Por:
Oscar Ugarteche, economista peruano, Investigador titular del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Es presidente de ALAI y coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) http://www.obela.org/
El gobierno del Brasil en la segunda mitad de marzo de este año (2012) ha tenido dos iniciativas muy importantes para la construcción de un nuevo orden financiero internacional. El primero y más importante es la nominación de José Antonio Ocampo a la Presidencia del Banco Mundial. Ocampo, ex ministro de economía colombiano que también ha sido Director Ejecutivo de CEPAL y Sub Secretario general de Naciones Unidas para Asuntos Económicos y Financieros, se mudó al think tank de Joseph Stiglitz en la Universidad de Columbia cuando dejó dicho cargo. Con Stiglitz es uno de los intelectuales pensantes sobre cómo debería ser el nuevo orden financiero internacional, hoy tan cuestionado tras los colapsos financieros vistos en Estados Unidos, Gran Bretaña y Europa.
Históricamente, desde su diseño inicial en 1944 y su puesta en marcha en 1946, las instituciones de Bretton Woods (BW), el FMI y el Banco Mundial, estuvieron repartidas entre Europa y Estados Unidos. Europa se quedaría con la Dirección ejecutiva del Fondo mientras Estados Unidos lo haría con el Banco. A cambio, Estados Unidos tiene poder de veto en el Fondo y puede con voto singular impedir la aprobación de préstamos o el ingreso de nuevos miembros. Como brazos de política exterior han sido fundamentales para Washington en las décadas de la post guerra, sobre todo durante la guerra fría. Con las caídas de los muro de hierro y de bambú sirvieron para colocar las políticas del Consenso de Washington en el mundo.
En este marco, Brasil lanza un candidato del Sur, alternativo al candidato de Obama, el Dr Lin, y al candidato de Nigeria, la número dos de Robert Zoellick, el actual presidente, conocida por su afiliación con el presidente saliente. Jeffrey Sachs se lanzó al ruedo solo usando la infeliz frase “soy el candidato ideal”.
El solo hecho de la candidatura de Ocampo coloca a Brasil en una plataforma regional de poder distinta y la enfrenta a Washington. Considerando cómo ha arrastrado las piernas con temas económicos regionales y su resistencia a la supranacionalidad sudamericana, esto es un salto adelante. En adelante, si Brasil logra convencer a sus socios de los BRICS y a los sudamericanos, podrá tener un grado de influencia grande en las instituciones financieras internacionales. Sin duda al menos toda América Latina debería de apoyar esta candidatura.
De otra parte, en la reunión de los BRICS en la India, Brasil propuso crear un banco del sur de los BRICS, lo que transformaría la idea del Banco del Sur, de regional a global y crearía un banco de desarrollo global alterno al de BM. La idea es recircular las reservas internacionales en los fondos creados para este banco que debería de diseñar alguna canasta de moneda propia para emitir bonos que serían pagados en las cinco monedas de los BRICS. El gran ganador con esta idea es China quien tendría cómo variar su esquema de depósito de reservas ante la política devaluatoria del Tesoro.
El concepto del Banco de los BRICS ha sido saludado por los analistas rusos e indios que han venido siguiendo la discusión sobre el Banco del Sur que se sostuvo en los últimos tres años. Paradójicamente fue también Brasil quien en UNASUR propuso encogerlo y lanzarlo a operar solo con el 20% de su capital pagado lo que lo condenará a ser una entidad como FONPLATA, irrelevante para fines de manejo de reservas, cuando la idea fue que emitiera bonos por hasta 63,000 millones de dólares en una unidad de cuentas diseñada desde las monedas existentes en la región. Estas están más estables entre sí que con relación al dólar con las excepciones de Argentina y Venezuela.
A pesar de que no hay ánimo de integración económica entre las costas pacifica y atlántica sudamericana, ni mucha razón de ser dada la naturaleza primaria de las exportaciones de los países del Pacifico, Brasil está jugando un papel regional en el plano global y sería bueno que los gobiernos de la región lo entendieran y fueran al menos a consultas sobre la materia. El Arco del Pacifico sigue estando en Sudamérica básicamente. Bien por Brasil.