Un día, discutiendo acerca de la forma exacta de un elefante, no conseguían ponerse de acuerdo. Como ninguno de ellos había tocado nunca uno, decidieron salir al día siguiente a la busca de un ejemplar, y así salir de dudas.
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miércoles, 22 de julio de 2015
BCR PERÚ 2015
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Simplemente..........Ayn Rand
Ayn Rand
Seudónimo de Alisa Zinóvievna Rosenbaum (San Petersburgo, Imperio ruso, 2 de febrero de 1905 – Nueva York, Estados Unidos, 6 de marzo de 1982), filósofa y escritora estadounidense de origen ruso, ampliamente conocida por haber escrito los bestsellers El manantial y La rebelión de Atlas, y por haber desarrollado un sistema filosófico al que denominó «objetivismo».
Rand defendía el egoísmo racional, el individualismo, y el capitalismo laissez faire, argumentando que es el único sistema económico que le permite al ser humano vivir como ser humano, es decir, haciendo uso de su facultad de razonar. En consecuencia, rechazaba absolutamente el socialismo, el altruismo y la religión.
Entre sus principios sostenía que el hombre debe elegir sus valores y sus acciones mediante la razón, que cada individuo tiene derecho a existir por sí mismo, sin sacrificarse por los demás ni sacrificando a otros para sí, y que nadie tiene derecho a obtener valores provenientes de otros recurriendo a la fuerza física.
Teniendo la convicción de que los gobiernos tienen una función legítima pero limitada, a Ayn Rand no se le puede confundir con una anarquista, pudiendo en cambio ser considerada liberal y minarquista, pese a que ella nunca aplicó este último término para referirse a sí misma.
Seudónimo de Alisa Zinóvievna Rosenbaum (San Petersburgo, Imperio ruso, 2 de febrero de 1905 – Nueva York, Estados Unidos, 6 de marzo de 1982), filósofa y escritora estadounidense de origen ruso, ampliamente conocida por haber escrito los bestsellers El manantial y La rebelión de Atlas, y por haber desarrollado un sistema filosófico al que denominó «objetivismo».
Rand defendía el egoísmo racional, el individualismo, y el capitalismo laissez faire, argumentando que es el único sistema económico que le permite al ser humano vivir como ser humano, es decir, haciendo uso de su facultad de razonar. En consecuencia, rechazaba absolutamente el socialismo, el altruismo y la religión.
Entre sus principios sostenía que el hombre debe elegir sus valores y sus acciones mediante la razón, que cada individuo tiene derecho a existir por sí mismo, sin sacrificarse por los demás ni sacrificando a otros para sí, y que nadie tiene derecho a obtener valores provenientes de otros recurriendo a la fuerza física.
Teniendo la convicción de que los gobiernos tienen una función legítima pero limitada, a Ayn Rand no se le puede confundir con una anarquista, pudiendo en cambio ser considerada liberal y minarquista, pese a que ella nunca aplicó este último término para referirse a sí misma.
Frederic Bastiat (1801-1850): entre las revoluciones francesa y marginalista
Frederic Bastiat (1801-1850): entre las revoluciones francesa y marginalista
Puede consultar la versión original en inglés de este artículo en la página del Mises Institute.
Claude Frédéric Bastiat fue un economista francés, legislador y escritor que fue paladín de la propiedad privada, el libre mercado y el gobierno limitado. Quizás el principal tema subyacente de los escritos de Bastiat fue que el libre mercado era inherentemente una fuente de "armonía económica" entre los individuos, en la medida en que el gobierno estuviera restringido a la función de proteger las vidas, libertades y propiedad de los ciudadanos del robo o la agresión. Para Bastiat, la coerción gubernamental era legítima solo si servía "para garantizar la seguridad de la persona, su libertad y sus derechos de propiedad, para hacer que la justicia reine sobre todo".
Bastiat enfatizó la función de planificación-coordinación del libre mercado, un tema principal de la Escuela Austríaca, porque su pensamiento estuvo influenciado por algunos de los escritos de Adam Smith y por los grandes economistas franceses del libre mercado Jean-Baptiste Say, Francois Quesnay, Destutt de Tracy, Charles Comte, Richard Cantillon (quien nació en Irlanda y emigró a Francia) y Anne Robert Jacques Turgot. Estos economistas franceses estaban entre los precursores de la moderna Escuela Austríaca, al haber desarrollado primero conceptos tales como es mercado dinámico, el proceso de competencia, la evolución del libre mercado de la moneda, la teoría del valor subjetivo, las leyes de disminución de la utilidad marginal y los rendimientos marginales, la teoría de la productividad marginal de los precios de los recursos y la futilidad de los controles de precios en particular y del intervensionismo económico en general.
Trasfondo intelectual de Bastiat
Bastiat quedó huérfano a los diez años; creció y fue educado por sus abuelos paternos. Dejó la escuela a la edad de diecisiete años para trabajar en el negocio familiar de exportaciones en la ciudad de Bayona, donde aprendió de primera mano los males del proteccionismo observando todos los cierres de almacenes, la declinante población y la pobreza incrementada y el desempleo causado por las restricciones al comercio.
Cuando su abuelo murió, Bastiat, a la edad de veinticinco años, heredó la propiedad de la familia en Mugron, lo que le permitió vivir como un caballero granjero y erudito por los siguientes veinte años. Bastiat contrató gente para operar la granja familiar, así que se pudo concentrar en sus búsquedas intelectuales. Fue un voraz lector y discutió y debatió con amigos virtualmente todas las formas de literatura. Su más cercano amigo fue su sobrino, Felix Coudroy. "Coudroy y Bastiat se abrieron paso poco a poco a través de un tremendo número de libros sobre filosofía, historia, política, religión, viajes, poesía, economía política, biografía, etc... Era en estas conversaciones que las ideas de Bastiat se desarrollaron y sus pensamientos maduraron."
Coudroy fue inicialmente un seguidor de Rousseau y, como la mayoría de los admiradores de Rousseau, entonces como ahora, era socialista. Pero Bastiat, quien siempre dijo preferir una conversación uno a uno a dar un discurso a miles de personas, convirtió a Coudroy al liberalismo clásico.
El primer artículo publicado de Bastiat apareció en abril de 1834. Era una respuesta a una petición de los comerciantes de Burdeos, el Havre y Lyon para eliminar las tarifas sobre productos agrícolas pero manteniéndolos sobre los bienes de manufactura. Bastiat alabó a los comerciantes por su posición sobre los productos agrícolas, pero los excorió por su hipocresía en querer el proteccionismo para sí mismos. "Ustedes demandan privilegio para unos pocos", escribió, mientras que "yo demando libertad para todos". Entonces explicó por qué todas las tarifas deberían ser abolidas completamente.
Bastiat continuó afilando sus argumentos en favor de la libertad económica escribiendo un segundo ensayo en oposición a todos los impuestos domésticos sobre el vino, intitulado "El impuesto y el Vino", y un tercer ensayo oponiéndose a todos los impuestos sobre la tierra y a todas las formas de restricciones del comercio. Entonces, en el verano de 1844, Bastiat envió un manuscrito no solicitado sobre los efectos de las tarifas francesas e inglesas al más prestigioso periódico económico en Francia, elJournal des Économistes. Los editores publicaron el artículo, "La Influencia de las Tarifas Inglesas y Francesas" en el ejemplar de octubre de 1844, y esto se convirtió incuestionablemente en el más persuasivo argumento para el libre comercio en particular, y para la libertad económica en general, que había alguna vez aparecido en Francia, si no en toda Europa.
En este artículo, Bastiat primero desplegó su dominio de la sabiduría acumulada en los economistas de la tradición pre-austríaca y se confirmó como un brillante sintetizador y organizador de las ideas económicas. Inmediatamente ganó fama nacional e internacional y, como abogado del libre comercio, empezó una amistad con Richard Cobden, el líder de la Liga de la Ley Anti-Trigo británica, que fue exitosa en eliminar todas las restricciones comerciales en Inglaterra en 1850. Bastiat organizó una organización similar en Francia, la Asociación de Libre Comercio francesa, que fue un instrumento de la eliminación de Francia de la mayoría de sus barreras en 1860, diez años después de la muerte de Bastiat. Bastiat fue especialmente efectivo en difundir su influencia como editor del periódico de la Asociación de Libre Comercio, Le Libre-Échange.
Después de veinte años de intensa preparación intelectual, los artículos de Bastiat empezaron a llover y pronto tomaron la forma de su primer libro, Sofismas Económicos, que hasta hoy se podría argumentar que es la mejor defensa literaria de la libertad de comercio disponible. Rápidamente siguió con su segundo libro, Armonías Económicas, y sus artículos fueron reimpresos en periódicos y revistas en toda Francia. En 1846, fue elegido como miembro respectivo de la Academia De Ciencia Francesa, y su obra fue inmediatamente traducida al inglés, español, italiano y alemán. Las asociaciones de libre comercio pronto empezaron a brotar en Bélgica, Italia, Suecia, Prusia y Alemania, todas basadas en la Asociación de Libre Comercio francesa de Bastiat.
Ideas de la escuela austríaca en Bastiat
Mientras Bastiat estaba formando la opinión económica en Francia, Karl Marx estaba escribiendo Das Kapital, y la noción socialista de "lucha de clases", de que las ganancias económicas de los capitalistas necesariamente surgían a expensas de los trabajadores, estaban ganando popularidad. Las Armonías Económicas de Bastiat explicaron por qué lo opuesto es verdad, que los intereses de la humanidad son esencialmente armonioso si pueden ser cultivados en una sociedad libre donde el gobierno confina sus responsabilidades a suprimir robos, asesinatos y grupos de intereses especiales que buscaban usar al Estado como medio de pillaje contra sus compañeros ciudadanos.
Teoría del Capital
Bastiat contribuyó a la teoría del capital austríaca explicando con maestría cómo la acumulación del capital resulta en el enriquecimiento de los obreros por incremento de la productividad marginal del trabajo y, consecuentemente, su remuneración. La acumulación de capital, escribió Bastiat, podría también resultar en una más barata y mejor cualidad de los bienes de consumo, que podría también aumentar los salarios reales. También explicó cómo el interés en el capital declina en tanto se vuelve más abundante.
Así, los intereses de los capitalistas y del trabajo son realmente armoniosos, y las intervenciones del gobierno en los mercados de capital empobrecerán a los trabajadores tanto como a los dueños del capital. Bastiat también explicó por qué en un mercado libre ninguno puede acumular capital a menos de que lo use de una manera que beneficia a otros, i.e., consumidores. En realidad, escribió Bastiat, el capital es usado siempre para satisfacer los deseos del pueblo a quien no pertenece. En agudo contraste con la mayoría de sus predecesores, Bastiat creía que "es necesario ver la economía desde el punto de vista del consumidor... Todos los fenómenos económicos... deben ser juzgados por las ventajas y desventajas que brindan al consumidor." Mises repitió este punto en Human Action cuando notó que aunque los banqueros no parecen "controlar" la asignación de capital por sus decisiones diarias, esto es, los consumidores son quienes "capitanean" el barco económico, porque son sus preferencias las que abastecen los negocios exitosos.
Costo Subjetivo
La más grande contribución de Bastiat a la teoría del valor sujetivo fue cómo aplicó rigurosamente la teoría en su ensayo "Lo que se ve y lo que no se ve". En ese ensayo, Bastiat, se enfoca implacablemente en los ocultos costos de oportunidad de la asignación de recursos gubernamental, destruida por la noción proto-keynesiana de que los gastos del gobierno pueden crear empleos y riqueza. En la primera edición de Economics in One Lesson, Henry Hazlitt escribió que: "Mi más grande deuda, con respecto a la clase de marco expositivo sobre el que el presente argumento se apoya, es el ensayo de "Lo que se ve y lo que no se ve." La presente obra podría, de hecho, ser vista como una modernización, extensión y generalización del planteamiento encontrado en el panfleto de Bastiat."
La Ciencia de la Acción Humana
La manera en que Bastiat describió la economía como un esfuerzo intelectual es virtualmente idéntico a lo que los austríacos modernos etiquetan como la ciencia de la acción human o praxeología. Bastiat escribió en sus Armonías cómo "El sujeto de la economía política es el HOMBRE... [quien está] dotado con la habilidad de comparar, juzgar, elegir y actuar... Esta facultad... de trabajar por cada otro, de transmitir sus esfuerzos e intercambiar sus servicios a través del tiempo y espacio... es precisamente lo que constituye la Ciencia Económica."
Como los austríacos contemporáneos, Bastiat vió la economía como "la Teoría del Intercambio", donde los deseos de los participantes del mercado "no pueden ser pesados o medidos... El Intercambio es necesario para determinar el valor." Así, para Bastiat, como para los austríacos contemporáneos, el valor es subjetivo, y la única manera de conocer cómo la gente valora las cosas es a través de sus preferencias demostradas tal como se revelan en los intercambios del mercado. El intercambio voluntario, por consiguiente, es mutuamente ventajoso. Esto fue una innovación teórica importante en la historia de la teoría económica, pues muchos de los economistas británicos habían sucumbido a la "falacia física", la desviada opinión de que el valor está determinado por la producción de los objetos físicos solos.
La comprensión de que el valor es creado por el intercambio voluntario, señaló Murray Rothbard, "condujo a Bastiat y a la escuela francesa a acentuar las maneras en que el libre mercado conduce a una tranquila y armoniosa organización de la economía". Rothbard mismo desarrolló la teoría subjetivista del intercambio de Bastiat mucho más completamente un siglo después en su devastadora crítica de la economía del bienestar moderna.
Otro tema rothbardiano en la obra de Bastiat (o un tema de Bastiat en la obra de Rothbard) tiene que ver con la renta de la tierra. En el tiempo de Bastiat, los socialistas propusieron el argumento de que ninguno tenía derecho a la renta de la tierra porque era Dios, después de todo, quien creó la tierra, no el actual propietario. La respuesta de Bastiat fue que la renta de la tierra era realmente legítima porque los propietarios habían dado un servicio valioso al limpiar la tierra, desecándola y haciéndola aprovechable para la agricultura. Si todos estos costos de inversión son capitalizados, explicó Bastiat, entonces es claro que los propietarios no están ganando un ingreso excepcional a través de la renta de la tierra después de todo, sino que están proveyendo un valioso servicio público. Murray Rothbard desarrollaría después esta idea más completamente en su defensa de la "colonización" como un medio apropiado de establecer derechos de propiedad.
Pillaje Gubernamental
Mientras establecía la armonía inherente del comercio voluntario, Bastiat también explicó cómo la asignación gubernamental de recursos es necesariamente antagónica y destructiva de la armonía natural del libre mercado. Ya que el gobierno no produce riqueza por sí mismo, debe necesariamente tomarla de alguno para darlo a otros; robar a Pedro para pagarle a Paul es la esencia del gobierno, como Bastiat lo describió. Más aún, grupos de intereses especiales buscan más y más del dinero de otras gentes a través de la tutela del Estado, socavando las capacidades productivas del libre mercado al comprometerlas en política más que en conductas productivas. "El Estado", escribió Bastiat, "es la gran entidad ficticia por la que todos buscan vivir a expensas de todos los otros."
Bastiat es quizás mejor conocido por su trabajo en el campo de la economía política que estudia la interacción entre la economía y el estado como opuesto a la teoría económica pura. Buscó entender cómo el estado operaba, qué iniciativas le dirigían, y lo hizo tan bien como cualquiera lo haya hecho. No hay espacio aquí para una discusión profunda de las ideas de Bastiat en economía política, pero unos pocos ejemplos serán suficientes. El gobierno era necesario, de acuerdo con Bastiat, pero solo si se restringía a sus funciones "esenciales". Creía que "ninguna sociedad puede existir a menos de que las leyes sean respetadas en cierto grado", pero al mismo tiempo esto solo podría ocurrir si las leyes mismas fueran respetables.
La justificación moral para una ley, más aún, nunca puede estar basada en un voto mayoritario, porque "ya que ningún individuo tiene el derecho a esclavizar a otro individuo, entonces ningún grupo de individuos puede posiblemente tener tal derecho." Toda redistribución a través de la democracia mayoritaria es por tanto "pillaje legal" y es, por definición, inmoral.
El eslogan, "si los bienes no cruzan las fronteras, los ejércitos lo harán", es a menudo atribuido a Bastiat porque él contundentemente sostuvo la causa de que el libre comercio era quizás la ruta más segura para la paz tanto como la prosperidad. Entendió que a través dela historia, las tarifas han sido la mayor causa de guerra. El proteccionismo, después de todo, es un intento del gobierno para imponer a sus propios ciudadanos en tiempos de paz la misma clase de daño que sus enemigos intentan (con bloqueos navales) durante las guerras.
Descubrimiento Competitivo
Bastiat entendió que la competencia en el libre mercado era un "procedimiento de descubrimiento dinámico", para usar una frase de Hayek, en que los individuos procuran coordinar sus planes en ejecutar sus objetivos económicos. Todas las formas de intervención gubernamental interrumpen y distorsionan ese proceso porque una vez que una ley o regulación es publicada, "el pueblo no necesita más discutir, comparar, planear el futuro; la ley hace todo esto por ellos. La inteligencia se vuelve un accesorio inútil para la gente; cesan de ser hombres; pierden su personalidad, su libertad, su propiedad."
Falso Altruismo
Bastiat también miró a través de la falsa "filantropía" de los socialistas, quienes constantemente se propusieron ayudar a esta o aquella persona o grupo a través del pillaje de la riqueza de otros miembros inocentes de la sociedad a través de la tutela del Estado. Todos estos esquemas están basados en el "pillaje legal, la injusticia organizada."
Como los neo-conservadores de hoy, los socialistas del siglo XIX tildaron a los liberales clásicos con el mote de "individualistas", implicando que los liberales clásicos estaban opuestos a la fraternidad, a la comunidad y a la asociación. Pero, como Bastiat señaló astutamente, él (como otros liberales clásicos) solo estaba opuesto a la asociación forzada y era abogado de comunidades y asociaciones genuinas y voluntarias. "Cada vez que objetamos que una cosa sea hecha por el gobierno, los socialistas [erróneamente] concluyen que objetamos lo que está siendo hecho del todo."
Derechos Naturales y Libertad de Intercambio
Bastiat puede también verse como un eslabón entre los teóricos del derecho natural de los siglos diecisiete y dieciocho y algunos miembros dela moderna Escuela Austríaca, el más notable Murray Rothbard, quien basó su defensa de los mercados libres en los derechos naturales, más que meramente en argumentos utilitarios. Para Bastiat, el colectivismo en todas sus formas era moralmente reprensible (al estar basado en el robo legalizado) y un impedimento a la armonización natural de los intereses humanos que es facilitada por los mercados libres y la propiedad privada.
Bastiat no solo creía que el colectivismo constituía un pillaje legal; también creía que la propiedad privada era esencial para satisfacer la naturaleza humana como un ser libre que, por naturaleza, actúan en su propio interés para satisfacer sus deseos (subjetivos). Argumentar contra el derecho a la propiedad privada sería argumentar que el robo y la esclavitud eran moralmente "correctas". Así, la protección de la propiedad privada es la función primaria (acaso la única legítima) del gobierno. El político "no tiene autoridad sobre nuestras personas y nuestra propiedad, ya que ellas le preexisten y su tarea es rodearlas de garantías".
Bastiat fue el autor de lo que es hasta hoy la más fuerte defensa del libre comercio jamás producida. Su causa fue construida sobre miríadas de conceptos económicos, pero a lo que la causa del libre comercio vino realmente a reducirse fue a que "nunca ha sido una cuestión de deberes consuetudinarios, sino una cuestión de lo correcto, de la justicia, del orden público, de la propiedad. Porque el privilegio [creado por el gobierno], bajo cualquier forma que se manifieste, implica la negación o el desprecio de los derechos de propiedad". Y "el derecho a la propiedad, una vez debilitado en una forma, pronto sería atacado en miles de formas diferentes."
En Sofismas Económicos, Bastiat creó magistralmente la más completa defensa del libre comercio jamás construida hasta ese tiempo, en que aplicó conceptos económicos como las ventajas mutuas del comercio voluntario, la ley de ventaja comparativa, los beneficios de la competencia para el productor tanto como para el consumidor y el vínculo histórico entre barreras comerciales y guerra. El libre comercio, explicaba Bastiat, significaría "una abundancia de bienes y servicios a más bajos precios; más trabajos para más gente a mayores salarios reales; mayores ganancias para los manufactureros; un más alto nivel de vida para los agricultores; más ingreso para el Estado en la forma de impuestos a los niveles acostumbrados o inferiores; el más productivo uso del capital, del trabajo y de los recursos naturales; el fin de la "lucha de clases" que... estaba basada primariamente en injusticias económicas como tarifas, monopolios y otras distorsiones legales del mercado; el fin de la "política suicida" del colonialismo"; la abolición de la guerra como una política nacional; y la mejor educación posible, vivienda y cuidado médico para toda la gente."
Bastiat fue un genio explicando todos estos principios y consecuencias económicas por el uso de la sátira y las parábolas, la más famosa de las cuales es "La petición de los Fabricantes de Candelas", que "pedían" una ley que mandara "cubrir todas las ventanas y tragaluces y otras aperturas, huecos y rendijas a través de las que la luz del sol era capaz de entrar en las casas. Esta luz solar gratuita está arruinando el negocio de nosotros, los dignos fabricantes de candelas".
Otra de las sátiras más memorables de Bastiat es su destrucción del argumento proteccionista de que una "balanza de comercio" es necesariamente deseable. Un comerciante francés dice tener embarcados $50,000 en bienes a los E.U.A., los vendió con una ganancia de $17,000 y compró $67,000 en algodón de E.U.A., que entonces importó a Francia. Ya que Francia ha importando entonces más de lo que exportó, sufrió una "desfavorable" balanza de comercio. Una más "favorable" situación, escribe sarcásticamente Bastiat, hubiera sido en la que el comerciante intentara una transacción en E.UA., pero su barco se hubiera hundido por una tormenta como había salido del puerto. La casa aduanera en el puerto podría entonces haber registrado más exportaciones que importaciones, creando un muy "favorable" balanza de comercio. Pero ya que las tormentas son poco de fiar, razona Bastiat, la "mejor" política sería tener al gobierno arrojando todos los bienes comerciales en el mar en tanto dejan los puertos franceses, ¡garantizando con ello "una favorable balanza comercial"! Es este tipo de despliegue de genio literario lo que debe haber motivado a Henry Hazlitt a tomar la capa caída de Bastiat un siglo después de su muerte.
Legado intelectual de Bastiat a la escuela austríaca
Los escritos de Bastiat constituyen un Puente intelectual entre las ideas de los economistas pre-austríacos, tales como Say, Cantillon, de Tracy, Comte, Turgot y Quesnay, y la tradición austríaca de Carl Menger y sus estudiantes. Fue también un modelo de erudición para aquellos austríacos que creyeron que la educación económica general, especialmente la clase de educación económica que echa por tierra las miríadas de mitos ysupersticiones creadas por el Estado y sus apologistas intelectuales, es una función esencial (si no obligación) del economista. Mises tuvo un soberbio papel modelo a este respecto, como lo fueron Henry Hazlitt y Murray Rothbard, entre otros economistas austríacos. Como Mises dijo, los primeros economistas "dedicados ellos mismos al estudio de los problemas de economía" y en "leer y escribir libros siendo vehementes en comunicar a sus conciudadanos los resultados de su pensamiento. Intentaron influir la opinión pública para hacer examinar las políticas prevalecientes".
Hoy en día, la obra de Bastiat no es apreciada tanto como debería porque, como Murray Rothbard explicó, la inmoderada crítica actual de la libertad económica "encuentra difícil creer que alguien que está ardiente y consistentemente en favor del laissez-faire pudiera ser posiblemente un importante erudito y teórico económico." Es extraño que incluso algunos economistas austríacos contemporáneos parecen creer que el acto de comunicar las ideas económicas, especialmente las ideas de política económica, al público general es algo indigno de un practicante de la "ciencia económica". Pero ese es exactamente el modelo de erudición que Mises mismo adoptó, que fue llevado adelante más agresiva y más brillantemente por Murray Rothbard, todos en la tradición del gran economista franco austríaco, Frédéric Bastiat.
Lecturas selectas
Bastiat, Frederic. 1995. Selected Essays on Political Economy. George B. de Huszar, ed. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education.
---- 1966. Economic Sophisms. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education.
---- 1966. Economic Harmonies. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education.
Hazlitt, Henry. 1946. Economics in One Lesson. New York: Harper and Brothers.
Mises, Ludwig von. 1963. Human Action: A Treatise on Economics. 3rd rev. ed. Chicago: Henry Regnery.
Rothbard, Murray. 1995. Classical Economics. Vol. 2. An Austrian Perspective on the History of Economic Thought. Cheltenham, U.K.: Edward Elgar.
Russell, Dean. 1969. Frederic Bastiat: Ideas and Influence. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education.
Nota: parte de estas lecturas pueden encontrarse en español en Unión Editorial.
Bastiat enfatizó la función de planificación-coordinación del libre mercado, un tema principal de la Escuela Austríaca, porque su pensamiento estuvo influenciado por algunos de los escritos de Adam Smith y por los grandes economistas franceses del libre mercado Jean-Baptiste Say, Francois Quesnay, Destutt de Tracy, Charles Comte, Richard Cantillon (quien nació en Irlanda y emigró a Francia) y Anne Robert Jacques Turgot. Estos economistas franceses estaban entre los precursores de la moderna Escuela Austríaca, al haber desarrollado primero conceptos tales como es mercado dinámico, el proceso de competencia, la evolución del libre mercado de la moneda, la teoría del valor subjetivo, las leyes de disminución de la utilidad marginal y los rendimientos marginales, la teoría de la productividad marginal de los precios de los recursos y la futilidad de los controles de precios en particular y del intervensionismo económico en general.
Trasfondo intelectual de Bastiat
Bastiat quedó huérfano a los diez años; creció y fue educado por sus abuelos paternos. Dejó la escuela a la edad de diecisiete años para trabajar en el negocio familiar de exportaciones en la ciudad de Bayona, donde aprendió de primera mano los males del proteccionismo observando todos los cierres de almacenes, la declinante población y la pobreza incrementada y el desempleo causado por las restricciones al comercio.
Cuando su abuelo murió, Bastiat, a la edad de veinticinco años, heredó la propiedad de la familia en Mugron, lo que le permitió vivir como un caballero granjero y erudito por los siguientes veinte años. Bastiat contrató gente para operar la granja familiar, así que se pudo concentrar en sus búsquedas intelectuales. Fue un voraz lector y discutió y debatió con amigos virtualmente todas las formas de literatura. Su más cercano amigo fue su sobrino, Felix Coudroy. "Coudroy y Bastiat se abrieron paso poco a poco a través de un tremendo número de libros sobre filosofía, historia, política, religión, viajes, poesía, economía política, biografía, etc... Era en estas conversaciones que las ideas de Bastiat se desarrollaron y sus pensamientos maduraron."
Coudroy fue inicialmente un seguidor de Rousseau y, como la mayoría de los admiradores de Rousseau, entonces como ahora, era socialista. Pero Bastiat, quien siempre dijo preferir una conversación uno a uno a dar un discurso a miles de personas, convirtió a Coudroy al liberalismo clásico.
El primer artículo publicado de Bastiat apareció en abril de 1834. Era una respuesta a una petición de los comerciantes de Burdeos, el Havre y Lyon para eliminar las tarifas sobre productos agrícolas pero manteniéndolos sobre los bienes de manufactura. Bastiat alabó a los comerciantes por su posición sobre los productos agrícolas, pero los excorió por su hipocresía en querer el proteccionismo para sí mismos. "Ustedes demandan privilegio para unos pocos", escribió, mientras que "yo demando libertad para todos". Entonces explicó por qué todas las tarifas deberían ser abolidas completamente.
Bastiat continuó afilando sus argumentos en favor de la libertad económica escribiendo un segundo ensayo en oposición a todos los impuestos domésticos sobre el vino, intitulado "El impuesto y el Vino", y un tercer ensayo oponiéndose a todos los impuestos sobre la tierra y a todas las formas de restricciones del comercio. Entonces, en el verano de 1844, Bastiat envió un manuscrito no solicitado sobre los efectos de las tarifas francesas e inglesas al más prestigioso periódico económico en Francia, elJournal des Économistes. Los editores publicaron el artículo, "La Influencia de las Tarifas Inglesas y Francesas" en el ejemplar de octubre de 1844, y esto se convirtió incuestionablemente en el más persuasivo argumento para el libre comercio en particular, y para la libertad económica en general, que había alguna vez aparecido en Francia, si no en toda Europa.
En este artículo, Bastiat primero desplegó su dominio de la sabiduría acumulada en los economistas de la tradición pre-austríaca y se confirmó como un brillante sintetizador y organizador de las ideas económicas. Inmediatamente ganó fama nacional e internacional y, como abogado del libre comercio, empezó una amistad con Richard Cobden, el líder de la Liga de la Ley Anti-Trigo británica, que fue exitosa en eliminar todas las restricciones comerciales en Inglaterra en 1850. Bastiat organizó una organización similar en Francia, la Asociación de Libre Comercio francesa, que fue un instrumento de la eliminación de Francia de la mayoría de sus barreras en 1860, diez años después de la muerte de Bastiat. Bastiat fue especialmente efectivo en difundir su influencia como editor del periódico de la Asociación de Libre Comercio, Le Libre-Échange.
Después de veinte años de intensa preparación intelectual, los artículos de Bastiat empezaron a llover y pronto tomaron la forma de su primer libro, Sofismas Económicos, que hasta hoy se podría argumentar que es la mejor defensa literaria de la libertad de comercio disponible. Rápidamente siguió con su segundo libro, Armonías Económicas, y sus artículos fueron reimpresos en periódicos y revistas en toda Francia. En 1846, fue elegido como miembro respectivo de la Academia De Ciencia Francesa, y su obra fue inmediatamente traducida al inglés, español, italiano y alemán. Las asociaciones de libre comercio pronto empezaron a brotar en Bélgica, Italia, Suecia, Prusia y Alemania, todas basadas en la Asociación de Libre Comercio francesa de Bastiat.
Ideas de la escuela austríaca en Bastiat
Mientras Bastiat estaba formando la opinión económica en Francia, Karl Marx estaba escribiendo Das Kapital, y la noción socialista de "lucha de clases", de que las ganancias económicas de los capitalistas necesariamente surgían a expensas de los trabajadores, estaban ganando popularidad. Las Armonías Económicas de Bastiat explicaron por qué lo opuesto es verdad, que los intereses de la humanidad son esencialmente armonioso si pueden ser cultivados en una sociedad libre donde el gobierno confina sus responsabilidades a suprimir robos, asesinatos y grupos de intereses especiales que buscaban usar al Estado como medio de pillaje contra sus compañeros ciudadanos.
Teoría del Capital
Bastiat contribuyó a la teoría del capital austríaca explicando con maestría cómo la acumulación del capital resulta en el enriquecimiento de los obreros por incremento de la productividad marginal del trabajo y, consecuentemente, su remuneración. La acumulación de capital, escribió Bastiat, podría también resultar en una más barata y mejor cualidad de los bienes de consumo, que podría también aumentar los salarios reales. También explicó cómo el interés en el capital declina en tanto se vuelve más abundante.
Así, los intereses de los capitalistas y del trabajo son realmente armoniosos, y las intervenciones del gobierno en los mercados de capital empobrecerán a los trabajadores tanto como a los dueños del capital. Bastiat también explicó por qué en un mercado libre ninguno puede acumular capital a menos de que lo use de una manera que beneficia a otros, i.e., consumidores. En realidad, escribió Bastiat, el capital es usado siempre para satisfacer los deseos del pueblo a quien no pertenece. En agudo contraste con la mayoría de sus predecesores, Bastiat creía que "es necesario ver la economía desde el punto de vista del consumidor... Todos los fenómenos económicos... deben ser juzgados por las ventajas y desventajas que brindan al consumidor." Mises repitió este punto en Human Action cuando notó que aunque los banqueros no parecen "controlar" la asignación de capital por sus decisiones diarias, esto es, los consumidores son quienes "capitanean" el barco económico, porque son sus preferencias las que abastecen los negocios exitosos.
Costo Subjetivo
La más grande contribución de Bastiat a la teoría del valor sujetivo fue cómo aplicó rigurosamente la teoría en su ensayo "Lo que se ve y lo que no se ve". En ese ensayo, Bastiat, se enfoca implacablemente en los ocultos costos de oportunidad de la asignación de recursos gubernamental, destruida por la noción proto-keynesiana de que los gastos del gobierno pueden crear empleos y riqueza. En la primera edición de Economics in One Lesson, Henry Hazlitt escribió que: "Mi más grande deuda, con respecto a la clase de marco expositivo sobre el que el presente argumento se apoya, es el ensayo de "Lo que se ve y lo que no se ve." La presente obra podría, de hecho, ser vista como una modernización, extensión y generalización del planteamiento encontrado en el panfleto de Bastiat."
La Ciencia de la Acción Humana
La manera en que Bastiat describió la economía como un esfuerzo intelectual es virtualmente idéntico a lo que los austríacos modernos etiquetan como la ciencia de la acción human o praxeología. Bastiat escribió en sus Armonías cómo "El sujeto de la economía política es el HOMBRE... [quien está] dotado con la habilidad de comparar, juzgar, elegir y actuar... Esta facultad... de trabajar por cada otro, de transmitir sus esfuerzos e intercambiar sus servicios a través del tiempo y espacio... es precisamente lo que constituye la Ciencia Económica."
Como los austríacos contemporáneos, Bastiat vió la economía como "la Teoría del Intercambio", donde los deseos de los participantes del mercado "no pueden ser pesados o medidos... El Intercambio es necesario para determinar el valor." Así, para Bastiat, como para los austríacos contemporáneos, el valor es subjetivo, y la única manera de conocer cómo la gente valora las cosas es a través de sus preferencias demostradas tal como se revelan en los intercambios del mercado. El intercambio voluntario, por consiguiente, es mutuamente ventajoso. Esto fue una innovación teórica importante en la historia de la teoría económica, pues muchos de los economistas británicos habían sucumbido a la "falacia física", la desviada opinión de que el valor está determinado por la producción de los objetos físicos solos.
La comprensión de que el valor es creado por el intercambio voluntario, señaló Murray Rothbard, "condujo a Bastiat y a la escuela francesa a acentuar las maneras en que el libre mercado conduce a una tranquila y armoniosa organización de la economía". Rothbard mismo desarrolló la teoría subjetivista del intercambio de Bastiat mucho más completamente un siglo después en su devastadora crítica de la economía del bienestar moderna.
Otro tema rothbardiano en la obra de Bastiat (o un tema de Bastiat en la obra de Rothbard) tiene que ver con la renta de la tierra. En el tiempo de Bastiat, los socialistas propusieron el argumento de que ninguno tenía derecho a la renta de la tierra porque era Dios, después de todo, quien creó la tierra, no el actual propietario. La respuesta de Bastiat fue que la renta de la tierra era realmente legítima porque los propietarios habían dado un servicio valioso al limpiar la tierra, desecándola y haciéndola aprovechable para la agricultura. Si todos estos costos de inversión son capitalizados, explicó Bastiat, entonces es claro que los propietarios no están ganando un ingreso excepcional a través de la renta de la tierra después de todo, sino que están proveyendo un valioso servicio público. Murray Rothbard desarrollaría después esta idea más completamente en su defensa de la "colonización" como un medio apropiado de establecer derechos de propiedad.
Pillaje Gubernamental
Mientras establecía la armonía inherente del comercio voluntario, Bastiat también explicó cómo la asignación gubernamental de recursos es necesariamente antagónica y destructiva de la armonía natural del libre mercado. Ya que el gobierno no produce riqueza por sí mismo, debe necesariamente tomarla de alguno para darlo a otros; robar a Pedro para pagarle a Paul es la esencia del gobierno, como Bastiat lo describió. Más aún, grupos de intereses especiales buscan más y más del dinero de otras gentes a través de la tutela del Estado, socavando las capacidades productivas del libre mercado al comprometerlas en política más que en conductas productivas. "El Estado", escribió Bastiat, "es la gran entidad ficticia por la que todos buscan vivir a expensas de todos los otros."
Bastiat es quizás mejor conocido por su trabajo en el campo de la economía política que estudia la interacción entre la economía y el estado como opuesto a la teoría económica pura. Buscó entender cómo el estado operaba, qué iniciativas le dirigían, y lo hizo tan bien como cualquiera lo haya hecho. No hay espacio aquí para una discusión profunda de las ideas de Bastiat en economía política, pero unos pocos ejemplos serán suficientes. El gobierno era necesario, de acuerdo con Bastiat, pero solo si se restringía a sus funciones "esenciales". Creía que "ninguna sociedad puede existir a menos de que las leyes sean respetadas en cierto grado", pero al mismo tiempo esto solo podría ocurrir si las leyes mismas fueran respetables.
La justificación moral para una ley, más aún, nunca puede estar basada en un voto mayoritario, porque "ya que ningún individuo tiene el derecho a esclavizar a otro individuo, entonces ningún grupo de individuos puede posiblemente tener tal derecho." Toda redistribución a través de la democracia mayoritaria es por tanto "pillaje legal" y es, por definición, inmoral.
El eslogan, "si los bienes no cruzan las fronteras, los ejércitos lo harán", es a menudo atribuido a Bastiat porque él contundentemente sostuvo la causa de que el libre comercio era quizás la ruta más segura para la paz tanto como la prosperidad. Entendió que a través dela historia, las tarifas han sido la mayor causa de guerra. El proteccionismo, después de todo, es un intento del gobierno para imponer a sus propios ciudadanos en tiempos de paz la misma clase de daño que sus enemigos intentan (con bloqueos navales) durante las guerras.
Descubrimiento Competitivo
Bastiat entendió que la competencia en el libre mercado era un "procedimiento de descubrimiento dinámico", para usar una frase de Hayek, en que los individuos procuran coordinar sus planes en ejecutar sus objetivos económicos. Todas las formas de intervención gubernamental interrumpen y distorsionan ese proceso porque una vez que una ley o regulación es publicada, "el pueblo no necesita más discutir, comparar, planear el futuro; la ley hace todo esto por ellos. La inteligencia se vuelve un accesorio inútil para la gente; cesan de ser hombres; pierden su personalidad, su libertad, su propiedad."
Falso Altruismo
Bastiat también miró a través de la falsa "filantropía" de los socialistas, quienes constantemente se propusieron ayudar a esta o aquella persona o grupo a través del pillaje de la riqueza de otros miembros inocentes de la sociedad a través de la tutela del Estado. Todos estos esquemas están basados en el "pillaje legal, la injusticia organizada."
Como los neo-conservadores de hoy, los socialistas del siglo XIX tildaron a los liberales clásicos con el mote de "individualistas", implicando que los liberales clásicos estaban opuestos a la fraternidad, a la comunidad y a la asociación. Pero, como Bastiat señaló astutamente, él (como otros liberales clásicos) solo estaba opuesto a la asociación forzada y era abogado de comunidades y asociaciones genuinas y voluntarias. "Cada vez que objetamos que una cosa sea hecha por el gobierno, los socialistas [erróneamente] concluyen que objetamos lo que está siendo hecho del todo."
Derechos Naturales y Libertad de Intercambio
Bastiat puede también verse como un eslabón entre los teóricos del derecho natural de los siglos diecisiete y dieciocho y algunos miembros dela moderna Escuela Austríaca, el más notable Murray Rothbard, quien basó su defensa de los mercados libres en los derechos naturales, más que meramente en argumentos utilitarios. Para Bastiat, el colectivismo en todas sus formas era moralmente reprensible (al estar basado en el robo legalizado) y un impedimento a la armonización natural de los intereses humanos que es facilitada por los mercados libres y la propiedad privada.
Bastiat no solo creía que el colectivismo constituía un pillaje legal; también creía que la propiedad privada era esencial para satisfacer la naturaleza humana como un ser libre que, por naturaleza, actúan en su propio interés para satisfacer sus deseos (subjetivos). Argumentar contra el derecho a la propiedad privada sería argumentar que el robo y la esclavitud eran moralmente "correctas". Así, la protección de la propiedad privada es la función primaria (acaso la única legítima) del gobierno. El político "no tiene autoridad sobre nuestras personas y nuestra propiedad, ya que ellas le preexisten y su tarea es rodearlas de garantías".
Bastiat fue el autor de lo que es hasta hoy la más fuerte defensa del libre comercio jamás producida. Su causa fue construida sobre miríadas de conceptos económicos, pero a lo que la causa del libre comercio vino realmente a reducirse fue a que "nunca ha sido una cuestión de deberes consuetudinarios, sino una cuestión de lo correcto, de la justicia, del orden público, de la propiedad. Porque el privilegio [creado por el gobierno], bajo cualquier forma que se manifieste, implica la negación o el desprecio de los derechos de propiedad". Y "el derecho a la propiedad, una vez debilitado en una forma, pronto sería atacado en miles de formas diferentes."
En Sofismas Económicos, Bastiat creó magistralmente la más completa defensa del libre comercio jamás construida hasta ese tiempo, en que aplicó conceptos económicos como las ventajas mutuas del comercio voluntario, la ley de ventaja comparativa, los beneficios de la competencia para el productor tanto como para el consumidor y el vínculo histórico entre barreras comerciales y guerra. El libre comercio, explicaba Bastiat, significaría "una abundancia de bienes y servicios a más bajos precios; más trabajos para más gente a mayores salarios reales; mayores ganancias para los manufactureros; un más alto nivel de vida para los agricultores; más ingreso para el Estado en la forma de impuestos a los niveles acostumbrados o inferiores; el más productivo uso del capital, del trabajo y de los recursos naturales; el fin de la "lucha de clases" que... estaba basada primariamente en injusticias económicas como tarifas, monopolios y otras distorsiones legales del mercado; el fin de la "política suicida" del colonialismo"; la abolición de la guerra como una política nacional; y la mejor educación posible, vivienda y cuidado médico para toda la gente."
Bastiat fue un genio explicando todos estos principios y consecuencias económicas por el uso de la sátira y las parábolas, la más famosa de las cuales es "La petición de los Fabricantes de Candelas", que "pedían" una ley que mandara "cubrir todas las ventanas y tragaluces y otras aperturas, huecos y rendijas a través de las que la luz del sol era capaz de entrar en las casas. Esta luz solar gratuita está arruinando el negocio de nosotros, los dignos fabricantes de candelas".
Otra de las sátiras más memorables de Bastiat es su destrucción del argumento proteccionista de que una "balanza de comercio" es necesariamente deseable. Un comerciante francés dice tener embarcados $50,000 en bienes a los E.U.A., los vendió con una ganancia de $17,000 y compró $67,000 en algodón de E.U.A., que entonces importó a Francia. Ya que Francia ha importando entonces más de lo que exportó, sufrió una "desfavorable" balanza de comercio. Una más "favorable" situación, escribe sarcásticamente Bastiat, hubiera sido en la que el comerciante intentara una transacción en E.UA., pero su barco se hubiera hundido por una tormenta como había salido del puerto. La casa aduanera en el puerto podría entonces haber registrado más exportaciones que importaciones, creando un muy "favorable" balanza de comercio. Pero ya que las tormentas son poco de fiar, razona Bastiat, la "mejor" política sería tener al gobierno arrojando todos los bienes comerciales en el mar en tanto dejan los puertos franceses, ¡garantizando con ello "una favorable balanza comercial"! Es este tipo de despliegue de genio literario lo que debe haber motivado a Henry Hazlitt a tomar la capa caída de Bastiat un siglo después de su muerte.
Legado intelectual de Bastiat a la escuela austríaca
Los escritos de Bastiat constituyen un Puente intelectual entre las ideas de los economistas pre-austríacos, tales como Say, Cantillon, de Tracy, Comte, Turgot y Quesnay, y la tradición austríaca de Carl Menger y sus estudiantes. Fue también un modelo de erudición para aquellos austríacos que creyeron que la educación económica general, especialmente la clase de educación económica que echa por tierra las miríadas de mitos ysupersticiones creadas por el Estado y sus apologistas intelectuales, es una función esencial (si no obligación) del economista. Mises tuvo un soberbio papel modelo a este respecto, como lo fueron Henry Hazlitt y Murray Rothbard, entre otros economistas austríacos. Como Mises dijo, los primeros economistas "dedicados ellos mismos al estudio de los problemas de economía" y en "leer y escribir libros siendo vehementes en comunicar a sus conciudadanos los resultados de su pensamiento. Intentaron influir la opinión pública para hacer examinar las políticas prevalecientes".
Hoy en día, la obra de Bastiat no es apreciada tanto como debería porque, como Murray Rothbard explicó, la inmoderada crítica actual de la libertad económica "encuentra difícil creer que alguien que está ardiente y consistentemente en favor del laissez-faire pudiera ser posiblemente un importante erudito y teórico económico." Es extraño que incluso algunos economistas austríacos contemporáneos parecen creer que el acto de comunicar las ideas económicas, especialmente las ideas de política económica, al público general es algo indigno de un practicante de la "ciencia económica". Pero ese es exactamente el modelo de erudición que Mises mismo adoptó, que fue llevado adelante más agresiva y más brillantemente por Murray Rothbard, todos en la tradición del gran economista franco austríaco, Frédéric Bastiat.
Lecturas selectas
Bastiat, Frederic. 1995. Selected Essays on Political Economy. George B. de Huszar, ed. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education.
---- 1966. Economic Sophisms. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education.
---- 1966. Economic Harmonies. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education.
Hazlitt, Henry. 1946. Economics in One Lesson. New York: Harper and Brothers.
Mises, Ludwig von. 1963. Human Action: A Treatise on Economics. 3rd rev. ed. Chicago: Henry Regnery.
Rothbard, Murray. 1995. Classical Economics. Vol. 2. An Austrian Perspective on the History of Economic Thought. Cheltenham, U.K.: Edward Elgar.
Russell, Dean. 1969. Frederic Bastiat: Ideas and Influence. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education.
Nota: parte de estas lecturas pueden encontrarse en español en Unión Editorial.
Frédéric Bastiat -- Una bibliografía anotada
Por Sheldon Richman *
Traducción de Alex Montero.Vida de Bastiat
Frédéric Bastiat (1801-1850) merece un lugar venerable en los anales de la economía política. Miembro de la escuela de economistas liberal francesa, o laissez faire, que incluía al gran J. B. Say, Bastiat orientó su lógica, claridad y agudeza exuberante a la causa de entender la sociedad, prosperidad y libertad. En una serie de ensayos y panfletos breves y en un tratado sobre la economía política, Bastiat enseñó, contra Rousseau, que hay un orden armonioso natural en el mundo social, un orden que emana del libre intercambio entre seres humanos conducidos a satisfacer sus ilimitados deseos con recursos limitados. El resultado es un progreso seguro al bienestar material de todos. La interferencia con esa libertad y con sus corolarios, propiedad y competencia, escribió, deja a la gente más pobre y más oprimida. Esto es así porque la intervención impide a los individuos la acción creadora en que de otro modo se podrían haber comprometido. El fruto de la creatividad así olvidado es "lo que no se ve" en ningún acto de intervención.
Claude Frédéric Bastiat nació en el suroeste francés ciudad portuaria de Bayona. Huérfano a los 9 años, alcanzó la mayoría de edad durante las guerras napoleónicas, con su extensa intervención gubernamental en los asuntos económicos. Siendo joven, escogió el estudio de la economía sobre los negocios y la agricultura. El multilingüe Bastiat devoró los trabajos de los economistas políticos de todas partes de Europa y las impresiones más profundas le fueron causadas por Say, Adam Smith, Destutt de Tracy y Charles Comte. En 1844 empezó su breve carrera de escritor, estimulado por los esfuerzos de libre comercio de Richard Cobden (quien vendría a ser su más cercano amigo) y la liga Anti-Trigo en Inglaterra. Bastiat atrajo primero la atención con "La influencia de las tarifas inglesa y francesa en el futuros de los dos pueblos", publicado en el Journal des Économistes. Así empezó su breve torrente de ensayos y panfletos en que explora ágilmente las falacias económicas de sus días. Dos series de estos ensayos fueron compilados bajo el título Sofismas Económicos (1845) [1], un éxito en ventas que recibió muchas ediciones y fue traducido a varias lenguas. En 1850, como su vida se fuera acercando a su fin, Bastiat publicó La Ley [2], su elocuente incursión en filosofía legal y política, y Armonías Económicas [3], su tratado sobre economía política. Otras obras, incluyendo Cobden y la Liga (1845) [4] yCapital y Renta (publicado póstumamente en 1873) [5], no han sido traducidas [al inglés].
Bastiat fue tanto activista como escritor. En 1846 organizó la Asociación de Comercio Francesa en Burdeos, antes de trasladarse a París donde organizó la lucha por el libre comercio en escala nacional. Sirvió como secretario general y editor del semanario Le Libre Échange (Libre Comercio).
En el año revolucionario de 1848, el pueblo francés, disgustado con la corrupción monárquica que favorecía intereses especiales, depuso al rey del poder. En el tumulto que siguió, los esquemas socialistas y otras esquemas utópicos ganaron adherentes. Para combatir estas ideas, Bastiat, enfermo de tuberculosis, ganó una silla en la Asamblea Nacional de Landes. Su anterior contacto amistoso con el poeta Lamartine había hecho que el futuro líder de la Segunda República tuviera algo de libre comerciante. Pero cuando Lamartine endosó programas intervencionistas, Bastiat se le opuso públicamente. En la asamblea, Bastiat luchó contra socialistas y comunistas, por una parte, y contra los monárquicos, proteccionistas y militaristas, por el otro. Mientras su salud fallaba, intentaba valientemente rechazar el bombardeo de ataques a las libertades civiles y económicas. Como Francia se encaminara hacia otra revolución en el verano de 1848 (ésta abortada), Bastiat, con palabras y escritos, continuó su batalla por la libertad y contra el estatismo.
Bastiat no vivió para ver el fin de la república y la coronación de Napoleón III. Murió en Roma en la Navidad de 1850 - pero no sin antes escribir el volumen uno y parte del volumen dos de su obra magnaArmonías Económicas. En sus meses finales, también escribió lo que vendría a ser su ensayo mejor conocido "Qué se ve y qué no se ve" (incluido en Ensayos Selectos sobre Economía Política) [6]. Casi no lo vio impreso. Bastiat perdió el manuscrito original, lo reescribió, pero quedó insatisfecho con su esfuerzo y quemó el segundo manuscrito. Afortunadamente, lo intentó de nuevo.
Obras de Bastiat
El primer libro de Bastiat, Sofismas Económicos, es una colección de ensayos cortos que muestran con imaginación sin paralelo la falacia de la intervención gubernamental. El tema subyacente es que cuando el gobierno interfiere con las actividades pacíficas y productivas, establece obstáculos contra el proceso que mejora el bienestar de todos. El más famoso ensayo en esta obra es "Una petición", en que los fabricantes de candelas de Francia piden reparación de la "ruinosa competencia de un rival extranjero que trabaja bajo condiciones tan superiores a la nuestra propia en la producción de luz que estáinundando el mercado doméstico con ella a un precio increíblemente bajo". ¿El rival? El sol. ¿El remedio solicitado? La cobertura obligatorio de todas las ventanas. ¿El resultado prometido? El estímulo no solo la industria de candelas sino de todas las industrias que la suplen. Bastiat aquí se mofa del efecto multiplicador mucho tiempo antes de que Keynes hubiera nacido.
En "El Ferrocarril Negativo" toma una sugerencia de que el ferrocarril de París a España haga un alto en los carriles de Burdeos para beneficiar los negocios allí. Pero lo que es bueno para los productores de Burdeos es también bueno para los productores de todo pueblo a lo largo de la línea. Así que ¿por qué no "un ferrocarril compuesto de una serie total de altos en los carriles, i.e., un ferrocarril negativo"? Tal absurdo, escribe Bastiat, es lo que resulta de concentrarse en el productor y relegar al consumidor en el análisis económico. No maravilla que Henri Hazlitt lo llamara un "maestro de la reductio ad absurdum" y F. A. Hayek lo califique de "publicista de genio".
El siguiente libro de Bastiat, La Ley, es su aventura en la filosofía política explícita. Por su claridad y brevedad es una hazaña que contemplar. Los filósofos han concebido la ley como el resultado de un contrato social con un soberano paternalista (Thomas Hobbes), como designado para efectuar la mayor felicidad para el mayor número (Jeremy Bentham y los utilitaristas), o como una convención arbitraria que define lo correcto y lo errado (los positivistas legales). En contraste, Bastiat se enmarca en el campo de la ley natural (junto con John Locke). "La vida, libertad y propiedad no existen porque los hombres hubieran hecho leyes. Por el contrario, es el hecho de que la vida, libertad y propiedad existieran de antemano lo que causó que los hombres hicieran leyes en primero lugar". Él coloca la fuente de la ley en la naturaleza humana: para vivir, los seres humanos necesitan libertad y propiedad para transformar el potencial de la naturaleza en cosas utilizables. Así la ley que pugna con la libertad y propiedad no es propiamente ley, sino saqueo legalizado, una tentación constante, ya que los hombres desean alcanzar sus objetivos sin el más mínimo esfuerzo. El resultado es el caos moral, la opresión y la privación material. Bastiat concluye con una llamada a la libertad y con un rechazo de todas las propuestas para imponer acuerdos sociales antinaturales a la gente.
Bastiat se traslada al examen más amplio del sistema de mercado como un todo en su tercer libro, Armonías Económicas. En él, Bastiat construye metódicamente su edificio teórico. Comienza reconociendo la regularidad económica que permite diariamente que París sea alimentado. Admirablemente, esa regularidad no es designada o mantenida por ningún gran maestro. Resulta de los actos de incontables individuos velando por sus propios intereses. Para Bastiat, la tarea de la economía es explicar este orden producido por ese "mecanismo prodigiosamente ingenuo" - el libre mercado - que armoniza los intereses de la multitud, habilitando a cada persona para disfrutar de una serie de bienes de consumo ninguno de los cuales podría producir en diez siglos. Bastiat no deja elección al lector sino maravillarse de la complejidad del mercado y su facilidad sin igual en mejorar nuestras circunstancias materiales. Para él, la sociedad es un sistema de intercambio de servicios fundado en el interés propio, la propiedad privada y la libre competencia, cuya base es el beneficio de los consumidores. Esto le coloca en contraste con los economistas británicos - en especial Adam Smith y David Ricardo - quienes se concentraron en la producción de la riqueza material. Es la misma naturaleza de este sistema, pensó Bastiat, la que no requiere de dirección centralizada; en verdad, todos los intentos de dirigirla conducen a la pobreza y a la desesperación. Bastiat dejó así un sumario monumental y elocuente contra el socialismo y todas las otras formas de intervención económica gubernamental, sobre todo el afamado proteccionismo. Estetour de force cubre intercambio, valor, riqueza, capital, tierra, competencia, renta, salarios, ahorros, población, e incluso ese azote del progreso, la guerra. Aunque el trabajo carece de alguna de las ideas alcanzadas más tarde por la escuela de economía austríaca subjetivista, la pintura de Bastiat del proceso de mercado es sofisticada y valiosa.
Los Ensayos Selectos sobre Economía Política, una colección póstuma de ensayos y panfletos, contienen algunos de los mejores escritos de Bastiat. Aquí desacredita, por ejemplo, la doctrina del balance de comercio, señalando que si es mejor exportar que importar, entonces lo mejor de todo sería que los barcos que llevan exportaciones se hundan de modo que no haya importaciones que puedan regresar como resultado. También en este volumen está su ensayo "El Estado", que contiene la muy citada verdad "El Estado es la gran entidad ficticia por la que todos buscan vivir a expensas uno del otro".
En "Qué se ve y qué no se ve", la perspicacia y claridad de Bastiat se despliegan. Empieza con la historia de un niño que ha roto una ventana. Un espectador señala la perspectiva alentadora de la travesura del muchacho: el vidriero ganará seis francos aplicándose a su oficio, su industria así será estimulada. A lo que Bastiat protesta "¡Eso nunca se sucederá! Su teoría se detiene en lo que se ve. No tiene en cuenta lo que no se ve". Lo que no se ve es que, teniendo la ventana sin quebrarse, los seis francos podrían haber estado disponibles para cosas que el propietario de la ventana ahora deberá dejar de hacer. ¡Él es, por tanto, más pobre! No hay perspectiva alentadora.
El fenómeno de lo que no se ve tiene sus raíces en dos de los temas de Bastiat: los deseos humanos son ilimitados y los recursos son escasos. En la medida en que la naturaleza impone estas condiciones, no hay peligro de una sobreproducción general. El trabajo a ser hecho no tiene fin. Todas las intervenciones gubernamentales diseñadas para crear o conservar empleos, tal como las tarifas, son obstáculos para progresar porque, creando o manteniendo artificialmente los precios altos, dejan a los consumidores sin dinero con el que satisfacer otros deseos. Si los textiles importados baratos son prohibidos, la gente es incapaz de costearse otros bienes que podrían haberse permitido. Como resultado, la comunidad es menos próspera que si los hubiera tenido.
Bastiat Hoy
A través de sus escritos, Bastiat trató una cuestión simple: ¿Qué clase de economía promueve mejor el crecimiento humano? Como se anotó arriba, su respuesta se construye sobre dos hechos acerca del mundo que nos rodea: necesidades ilimitadas y recursos escasos. Tomadas juntas, estas condiciones implican que una sociedad libre, una en que la gente pueda usar su propiedad como lo considere conveniente, es la mejor sociedad. Solo tal sociedad permite a la gente reconciliar sus intereses y metas diversas a través del comercio - y este comercio a su vez supone la división del trabajo, que permite a cada uno prosperar en un grado más allá de lo que podría realizar solo.
Para mantener esta prosperidad, Bastiat enfatiza que la intervención del gobierno con el sistema de libre intercambio, no importa qué tan bien intencionada, tiene efectos perversos. Para entender esto completamente, debemos ver más allá de los efectos inmediatos a las consecuencias secundarias, "invisibles". Solo si lo hacemos así, podemos estar seguros de que la política del gobierno no es un "saqueo legal", que beneficia a pocos a expensas de los muchos.
Bastiat no fue ni el primer ni el último economista político en recomendar una sociedad libre. Otros, desde Adam Smith hasta F. A. Hayek, han hecho eso. Ni fue el más influyente: aunque influyó sobre importantes economistas estadounidenses e ingleses en el siglo XIX, incluyendo a Amasa Walker y William Stanley Jevons, ha sido ampliamente ignorado desde entonces. Sin embargo, tiene pocos iguales cuando viene a presentar el caso de la libertad con claridad y agudeza. ¿Quién puede no ver el disparate de la propuesta para el ferrocarril negativo o de la petición de los hacedores de candelas? ¿Y quién puede olvidar la formulación de lo "que se ve y lo que no se ve"? Éstas y otras gemas literarias constituyen el genio de Bastiat, haciendo de sus trabajos un tesoro descubierto que puede todavía instruir y deleitar a los lectores que se encuentran con ellos hoy.
Sheldon Richman es el editor de Ideas on Liberty, la revista mensual de la Foundation for Economic Education. Es autor de Separating School y State: How to Liberate America's Families; Your Money or Your Life: Why We Must Abolish the Income Tax; y (de próxima publicación) Tethered Citizens: Time to Abolish the Welfare State (todo de The Future of Freedom Foundation). Colabora con Fortune Encyclopedia of Economics.
Referencias
[1] Economic Sophisms, trad. y ed. Arthur Goddard, con introducción de Henry Hazlitt. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education, 1996 (1845). Edición en Internet: Economic Sophisms, por Frédéric Bastiat.
[2] The Law, trad. Dean Russell, con introducción de Walter E. Williams y foreword por Sheldon Richman. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education, 1996 (1850). Edición en Internet: The Law, (traducción de Russell) por Frédéric Bastiat, y The Law, (traducción de Cain, en Selected Essays on Political Economy) por Frédéric Bastiat. En español, traducido desde la versión de Russell por Lillian Simmons La Ley.
[3] Economic Harmonies, trans. W. Hayden Boyers, ed. George B. de Huszar, con introducción de Dean Russell. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education, 1996 (1850). Edición en Internet: Economic Harmonies, por Frédéric Bastiat.
[4] Cobden et la Ligue, ou, L'agitation anglaise pour la liberte du commerce. Paris: Guillaumin, 1845.
[6] Selected Essays on Political Economy, trad. Seymour Cain, ed. George B. de Huszar, con introducción de F.A. Hayek. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education, 1995 (1964). Edición en Internet: Selected Essays on Political Economy, por Frédéric Bastiat.
Bibliografía de Trabajos Secundarios
- Hébert, Robert F. "Claude Frédéric Bastiat", New Palgrave Dictionary: A Dictionary of Economics, I. London: Macmillan, y New York: Stockton Press, 1987.
- Henderson, David R. "Frédéric Bastiat," The Fortune Encyclopedia of Economics, ed. David R. Henderson. New York: Warner Books, 1993.
- Roche, George. Free Markets, Free Men: Frederic Bastiat, 1801-1850, prólogo de Dick Armey. Hillsdale, Mich.: Hillsdale College Press, y Irvington-on-Hudson, N.Y.: y Foundation for Economic Education, 1993. Publicado originalmente como Frederic Bastiat: A Man Alone. New Rochelle, N.Y.: Arlington House, 1971, y Hillsdale, Mich.: Hillsdale College Press, 1977.
- Russell, Dean. Frédéric Bastiat: Ideas y Influence. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education, 1965.
Páginas en Internet adicionales
- Library of Economics and Freedom, desde cualo este texto fue traducido, y donde están muchos otros articulos (en inglés) de y sobre Bastiat y otros autores.
- The New School: Bastiat
- Bastiat.org
- Bastiat.net
Traducción al castellano por Alex Montero desde el texto original inglés.
Puesto al HTML por Faré Rideau para Bastiat.org
A los artesanos y a los obreros - Frederic Bastiat
A los artesanos y a los obreros
Frederic Bastiat
Muchos periódicos me han atacado ante ustedes. ¿No quieren leer mi defensa? No soy desconfiado: cuando un hombre habla o escribe, creo que piensa lo que dice; sin embargo, por más que leo y vuelvo a leer los periódicos a que contesto, me parece descubrir en ellos tristes tendencias. ¿De qué se trataba? De averiguar lo que les es más favorable, la restricción o la libertad. Yo creo que la libertad, ellos creen que la restricción que cada uno pruebe su tesis. ¿Había para qué insinuar que somos los agentes de la Inglaterra, del Mediodía, del gobierno?
Vean cuan fácil nos sería la recriminación en este terreno. Somos, dicen, agentes de los ingleses, porque algunos de nosotros se han servido de las palabras meeting, free-trader (reunión, libre-cambista) Y ¿no se sirven ellos de las palabras drawback, budget, (derecho de depósito, presupuesto?).
Imitamos a Cobden y a la democracia inglesa. Y ¿no imitan ellos a Benthinck y la aristocracia británica?
Tomamos de la pérfida Albion la doctrina de libertad. Y ¿ellos no toman las argucias de la protección?
Seguimos los impulsos de Burdeos y Mediodía ¿Y no favorecen ellos la codicia de Lila y del Norte?
Favorecemos los secretos designios del ministerio, que quiere distraer la atención de su política. Y ¿no favorecen ellos las miras de la lista civil, que gana con la protección más que nadie en el mundo?
Ven, pues, que si no despreciáramos esta guerra de denigración, no nos faltarán armas.
Pero no se trata de esto. La cuestión que no perderé de vista es la siguiente: ¿Qué es más conveniente para las clases laboriosas: tener o no libertad para comprar a los extranjeros?
Obreros, se les dice: “Si tienen libertad para comprar a los extranjeros lo que ahora hacen ustedes, entonces no lo harán, estarán sin salario, sin trabajo y sin pan, por su bien, pues, se les limita la libertad.”
Esta objeción se presenta bajo todas formas; se dice, por ejemplo: ”Si nos vestimos con paño inglés, si hacemos nuestros arados con hierro inglés, si cortamos nuestro pan con cuchillos ingleses, si nos enjugamos las manos con toallas inglesas, ¿qué será de los obreros franceses, qué será del trabajo nacional?
Díganme obreros: si un hombre se pone en el puerto de Bolonia y a cada inglés que desembarca le dice: ¿Quiere darme esas botas inglesas en cambio de este sombrero francés? O bien: ¿Quiere cederme ese caballo inglés y le cederé este coche francés? O bien: ¿Quiere cambiar esa máquina de Birmingham por este reloj de París? O por último: ¿Le conviene trocar ese carbón de piedra de New-Castle por este vino de Champaña? Díganme , suponiendo que este hombre haga sus proposiciones con algún discernimiento, ¿puede decirse que estos actos afectarían a nuestro trabajo nacional tomado en masa?
¿Le afectarían un ápice más, aún cuando hubiese en Bolonia veinte de estos individuos en lugar de uno, aún cuando se hiciese un millón de trueques en lugar de cuatro, y aún cuando para aumentar hasta el infinito las negociaciones, se hiciese intervenir en ellas a los comerciantes y a la moneda? Ahora bien: que un país compre a otro por mayor para revender por menor, o viceversa, aunque se siga hasta el fin el hilo de las negociaciones, se verá que el comercio no es más que un conjunto de trueques por trueques, productos por productos, servicios por servicios. Si pues un trueque no daña al trabajo nacional, porque implica tanto trabajo nacional dado, como trabajo extranjero recibido, cien mil millones de trueques no le dañarán tampoco.
¿Pero cuál es el provecho? dirán: el provecho es hacer el mejor empleo posible de los recursos de cada país, de modo que una misma suma de trabajo produzca en todas partes más satisfacción y bienestar.
Hay algunos que emplean con ustedes una táctica singular. principian por convenir en la superioridad del sistema libre, respecto del sistema prohibitivo, sin duda para no tener que defenderse en este terreno. En seguida les hacen observar que en el pase de un sistema a otro hay alguna dislocación de trabajo. Después se extiende acerca de los sufrimientos que debe causar, según ellos, esa dislocación; los exageran, los aumentan, hacen de ellos el objeto principal de la cuestión; los presentan como el resultado único y definitivo de la reforma, y se esfuerzan de este modo en alistaros en las banderas del monopolio.
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Por lo demás, esta es una táctica que se ha puesto al servicio de todos los abusos, y debo confesar ingenuamente una cosa; a saber, que embaraza siempre a los amigos de las reformas, aún de aquellas que son más útiles al pueblo. Van a comprender por qué. Cuando un abuso existe, todo se acomoda a él; de él dependen unas existencias, de estas otras, y así sucesivamente hasta formar un gran edificio. Si quieren cortarlo, todos gritan, ya advierten que a primera vista parece que los chillones tienen razón, porque es más fácil demostrar el trastorno que debe acompañar a la reforma, que el arreglo que debe seguirla: Los partidarios del abuso citan hechos particulares; nombran las personas que van a ser perjudicadas, así como sus proveedores y obreros, que también lo serán al paso que el pobre reformador no puede referirse sino al bien general, que debe esparcirse insensiblemente por las masas, lo que no hace ni con mucho tanto efecto. Cuando se reformaron en España los conventos, se decía a los mendigos: “Dónde hallaran la sopa y el paño? El prior es su Providencia: ¿no es muy cómodo dirigirse a él?”.
Y los mendigos decían: Es cierto: vemos bien lo que perdemos si el prior se va; pero no vemos lo que nos vendrá en su lugar.” No consideraban que si los conventos hacían limosnas, también vivían de ellas; de modo que el pueblo les daba más de lo que recibía.
Del mismo modo, obreros, el monopolio les grava a todos imperceptiblemente, y después les proporciona trabajo con el producto de esos gravámenes. Y sus falsos amigos dicen: “Si no hubiese monopolio, ¿quién les proporcionaría trabajo?” Y ustedes responden: “Es verdad, es verdad. El trabajo que nos proporcionan los monopolizadores es cierto; las promesas de la libertad son dudosas,” porque no advierten que primero les saca su dinero, y luego les da por su trabajo una parte de ese mismo dinero.
¿Preguntan quién les proporcionará trabajo? ¡Caramba! ¡Se darán trabajo los unos a los otros! Con el dinero que no les quite ya, el zapatero se vestirá mejor y hará trabajar al sastre; el sastre renovará más a menudo su calzado, y dará trabajo al zapatero; y así sucesivamente en todas las clases.
Se dice que con la libertad habrá menos obreros en las minas y en las hilanderías. No lo creo; pero si así sucede, será necesariamente porque habrá mayor número trabajando libremente en su cuarto o al sol; porque si esas minas y esas hilanderías no se sostienen, como se dice, sino con el auxilio de contribuciones impuestas en provecho suyo sobre todo el mundo, una vez abolidas esas contribuciones, todo el mundo gozará de más comodidades, y el bienestar de todos es el que alimenta el trabajo de cada uno.
¡Perdónenme si me detengo aún en esta demostración; tan grande es mi deseo de verlos del partido del libre cambio!
En Francia los capitales empleados por la industria producen, por ejemplo, un 5% de utilidades; pero he aquí que Mondor tiene en una máquina 100,000 francos que le dejan 5% de pérdidas; entre la pérdida y la ganancia la diferencia es de 10,000 francos: ¿qué se hace? Muy solapadamente se reparte entre ustedes un impuesto de 10,000 francos, que se dan a Mondor; no se nota, porque el asunto está disfrazado muy hábilmente. No es el colector el que viene a pedirles su cuota del impuesto, sino que se la pagan a Mondor, herrero, cada vez que compras tus hachas, tus cucharas (de albañil) tus cepillos. Después les dice: Si no pagáis ese impuesto, Mondor no dará trabajo a sus obreros: Juan y Pedro quedarán sin tarea. ¡Por vida de!... Si se les perdonara el impuesto, ¿no se darán trabajo ustedes mismos, y lo que es más, por su propia cuenta. Además, no teman; cuando Mondor no tenga ya esa almohada del suplemento de precio por medio del impuesto, se ingeniará para convertir su pérdida en beneficios, Juan y Pedro no serán despedidos. Entonces todo será provecho para todos.
Insistirán tal vez diciendo: ”Comprendemos que después de la reforma habrá en general más trabajo que antes; pero entre tanto Juan y Pedro se quedarán en la calle”. A lo respondo:
1. Cuando el trabajo no cambia de destino sino para aumentar, el hombre que tiene corazón y brazos, no queda mucho tiempo en la calle;
2. No hay obstáculo alguno para que el Estado reserve algunos fondos para impedir en la transición cesaciones de trabajo que yo no preveo;
3. En fin, si para salir de un pantano y entrar en un estado mejor para todos y sobre todo más justo, es absolutamente necesario arrostrar algunos instantes penosos, los obreros están prontos a ello, o yo les conozco mal. Quiera Dios que suceda lo mismo con los empresarios!
¡Pues qué! ¿Por qué son obreros no son inteligentes y morales?
Parece que sus pretendidos amigos lo olvidan. ¿No es sorprendente que traten en su presencia semejante cuestión, hablando de salarios e intereses, sin siquiera pronunciar la palabra justicia? Saben, sin embargo, que la restricción es injusta: ¿por qué, pues, no tienen valor para manifestároslo y deciros: “Obreros, en el país prevalece una iniquidad; pero les trae provecho; es preciso sostenerla” ¿Por qué? Porque saben que responderían: ”No”.
Pero no es cierto que esta iniquidad les traiga provecho. Préstenme todavía atención por algunos momentos, y juzgaran ustedes mismos.
¿Qué se protege en Francia? Las cosas que se hacen por grandes empresarios en grandes máquinas, el hierro, el carbón de piedra, el paño, los tejidos y se dice que esto no se hace en favor de los empresarios, sino en el de ustedes. Sin embargo, cada vez que el trabajo extranjero se presenta en nuestro mercado bajo una forma tal que pueda hacerles daño, pero que favorezca a los grandes empresarios ¿no se le deja entrar? ¿No hay en París treinta mil alemanes que hacen casacas y zapatos? ¿Por qué se les deja establecerse a su lado, al mismo tiempo que se rechaza al paño? Porque el paño se hace en grandes máquinas, que pertenecen a fabricantes legisladores, y las casacas se hacen por los obreros en su cuarto. Esos señores no quieren concurrencia para convertir la lana en paño, porque ese es su oficio; pero la admiten para convertir el paño en casacas, porque este es el de ustedes.
Cuando se han hecho los caminos de hierro, se han rechazado los carriles ingleses; pero se han hecho venir obreros ingleses. ¿Por qué? ¡Oh! eso es muy sencillo; porque los carriles ingleses hacen concurrencia a las grandes máquinas, al paso que los brazos ingleses no la hacen sino a sus brazos.
Nosotros no pedimos que se rechacen los sastres alemanes y los peones ingleses; pedimos que se dejen entrar los paños y los carriles: pedimos justicia para todos, igualdad para todos ante la ley!
Es una burla venir a decirnos que la restricción aduanera tiene por objeto su utilidad. Sastres, zapateros, carpinteros, ebanistas, albañiles, herrero, mercaderes, bodegueros, relojeros, carniceros, panaderos, tapiceros, modistas: les desafío a que me citen un sólo caso en que la restricción les aproveche, y cuando quieran, les citaré cuatro en que les daña.
Y en resumen, vean cuan inverosímil es la abnegación que sus diarios atribuyen a los monopolizadores: creo que se puede llamar tasa natural de los salarios a la que se establecería naturalmente bajo el régimen de la libertad. Cuando se les dice, pues, que la restricción les aprovecha, es lo mismo que si se les dijese que añade un excedente a sus salarios naturales; y como un excedente extra-natural de salario debe tomarse de alguna parte, porque no cae de las nubes, es claro que debe tomarse de aquellos que le pagan. Se ven, pues, conducidos a esta conclusión, según sus pretendidos amigos: que el régimen protector ha sido creado y puesto en práctica para que los capitalistas fuesen sacrificados a los obreros. Digan, ¿es eso probable?
¿Quién les ha consultado? ¿De dónde les ha venido la idea de establecer el régimen protector?
Les oigo contestarme: no somos nosotros los que le hemos establecido. Los capitalistas son los que lo han arreglado.
¡Por el Dios que está en el cielo, se hallaban en buena disposición ese día! ¡Qué! los capitalistas han hecho la ley, han establecido el régimen prohibitivo, y eso para que vosotros, obreros, sacarais provecho a sus expensas! Pero he aquí que sus pretendidos amigos dicen que los capitalistas, al obrar de ese modo, se han despojado a sí mismos sin estar obligados a hacerlo, para enriquécelos, sin que tuvieran derecho para ello! No quiera Dios que este trabajo produzca el efecto de hacer brotar en su corazón gérmenes de odio contra las clases ricas. Si intereses mal entendidos o sinceramente alarmados sostienen todavía el monopolio, no olvidemos que este tiene su raíz en errores que son comunes a los capitalistas y a los obreros. Lejos, pues, de excitar a los unos contra los otros, trabajemos por hermanarlos. Y ¿qué es preciso hacer para conseguirlo? Basta dejar que las tendencias sociales sigan su curso natural, separar los obstáculos artificiales que obstruyan sus efectos, y dejar que las relaciones entre las diversas clases de la sociedad se establezcan sobre el principio de la justicia
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En la evolución histórica de la figura del empresario encontramos una serie de economistas importantes que aplicaron las teorías del empresario más adecuadas a la época en la que vivieron:
Para Marshall, el empresario es una persona que además de organizar, planificar y dirigir factores para satisfacer necesidades, distingue entre el beneficio empresarial y el dividendo.
Diferencia dos tipos de actividades que la dirección hace en la empresa: