o excéntrico, y puede resultar una condición que no tenga gran aceptación social en los grupos de pertenencia con mayor resistencia al cambio. Este es uno de los costos posibles que tiene la promoción del cambio paradigmático en estos períodos de transición. Dado que la finalidad de este artículo era caracterizar al Sujeto en el que se presenta el Pensamiento Complejo, pasaremos a describir algunas de las características principales.

El sujeto complejo es una realidad sistémica

26El sujeto complejo es un sujeto inseparable de sus contextos de pertenencia (entorno) que lo hacen ser, al que permanece atado, subordinado, pero que, a su vez, contribuye a modificar, como vimos en el punto precedente. Por la mirada del constructivismo que se halla a la base de este tipo de pensamiento, objeto observado y definición del sujeto observante son inseparables. El ojo define a partir de lo que le permiten sus propias sujeciones. El sujeto complejo sigue sujetado porque forma parte de sistemas, que lo mantienen integrado, lo absorben.

27Pertenece a una generación, a una nación, a un pasado histórico, a una clase social, a un barrio, a una familia, a una corriente filosófica, a las dimensiones espacio y tiempo. Todas estas sujeciones también le atan la mirada, y a ellas, se asocian las definiciones de lo que observa. No podemos definir nada desde fuera de nuestra condición encarnada, por ello, nuestras definiciones también son sujetadas, aunque podemos ser críticos desde la capacidad reflexiva, deconstructiva, y observar nuestras observaciones. Dada la condición de Sujeto Activo, podemos desatarnos las manos y reflexivamente, decirle No a ciertas sujeciones. Ser sujeto complejo significa reproducir, pero también poder elegir. Y elegir, incluso el desorden, la  enfermedad o la auto-destrucción.

El sujeto complejo confronta la contradicción

28Nuestro aparato cognitivo, educado en la unidimensionalización, posee un sistema de clausura ante la contradicción, funciona como un sistema eléctrico que posee un disyuntor. Cuando ambos polos se tocan el disyuntor automáticamente realiza un ajuste, que separa aquellos polos que no debieran haberse juntado.  Nuestra cognición y nuestro sistema emocional no soporta la tensión que generan los opuestos, la disonancia cognoscitiva debe ser corregida de alguna forma. Poder pensar y digerir la contradicción que se aloja en el sí mismo, nos lleva a implementar mecanismos de defensa, correr velos, esconder las dimensiones menos aceptadas socialmente, anteponer la máscara como estrategia de salvataje. Con la afirmación cada cual es para sí mismo el más lejano”, estamos movilizados por la tensión que despierta aquello que no nos resulta difícil de aceptar.

29El mundo vivo siempre ha sido complejo, -independientemente de nuestra capacidad para poder representarlo-. Nuestra inteligencia cartesiana separa lo enredado con el afán de comprenderlo, perdiéndose en consecuencia aquellas propiedades o atributos que sólo existieron a través de la interconexión. La ceguera epistemológica actúa como una grantijera virtual que opera cortando los hilos invisibles del universo.

De esta inteligencia unidimensionalizante, disyuntora y reductora de lo complejo, se produce la ruptura (Morín, 2001, pp. 26) entre estos pares dicotómicos:

SUJETO/OBJETO
ALMA/CUERPO
ESPÍRITU/MATERIA
CALIDAD/CANTIDAD
FINALIDAD/CAUSALIDAD
SENTIMIENTO/RAZÓN
EXISTENCIA/ESENCIA
AUTONOMÍA/SUJECIÓN

30Frente a este contexto, la inteligencia ciega tiene el manierismo de aplicar viejas fórmulas a problemas nuevos, embarcada aún en la ilusión de poder acceder a la comprensión al separar lo inseparable.

El sujeto complejo es capaz de confrontar lo desordenado, lo caótico y contradictorio y mantener su sistema de cogniciones en equilibrio sin que se desorganice su personalidad. El SC tiene la capacidad de mantenerse integrado en la asociación de elementos polares (cuerpo-espíritu, razón-sentimientos; sujeción-autonomía).

  • 31  Morín cita el Principio de Pascal: “todas las cosas siendo causadas y causantes, ayudadas y ayudan (...)

31La contradicción y la recursividad, lo lleva a asumir el principio dialógicola dialéctica, la presencia de los opuestos, de dos logos en intercambio simultáneo, que se integran en una misma entidad. El diálogo es la interacción entre elementos que están interconectados y pueden distinguirse pero no separarse, porque en la conexión se genera una propiedad o atributo que no existiría si tal conexión -dialogante- se interrumpiera. Sólo desde la interacción de los componentes dialógicos se recompone  el Todo31.

32En el centro de su autonomía, el sujeto posee su subjetividad, no una subjetividad autocentrada, sino una subjetividad dialogante, proyectada a un constante proceso de aprendizaje y desaprendizaje. En este sentido supera la realidad inducida por la inteligencia ciega, tiene la oportunidad de no estar partido, deshilachado, escindido por la disyunción esquizofrénica que lo mantenía desconectado de dimensiones fundamentales de su ser. Escindido en su mundo interior y separado de la naturaleza.

El sujeto complexus y la incertidumbre

33Lo misterioso, el azar, los componentes de aleatoriedad, el grado irreductible de incertidumbre, nunca antes se habían expresado con la contundencia de este intrincado mundo de la complejidad del tercer milenio. Lo desconocido emerge en razón de lo que Morín llama el principio ecológico de la acciónoprincipio de incertidumbre. Por este principio, cualquier acción puede derivar en consecuencias impredecibles, “las últimas consecuencias de un acto dado no son predecibles”. Esta falta de control conlleva una mirada del poder diferente, el sujeto asume lo inextricable  y misterioso de la realidad compleja, su imprevisibilidad, su aleatoriedad, la indeterminación (Roger Ciurana, 1997, pp. 261). Lo inesperado está a la espera en cualquier parte de esta realidad enredada.

34El fenómeno complejo late al centro del gran corazón de los nuevos tiempos, y en su emergencia dispone al sujeto a tener que abrirse a nuevos aprendizajes. El PC sólo puede vivir a la temperatura de su propia destrucción; muere desde el momento en que se encierra en el sistema que construye. El mundo que nos enseñó el positivismo no es el mundo en el que vivimos, el sujeto debe estar preparado para mantener un diálogo con lo indecible y lo inconcebible (Morín, 1984, pp. 346) que está presente en sus contextos de pertenencia a los que está inseparablemente unido.

El sujeto complejo como sujeto activo, descubre el sí mismo en el Otro

35En el lenguaje del Pensamiento Complejo, la subjetividad del sujeto integra bucles de retroalimentación, recursivos, cambiantes.  Existe en razón de lo Otro. El Otro es una oportunidad para el Sí Mismo, un puente que me permite la resonancia, un espacio para la empatía, para la reverberancia, para diferenciarme; un territorio de conquista, de seducción, un puerto de llegada y descubrimiento de mi propia diversidad. Queda latente la promesa de que el sujeto re-descubra e integre las propias capacidades adormecidas o silenciadas por las rigideces del modelo educativo tradicional (unidimensionalizante, rigidizante y externalizante).

36El SC re-descubre lo que desconocía de Sí mismo al integrar dimensiones contradictorias de su mundo interior. Remece su adormilada autonomía y se torna activo -lo que es deshinbidor para su mundo interior-. Asume una mirada más comprensiva y receptiva de las diferencias al descubrir su propia contradicción. Y como es adentro es afuera:el asumir la propia contradicción lo dispone a acoger las diferencias y rarezas del Otro, en un aprendizaje valiente frente a lo que desconocía de sí mismo. Dándose cuenta que coincide con lo que rechazaba en los demás y le insegurizaba fantasmáticamente. El SC al expandir su conciencia se tornará más receptivo y benévolo frente a los atributos que antes lo disponían al rechazo. Estará más fortalecido y menos expuesto ahora a factores que antes podían desestabilizarlo, ahora es capaz de reconocer en su mundo interior la diversidad de lo humano. Y desde su conciencia expandida, tomará el control de aquellas dimensiones que hasta allí fueron retardatarias para su propio desarrollo personal. La conciencia se entrena en el uso de la cibernética de segundo orden para descubrir sus propias trampas epistemológicas.

Este cambio incidirá en el entorno, por efecto del feed-back cibernético dado que, inevitablemente, este cambio tiene un impacto de influencia social en su entorno o contextos de pertenencia.

37El pensamiento de Paulo Freire, era profundamente dialéctico, le parecía que si el oprimido no tomaba conciencia de las contradicciones no podría desarrollar acciones transformadoras. Lo propio del ser humano es ser inacabado y ser consciente de su incompletud. Siempre nos falta una parte, que podemos integrar a través del Otro. Sabernos limitados, nos permite ser creadores permanentes. La necesidad de un pensamiento reflexivo implica una  resistencia crítica, que me predispone a una actitud siempre abierta a los demás.  

El sujeto complejo, autónomo y transformador

38El sujeto complejo no es solo sujetado, organizado. Es también, en razón de su autonomía, organizante respecto de su entorno. Desde su condición de ser sujeto activotiene el poder de ejercer impactos de influencia social efectiva en sus grupos de pertenencia y generar transformación. En razón del segundo principio de la termodinámica, el sujeto extrae energía del exterior para ser autónomo. La dependencia del exterior es energética e informativa, el sujeto extrae información del entorno, toma organización del mundo exterior. En función del principio de Von Foerster, la auto-organización es dependiente. Sin embargo, el Unitas-Multiplex, nos ata en tanto ‘multiplex’, pero nos autonomiza en tanto ‘unitas’, por lo que en rigor, de verdad no somos ni lo Uno ni lo Otro, sino ambas cosas (Roger Ciurana, 1997, pp.258).

39Interviene en la realidad por ser reflexivo, autocrítico y autocorrector(Morín, 1984, pp. 347). Es la única máquina que puede superar las limitaciones de su propia estructura, y siendo una máquina viva tiene la capacidad de autorregenerarsey de funcionar en el desorden y la anarquía. Desde una mirada cuántica el SC, vive de muerte y muere de vida (Morín, 1984, pp. 351).

El sujeto complejo y las redes

40Mencionamos en un punto precedente que la teoría de los sistemas elaborada por Luhmann admite el principio de circularidad. El sujeto complejo es un sistema, que a su vez está conformado por subsistemas de subsistemas, y que a su vez, integra sistemas más amplios (grupo familia, barrio, clase social, grupo etáreo…raza, ecosistema etc.). Integraciones que retroalimentan otras integraciones que las contienen, y así se multiplican y retroalimentan entre sí en redes de sistemas entre las que hay interacción. De allí, que halla una coincidencia epistemológica entre los conceptos de interacción, sistema y red, que describen el modo de organización de las realidades vivas complejas, en las que el elemento simple se ha desintegrado (Morín, 1984, pp.345).

41En las realidades de la interacción, sistema y red una es también la otra, y pueden ser leídas en transversalidad. En ellas está implícito el modelo de heterarquía, como una red de redes, en la que existe un flujo constante de interacciones simbólicas que van modificando el conjunto, en función de la circularidad que se conforma en el circuito de las mutuas dependencias y retroalimentaciones. Así, el SC es [Auto(Geno-feno-ego)eco-re-organización)] (Morín, 1984, pp. 350-1).

El sujeto complejo y su condición cósmica

42Con el PC habremos de abandonar la idea de un Universo ordenado, controlado, previsible, perfecto, anclado en un progreso indefinido, eterno, como fue el ideal del Positivismo. El universo está vivo, nació de la irradiación, de un devenir disperso. Es orden y desorden, es organización y desorganización, conoce los ciclos de  estabilidad y los de crisis.

43En este contexto cósmico, los seres humanos estamos de paso, transitoriamente, pendemos de un hilo en un gigantesco cosmos que late sin descanso, en permanente expansión y movimiento. Un universo conformado por miles de millones de galaxias, y tantos miles de millones de estrellas, que no nos alcanzaría la vida a todos los sujetos del mundo para apoderarnos cada noche de varios miles de ellas (Morín, E. 2001, pp.49).

  • 32  Morín, E.  Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Op. Cit., pp. 49.

44Morín define la Tierra  como un trompo minúsculo que gira alrededor de un astro errante, en la periferia de una pequeña galaxia de suburbio32Una definición que acentúa lo trashumante y minúsculo de lo humano en la inconmensurable e inasible frontera del Cosmos. Nosotros, los sujetos vivientes, continúa Morín, “…constituimos una pajilla de la diáspora cósmica, unas migajas de la existencia solar, un menudo brote de la existencia terrenal”. Somos el resultado, la epopeya de la religazón que misteriosamente le impidió al Cosmos que se dispersara o se desvaneciera tan pronto como nació. De las macromoléculas que se asociaron en torbellinos, uno de ellos se hizo cada vez más rico en diversidad, haciéndonos una autoorganización viviente, que a fuerza de remojo marino, de descargas eléctricas, de tormentas y convulsiones telúricas, se fue conjugando en órdenes y azares…para conjugarse en vida, una vida tan misteriosa en sus posibilidades futuras como en sus orígenes.

Final: la pasión por el sujeto complejo

45El paradigma está inscrito en lo más profundo de las cabezas de cada uno de nosotros. Al ponerlo en evidencia y mostrar la manera en que opera y funciona, es como desplegar una estrategia que debilita su poder (Roger Ciurana, 1997, pp. 320). La complejidad le demanda al sujeto un esfuerzo de su espíritu de autoobservación para poder liberar críticamente sus ataduras, y así poder enlazar, articular, religar la dispersión de su saber vivirde una manera diferentea través de una comprensión integradora, que le permite destrabar su desarrollo personal y social.

  • 33  Tomado de IIPS. “¿Qué es el Pensamiento Complejo y la complejidad ?”. www.complejidad.org.ar. Port (...)

46La experiencia de acompañamiento con grupos que incursionan en el PC, muestra que induce a un estado espiritual que no es solo de perplejidad sino también la excitación, producida por algo que nos sobrepasa en nuestra dimensión individual, nos sorprende y sobrecoge, provocando un estado parecido al  despertarPaul Valéry denominaba a este estado implexo(del latín, enlazamiento), entendiéndolo como la capacidad de sentir, reaccionar y hacer, de comprender y resistir de parte de un sujeto que intenta recomponer sus habilidades y maniobrar sus pensamientos en búsqueda de descubrir nuevas estrategias frente a la emergencia de lo real. Una especie de antídoto frente al sopor de lo ya conocido y sabido que nos coloca en una especie de vivificación del sujeto que se descubre complejoy asume la perplejidad de la complejidad33.

47La pasión por el sujeto complejo nos lleva a impulsar la transformación paradigmática para comprometernos con una suerte de revolución ético-ecológica. Se parte de la idea de que donde hay vida hay inacabamiento”. En esto el sujeto es humilde, la re-edición de sus ideas es una clave para su subsistencia en un mundo que destaca por la velocidad y el cambio cultural que tiende a hacer extensivos los comportamientos anómicos.  Humildad del SC, porque como afirma Morín:

  • 34  Morín, E. Ib-Idem, pp. 93.

“la práctica mental del autoexamen permanente del si mismo es necesaria, ya que la comprensión de nuestras debilidades o faltas es la vía para la comprensión de los demás, y en ello descubriremos que todos tenemos necesidad mutua de comprensión”34.

48El auto-examen crítico nos permite descentrarnos y ver, reconocer y juzgar nuestro egocentrismo, dejando de ser juez de todas las cosas. El sujeto sujetado, es también capaz de asumir su destino de transformación; tanto su limitación, su crisis o su enfermedad, o su evolución y sanidad, puede constituirse en la posibilidad de ruptura de un bucle de retroalimentación.

49El PC conlleva el ejercicio de comprometernos con una revolución ético-ecológica. Para Morín, la salida hacia delante de esta época de crisis está en la fuerza primigenia del amor, en la experiencia fundamentalmente positiva del ser humano (Roger Ciurana, 1997, pp. 247) (afirmación que refrenda la condición de ‘amable’ del SC).

Redescubrir nuestra relación olvidada con el Universo es descubrir un punto en el holograma que permite refundar nuestra relación con el Ecosistema. Por ello, en este escrito pueden hallarse ciertas claves para la convivencia microsocial y planetaria.

50La humanidad no ha encontrado todavía el metapunto de vista que le permita superar la ceguera de sus problemas a nivel planetario, éste fue nuestro punto de partida en este artículoEl proceso que atraviesa es mucho más complejo, y globaliza a la globalización, forma parte de una progresiva simbiosis entre el destino de la especie y el devenir ecológico y cosmológico del planetaEn el horizonte aparece una promesa: el conocimiento humano por acción de la imaginación, tiene grados de impertinencia irreductibles que en ciertos momentos de la historia permiten ampliar la percepción de lo real y crear nuevas instancias sociales e históricas (IIPC, 2006, pp.3 y 5).

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NOTAS

1  Para el Pensamiento Complejo, la recursividad o repetición dice de las operaciones que se erigen a partir de estados antecedentes, y que, por lo tanto, son reutilizadas. La recursividad implica cambio a través del movimiento, en cada movimiento el objeto afectado por la recursividad va cambiando. El efecto de una causa, se convierte nuevamente en el antecedente de un nuevo consecuente. Morín describe con este nombre, el principio de recursividad. Ideas tomadas de Ciurana, R. (1996). Introducción al Pensamiento Complejo. Barcelona: Gedisa.

2  La raíz plectere remite al tejido que se realiza para la construcción de cestas que consiste en unir el principio y el final de la soga e ir formando círculos concéntricos.

3  Como se señala más adelante en este artículo, entre las premisas que permiten reconocer cuándo un objeto de la realidad es complejo, se encuentra la que indica la necesidad de aceptar la contradicción que es inherente a toda realidad compleja. (Morín, 1984, pp. 345).

4  Tomado de IIPS. “¿Qué es el Pensamiento Complejo y la complejidad ?”. www.complejidad.org.ar. Portal del Instituto Internacional del Pensamiento Complejo. Julio, 2006.

5  Estas ideas fueron tomadas de la página Web del instituto Internacional del Pensamiento Complejo, IIPC: www.complejidad.org.ar. Ib-Idem.

6  Para profundizar la crítica que E. Morín realiza al paradigma positivista, recomiendo revisar  MORIN, E (1996). El paradigma perdido. Barcelona: Kairós.

7  Ver, Morín, E. (2001)  Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Barcelona: Paidós.

8  Protocolo de  Tesis Doctoral. “Construcción de un modelo teórico transdisciplinario (eco-psico-socio-histórico-educativo ) de sujetos complejos en una sociedad en transición hacia una conciencia planetaria”. para acceder al grado de Doctor en Ciencias del Desarrollo Sustentable, Programa de la Costa, Universidad de Guadalajara, Jalisco, México. 2006. En este Modelo la observación interdisciplinar permite lo policontextural, como instancia superadora dialógica de lo monocontextural. Sólo la policontexturalidad permite formular una metalógica interdisciplinar que sustituya la jerarquía vertical disciplinaria a modo de árbol, por el modelo heterárquico de red de redes (rizoma).

9  Luhmann descubrió un tipo de funciones sistémicas en las que admite el principio de circularidad. El sistema se auto-produce y auto-reproduce (autopoiesis).Característica de los sistemas por la que el Pensamiento Complejo construye una reflexión interdisciplinar. La fortaleza del constructivismo consiste en su capacidad de asumir la condición autorreferencial de todas las operaciones del conocer, desde presupuestos que le permiten calificar los sistemas como autopoiéticos y a su misma teoría como un emergente especializado de sus operaciones en la observación de sus observaciones.

10  Cibernética, como principal marco de referencia de las cuestiones epistemológicas; desde los aportes de Sabih, Bateson, Heinz von Foerster.

11  Ver Nota al Pie Nº 9.

12  El principio dialógico en el PC sirve a la sustitución de los criterios de verificación o falsación por el criterio de la nunca definitiva comprobación mediante el sometimiento de las propias formas de observar a la observación por Otros en el espacio de intercambio dialogal. Ello permite contraponerse al control funcionalista del objeto conocido, que es uno de los objetos principales del Positivismo. Lo dialógico, implica además una relación de circularidad entre los objetos vivos, y un cambio en el modelo de poder, de modo tal que desaparece la relación de verticalidad que se asume como dada por efecto del control social funcionalista, lo que implica una rígida arquitectura del poder.

13  Concepto policontextural utilizado por G. Günther,  que implica la superación de la dicotomía tertium non datur (afirmación y negación sin tercera alternativa) que se halla a la base de la idea de verdad del positivismo lógico tradicional.tomado de  Rodríguez de Rivera, J. (2002) “Epistemología de la Complejidad”. Documento de Trabajo CEPADE, Universidad Politécnica de Madrid, IDOE, Depto. de Ciencias Empresariales. Ediciones  Universidad Alcalá de Henares, España.

14  Podría haberse llamado también translógica por sobreponerse a la lógica aristotélica de los principios  de identidad (toda proposición verdadera es verdadera) de no contradicción (lo que es verdadero es verdadero y no puede ser falso) y del tercero excluído (lo que es verdadero es verdadero, y lo que es falso es falso, no habiendo una tercera posibilidad). Conlleva la superación de la lógica dicotómica, centrada en el sujeto (opta por los planteamientos reflexivos, dialógicos) y de la lógica relacional jerarquizante del modelo de poder funcionalista.

15  Para profundizar el concepto revisar Nickerson, R et. Al.  (1987) – Enseñar a pensar– Aspectos de la aptitud intelectual. Barcelona: Paidós.

16  La contradicción es una cuestión muy vieja que los dialécticos  no han dejado de plantear desde Heráclito a Hegel y reactualizada por Lupasco. Tomado de Morín, E. “Por un paradigma de la complejidad” en Ciencia con Conciencia, pp. 346, Op. Cit.

17  Ibáñez, Jesús (1994) El regreso del sujeto: la investigación social de segundo orden. Madrid: Siglo XXI Editores.

18  El modelo genético permite incluir la promoción de un sujeto pro-activo, ‘sujeto activo’ para Serge Moscovici, representante de la Sociopsicología Europea. Pozzoli , M. T. “La interacción social”. Una nueva epistemología para el cambio social. Revista Castalia, Nº. 1, Vol. 1, 1999. Edición de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

19  La auto-referencia o clausura operacional de cualquier sistema de conocimientos formalizado impide decidir  sobre su coherencia o consistencia. A ello se suma la investigación en Sociopsicología de Röckeak, teórico de la Escuela de Frankfurt que definió la personalidad dogmática como una modalidad del autoritarismo, de ‘mente cerrada’ o estrechez de mente. Los dogmas han llevado a lo largo de la historia a expresiones máximas de soberbia, prepotencia  y violación y suspensión de derechos y garantías individuales.

20  Luhmann, N. Ib-Idem. La Cibernética de Segundo Orden no busca detectar errores como la tradición marxista desarrollada por la Escuela de Frankfurt, que interpretaban lo inobservable del observador como deformaciones de su conocimiento, forjadas por las coacciones provenientes del sistema represor, y que contituían la falsa conciencia. Tomado de Arnold y Robles (2000), Explorando caminos transilustrados. Más allá del Neopositivismo. Epistemologías para el Siglo XXI.

21 Rizoma, con GUATTARI y DELEUZE contraponen rizoma a árbol, como metáfora de las ramificaciones arborescentes, ayuda a entender el programa mental (nos plantan árboles en la cabeza, y el poder en la sociedad siempre es arborescente, pues existe un aparato que se planta en el pensamiento como control social, para obligar al sujeto a que vaya por el buen camino. La idea de rizoma, se utiliza en tanto revisión crítica de las estructuras de poder vigentes en la sociedad. Tomado de RODRÍGUEZ de RIVERA, J.(2002) Epistemología de la Complejidad,, pp. 11.

22  Usamos la metáfora del rizoma, por esa parte subterránea de un entretejido de raíces de ciertas plantas, que puede que desde una parte de ese entramado surjan otros tallos, lo que permite la multiplicación vegetativa de la planta.

23  Tomado de LUHMANN, N. (1999) “Tradición y modernidad: las relaciones entre la religión y la ciencia”. En Teoría de los sistemas sociales II. Universidad Iberoamericana./Colección Teoría Social. Traducción directa de lo que Luhmann leyó en la P. Universidad Católica de Chile, en l988. Traducción de Pedro Morandé.

24 Heterarquía del poder, como una arquitectura de las relaciones de poder que es oportuna para describir las redes, llas relaciones de circularidad en los flujos dialógicos entre sujetos que no representan al sujeto activo, o al sujeto pasivo, prototípicas en las relaciones de poder funcionalistas, en las que es lo uno o lo otro, es decir, un par de elementos mutuamente excluyentes, sino que ambos interactuantes son sujetos activos y sujetos pasivos, el poder es dinámico y cambiante, se alterna.

25  Kölhberg, L.  (1992). La psicología del desarrollo moral (volumen 2). Bilbao: Desclée de Brouwer.

26  Pozzoli, MT (2004). “El trato amable del sujeto complejo. (Etica y educación en la globalización para una conciencia planetaria)”. Ponencia presentada en el Work-Shop “Nuevos Modelos de vida comunitaria y personal para el siglo XXI”, realizada en Oñate, País Vasco, España, los días 23 y 24 de septiembre del 2004.

27  Si se recuerda que la palabra “complejo”  en castellano con su variante “complexo”, venía del latín “complexus”, que significa que abarca, y cuyo participio del verbo complector significaba yo abarco, abrazo.

28  Tomado de Corominas, J. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, 2005.

29  Pozzoli, MT (2004). El trato amable del sujeto complejo., Op. Cit. Anexos

30  Morine (1993)  “Civilizar la nueva conciencia planetaria”, extraído de Tierra y Patria. Barcelona: Kairós.

31  Morín cita el Principio de Pascal: “todas las cosas siendo causadas y causantes, ayudadas y ayudantes, mediatas e inmediatas…que liga las más alejadas y las más diferentes”. MORIN, E. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, Op. Cit. pp. 37.

32  Morín, E.  Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Op. Cit., pp. 49.

33  Tomado de IIPS. “¿Qué es el Pensamiento Complejo y la complejidad ?”. www.complejidad.org.ar. Portal del Instituto Internacional del Pensamiento Complejo. Julio, 2006. Pp. 2.

34  Morín, E. Ib-Idem, pp. 93.

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PARA CITAR ESTE ARTÍCULO

Referencia electrónica

María Teresa Pozzoli«El sujeto de la complejidad»Polis [En línea], 15 | 2006, Publicado el 04 agosto 2012, consultado el 15 junio 2022URL: http://journals.openedition.org/polis/4921

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AUTOR

María Teresa Pozzoli

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