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lunes, 15 de mayo de 2023

El sentido moral corno esencia de la persona humana


Revista de Filosofía y Teoría Política

 El sentido moral corno esencia de la persona humana 

Anna-Teresa Tymieniecka

Primera Parte 

1. El sentido moral de la vida como esencia de la persona humana 

La Persona como Sujeto /Agente en el mundo Anna-Teresa Tymieniecka 

En discusiones recientes se enfatiza mucho el rol de la persona en la organización individual de la vida articulándola y actuando; esto es, mi perspectiva en el funcionamiento a través del cual desarrolla el curso de su vida individual. Sin embargo, cuando se llega al punto en el que este curso de vida toma un giro específicamente humano, parece más difícil singularizar entre los factores del acontecimiento, aquel que pueda ser considerado como la causa específica del cambio que diferencia al hombre de otros seres vivientes, a la vez que mantiene la línea de continuidad con otros circuitos funcionales. Cuando preguntamos: ¿Qué es lo que cuenta para la especificación del ser humano?, no podemos considerar un grupo abstracto de características por medio del cual se "presenta" él mismo; tenemos que buscar esta especificación en la red de funcionameinto a través de la cual se producen sus manifestaciones. Esto es, tenemos que buscar en el mundo lo que él establece cemo sistema de valores de su existencia. Tenemos que buscar los varios tipos de interrelaciones, valores y correspondientes "lenguajes" (es decir, el lenguaje del arte, el lenguaje moral, el lenguaje religioso, etc.) que sirven como medio de comunicación en el mundo humano. Además, como es obvio por los dos primeros modelos de personas presentados anteriormente, la persona se mueve y participa en todo el sistema de la vida y de la naturaleza. A diferencia de las nociones de "sujeto", "conciencia" o "ego", que fuerzan una separación en la naturaleza concreta, ve resultados de la abstracción del 192 pensamiento humano, la persona enfatiza la unidad de los factores vivientes en el hombre. Aunque podríamos decir que la filosofía contemporánea en general concuerda en que es el factor ético o el espiritual lo que cuenta en la especificidad de la manifestación humana (Husserl, Scheler, etc), el problema está lejos de ser resuelto de una forma satisfactoria. Esto depende primero de cómo concebimos el origen y la naturaleza de la moralidad, y segundo del grado de validez que le atribuimos a esto. El asunto del factor humano específico en la "vida-mundo" sigue siendo un problema abierto. Hemos preparado el terreno para tratarlo de nueva forma. Primero, lo enfocaremos como el asunto que concierne al origen y naturaleza únicos de la valorización (rneaningfulness) de la existencia humana y del mundo. Segundo, nos aproximaremos al tema en la medida en que se relaciona con la función específica de "dar significado" a la persona como sujeto/agente en el mundo social. Aparecerá por nuestro análisis que depende de la persona humana introducir el sentido moral en la comprensión de la "vida-mundo" como mundo social. 

La auto-consciencia del hombre, una vez establecida, incluye la consciencia de las condiciones de su progreso, es decir, la responsabilidad del hombre por la supervivencia de la vida. 

Individualización auto-interpretativa del hombre 

De hecho, podríamos buscar la fuente de la moralidad volviendo a las fases de individualización auto-interpretativa del hombre en el curso de la vida. En mi trabajo anterior sobre el progreso de la auto-individualización (interpretativa) del individuo real he distinguido las siguientes fases: 

1. Las virtualidades "previas a la vida" (pre-life) se manifiestan en conjunto (coming together) en el proceso de individualización de la vida; 

2. La fase orgánica/vital orientada entelequialmente; 

3. La fase sensible/vital; 

4. La fase sensible/síquica; 

5. La fase síquico/consciente, iniciada por la "experiencia originaria", también uno de mis término propios, en la que todas las "virtualidades" del hombre se despliegan. En cada una de estas fases de progreso constructivo dinámico del individuo, esto es, en la complejidad desarrollada de los sistemas y mecanismos funcionales, se presentan las siguientes secuencias cruciales: Primero,los varios tipos de vías y medios de coordinación de los elementos que ingresan a los sistemas generativos y operativos; segundo, los principios de estas coordinaciones; tercero, las potencialidades de los elementos (y de los segmentos operacionales) para desplegar su funcionamiento y asumir sus roles respectivos en el avance constructivo del proceso auto-interpretativo. He sostenido que es por estos varios tipos de articulaciones de procesos, por los queel individuo se diferenciade las condiciones del circumambiente -mientras se beneficia de otros elementos neutrales, debido a que puede transformarlas en recursos esenciales de su propio progreso- en el que él establece la valorización (meaning fulness) de su progreso y crea la valorización de las condiciones del circumambiente con respecto a la relevancia de sus necesidades. Esto es el elemento' de diferenciación constructiva de sus "condiciones de vida", mientras las transforma en sus condiciones de "vida-mundo". En la primera fase de las condiciones pre-vida (pre-life), podemos considerar esta coordinación de necesidades y medios como una respuesta automática de elementos pre-vida virtualmente cargados que se relacionan en forma "experimental" o aparentemente accidentales. 

No existe valoración ni aún en forma germinal.

Sin embargo, podríamos referimos a un principio de "idoneidad", de acuerdo con el cual se producen las coordinaciones. Comienza, como pa:ece, con el origeh del proceso de individualización del ser en su fas'! orgánica/vital. Estamos tratando de una situación "solicitud/re~pllesta", en la que l¡¡ "nece~idad" del complejo emerge¡¡te de elementos de individualización -bajo la égida del principio intrínseco entelequial a éste- busca y "solicita" otros elementos para su "satisfacción" hacia el progreso de la vida en su desarrollo. 

Con la fase compleja de auto-individualización viml/sensible del proceso ingresa en el principio de consentimiento/rechazo de la discriminación constructiva rle elementos vitalmente significantes -una significación más compleja. Aquí lanecesidadde la vida de más elementos que "impulsan la vida" no es satisfecha automática ni mecánicamente: es calificada por la discriminación sensible del individuo, quien califica elementos de su medio ambiente, distinguiendo aquellos que lo pueden satisfacer, o que congenian o no con sus necesidades. Sin embargo, es sólo al alcanzar la complejidad de la fase sensible/síquica de la autodiferenciación del hombre en el proceso de cons trucción, que atestiguamos una significación específica introducida por el principio de articulación consentimiento/rechazo. Por cierto, más allá de la funcionalidad mecánica presente en la búsqueda sensible/vital del individuo y el "reconocimiento de"los elementos necesarios para sus funciones orgánicas hasta el punto donde se produce la satisfacción-observada en la segunda y tercera fase de la diferenciación constructiva de la vida descubrimos la función sensible/síquica introducida por una interacción existencial más compleja Esto involucra una compleja evaluación de reconocimiento/estimación/apreciación por un lado, y una aceptación correspondiente o rechazo calificado por otro lado. 

El sistema de discriminación/idoneidad prosigue en una "sensibilidad" pluri-direccional, y establece que la "significación" consiste en relaciones "síquicas" con los elementos de ejecución virtual de las necesidades existenciales del individuo. Este sistema de necesidad/satisfacción se cristaliza en la red de gregarismo existencial de los más ele·· vados (higler) seres vivientes. Su significado existencial radica en la comunicación por reflejos protectores, señales, actos singulares y en actos en cadena de cuidado ("pertenece" a un grupo protector instintivo/síquico de la vida) el mismo "interés de la vida" existencial es compartido por los individuos. Sin embargo, su raíz radica exclusivamente en el auto-interés de cada miembro del grupo, con la adición de una seguridad existencialafectiva bajo la presencia afectiva de otros individuos. 

Los tipos de coordinación de elementos "promotores de vida", segmentos operacionales y funciones, establecen el orden de distribución del proceso de individualización. En cada una de las fases ellas establecen el significado de los elementos que intervienen en el proceso de individualización. Cada tipo contribuye al establecimiento del "sentido dado". Sin embargo, su sentido proviene, primero de lo vital y segundo, del significado gregario de la vida en el proceso de "sustentación" de la vida (life-serving process). En su forma orgánica/ccalescente/fusional, funciona como un "dador de sentido", como dador de sentido vital en los mecanismos vital/síquico de selección; como el dador de sentido vital/gregario en la apreciación sensible/síquica yen la selección de intereses compartidos. En cada una de estas frases emerge un apropiado significado novum que ha sido liberado de la complejidad que progresa en el funcionamiento, el cual estimula las virtualidades intrínsecas a sus componentes. 

Los principios de coordinación enumerados previamente son llevados en el proceso (progress) de la vida en todos los tipos de selectividad que ellos sirven, sea por respuesta, consentimiento o aún por tilla iniciativa individual.  

Para existir ellas sólo necesitan poner en operación una razón de "existencia" (existing reason). Pero aún el toque de "devoción" al cuidado de los pequeños muestra que la conducta del animal, tiene sus "razones" en el instinto y afectividad que "exitan" el sistema funcional e impulsan las "acciones" operacionales y directas del animal hacia esos objetivos. La razón-excitante es aplicada en toda su extensión en el uso de la afectividad e instinto como complejos funcionales específicos que "impulsan la vida" 

Con la emergencia en la última fase mencionada del funcionamiento (full-fledged) consciente del individuo, la razón excitante, que impulsa su mecanismo selectivo hacia el consentimiento o rechazo, no lo satisface más por obra de sí mismo. La consciencia completa significa no solamente el compartir instintivo de los propios intereses con otros individuos, sino además la propensión a expandir su propia significación individual en "transacciones" con otros individuos. La limitación dominante en el esquema universal de la vida-idéntica para cada especie se quiebra y desiste ante la función inventiva, por la que el individuo proyecta su propia vía existencial de auto-expansión. Esta expansión puede ser cumplida sólo en transacción con otros. 

En las transacciones entre los individuos tratamos con intereses en conflictos múltiples y parciales; cada uno de ellos demanda lo propio, cada uno de ellos es impulsado por intereses individuales de vida, cada uno de ellos busca promocionar el nuevo significado de sus recursos (devices) para su propia auto-interpretación en la existencia; cada uno de ellos va, por su propio ímpetu espontáneo en su expansividad existencial-y aún mientras se avanza gradualmente sobre aquellos- en direcciones que están naturalmente impulsadas para interpretar los componentes transaccionales de acuerdo a sus propios intereses de vida, "llevados" por su espontaneidad en expansión. Así, él es impulsado a interpretar su propio significado bajo la red transaccional: el mundo social transindividual, que es sin embargo común a todos ellos. Cuando nosotros abandonamos los principios de coordinación de la razón excitante, (exciting reasib), hasta aquí válidos, en los cuales el factor decisivo es la orientación (drive) hacia el interés propio de la vida -ya expandido significativamente en el compartir el significado de preservación y propagación de la vida con otros indiviudos-la expansión, en primer lugar podría haber permanecido limitada a la circunferencia funcional de la sensibilidad/vital. El individuo compartiría con otros seres la "ley de la jungla" tal como fue analizada penetrantemente por Kipling. En su análisis el orden gregario aparece en parte como una "ley", basada en el circuito instintivo/vital/sensible/síquic%peracional, en el que el compartir el interés vital común de sobrevivencia y, los instintos de propagación, las necesidades afectivas, etc., establecen un circuito de interés vital que armoniza con todo el sistema de la vida. Con el advenimiento de la experiencia consciente, en la que emerge el sentido intelectual, se marca una nueva fase de individuación del proceso de la vida individual, se libera un orden objetivo de "proceso de la vida". A esto se añade la función inventiva de la consciencia y de cooperación; una comunicación entre los individuos es instigada y se despliega espontáneamente. El surgimiento de la función inventiva de! ser humano no sólo explora el esquema direccional de la vida, útil para la coordinación de operaciones funcionales, sino que da un nuevo enfoque, un inventario de auto-extensión de medios posible para desplegar y estrechar el carácter existencial auto-significativo en la red de vida intersubjetiva. La remisión de estos factores impulsarían por cierto compromisos transaccionales de individuos en concertación. Sin embargo serían adecuados para tal esfuerzo común, los principios de coordinación disponibles. Los principios de coordinación operativa que dan significación a las operaciones promotoras de la vida orgánica, vital, gregaria, están engranadas al auto-interés de cada uno de ellos separadamente. Ellos establecen en la

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Teoría de los Sentimientos Morales

 La Teoría de los sentimientos morales es una obra de Filosofía moral o Ética  publicada por Adam Smith en 1759. Los principios que en ella expone suponen la base filosófica sobre la cual se asienta su obra económica.

Pretende explicar el funcionamiento de la vida moral del hombre con un principio simple de armonía y de finalidad: un Ser grande, benévolo y omnisciente se determina por sus propias perfecciones a mantener en el Universo y en todo tiempo “la mayor cantidad posible de felicidad”. Este Ser ha puesto en el hombre una guía infalible que lo dirige al bien y a la felicidad, y esta guía es la simpatía. La simpatía es el don de vernos a nosotros mismos como los demás nos ven: es la capacidad de convertirnos en espectadores imparciales de nosotros mismos y de aprobar o desaprobar nuestra conducta según sintamos que los demás simpatizan o no con ella. “Cuando examino mi conducta y quiero juzgarla, y procuro condenarla o aprobarla, es evidente que yo me divido en cierto modo en dos personas, y que el yo apreciador y juez tiene un objetivo diferente del otro yo, cuya conducta se aprecia y juzga. La primera de estas dos personas reunidas en mí mismo es el espectador, cuyos sentimientos intento aprehender, poniéndome en su lugar y considerando desde él mi conducta; la segunda es el ser mismo que ha obrado, al que llamo yo y cuya conducta intento juzgar desde el punto de vista del espectador”.

Evidentemente, si la simpatía ha de servir de criterio efectivo para la valoración moral, es necesario presuponer el acuerdo entre el espectador que cada uno lleva en sí y los demás espectadores, o sea, las demás personas que juzgan nuestra conducta. Este acuerdo es presupuesto por Smith, el cual ve en la simpatía la manifestación de un orden y armonía providencial que Dios ha establecido en los hombres. Con todo, Smith no niega que el acuerdo entre el espectador interno y los externos pueda faltar también en algunos casos, y que, por consiguiente, la conciencia interna del individuo, que es su tribunal interior, pueda estar en oposición con el juicio que sobre él formulen los demás. En este caso, el juicio de la conciencia queda oscurecido y desvirtuado por el juicio de los demás, y su testimonio interior duda en aprobarnos o absolvernos. Sin embargo, este testimonio puede permanecer firme y decidido, como puede ser también sacudido y confundido por el juicio ajeno. “En este último caso la única consolación eficaz que le queda al hombre abatido y desgraciado es apelar al tribunal supremo del juez clarividente e incorruptible de los mundos”. La apelación a este tribunal inaccesible envuelve la dificultad en que se halla la doctrina moral de Smith ante la hipótesis de un funcionamiento imperfecto del orden establecido por Dios entre el juicio moral del individuo y el de los espectadores. Pero, en realidad, a juicio de Smith, este imperfecto funcionamiento del orden preestablecido sólo es una hipótesis abstracta, ya que él está profundamente convencido de la infalibilidad del orden preestablecido.

Esta convicción, como se puede observar, domina también su doctrina económica. La riqueza de las naciones está fundada, en efecto, en el supuesto de un orden natural, de origen providencial, que garantiza la coincidencia del interés particular con el interés de la colectividad.

ADAM SMITH, UN LIBERALISMO BIEN TEMPERADO

 


ADAM SMITH, UN LIBERALISMO BIEN TEMPERADO* 

 Roland Pfefferkorn** 

Resumen 

Gracias a la inmensa fortuna que ha conocido Enquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, Adam Smith es considerado como el “padre fundador” de la economía política clásica. Una lectura rápida de la obra ha permitido a veces hacer del célebre economista un pensador simplemente liberal, en una acepción parcial de la palabra. La Riqueza de las naciones merece una lectura cuidadosa. Aunque Smith es conocido principalmente como economista político, no hay que olvidar que fue titular de una cátedra de filosofía moral y que adquirió notoriedad gracias al éxito de otra gran obra suya, la Teoría de los sentimientos morales (1759). 

Abstract 

Due to the huge fortune that has met the Enquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, Adam smith is deemed as the “founder father” of political classical economy. A quick reading of his work has sometimes allowed the conversion of this renowned “economist” into a simply liberal thinker, in a partial meaning of this word. The Wealth of Nations, a complex work, deserves a more careful reading. Although Adam Smith is mainly known as political economist, one cannot forget that he taught a subject of moral philosophy and that he deserved ample acknowledgment for his Theory of Moral Sentiments, where he developed the moral principles that supported many of his economic concepts. 

Palabras clave: Economía Política, Sentimientos Morales, Liberalismo, Intervención Estatal, Teoría Económica. 

Key words: Political Economy, Moral Sentiments, Liberalism, Government Intervention, Economic Theory. 

* Traducción de Gilberto Loaiza Cano, profesor asociado del departamento de Historia de la Universidad del Valle. El texto original en Revue des sciences sociales. Strasbourg, n° 33, 2005, Université Marc Bloch-Strasbourg II, pp. 41-47. Artículo recibido el 5 de Abril de 2008, aprobado el 30 de Abril de 2008. 

**Director de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Marc Bloch-Strasbourg II, investigador en el laboratorio “Cultura y sociedades en Europa” del CNRS. Dirección electrónica: roland.pfefferkorn@umb.u-strasbg.fr, Pfefferkroland@aol.com.

Adam Smith, fundador de la economía política clásica 

Adam Smith es presentado de manera unánime como el padre fundador de la economía moderna. Su Enquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations,1 publicada en 1776, es celebrada con justicia como la obra inaugural de la economía política clásica. Pero también son muchos quienes lo consideran como el autor emblemático de la teoría económica liberal o del liberalismo económico.2 Ahora bien, si Smith es indiscutiblemente un pensador liberal –él preconizaba en efecto “el sistema evidente y simple de la libertad natural”-, su liberalismo está muy lejos de las posiciones defendidas por ciertos sectores contemporáneos del liberalismo económico. Es un liberal que defiende una concepción in fine relativamente moderada del liberalismo, colocando desde luego el mercado en el centro de sus análisis, pero sin excluir los frenos al librecambio en ciertos casos, ni la intervención del Estado para asegurar la justicia y el bienestar social. 

La Riqueza de las naciones es un libro voluminoso y generoso: 1100 páginas en dos volúmenes en la edición de bolsillo de Garnier-Flammarion, más de 1400 páginas en cuatro volúmenes en la edición aparecida en Presses Universitaires de France (PUF) en 1995, incluyendo el aparato crítico. A pesar de su tamaño, tuvo un éxito considerable en vida de su autor, y conoció numerosas reediciones y traducciones. Smith expone una síntesis de las concepciones económicas de su tiempo, síntesis brillante, a la vez original y critica, inspirada ampliamente en los trabajos británicos y franceses de su época. La Riqueza es, al mismo tiempo, la matriz a partir de la cual se construyeron, poco después de su muerte, los análisis económicos a veces contradictorios de autores como David Ricardo, Thomas Malthus o Jean-Baptiste Say, reunidos más tarde, en las historias académicas del pensamiento económico, en la categoría unívoca de « la economía clásica ». Karl Marx, presentado en ocasiones por esas mismas historias como « el último de los clásicos », desarrollará su reflexión heterodoxa a partir de una lectura crítica de Smith, tanto de sus predecesores como de sus continuadores, y más particularmente de los tres autores que acabamos de mencionar. El autor del Capital tendrá entonces cuidado de separarse de aquellos que él llamaría los « clásicos » de aquellos que calificará severamente de « vulgares »; los primeros, aunque enceguecidos por sus tomas de posición ideológicas en favor del sistema capitalista, intentaron, según Marx, hacer una obra científica mientras que los segundos estaban esencialmente animados por sus visiones apologéticas. Smith y Ricardo fueron clasificados por Marx en el primer grupo y elevados por él al rango de « clásicos », Malthus y Say fueron enviados a la segunda categoría. 

En un artículo reciente, aparecido en francés en 2002, Armatya Sen, el premio Nobel de economía de origen bengalí, subrayaba con razón el carácter particularmente complejo de la obra de Smith que contrasta con las posiciones simples o, más bien, simplistas de « aquellos que le arrancan ciertas frases », utilizadas « como slogan », para defender unas posiciones políticas a menudo obtusas ». El se refiere explícitamente a las declaraciones de los « extremistas conservadores (especialmente en Gran Bretaña) » y a las « manifestaciones entusiastas » de un tal « Adam Smith Institute ». Este instituto defiende posiciones ultraliberales, acordes con las ideas de otros dos « héroes » (sic) que figuran en la pagina de bienvenida de su sitio de Internet : Friedrich August von Hayek y Milton Friedman, los dos fueron en verdad los principales inspiradores del giro « neoliberal » de fines de la década de 1970 y comienzos de la siguiente (Anderson, 1996) ; el segundo de estos « héroes » fue la fuente de la experiencia « neo –liberal » en el Chile pinochetista desde 1974. Armatya Sen precisa en su articulo que esta tradición de « implicar a Smith en la justificación del buen camino » liberal e invocar la « mano invisible » no es reciente. Ella se remonta a casi dos siglos atrás. « Desde 1812, el gobernador de Bombay rechazó la propuesta de transportar alimentos en el Gujerat afectado por la hambruna citando la autoridad de Adam Smith », cuando en verdad Smith poca cosa dijo directa o indirectamente sobre la manera de tratar una hambruna. En contraste, como lo señalaremos más adelante, Smith siempre relacionó de manera estrecha las concepciones económicas y una visión ‘ética con el objetivo de llegar a una sociedad justa.3 

Una obra impregnada de filosofía moral y política. 

Los fundamentos filosóficos y morales de las concepciones económicas expuestas en La Riqueza han sido olvidados por mucho tiempo. Sin embargo, Smith desarrolla explícitamente sus posiciones morales en otra gran obra suya, La Teoría de los sentimientos morales (1759) que fue publicada diecisiete años antes de La Riqueza, cuando ocupaba una cátedra de filosofía moral en la Universidad de Glasgow. Es esta primera obra la que le permite adquirir una cierta notoriedad y convertirse unos años más tarde en el preceptor del duque de Buccleuch, con quien viaja en varias ocasiones a Francia, entre 1764 y 1766, lo que le permitió, luego de algunas recomendaciones de su amigo David Hume, encontrarse con los Enciclopedistas Jean le Rond d’Alembert y Claude Adrien Helvetius y los fisiócratas Francois Quesnay, partidario del libre cambio de granos, y Anne-Robert Turgot, controlador general de Hacienda, partidario del libre comercio. A su regreso a Gran Bretaña, él se benefició de una renta que le permitió consagrarse en adelante a la escritura de lo que llegaría a ser diez años después La Riqueza de las naciones. 

A lo largo de su vida, Smith le otorgó igual importancia a La Teoría de los sentimientos morales y a La Riqueza. Por lo menos eso hace pensar el número de reediciones de ambas obras mientras el autor aun vivía : cuatro para La Riqueza (1778, 1784, 1786, 1789) ; cinco para La Teoría de los sentimientos morales (1761, 1767, 1774, 1781, 1790). Y también debería tenerse en cuenta la importancia de las adiciones y modificaciones que el autor aportó a cada uno de sus libros, como sucedió hasta la víspera de su muerte con la última edición de La Teoría de los sentimientos morales. Como lo hacen notar los traductores de la edición francesa reciente de esta obra (PUF, 1999), « la amplitud de las correcciones hechas a La Teoría de los sentimientos morales varios años después de la aparición y la revisión de la Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones muestran el interés incesante de Smith por su obra moral ». Agreguemos además que La Riqueza de las naciones no esta exenta de consideraciones morales y de numerosas digresiones sobre las religiones, que cubren al menos una quinta parte de su volumen, y que tienen algún nexo con los análisis propuestos más tarde por Max Weber. 

Finalmente, La Riqueza no puede ser reducida al simple estatuto de una obra fundadora en economía. La mayor parte de los libros de la época que hablan de economía multiplican los ejemplos concretos y mezclan las consideraciones económicas con reflexiones filosóficas, morales o políticas. El libro de Smith se asemeja desde ese punto de vista a aquellos de sus contemporáneos, pero se presta también a otras lecturas, incluso las más inesperadas, lo que es costumbre en las grandes obras.

1 La primera palabra del título original : Enquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations ha sido a menudo traducida al francés como Recherche(s) (en singular o en plural según el caso), desde las primeras traducciones del siglo XVIII hasta en la más reciente del 2000. La traducción de Paulette Taieb (PUF, 1995) pasa Enquiry como Enquête. 

2 Sin embargo, desde hace algunos años se multiplican las reflexiones a contra-corriente; señalemos por ahora Boyer (2000), Prévost (2001) y Biziou (2003). 

3 Los reclamos de Sen contra el alineamiento abusivo de Smith en las toldas ultra-liberales se explican, por supuesto, por la proximidad de sus propios análisis con las concepciones de Smith. Sen ha puesto el acento en la teoría del bienestar social tomando en cuenta las relaciones entre objetivos sociales y decisiones interdependientes de los individuos. El ha publicado numerosos trabajos acerca de las desigualdades sociales y la pobreza. El ha subrayado principalmente el carácter doble (en positivo y en negativo) de la libertad individual que, según él, debe estar fundada en lo social. 

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