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domingo, 18 de agosto de 2013

Economía solidaria, opción ante crisis de capitalismo: investigador

Este modelo utiliza la mano de obra a partir de la reciprocidad y sin pasar por el mercado. Es la práctica de la autogestión, respetando la diversidad de las personas, indicó Boris Marañón.

Carolina Gómez Mena
 Publicado: 17/08/2013 19:53

México, DF. Ante la crisis del capitalismo y el aumento del desempleo a escala global, la economía solidaria tiene oportunidad de replicarse, no sólo a niveles locales, consideró el investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, Boris Marañón Pimentel.

En el foro Economía Solidaria, realizado en el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) indicó que la economía solidaria no va tras el dinero como finalidad, sino que lo considera medio para lograr un buen vivir, pero uno que no deprede ni exalte la acumulación de bienes y de capital, que respete las libertades, las mujeres y las identidades sexuales, y que además practique el autogobierno.

En entrevista el también académico de la licenciatura de Ciencias Políticas y Sociales precisó que “la economía solidaria es una forma de resolver las necesidades básicas a partir de la organización colectiva, de utilizar la mano de obra a partir de la reciprocidad y sin pasar por el mercado” y explicó que por ejemplo que “alguien puede aportar su jornada, y lo intercambia por otra cosa” y en este sistema se practica la “autogestión, es una ayuda mutua orientada a la satisfacción de las necesidades y y busca el bienestar bajo el criterio de suficiencia, no de abundancia como en el capitalismo”.

Reconocimiento legal al modelo solidario

El experto señaló que existen diversos países que han dado reconocimiento legal a la economía solidaria, como Colombia en donde existen leyes de economía solidiaria, Brasil que cuenta con apoyos y dijo que el “paso más importante lo dio Ecuador, país en el que se ha logrado el reconocimiento de la economía solidaria en la Constitución como una forma de resolver los problemas que plantean las necesidades básicas”.

Expuso que para que un sistema así se generalice en un país debe existir una “estructura política que también sea solidaria y apoye” esta forma y apuntó que existen diversos grupos organizados que pracican la economía solidaria en Perú, Bolivia, Chile, Argentina y Uruguay. En el caso de México también la llevan a cabo sociedades agrarias de solidaridad social. Durante la ponencia también señaló que Alemania “es el país con más cooperativistas”.

Luego de subrayar que para virar a la economía solidaria se requiere de “voluntad política” y de “políticas” que la incentiven y sustenten, Marañón indicó que establcer un sistema de ese tipo “no es algo que se pueda dar de la noche a la mañana, es un proceso lento”, pero insistió que es posible.

Marañón Pimentel y Dania López Córdova son autores del libro editado por la UNAM y el IIE denominado Racionalidades y Prácticas Socioproductivas, Alternativas para el Buen Vivir, que aborda el tema de la economía solidaria.

Ver más en "Solidaridad económica y potencialidadesde transformación en américa latina Una perspectiva descolonial"

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Boris Marañón Pimentel 
Es Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Tiene 23 años de labor ininterrumpida como Investigador en instancias como en el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, el Instituto Internacional del Manejo del Agua, y el Centro de Investigación y promoción del Campesinado-CIPCA, de Piura, Perú. Cuenta con distintas publicaciones en torno a la política de acceso, gestión y participación social para el agua, y ha trabajado el tema de economía solidaria y las prácticas económicas populares basadas en la reciprocidad. Actualmente es investigador titular en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, y pertenece al sistema nacional de investigadores.

Concepto e Importancia de la Economia

"Presentación de economía general"

Sobre "La Sociedad Sigma" de Adolfo Figueroa

 Por Sílvio Rendon 

 La discriminación por raza, sexo, origen, religión, discapacidad, edad u orientación sexual ha demostrado tener una gran persistencia. En el área andina 10 millones de runas [1] ,ciudadanos y ciudadanas de segunda clase en sus propios países, son los más excluidos, los más pobres y las principales víctimas de la violencia política. Sea abierta o sutil, la discriminación condena a las personas excluidas, desde aquellas pertenecientes a las clases medias hasta las más pobres, a desarrollarse por debajo de su potencial. Igualmente, perjudica a las economías al privarse del talento de las personas más capaces.

 El libro de Adolfo Figueroa se inscribe en el estudio de la exclusión social como fuente de persistencia de la pobreza y la desigualdad. El autor en esencia rescribe Figueroa (1992), incorporando a la exclusión social en su análisis. Al igual que en aquel trabajo, comienza por una discusión metodológica, avanza en una discusión de modelos económicos, y culmina con una aplicación de éstos a las economías en desarrollo. El autor mantiene como tema central el debate sobre la capacidad de los modelos económicos de ofrecer interpretaciones adecuadas para las realidades que aspiran a representar. En tal sentido, el autor ofrece una discusión de conjunto de “la economía estándar”, a través de tres formalizaciones, de precios flexibles, salarios fijos y precios fijos, a las que denomina neoclásica, clásica y keynesiana, respectivamente. Después de concluir que estas versiones canónicas no son adecuadas ni para las economías desarrolladas ni en desarrollo, el autor expone tres versiones ampliadas: con salarios de eficiencia, sobrepoblación y sobrepoblación y exclusión social. A estos modelos estáticos los llama “sociedades”, reservando la denominación de “economías” para sus extensiones dinámicas o de economías abiertas, o con bienes públicos. Con estos modelos, calificados de “teorías parciales”, el autor afirma haber construido una “teoría general” del capitalismo consistente con las economías desarrolladas y en desarrollo: “Las tres sociedades capitalistas abstractas que fueron desarrolladas en este libro se convierten en modelos de esta teoría general” (p. 299). 

En este libro el autor pasa claramente de la sobrepoblación o “subacumulación”, según él insuficiente ya, a la exclusión social como aspecto medular en el análisis de una economía en desarrollo. Esta exclusión es un “legado colonial” que el autor incorpora como un supuesto de su modelo: mientras un tipo de trabajadores participa, otro está excluido del mercado laboral, vive del autoconsumo, y carece de derechos sociales y políticos. Estamos así ante dos grupos inconexos, cada uno con sus propias reglas y hasta con su propio sector de subsistencia. Contrariamente a los esquemas dualistas de los sesentas, se trata de un sistema estable, incapaz de evolucionar hacia la eliminación del dualismo: “Nadie tiene el poder y el deseo de cambiar la situación” (p. 329). Las economías con grandes desigualdades viven en el desorden social, pues los agentes, reiterando lo expresado en Figueroa (1993), presentan una “tolerancia limitada” a la desigualdad. Este desorden sin embargo, es parte de un equilibrio, y no conduce a ningún cambio social. Más aún, los pobres, por excluidos, problemas de coordinación o falta de recursos, no pueden realizar una acción colectiva en demanda de derechos sociales o políticos. Ante tal situación, el autor propone un cambio revolucionario, al que denomina un “shock refundacional”, que redistribuya los “activos sociales” y otorgue derechos sociales y políticos a los excluidos. Con esta revolución todos los agentes saldrían ganando y sin embargo ninguno de ellos la lleva a cabo. Ni los capitalistas, ni los trabajadores, ni los gobiernos, ni las organizaciones internacionales tienen capacidad o interés en realizar esta revolución. 

Una primera pregunta que podemos hacernos sobre este planteamiento es si la imagen de un cerrado dualismo, mucho mas rígido que el dualismo de la “heterogeneidad tecnológica” predominante en los ochentas, corresponde a las economías en desarrollo. Si bien según el autor las evidencias otorgan plena validación empírica a esta visión, en este punto convendría recordar algunas enseñanzas aportadas por la investigación sobre la economía campesina:

 “Como quiera que la mitad del ingreso campesino en la región más tradicional del Perú es resultado del intercambio con el mercado, no hay base que justifique la tesis de la “auto-suficiencia” o de la dualidad. (…) Cuando se habla de países se les denomina “economías abiertas” cuando exportan el 15-20% de su Producto Nacional Bruto. Sin embargo, la economía campesina se la ha visto como “economía cerrada” a pesar de exportar el 50% de su producto total. (…) La familia campesina de hoy es también proletaria. Estas fuentes de ingreso[se refiere a datos estadísticos en una frase] muestran, pues, las características principales de la economía campesina en su presente forma histórica en el Perú”. 

Esta cita proviene del seminal estudio de Figueroa (1989, p. 131), cuya primera edición data de 1981. No es que la economía campesina después de más de dos décadas haya pasado de ser una economía abierta y asalariada a una economía desconectada del mercado nacional de bienes y de trabajo. Es la visión del autor la que ha cambiado y reorganiza los hechos bajo un enfoque dualista. Más aún, en su visión presente la economía campesina deja de compartir rasgos esenciales con otras entidades económicas, cual era el caso en su estudio pionero. Si antes el autor resaltaba las decisiones de portafolio y la eficiencia económica de los campesinos (“pobres pero eficientes”), hoy subraya que “los campesinos rara vez se comportan como inversionistas de bolsa” (p. 223). 

Lamentablemente, la validación empírica con la que el autor intenta respaldar su actual visión dualista es agregada y general. No se trata de un estudio de detalle como el de hace más de dos décadas. Al parecer, la persistencia de la pobreza y la exclusión es la principal evidencia para validar su visión dualista. Sin embargo, en esta misma evidencia se basan una serie de formalizaciones, por ejemplo, los modelos de “trampa de la pobreza” que dan explicaciones medianamente satisfactorias sobre el tema. En cualquier caso, poner como supuesto lo que debería emerger como una conclusión no es el mejor camino para encontrar respuestas, y menos aún para validar una teoría de este tipo. Decir que una sociedad nació fragmentada en dos sectores y se trata de una herencia colonial no aporta mucho a nuestro conocimiento. Se requiere explicar cómo funciona y se reproduce la exclusión social y cuál es su repercusión sobre el desarrollo económico. En tal sentido, cabe recordar que exclusión social, dualismo y entrampamiento económico no son términos identificables. Añadir la exclusión al análisis de una economía es una extensión valiosa, pero, ¿por qué bajo un enfoque dualista? ¿La conclusión de estar ante una economía entrampada no es acaso consecuencia directa haber supuesto desde el comienzo dos sectores inconexos?

Esto lleva a un segundo aspecto, muy llamativo al leer este trabajo, cual es el profundo pesimismo tanto en la capacidad analítica de la “economía estándar” o “convencional”, ya no sólo de la “neoclásica”, sino también sobre la “clásica” y la “keynesiana” (p. 114), como en las posibilidades de cambio en las economías en desarrollo. Esta actitud contrasta con el entusiasmo con que el autor comunica y califica su propia opción metodológica y teórica. Hacía una década bastaba incluir sobrepoblación en el análisis basado en alguna de estas corrientes para generar modelos realistas sobre las economías en desarrollo:

“Las teorías clásica y keynesiana, así reformuladas para ser aplicadas a una economía sobrepoblada, generan proposiciones tipo beta que son consistentes, en muchos aspectos, con la realidad de América Latina” Figueroa (1992, p 238). 

En la visión actual del autor esta extensión es insuficiente. Sin embargo, lo que el autor demuestra, paradójicamente, es que los marcos teóricos expuestos pueden funcionar, sólo que no en su versión de libro de texto, sino en alguna versión más compleja. Entonces, ¿por qué desecharlos? ¿No es mejor pensar en las extensiones particulares necesarias para que los grandes marcos teóricos puedan dar una estilización adecuada de las realidades? En realidad, ¿no es eso lo que han venido haciendo una gran cantidad de científicos sociales? El desencanto es extensivo a las derivaciones de política económica. Hacía una década “no era claro” que las políticas económicas basadas en estas teorías tuvieran algún efecto sustancial en cambiar las realidades: 

“No es claro que esta corriente neoliberal esté resolviendo esas limitaciones y que esté buscando que transformar las relaciones centro-periferia” Figueroa (1992, p 239). 

Hoy para el autor es muy claro que tampoco las otras corrientes de pensamiento existentes resuelven los problemas de desarrollo económico. Sólo una política económica basada en la “teoría general”, la del autor, podría otorgar derechos políticos y sociales a los excluidos, es decir, el “shock refundacional” que abra las puertas para el desarrollo económico. El gran tema es que “nos hemos quedado sin agentes de cambio” (p. 332). En este punto tal vez el autor hubiera debido dar más reconocimiento a los múltiples esfuerzos por cambiar el estado de cosas, tanto en el pensamiento como en la acción, de diversos académicos e instituciones. Es, por lo menos, prematuro declararlos acabados para concluir proclamando que la propia creación intelectual es la única que da las claves para un entendimiento adecuado de la realidad. 

Aún así, es muy poco creíble, y más parece una cuestión de estilo del autor, otrora un ardiente partidario de la redistribución del ingreso, del impulso de la economía campesina, y hoy además de la eliminación de la exclusión social, deje las cosas en un callejón sin salida. Como lectores podríamos interpretar este pesimismo recordando el final de “El alma buena de Sechuán” de Bertolt Brecht. En esta obra de teatro los dioses salvadores bajan del cielo a constatar las tragedias de los mortales, para finalmente abandonarlos a su suerte en la situación más dramática posible. Después de esta cruel escena, la protagonista invita a que al cerrar el telón el público se plantee sus propias respuestas. Intentando ver más allá de diversos aspectos cuestionables, esperemos que esta obra de Adolfo Figueroa contribuya a impulsar una investigación en estos temas que supere las limitaciones señaladas. 

Referencias

Figueroa, A. (1993) Crisis Distributiva en el Perú. Fondo Editorial, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima. __________ (1992) 
Teorías Económicas del Capitalismo. Fondo Editorial, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima. __________ (1989) 
La Economía Campesina de la Sierra del Perú. Universidad Católica del Perú, Cuarta edición (primera edición 1981) Lima. 

[1]Según J. M. Arguedas, el ciudadano quechua-hablante jamás se llama a sí mismo “indio”. Por el contrario, usa la denominación de runa, que quiere decir “ser humano”. Denominaciones similares se dan en otros grupos étnicos. 

Publicado el 08-11-2005 Figueroa, Adolfo, (2003). La Sociedad Sigma: una teoría del desarrollo económico. Pontificia Universidad Católica del Perú y Fondo de Cultura Económica, Lima.

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LA POLÍTICA de LA POLARIZACIÓN ECONÓMICA en el Perú


Michael R. Carter* y  John Morrow**

Este documento presenta un modelo de economía política de electores previsores que tienen en cuenta sus ingresos futuros esperados —dinámica de ingresos— a medida que forman sus preferencias políticas. Su actitud radical respecto del futuro, comparada con los electores que solo consideran el corto plazo, depende de la dinámica de distribución de ingresos subyacente de la economía. en este documento mostramos que el tipo de dinámica, que caracterizaría lo que Adolfo Figueroa llamó la «sociedad Sigma», generaría una creciente polarización política y exigencias redistributivas con el paso del tiempo. Luego estimamos el patrón actual de la dinámica de distribución de ingresos de la última década en el Perú y mostramos que las dinámicas proyectadas implican una creciente radicalización de los electores en el futuro. esta predicción está de acuerdo con los resultados electorales recientes y con las tendencias observadas de filiación política manifestada por los mismos electores.

Aspectos introductorios

 Las recientes elecciones presidenciales en el Perú y en países vecinos fueron muy reñidas, estuvieron divididas ideológicamente y dieron como resultado la elección de candidatos de izquierda. Si bien existen muchas razones para esta orientación
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 1 Agradecemos a Jorge Aguero, Brad Barham, Swati Dhingra y Shiv Saini por sus valiosos comentarios y también a los participantes del seminario en la Universidad de Wisconsin - madison y la conferencia sobre Desarrollo económico internacional del medio oeste (estados Unidos). 
* Universidad de california, Davis. Departamento de economía Agricola y Recursos naturales, mrcarter@ucdavis.edu. 
** Kent State University, Departamento de economía, morrow1@hushmail.com.

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La gran ciudad de Lima-Perú 2013

EXTREMA POBREZA - PERÚ

CID - Juan Carlos Ramírez - Cepal: indicadores de pobreza

Derechos económicos, sociales y culturales, economía y democracia

Director de la Oficina CEPAL en Colombia
Este documento fue preparado por Carlos Vicente de Roux y Juan Carlos Ramírez J., Consultor de la Fundación Social y Director de la Oficina CEPAL en Colombia, respectivamente. Los editores agradecen los valiosos aportes de Paola Ximena Cortés y Tatiana Olarte para la elaboración del documento final. Este trabajo se desarrolló en conjunto entre la CEPAL y la Fundación Social de Colombia, y contó con el apoyo de la Personería de Bogotá y la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Bogotá.

Las opiniones expresadas en este documento, que no ha sido sometido a revisión editorial, son de exclusiva responsabilidad de los editores y pueden no coincidir con las de la Organización.

 Resumen

 El presente documento, contiene la edición de una parte de las discusiones sostenidas en el Foro sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC), auspiciado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Fundación Social, y que tuvo lugar en Bogota en noviembre de 2001. Los participantes en este foro, provienen de distintas disciplinas, son abogados, economistas, administradores públicos, sociólogos, historiadores, filósofos y periodistas. Se desempeñan en distintas actividades en el sector público, la academia, la rama judicial, ONG y organismos internacionales, y no todos comparten la misma aproximación teórica a los temas del derecho, la política o la economía. 

 Esta relación de las discusiones comienza mostrando los contrastes entre los derechos económicos, sociales y culturales (DESC) y los derechos civiles y políticos. A continuación se hace una breve descripción de los esquemas internacionales de protección de los DESC. Enseguida se presentan dos de las grandes controversias de la discusión, una referida a la relación entre los derechos y los distintos poderes públicos, donde se abordan temas como la democracia, la justicia y la política; la otra, desde una óptica de derechos, la evaluación de las políticas económicas públicas que pueden dar lugar al mejoramiento o al deterioro de las condiciones de satisfacción y de garantía de los DESC. Este documento cierra con una breve reflexión en torno al derecho a la educación. 

En la discusión, los panelistas ofrecieron posiciones distintas sobre la relación entre los derechos y las políticas públicas y su ejecución, resaltaron las diferencias entre la consagración formal de los derechos y las realidades de los ciudadanos para los que los derechos carecen de efectividad, aun en casos en que el desarrollo legislativo establece garantías o niveles mínimos para esos derechos, tales como un número de años de educación o un plan obligatorio de salud. 

También se discutió la óptica desde la cual se toman ciertas decisiones judiciales, y las posibles situaciones de activismo político de los jueces en relación con los derechos económicos, sociales y culturales. Asi mismo, se planteó el papel relevante del poder legislativo y las elecciones como escenarios privilegiados de la democracia, en los que se establecen, se ratifican o se modifican los acuerdos sobre los alcances y prioridades que tienen dichos derechos. Se precisó que el fortalecimiento de los derechos pasa por un fortalecimiento de lo público y la anulación de la clientelización de los derechos. 

 Se debatió el alcance de la justiciabilidad de los derechos económicos, sociales y culturales y de las decisiones de política económica, que tienen impacto sobre dichos derechos, al tiempo que se reconoció que una evaluación de los avances en ellos debe privilegiar los procesos más que el resultado, ya que muchas de las decisiones públicas no aseguran de por sí un determinado resultado. Los panelistas hicieron interesantes afirmaciones que ratifican diferentes visiones, a partir de las ópticas jurídica y económica, y dan lugar a sugestivas convergencias y divergencias. Un número posterior de esta Serie tratará ampliamente el tema de la justiciabilidad de los DESC.

Este documento es apenas una apertura de un amplísimo debate alrededor de los DESC y del alcance, prioridades, restricciones y obligaciones de las políticas públicas relacionadas con dichos derechos.


Presentación institucional

Este foro surge de una iniciativa de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Fundación Social, y se dirige a promover el tema de los derechos económicos, sociales y culturales (DESC).
La CEPAL tiene inquietudes de vieja data sobre la necesidad de convertir la equidad y el desarrollo social en ejes del desarrollo de nuestros países. Pero, además de eso, la Organización de las Naciones Unidas, a la cual pertenece la CEPAL, ha venido insistiendo en que su marco fundamental de acción está conformado por los tratados, resoluciones y declaraciones de derechos humanos emitidos por los órganos competentes de dicha organización. Tales derechos se han convertido en algo que pertenece a la propia esencia del sistema de las Naciones Unidas, cuyos organismos están firmemente comprometidos en incorporar los principios de los derechos humanos en su trabajo cotidiano. En el documento de la CEPAL “Equidad, desarrollo y ciudadanía” (2000), se ha procurado establecer una articulación entre los planteamientos sobre el desarrollo económico de América Latina y el Caribe, y los principios de los derechos humanos. Un antecedente fue la publicación del texto La igualdad de los modernos(1997), efectuada en conjunto con el Instituto Interamericano de Derechos Humanos. En dicho texto se exploraba la relación entre el discurso de los derechos humanos y el de la CEPAL.
Con ocasión de la conferencia mundial contra la xenofobia y otras formas de intolerancia (Durban, 2001), la CEPAL celebró un acuerdo con la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con el fin de formalizar contactos y trabajos en común sobre derechos humanos. Este evento se ha producido en el marco de ese acuerdo. Cabe recordar que los informes anuales sobre desarrollo humano, cuya elaboración promueve la Organización de las Naciones Unidas (PNUD), también han planteado los vínculos entre la pobreza, el desarrollo y los derechos económicos, sociales y culturales.
La Fundación Social es una entidad sin ánimo de lucro, creada en 1911 por el sacerdote jesuita José María Campoamor, cuya misión es contribuir a acabar con las estructuras de exclusión que generan pobreza y violencia en Colombia. La Fundación Social ha enfocado tradicionalmente los fenómenos de pobreza desde diversas perspectivas. Ha explorado, siguiendo un enfoque económico, los desajustes entre la oferta y la demanda de determinados bienes y servicios sociales. Desde un punto de vista más social, ha examinado los alcances de la falta de acceso a dichos bienes y servicios y, desde una perspectiva más moderna y más política, ha enfocado la pobreza como un fenómeno de exclusión. La Fundación quiere ahora abordar también el problema desde la óptica de los derechos del ser humano, que abre ventanas hacia la exigibilidad y la obligatoriedad de las prestaciones tendientes a superar la pobreza.
Las discusiones sostenidas en este foro tienen que ver con los aspectos centrales de la misión de la Fundación Social. La entidad ha cumplido en 2001 noventa años de vida, dedicados a trabajar por los pobres y por los excluidos. Es muy apropiado celebrarlos con este foro.
También patrocinan este evento la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Personería de Bogotá, cuyos mandatos institucionales las comprometen con la promoción de los mencionados derechos.
El cargo de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos fue creado en 1993. Su Oficina, en Colombia, trabaja sobre la base de un acuerdo celebrado con el gobierno colombiano en noviembre de 1996. Entre las funciones que tiene esta Oficina se cuenta la de observar la situación de los derechos humanos y el cumplimiento del derecho internacional humanitario en el país, asesorar a las autoridades y a la sociedad civil e informar sobre lo observado al Alto Comisionado, para que éste presente, a su vez, informes analíticos sobre Colombia ante la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
A las personerías municipales les corresponde entre otras funciones, por mandato de la Constitución, la guarda y promoción de los derechos humanos. La Personería de Bogotá se encuentra en un proceso de rediseño institucional para enfatizar su misión de defensoría de los mencionados derechos. Y tiene especial interés en la definición de criterios sobre la progresividad y priorización de los derechos económicos, sociales y culturales, la construcción de indicadores para la medición de los avances de los mismos y la búsqueda de consensos y pactos sociales entre los actores a los que les corresponde hacerlos efectivos –la administración pública, los legisladores, los organismos estatales de control y la ciudadanía–.
En el foro participaron Alejandro Angulo, Alfredo Sarmiento, Álvaro Tirado, Amerigo Incalcaterra, Astrid Martínez, Carlos Gaviria, Carlos Vicente De Roux, César Vallejo, Diego López, Eduardo Villar, Ernesto Parra, Hermes Tovar, Hernando Gómez, Isabel Martínez, Jorge Enrique Vargas, Jorge Iván Bula, Jorge Iván González, José Antonio Campo, Juan Carlos Ramírez, Juan Luis Londoño, Leonardo García, María Eugenia Álvarez, María Eugenia Querubín, María Mercedes Cuéllar, Olga Lucía Acosta, Pastor Murillo, Pedro Medellín, Rebeca Grynspan, Roberto Garretón, Rodolfo Arango y Rodrigo Uprimny

Humala dice ahora que la economía está sólida

Yo no fui. Sostiene que la prensa “cortó” sus declaraciones. (Mario Zapata)
Humala dice ahora que la economía está sólida 

 Se picó. El presidente Ollanta Humala respondió con sorna a las críticas de Alan García, de Keiko Fujimori y de su aliado Alejandro Toledo, por haber anunciado que la crisis económica ya llegó al país. 

“Anda, no me digas, ¿él también?, pucha”, fue su irónico comentario sobre los cuestionamientos.

 A renglón seguido, les restó importancia a los reproches de sus opositores. “Debemos dejar a los candidatos que hagan su campaña y dejar al Gobierno que haga el gobierno”, replicó. “La verdad no la pueden cortar, porque si ven (sic) mis declaraciones, también hablo de que el Perú tiene una economía sólida que permite generar confianza. La discusión no es si el Perú va a crecer o va a decrecer, sino cuánto va a crecer (…) Es uno de los líderes de América Latina”, agregó al tiempo de echarles la culpa a los medios de “cortar” sus declaraciones y darles otra connotación.

En otro momento, Humala manifestó que espera que “todas las fuerzas políticas” participen en el diálogo convocado por el premier Juan Jiménez. No obstante, cuando se le preguntó si respalda a su jefe de gabinete no quiso responder, y tampoco se pronunció sobre el pedido de la oposición para que lo releve del cargo. En cambio, la vicepresidenta Marisol Espinoza sí ratificó la confianza en Jiménez y destacó su “vocación para dialogar y escuchar a la gente”.

NI A LA ESQUINA 



Juan Carlos Eguren, miembro de la Comisión Política del PPC, por su parte, precisó que “ni con ese discurso (de Humala), ni con esas personas que permanentemente agreden a los partidos, exgobiernos y políticos” podrá haber diálogo. “Eso genera desconfianza (…) Si el presidente está queriendo arreglar su discurso anterior, en buena hora, pero el daño ya está hecho”, subrayó. El congresista dijo que el PPC “siempre está dispuesto a contribuir si se trata del país”, pero objetó el rol de Jiménez como promotor de la búsqueda de consensos. “Ha tenido una actitud confrontacional y agresiva con importantes sectores. No creo que sea el personaje ideal para generar espacios de diálogo”, refirió. Eguren, además, coincidió con la propuesta de un relevo del premier. “Con 16% de aprobación no es una persona capaz de generar confianza ni tender puentes”, argumentó.

DATO 

El premier Jiménez participó, junto con el presidente, en la inauguración de la feria Mistura, pero solo declaró al Canal 7 del Estado. Al resto de la prensa no se le permitió acceder a él.


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. Metodología económica y modelos económicos

La teoría económica, dada la complejidad de los procesos que estudia y con el fin de analizar la interacción entre causa y efecto, aísla ciertas variables bajo estudio de la variada realidad social y las libera de todos los otros factores de influencia. De este modo, se basa en la hipótesis de que esas variables seleccionadas son inalterables y, por lo tanto, las demás relaciones quedan fuera del análisis. Los modelos teóricos con este alto grado de simplificación permiten representar en funciones matemáticas las modificaciones que sufre una variable (como el consumo, el ahorro, la producción, etc.) económica como consecuencia de la variación de otras magnitudes. Esta perspectiva de estudio se ha denominado economía positiva. 

Sin embargo, se han argumentado las condiciones limitantes de establecer relaciones causales matemáticas en economía por la dificultad de realizar, como en el caso de las ciencias físico-naturales, experimentos controlados. Estos últimos se producen cuando se puede aislar totalmente el efecto de una variable sobre otra. Por el contrario, en la economía, como en el resto de las ciencias sociales, casi nunca es posible aislar el efecto de una sola variable sobre otra, sino que la misma naturaleza del fenómeno económico implica la influencia de una pluralidad de variables al mismo tiempo.

 Esto no obsta para el gran desarrollo de mediciones estadísticas y de diversos modelos que sobre la base de supuestos simplificados intentan presentar los elementos esenciales de la realidad económica de una manera estilizada y significativa. Este desarrollo de herramientas estadísticas, matemáticas y econométricas ha representado un gran avance en el intento por precisar y depurar teorías que, sin embargo, deberían ser interpretadas como una ayuda instrumental a la teoría. 

 Este tipo de metodología se aplica frecuentemente en la teoría económica, aunque muchas veces se omite mencionar las condiciones o supuestos bajo los que se formulan las hipótesis. Asimismo, el abuso de esta postura, y su interpretación excluyente en lugar de instrumental, conducen a simplificaciones peligrosas en áreas de la política económica. Esta última pierde en este proceso su carácter eminentemente prudencial, es decir, aplicado a circunstancias concretas específicas. 

Sin embargo, el aporte positivo del refinamiento matemático y estadístico puede ser integrado en una visión amplia. Este enfoque basa la metodología de la economía en el contexto de las ciencias sociales o morales. 

Según esta perspectiva, se utilizan para el estudio de la realidad económica, a la par de la matemática avanzada, los principios y análisis lógico y, sobre todo, de experiencias históricas o casos. Con estos elementos, el estudio de la realidad económica se realiza teniendo siempre presente un contexto más amplio donde se unifican los diversos planos que constituyen la realidad social. Así se integran los aspectos económicos, institucionales, normativos, culturales, etc. 

 Esta representación de la realidad económica está asimismo imbuida de una tesis no sólo de tipo teórico, sino también de índole valorativa. De este modo se da lugar al método más abarcador de lo que podemos denominar economía política. 

De esta perspectiva metodológica se desprende una determinada forma de realizar recomendaciones de política económica, a saber: una basada en los juicios de valor prudenciales, determinados por los principios generales y por las condiciones concretas en los que deben ser aplicados, siempre en la conciencia de la interrelación de factores, políticos, jurídicos, éticos, sociales y culturales que afectan el aspecto económico. 
Los mencionados enfoques metodológicos (economía positiva, economía política y política económica) pueden interpretarse, y de hecho han sido interpretados, como mutuamente excluyentes. Sin embargo, nada obsta para que se los conciba de modo complementario, que es como quedan integrados, como veremos más adelante, dentro del sistema de la Economía Social de Mercado. 

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