La formación del ingeniero
Este verano me he estado leyendo unos cuantos libros bastante interesantes (ya iré blogueando de ellos, aunque ya adelanto que el de Charles Vest me ha encantado, de lectura obligada para toda la gente interesada en universidad). Y un tema central en todos ellos, en algunos casos sin buscarlo, y a pesar de que en principio los autores y temáticas no eran necesariamente similares, es la necesidad de la formación integral en los universitarios. En Harvard se quejan por no tenerla, en MIT se lucha por mantener, Schumacher la considera absolutamente fundamental para el futuro de la humanidad, y por supuesto Kolvenbach la considera parte esencial de la enseñanza jesuita.
De hecho, se supone que este es uno de los puntos fuertes de Comillas. Es interesante a este respecto comprobar cómo en este tema parece que estamos igual o mejor que los “liberal arts” colleges de EEUU, que están luchando por mantener este tipo de educación humanista e integral, y a los que cada vez cuesta más hacerlo. Sobre todo teniendo en cuenta que es bastante más complicado conseguir una formación integral en una escuela “europea” de ingenieros que en una universidad americana, donde por naturaleza los alumnos están expuestos a todos los conocimientos universitarios (en MIT por ejemplo obligan a todos sus estudiantes a cursar el “core curriculum”, que contiene asignaturas de humanidades").
Lo que pasa es que yo no creo que estemos al nivel tampoco en este sentido de las universidades americanas: como dice el dicho, una cosa es predicar y otra dar trigo. Creo que tenemos que seguir trabajando para mejorar la formación integral de nuestros ingenieros. Como bien dice Schumacher, hace falta dar valores a nuestros ingenieros para saber lo que deben hacer con su ciencia. Si no, iremos donde hemos ido siempre: a un uso no siempre apropiado de la tecnología. Creo que afortunadamente en ICAI estamos mejor colocados que en otras escuelas para crear estos ingenieros con valores, pero eso no significa que debamos contentarnos: los profesores (muchos, aunque no todos) imparten claramente valores en sus asignaturas, pero no tienen tiempo para hacerlo bien; las asignaturas de valores que impartimos (ética, cristianismo y ética social) están demasiado desconectadas de las materias que impartimos, y así las ven los alumnos: como algo totalmente ajeno a su formación técnica. Tenemos que evolucionar hacia unas materias mucho más relacionadas y conectadas con su formación: filosofía de la ciencia, ética de la ingeniería, ingeniería para cambiar el mundo, impartidas por profesores que se haya enfrentado a los problemas éticos y de valores a los que se enfrentarán nuestros ingenieros y que sepan guiarles en estas situaciones, que les enseñen cómo ver toda la tecnología desde esta óptica de valores. También creo que debemos enseñarlas desde el primer día, no esperar hasta los últimos cursos: si no, los conocimientos se les fijarán sin saber interpretarlos, sin saber colocarlos en el marco adecuado.
Y además, tenemos que complementarlas con otras materias humanistas:
- una asignatura de literatura: yo creo que sólo sabe escribir bien el que ha leído mucho. Si no conseguimos que nuestros ingenieros lean no sabrán escribir, y esto es fundamental en su vida profesional. Las asignaturas “normales” no tienen hueco para esto, bastante tienen con lo suyo…
- talleres de comunicación oral: al menos igual de fundamental, saber comunicar sus ideas y su trabajo, y hacer presentaciones públicas. Igual que antes, se puede practicar en las otras asignaturas, pero es difícil aprenderlo en ellas.
- liderazgo y trabajo en equipo, cualidades cada vez más valoradas en el mundo profesional. Esto puede aprenderse en los trabajos prácticos de las asignaturas “normales”, pero nunca está de más un seminario específico.