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lunes, 20 de julio de 2015

¿Qué es el Dinero?

¿Qué es el Dinero?

Si bien se asocia con billetes y monedas, en realidad es cualquier cosa que las personas estén dispuestas a aceptar como pago de bienes y deudas.
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El dinero es algo que juega un papel muy importante en la vida cotidiana. En general, se tiende a asociar al dinero con los billetes, las monedas o, tal vez, los cheques. Pero eso no sería una muy buena apreciación del concepto dinero, y por lo tanto no sería una muy buena respuesta. Ya que por un lado, los billetes y las monedas sólo representan a una parte de la oferta del dinero, y, por otra, los cheques no son en realidad dinero.
Entonces, ¿Qué es el dinero?
Las definiciones pueden ser muy variadas y de muy largo alcance. En tal caso,entenderemos como dinero a "cualquier cosa que los miembros de una comunidad estén dispuestos a aceptar como pago de bienes y deudas".
No obstante, todos estamos familiarizados con los billetes y monedas, también conocidos como dinero efectivo o circulante, con los cuales podemos adquirir bienes y servicios en tiendas, restaurantes, kioscos, transporte, etc.
Sin embargo, existe otro tipo de dinero mucho más importante y que son los depósitos que la gente tiene en los bancos. En efecto, si el depósito es en una cuenta corriente, la compra podría pagarse directamente con un cheque personal, en reemplazo del dinero efectivo.
Así, los billetes y monedas más los depósitos en los bancos son los elementos que constituyen el concepto más básico de dinero cuando es entendido como un medio de pago.

La economía mundial vuelve a tambalearse en la cuerda floja


La economía mundial vuelve a tambalearse en la cuerda floja

Inflacion Zonaeuro 2011 2014
Pese a los cientos de miles de millones de euros que los bancos centrales han inyectado al sistema financiero, la economía mundial vuelve a instalarse al borde del precipicio. La mezquindades de Alemania y el mortífero austericidio han acorralado a Europa en la trampa 3-D: Desempleo, Deuda, Deflación, dando cuenta que hemos entrado a un nuevo túnel y esta vez mucho más oscuro. El FMI ya está hablando directamente de los serios peligros del estancamiento secular, es decir, de una crisis que se hace omnipresente, se arraiga y se prolonga. Es la “nueva normalidad” del sistema capitalista, que se desangra por los cuatro costados a medida que todos los signos de recuperación se desvanecen.

La crisis griega es nuevamente uno de los grandes focos de tensiones. Porque aunque Alemania minimice los efectos de una salida de Grecia del euro, puede provocar un efecto mucho más devastador que la caída de Lehman Brothers hace siete años. Nadie imaginó en el 2008 que la caída de un banco pequeño como Lehman podría desatar la pandemia financiera que aún cobra víctimas. Lo mismo con Grecia, de ahí que nadie quiera arriesgarse a una salida intempestiva del país heleno que podría hundir al euro en el abismo. Es una amenaza latente que demuestra que el modelo capitalista de los últimos 30 años ha colapsado dado que todos sus signos vitales han desaparecido.

Deflación, Deuda, Desempleo

La deflación sigue avanzando en Europa por cuarto mes consecutivo mientras el desempleo no cede ni cederá hasta 2018 si hay suerte. La deuda se dispara a máximos históricos mientras la mayoría de las principales economías del mundo se preparan para un período prolongado de tasas de crecimiento reducidas, lo que hará aún más difícil a los gobiernos y las empresas disminuir sus niveles de deuda. Además, el alto desempleo reduce el consumo y esto retroalimenta el pernicioso ciclo negativo de más desempleo y menos consumo. En síntesis, las cifras de consumo previas al estallido de la crisis nunca más volverán.
EurozonedebtEl informe de FMI apunta alarmantemente que la actual crisis en curso puede ser peor que la de 2008 dado el escaso nivel de maniobra que los países tienen actualmente, a diferencia de hace siete años. De ahí que China, en particular, puede sufrir una seria contracción en su crecimiento al tratar de reequilibrar su economía lejos de la inversión y el consumo. La desaceleración de los países emergentes puede ser aún mayor, ante la caída de sus exportaciones de materias primas a China. La producción de los emergentes, que entre 2008 y 2014 avanzaron a un ritmo de 6,5 por ciento anual, puede bajar al 5 por ciento en los próximos años. En los países industrializados, el FMI prevé un crecimiento de apenas el 1,6 por ciento anual de aquí al 2020.
En este contexto de profundo deterioro, muchos países como Canadá, Corea del Sur, Suecia, Australia y China han respondido a las preocupaciones sobre el deterioro de la competitividad comercial mediante la reducción de las tasas de interés en más de lo habitual. Si bien no todos los países pueden devaluar el uno contra el otro, todos los países pueden tratar de "devaluar" sus monedas frente al nivel general de precios en bienes y servicios y esto es lo ha abierto una guerra comercial y de divisas en toda la regla.

Guerra de Divisas

Esto está provocando devaluaciones competitivas con cada país que trata de resolver sus problemas a costa de otro. Más aún cuando los principales bancos centrales se dedican a debilitar sus monedas con el objetivo de obtener alguna ventaja competitiva que nunca llega. La política de empobrecer al vecino no hace más que empobrecer a todo el mundo y así van las cosas: un mundo cada vez más pobre y precarizado. Loa planes de austeridad solo han empeorado las cosas potenciando la deflación y el desempleo, y creando una situación económica aún peor, al constituir un freno a la demanda.
Si bien Europa había experimentado una recuperación parcial, que se ha paralizado, hay grandes signos de interrogación sobre lo mucho que la recuperación va a beneficiar a los más afectados por los años de recesión y estancamiento. El desempleo en la zona euro se mantiene en un 11,2 por ciento y la debilidad del crecimiento no va a permitir que este disminuya lo suficientemente rápido como para que las empresas contraten a más trabajadores. Las últimas previsiones del BCE señalan que la tasa de desempleo de la eurozona se mantendrá en dos dígitos, incluso después de que el programa de flexibilización cuantitativa por € 1100000000000 (1,1 billones de euros) se aplique plenamente.
Se estima que hasta finales de 2017, el 10 por ciento del mercado del trabajo continuará sin empleo, impidiendo alcanzar los objetivos de una recuperación completa pensados por la UE. La larga crisis de la zona euro ha sido tan perjudicial, que ha destruido permanentemente la capacidad de la economía para crear puestos de trabajo, incluso si hay rebotes en la demanda. En otras palabras, el desempleo masivo se ha convertido en una característica permanente del actual modelo económico.
Los jóvenes de la zona euro se han llevado la peor parte de la crisis, con tasas de desempleo por encima del 50 por ciento en España y Grecia, y sobre el 40 por ciento en Italia. La frustración en la juventud ante una recesión prolongada hace algo más que crear dificultades económicas: permite desacreditar a las ideologías dominantes para avivar la ira contra las élites políticas y estos efectos pueden durar mucho más allá del punto en el que las cifras económicas muestran una cierta mejora.
Como el retorno al crecimiento sostenido se ve poco probable, cunde la sensación de malestar económico, y en toda Europa existe el temor de que países enteros han vivido más allá de sus posibilidades y tendrán que aceptar un ajuste a la baja permanente en los niveles de vida. En países como Grecia, Portugal e Irlanda, donde el ajuste se llevó a cabo de una manera bastante rápida y brutal, se ha dado lugar a recortes en los salarios y las pensiones nominales. En todos estos países, existe el temor de que las nuevas generaciones vivirán en forma más precaria que sus padres.
El crecimiento de los partidos anti-sistema es un reflejo de la crisis. Esto marca un cambio brusco en la conciencia y un profundo cuestionamiento del sistema capitalista. Lo que está claro es que no hay manera de salir de la crisis con las recetas propias del sistema, más aún cuando es la oligarquía financiera la que controla a los gobiernos. Se requiere cambiar de modelo y de visión y esto no es posible en el corto plazo. El modelo económico instaurado por Thatcher y Reagan desde 1980 está llegando a su fin.

Economistas de Harvard y Citigroup llaman a eliminar el dinero en efectivo

Economistas de Harvard y Citigroup llaman a eliminar el dinero en efectivo

La profunda crisis que vive el sistema financiero tiene a la economía en un callejón sin salida. Los bancos centrales han agotado todo su arsenal de políticas de estímulo y la economía permanece estancada. A siete años del estallido de la crisis y las cuantiosas inyecciones de liquidez, el dinero sigue sin fluir, y la promesa de la recuperación se ha desvanecido. El precario equilibrio entre inflación y deflación tarde o temprano se romperá. Para muchos, el problema es el dinero y las múltiples operaciones que escapan a su control: desde la creación de dinero de la nada por parte de la banca, a los abusos de los paraísos fiscales y los contrabandistas. Tarde han detectado los inconvenientes de los paraísos fiscales, el lucrativo negocio del lavado de dinero, la evasión y los fraudes fiscales a gran escala.


Por eso que la idea de terminar con el dinero en efectivo ha comenzado a tomar fuerza en el último año. Si inyectar cientos de miles de millones de euros y dólares a la economía no la ha reanimado, significa que el dinero se va justamente al lado oscuro donde no queda ninguna huella de su uso. Para evitar esta metástasis que deja en estado de coma a la economía, Kenneth Rogoff, de la Universidad de Harvard, y Willem Buiter, economista jefe de Citigroup, están proponiendo laabolición del dinero en efectivo. Ambos son de la opinión de que las actuales tasas de interés negativas a los depósitos no están significando un repunte de la economía dado que los grandes capitalistas evaden impuestos al transar sus operaciones en efectivo. Rogoff recuerda el caso de una redada realizada contra los barones de la droga en México, donde se encontraron 250 millones de dólares contantes y sonantes.
No deja de ser de interés que esta vez sean dos economistas del mainstream, de la corriente principal del capitalismo, quienes aboguen por una práctica de control monetario que elimina una de las características centrales del dinero como es el anonimato de su poder y las operaciones que facilita. Para Rogoff y Buiter la existencia del dinero en efectivo es hoy el principal obstáculo para salir de la crisis y avanzar hacia la prosperidad, dado que el dinero real, al parecer, está en muy pocas manos. Con esto promueven el fin de los billetes y la creación de una sociedad en la que no exista el dinero en efectivo, y en la cual los pagos puedan hacerse a través de la multiplicidad de dispositivos móviles y digitales.

Hay que abolir los billetes y monedas

Rogoff ha sido uno de los principales economistas en proponer la abolición del dinero en efectivo. En su documento de trabajo Costs and Beneficts to Phasing Out Paper Currency Costos y beneficios de la eliminación del papel moneda, propone deshacerse de los billetes y monedas a favor de las transacciones electrónicas. Para Rogoff la única manera de evitar la evasión de impuestos, el lavado de dinero y el contrabando es eliminando el dinero físico. Los bancos centrales han fracasado con sus planes de estímulo y sus tasas de interés negativas a los depósitos dado que la economía no se ha reanimado. Esto es porque los grandes capitales prefieren mantener el dinero en efectivo.
Hasta el momento los planes de limitar los pagos en dinero en efectivo han fracasado, o se mantienen en cotas aún muy elevadas. Francia, cuyo límite a las transacciones en efectivo a los no residentes es de 15 mil euros, ha intentado bajar el límite a mil euros, pero aquí choca con los intereses de Alemania, que no tiene ningún límite a las transacciones en efectivo. Para Rogoff, las transacciones en efectivo deben abolirse dado que la situación económica empeora día a día por el abuso de los barones del dinero, cuyos grandes flujos de dinero en efectivo no son declarados.

Sólo billetes de 5 euros

Buiter, más cauto, señala en su informe que solo deberían permitirse los billetes de pequeña denominación (5 euros), eliminando todos los billetes superiores a esa cifra. Hace años, se pedía la eliminación de los billetes de 500 euros (es el billete de mayor denominación mundial) y todavía está vigente, ¿a quien sirve? Buiter reconoce la inefectividad de las tasas de interés negativas dado que "nadie va a tener su dinero en el banco a una tasa negativa que va reducir su riqueza cuando lo puede tener en efectivo sin sufrir ninguna reducción". Mantener el dinero en efectivo es una manera fácil y eficaz de evitar las tasas nominales negativas.
Para evitar este problema y salir del estancamiento económico Buiter propone tres medidas directas: i) abolición del papel moneda, ii) existencia de una moneda tributaria, y iii) eliminar el tipo de cambio fijo entre la moneda y el coeficiente reservas/depósitos de la banca. Buiter aplica una estricta Regla de Taylor para demostrar que la Reserva Federal debió aplicar una tasa negativa desde el año 2009 que debió llegar a -6 por ciento en 2010.
Us Effective Rate Taylor Rule
Consciente de que su idea es bastante polémica (Orwell, Huxley y Ray Bradbury se sonrojarían), Buiter se encarga de plantear y responder las desventajas que observan sus detractores: i) de partida, sostiene que deben seguir existiendo los billetes de pequeña denominación (5 euros), para las transacciones de los más pobres, aquellos que no tienen ninguna opción de hacer operaciones vía teléfono móvil; ii) los gobiernos y los bancos centrales perderían ingresos por señoreaje, algo que puede crear resistencias; iii) el uso único del dinero electrónico puede hacer perder privacidad (lo comparan con la Stasi, de la ex-Alemania Oriental, olvidando que EEUU, como mostró Edward Snowden, es aún peor); iv) la exclusividad de los pagos electrónicos puede crear nuevos riesgos de seguridad; v) la abolición del dinero en efectivo creará serias resistencias. Para Buiter, estos últimos argumentos para rechazar la eliminación del dinero en efectivo son débiles.
Actualmente el dinero en efectivo se utiliza en el 85 por ciento de las transacciones globales, lo que da cuenta de la magnitud del cambio que proponen Rogoff y Buiter, idea que está encontrando serias resistencias dentro de la misma ortodoxia de la que provienen estos autores.
La idea de personas intercambiando pagos a través de sus teléfonos móviles revive algunas imágenes de la ciencia ficción como en las obras de Ray Bradbury. Pero el mundo está formado por clases sociales muy dispares y solo los "alfa", como en la obra de Huxley, Un mundo feliz, gozan de los privilegios tecnológicos y de los respaldos financieros para desenvolverse en el mundo con los widgets de su móvil. A su vez, la idea de un mundo centralizado donde un gran ojo vigila lo que hace cada ciudadano remite a Orwell y su 1984. Esto es lo que asusta de los ideas de Rogoff y Buiter, hasta ahora defensores del modelo económico que lanzó a la economía mundial por el barranco... Pero si tras siete años de crisis están promoviendo ideas que tienden a coartar la libertad de las personas para manejar su dinero, es porque las cosas se pondrán mucho peor.