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lunes, 29 de mayo de 2023

“La teoría general del empleo según J.M. Keynes”

 

“La teoría general del empleo según J.M. Keynes” 

Pablo E. Pérez/Julio C. Neffa 

 La existencia de equilibrio a menos del pleno empleo de la mano de obra (con desocupación) es adjudicada por los economistas neoclásicos anteriores a Keynes a la ausencia de flexibilidad de los salarios nominales. La solución para este problema, según dicha escuela, pasa por la reducción de los salarios reales, que sólo es posible si se reducen los salarios nominales. 

 Para Keynes la situación normal no es la de pleno empleo, sino que existe un nivel de actividad y de empleo fluctuante. El empleo fluctúa porque fluctúa la inversión. Si esta variable puede someterse a intervención del Estado, también lo será el nivel de ocupación, que puede entonces ser controlado. 

 La noción de “desempleo involuntario” fue introducida por Keynes, no era objeto de atención por la escuela neoclásica. 

 Keynes no considera la existencia de un mercado de trabajo en el sentido de que exista una oferta y una demanda de trabajo, lo que no tiene sentido en su sistema teórico. Cuestionamientos de Keynes a la idea de ajuste automático del mercado 

 Esta idea de ajuste automático del mercado de trabajo fue sostenida principalmente por AC Pigou, exponente de “la teoría neoclásica de la ocupación”: los salarios tienden a relacionarse con la demanda de manera que todos encuentran finalmente empleo; una fluctuación de la demanda sólo puede producir un cambio en la ocupación si es que los salarios no son lo suficientemente flexibles. Crítica de K a los postulados neoclásicos 

 K acepta que los un aumento de la ocupación es sólo posible con el descenso de la tasa de salarios reales (a lo largo del la curva de PMg del trabajo). Acepta que el salario real es igual al PMg del trabajo. 

 Si esto es así pareciera que la desocupación solo puede provenir de que los asalariados se resisten a aceptar una rebaja del salario real para que éste se corresponda con su producto Cualquiera sea el estado de la demanda siempre habría, vía ajuste de salarios, una tendencia hacia la ocupación plena. Entonces, un estado de la demanda es tan bueno como otro, de manera que las políticas gubernamentales que inciden en la demanda de mano de obra no son ni causa ni remedio de la desocupación. Si hay desocupación se debe a que resistencias friccionales impiden que el ajuste de salarios se haga instantáneamente. Ficha bibliográfica. Cátedra de Economía II, 2010. marginal. Para K, es la demanda global de bienes y servicios (mercado de bienes y s.) la que determina el nivel de ocupación y ésta el salario real y el PMg del trabajo, pero no a la inversa. Esto es: 

 En cuanto a la decisión de ofrecer trabajo, lo que los obreros reclaman no es un mínimo de salario real, sino un mínimo de salario nominal, por eso se resisten tanto a la reducción del poder adquisitivo (salario real) a través de una disminución de salarios nominales y no tanto cuando se produce por un aumento del nivel de precios.  Algunos autores hablan de “ilusión monetaria” al no distinguir entre salario nominal o real, pero esto es hacer recaer la responsabilidad del desempleo en la oferta: éste surge no de que no se acepten salarios reales menores sino de que confunden salarios reales con nominales. 

 Para K, la lucha de los obreros por mantener los salarios reales tiene una finalidad diferente a la de los salarios nominales; buscan proteger relativamente su salario real frente a otros trabajadores, pero les es virtualmente imposible oponerse a una reducción del salario real para todos los trabajadores. 

 También cuestiona K la idea de que los salarios reales de los trabajadores estén determinados por los contratos que éstos celebran con los empleadores, de manera que tengan la posibilidad de reducir los salarios reales reduciendo su salario nominal, haciéndolo coincidir con la desutilidad del trabajo: los trabajadores no tienen ninguna posibilidad de disponer de un medio que les permita hacer coincidir el salario real con la desutilidad del volumen de ocupación existente. El desempleo involuntario 

 Para los neoclásicos, el único desempleo posible es el “friccional”, por intermitencias de la demanda, tiempo de búsqueda entre un empleo y otro, etc.., y también es compatible con la “desocupación voluntaria”, que se produce cuando un trabajador no acepta que su salario sea igual al valor de su producto marginal por razones debidas a la legislación, a las prácticas sociales, a la lentitud para adaptarse a los cambios económicos, o, simplemente a la “obstinación humana”. 

 Según K, esta teoría no permite la posibilidad de “desempleo involuntario”, esto es, que al nivel de salarios vigente, y aún con reducción de salario real, hay personas que no Para K la teoría neoclásica es adecuada para la determinación del salario real pero no la de la ocupación consiguen empleo. Hay desempleo cuando al nivel de empleo fijado por la demanda, la PMg y el salario real es mayor que la desutilidad marginal del trabajo (Gráfico de pg 113 del texto). 

 El desempleo no es la consecuencia del mal funcionamiento del mercado de trabajo, sino que resulta de un desequilibrio propio del sistema económico que no consigue elevar la producción de tal manera que todos los recursos queden plenamente empleados. Existe una mano de obra deseosa de trabajar incluso por una tasa de salarios inferior a la vigente. Síntesis: 

 Para la teoría neoclásica es en el mercado de trabajo donde se determinan el nivel de salario real y de empleo. Para K, la situación del mercado de trabajo depende de lo que sucede en el mercado de bienes y en el de dinero, básicamente del nivel de demanda efectiva. Las variables que inciden en el gasto de consumo y de inversión determinan conjuntamente el volumen de empleo, y éste el salario real. La cuestión salarial en la obra de Keynes 

 Por qué el salario real debe caer cuando se reducen los salarios nominales? 

Respuesta neoclásica: al caer el salario nominal se reducen los precios y esto aumenta el poder adquisitivo del ingreso disponible (demanda efectiva en términos reales). 

 Para K, esta reducción de los salarios nominales producirá para una empresa o una industria, un aumento en la producción y en la ocupación siempre que no se afecte la demanda de sus productos. 

 Pero si se reducen los salarios nominales en toda la economía, puede ocurrir que se reduzca la demanda efectiva o global en la misma medida en que se redujeron los salarios (y los precios) dejando la situación inalterada. 

 Transferir lo que ocurre en una empresa o industria a toda la economía, es para K, una falacia (falso, equivocado). 

 Para K, el volumen de ocupación sólo cambiará si es que cambia la demanda efectiva real y las variables que la determinan (tanto al gasto en consumo como en inversión). 

 Para analizar el efecto de una rebaja de los salarios nominales, K considera lo siguiente: El desempleo involuntario estaría generado por una demanda efectiva insuficiente para requerir el volumen de producción que exige el pleno empleo de la mano de obra disponible 

1. Una baja de salarios nominales, disminuye los precios y produce una redistribución de los ingresos: 

a) Desde los que reciben salarios hacia otros factores cuya retribución no haya sido disminuida. 

b) Desde los empresarios hacia los rentistas (terratenientes, etc.). Esta redistribución tiende a disminuir la propensión a consumir de la comunidad en su conjunto y a disminuir la demanda global en una cierta proporción. 

 Un efecto favorable de la baja salarial sobre la ocupación, sólo puede provenir de una aumento de la productividad de la inversión (llamada eficacia marginal de la inversión) o de una baja en la tasa de interés que aliente la inversión 

 Una disminución de los salarios nominales puede no disminuir los salarios reales, sino incluso puede aumentarlos (si los precios bajan en una mayor proporción) y su principal efecto sería la inestabilidad de precios con el consecuente aumento de la incertidumbre (y esto perjudica la inversión). 

 El mantenimiento de un nivel estable de salarios nominales es lo aconsejable para K. Mercado de trabajo o teoría del empleo? 

 Los neoclásicos hablan de oferta y demanda de trabajo. El salario real sería lo que equilibra este mercado y equivale a un precio. 

 Para K no existe verdaderamente este mercado. Los empleadores son los que crean los empleos, ellos tienen la iniciativa en cuanto al número de empleos. El trabajo no es una mercancía para K, por lo tanto tampoco el salario es su precio. Éste (el salario) es fijado exógenamente (fuera de toda consideración de mercado) por los convenios colectivos de trabajo, y no es un salario real sino uno monetario. Además, es un adelanto que hacen los empleadores atendiendo al volumen de producción esperado en función de la demanda que prevén. Este salario se fija independientemente del volumen de empleo (para K), porque al firmarse los convenios no se lo tiene en cuenta. 

 Si bajan los salarios, los empleadores no tomarán por esa razón más personal cuando ya se tienen los trabajadores necesarios para el volumen de producción establecido por la demanda efectiva. Los salarios, según K, no son fijados por el mercado sino por los convenios colectivos, sujetos a la capacidad de presión de los sindicatos: están fijados y codificados socialmente. 

 A diferencia de los bienes, los trabajadores no son fácilmente desplazables entre regiones y ramas de actividad. A menudo los empleadores son los que determinan el nivel de oferta de trabajo, alterando así el principio de independencia entre oferta y demanda (que es fundamental para los neoclásicos) 

 Los empleadores crean los puestos de trabajo según el volumen de producción que esperan llevar a cabo y anticipan la masa salarial de acuerdo con el salario fijado por los convenios desde fuera del mercado y a esa cantidad de trabajadores que determinan. 

 Para K, el mercado de trabajo es una ficción teórica. El salario real no puede determinar el nivel de empleo, que depende de la producción, a su vez sujeta a la demanda efectiva. 

 Para K, el trabajo no es un bien producido por una empresa o unidad productiva (sino en la familia) cuyo volumen se pueda regular instantáneamente y a voluntad para aumentar o disminuir la cantidad que se vende en el mercado.


VER AQUÍ

https://fhu.unse.edu.ar/asignaturas/economia2/keynes.pdf


FRAGMENTO DE ENTREVISTA CON AMARTYA SEN

 CUESTIONES PARA REFLEXIONAR FRAGMENTO DE ENTREVISTA CON AMARTYA SEN4 /

 Realizada por Nermeen Shaikh para Asia Source (www.asiasource.org) el 6 diciembre de 2004. Versión traducida para la revista www.sinpermiso.info por David Casassas 

Ciertos analistas han sugerido que el desarrollo, visto el modo en que ha sido perseguido durante los últimos cincuenta años, ha sido concebido de manera insatisfactoria y definido restrictivamente. ¿Cuáles son los déficit en la agenda de las políticas de desarrollo que ha tratado usted de señalar? ¿Por qué esos? 

La idea de desarrollo es una idea compleja: no es sorprendente, pues, que la gente piense que la forma en que el desarrollo se define deba ser mejorada. Cuando dicha cuestión entró en escena durante la década de 1940, lo hizo primeramente de la mano de los progresos de la teoría del crecimiento económico, que habían tenido lugar con anterioridad, esto es, durante la década de 1930 y también durante la de 1940. La reflexión sobre el desarrollo se hallaba limitada a la concepción elemental de que los países pobres no son más que países con niveles de renta bajos, con lo que el objetivo era, simplemente, superar los problemas del subdesarrollo a través del crecimiento económico, aumentando el PNB. Pero resultó que ésta no era una vía adecuada para pensar la cuestión del desarrollo, que se ha de vincular con el avance del bienestar de las personas y de su libertad. La renta es uno de los factores que contribuyen al bienestar y a la libertad, pero no es el único. El proceso de crecimiento económico, pues, constituye un punto de partida insuficiente para evaluar el progreso de un país; por supuesto, no es irrelevante, pero se trata sólo de un factor más entre varios. 

 4 / Docente e investigador en las universidades de Oxford y Harvard, fue galardonado con el Premio Nobel de economía en 1998.

Resulta interesante recordar que, si echamos la vista atrás, la cuestión del desarrollo, desde los inicios -en Adam Smith, en John Stuart Mill, en Karl Marx y en tantos otros-, tuvo que ver con una determinada concepción de la vida humana buena. Y esto es algo que ha de recuperarse en la investigación contemporánea sobre el desarrollo. Se trata de una cuestión por la que me he interesado mucho. He de decir, sin embargo, que mis preocupaciones fundamentales no se sitúan en el campo de la economía del desarrollo. De hecho, ¡pretendo que no sea así! Pese a que me siento halagado cuando leo que obtuve el premio Nobel por mis contribuciones a la economía del desarrollo, me lo concedieron por mi trabajo sobre “economía del bienestar” y sobre “teoría de la elección social”. Pero en la medida en que me he dedicado a la cuestión del desarrollo, me he preocupado bastante por la naturaleza del desarrollo y por los mecanismos causales que contribuyen al mismo. 

INTRODUCCIÓN 

Los problemas del desarrollo han estado relacionados con el progreso económico y social y con el atraso. Los índices de pobreza, la desigualdad, las distancias entre los ritmos de crecimiento del producto interno bruto de los países industrializados frente al de los países no industrializados, suscitaron una serie de aproximaciones teóricas orientadas a explicar por qué unos países han obtenido ventajas económicas y sociales traducidas en mejores niveles de bienestar de sus ciudadanos, mientras otros países se han sumido cada vez más en el atraso. 

Esta unidad registra información básica para ilustrar sobre los problemas más relevantes del desarrollo y, a partir de ellos, las discusiones que se dieron a través de distintas corrientes de pensamiento frente a los conceptos de crecimiento y desarrollo, superados de alguna manera con los aportes teóricos de Amartya Sen, que propuso una nueva forma de ver el desarrollo, en el espectro de las capacidades y los derechos de la gente y no necesariamente a partir del producto interno bruto anual de los países. En la parte final de la unidad se presenta los aportes de Adelman, quien hace una revisión crítica de las teorías del desarrollo con base en la identificación de 4 falacias del desarrollo. 

Los estudiantes tendrá en los contenidos de esta unidad, los elementos esenciales de análisis para abordar los contenidos de las distintas corrientes de pensamiento sobre el desarrollo desde la economía clásica, hasta los postulados de Sen acogidos por el Programa de las Naciones Unidas desde hace dos décadas. 


OBJETIVOS OBJETIVO GENERAL 

Analizar los problemas del desarrollo, como referentes para abordar la discusión que se planteó durante la segunda mitad del siglo XX en torno a los temas de crecimiento y desarrollo. 

OBJETIVOS ESPECÍFICOS 

Exponer los problemas que han enfrentado las sociedades, sobre los cuales se construyen las teorías acerca del crecimiento económico y los diversos enfoques del desarrollo. 

Establecer distinciones entre las categorías desarrollo y crecimiento. 

Analizar, mediante el uso de indicadores, la naturaleza de los problemas del desarrollo. 

Facilitar el desarrollo de competencias cognitivas básicas (capacidad analítica, crítica y reflexiva) en la elaboración de mapas conceptuales para la comprensión del Desarrollo. 

IDEAS CLAVES 

• Dos problemas dieron lugar a los desarrollos teóricos de la economía del desarrollo: la desocupación rural y la industrialización tardía5 /. El primero, llevó a plantear interrogantes y alternativas sobre el uso de la fuerza de trabajo desocupada y las formas de acelerar la acumulación de capital. El segundo, planteó la necesidad de la intervención del Estado y del empleo de la planeación como mecanismo para orientar las acciones orientadas a superar los problemas del atraso económico y del desarrollo. 

• Los términos crecimiento y desarrollo han sido objeto de controversias a la luz de los resultados observados en el progreso de los países y el bienestar de sus habitantes. Entre los años cincuenta y setenta del siglo XX, no hubo una distinción plena entre crecimiento y desarrollo: éste último se asociaba al nivel de incremento anual del producto interno bruto -PIB- y al ingreso nacional per cápita por encima de las tasas de crecimiento de la población. 

5 / Hirschman Albert, 1981. Essays in Trespassing: Economics to Politics and Beyond. Cambridge University Press.

CUESTIONES PARA REFLEXIONAR FRAGMENTO DE ENTREVISTA CON AMARTYA SEN6 / Realizada por Nermeen Shaikh para Asia Source (www.asiasource.org) el 6 diciembre de 2004. Versión traducida para la revista www.sinpermiso.info por David Casassas 

Democracia y hambrunas 

Ha subrayado usted cómo la India no ha sufrido hambrunas desde la descolonización gracias a su efervescente democracia y a la prensa libre, pero no ha dejado de señalar que, por otro lado, no ha sido capaz de hacer frente al hambre endémica, a la malnutrición generalizada y a los elevados niveles de analfabetismo. ¿Cómo explica tales fenómenos? ¿Cree usted que perviven impedimentos estructurales para las reformas, nazcan éstas de instancias nacionales o provengan de instituciones globales? ¿Es la forma existente de democracia liberal un mecanismo suficiente para garantizar los cambios que se precisan? 

 6 / Docente e investigador en las universidades de Oxford y Harvard, fue galardonado con el Premio Nobel de economía en 1998

Una excelente pregunta, otra vez. No hay institución alguna que sea válida por sí misma: todo depende del uso que hagamos de ella. Nada puede sustituir al compromiso político y social. El éxito de la India en la prevención de hambrunas es un éxito fácil, dado que las hambrunas son extremadamente fáciles de introducir en la agenda política: no hay que hacer más que imprimir una foto de una madre consumida y de un niño moribundo en la portada de un periódico, para que ésta se convierta, por sí sola, en una penetrante editorial. No se requiere, pues, demasiada reflexión. Si embargo, llamar la atención acerca del hambre estructural, de los debilitantes efectos de la falta de escolarización y del analfabetismo o de las privaciones a largo plazo que ocasiona la ausencia de una auténtica reforma agraria es algo para lo que se precisa otro tipo de compromiso y, sobre todo, utilizar la imaginación. En la India, el ejercicio de la democracia en esta dirección ha sido relativamente modesto. Pero aquí diría otra vez que las cosas están cambiando. Por ejemplo, cuestiones relativas a las desigualdades de género recibían una atención prácticamente nula en los medios y en el debate político hasta hace bien poco tiempo. Y esto ya no es así. Hubiese sido casi imposible pensar, incluso veinte o treinta años atrás, que una de las preocupaciones fundamentales del Parlamento indio sería la introducción de medidas para garantizar que por lo menos un tercio de los miembros  de la cámara sean mujeres. Se trata de una cuestión que antes para nada se había considerado. Cosas como ésta son las que me llevan a pensar que la clave está en el uso que hagamos de las instituciones democráticas. Cuando el ejercicio de la democracia exige una mayor profundización en ella, decir que ésta no funciona correctamente y permitir que retroceda equivale a dar un paso exactamente en la dirección equivocada. 

Hay un artículo mío sobre la India y China que apareció recientemente en The New York Review of Books (“Passage to China”, del 2 de diciembre de 2004). En este texto discuto esta cuestión. También explico por qué creo que el hecho de no introducir un sistema democrático con pluralidad de partidos políticos está suponiendo un perjuicio para dicho país. Los chinos vivieron, hace tiempo, una época de importantes progresos gracias al visionario liderazgo político que sucedió a la Revolución. En términos de cambio social y de progresos en materia de educación y de sanidad, lo hicieron mucho mejor que los indios, aun sufriendo una hambruna de grandes proporciones -de hecho, los chinos siguieron permitiendo calamidades de este tipo, lo que supone un craso error. En cualquier caso, el compromiso básico con respecto a una escolarización y a una atención sanitaria universales, así como al acceso de las mujeres al empleo, supusieron un activo de la mayor importancia para el país; mucho más importante, de hecho, que el vacilante proceso hacia la democracia que la India emprendió. 

Sin embargo, si se analizan los resultados disponibles en la actualidad, pese al hecho de que, a partir de las reformas de 1979, el crecimiento económico de China ha sido mayor que el de la India, la esperanza de vida ha subido en la India a una velocidad tres veces mayor que en China. En buena medida, este hecho responde a la presencia de canales para la confrontación pública de opiniones y para la crítica que un sistema democrático confiere. Sabemos que los servicios sanitarios indios son terribles, sí; pero el hecho de que lo sepamos y de que los periódicos hagan un seguimiento continuado de esta realidad impide que ésta se mantenga tal y como lo haría en un sistema que no promoviera la extensión de una opinión pública crítica. En 1979, la esperanza de vida en China era 14 años más larga que en la India. Hoy, las distancias se han reducido a siete años. Algunas regiones del país, como Kerala, se han situado cuatro años por delante de China en términos de esperanza de vida. Otra comparación que vale la pena realizar es la siguiente. En 1979, China y Kerala tenían exactamente las mismas tasas de mortalidad infantil: 37 por mil. 

En la actualidad, mientras que en China se ha reducido el índice de 37 a 30, en Kerala la tasa de mortalidad infantil se ha reducido de un 37 a un 10 por mil -un tercio de la tasa de mortalidad infantil de China-. Kerala ha sabido sacar provecho de la combinación de, por un lado, el tipo de radicalismo que ayudó a China a realizar importantes progresos durante los primeros años que siguieron a su revolución; y, por el otro, los beneficios de un sistema democrático con pluralismo de partidos. 

El punto esencial, pues, radica en el hecho de que lo que hagamos de la democracia depende, en gran medida, de cuán dispuestos estemos a trabajar en su favor. Según (21) mi punto de vista, uno de los problemas más importantes en la India es que los intelectuales que podrían jugar un papel destacado en el sistema político democrático tienden, por lo general, a no participar en política, en la que ven un terreno turbio. Hasta cierto punto esto está cambiando, pero se precisan transformaciones todavía mucho más radicales y niveles de participación muy superiores para que la democracia resulte en la India plenamente exitosa. También es necesario un trabajo político realizado desde la perspectiva de los más desvalidos, situados en las regiones más pobres y en las castas más bajas, para lograr eliminar viejas divisiones y desigualdades que, todavía hoy, perviven. Esta es una de las tareas, entre otras, a las que la práctica política en el marco de un sistema democrático tiene que hacer frente. 

Desigualdades, globalización y mercado 

En un artículo aparecido en The Guardian (Reino Unido) titulado “Freedom’s Market” sugería usted que “el debate real con respecto a la globalización, finalmente, ni tiene que ver con la eficiencia de los mercados, ni con la importancia de la tecnología moderna; la cuestión sometida a debate es, más bien, la existencia de desigualdades de poder”. ¿Cree usted que estas espectaculares desigualdades de poder dentro y entre los estados pueden verse corregidas sin un cambio estructural igualmente espectacular? 

Esta es una cuestión difícil. Déjeme decir tres cosas al respecto. La primera es que las desigualdades, en el mundo de hoy en día, son monumentales tanto en lo que respecta a la prosperidad económica como en lo que concierne al poder político. Cualquier tipo de análisis de la globalización tiene que partir de la consciencia de este hecho. Ahora bien, creo que mayores grados de interacción a escala global se han mostrado, no sólo en la actualidad sino desde hace miles de años, como un fenómeno positivo. La historia de la interacción a escala global es algo a menudo subestimado por el hecho de concebir dicha interacción como un fenómeno fundamentalmente reciente, por un lado, y, por el otro, por entender que las influencias se han dado únicamente desde el Oeste al Este, o desde el Norte al Sur. Históricamente, sin embargo, el proceso de influencia no ha sido unidireccional. Piense, por ejemplo, en el mundo del año 1000 de nuestra era, al inicio del milenio que acabó hace pocos años. En el campo de la ciencia y de la tecnología, había una gran cantidad de cosas de las que en Europa no se tenía noticia pero que en China ya se conocían. De un modo similar, los matemáticos indios, árabes e iranianos conocían desarrollos de las matemáticas, desde el sistema decimal hasta un buen número de adelantos en trigonometría, entre otras cuestiones, de los que los europeos no tenían ni la más remota idea. Estos hechos propiciaron un proceso de globalización del Este al Oeste, del mismo modo que, en la actualidad, la ciencia y la tecnología tienden a viajar del Oeste al Este. Europa hubiese sido tan estúpida de rechazar la sabiduría que venía del Este como lo sería hoy el Este si rechazara la sabiduría que procede del Oeste. El primer punto que quiero sugerir, pues, es que, pese a las desigualdades de poder, es (22) preciso analizar los efectos positivos que un movimiento global de ideas -de conocimiento y de entendimiento- puede acarrear. 

El segundo punto es que la globalización económica, per se, podría constituir una fuente de importantes adelantos en lo que respecta a las condiciones de vida, y que a veces lo es. La dificultad fundamental radica en el hecho de que las circunstancias en las que la globalización podría comportar mayores beneficios para los más pobres no se dan en la actualidad. Sin embargo, éste no es un argumento válido para oponerse a la interacción económica a escala global, sino un argumento para trabajar en pos de una mejor división de los beneficios derivados de la interacción económica a escala global. 

No se trata, por lo general, de que, como resultado de la globalización, los pobres se estén empobreciendo todavía más y los ricos estén ensanchando sus niveles de riqueza, tal y como se desprende de la retórica, que creo errónea, a la que se recurre a menudo. La cuestión es la siguiente: ¿podrían los ricos haberse enriquecido a través del mismo proceso de globalización si las circunstancias que lo gobiernan fuesen distintas? Y la respuesta es “sí”. Ello requiere plantear la necesidad de introducir políticas tanto estatales como locales orientadas a promover programas educativos, sobre todo escolares, a promover la asistencia médica básica, a promover la igualdad de género, a emprender reformas agrarias. Tales políticas podrían verse acompañadas por un contexto más favorable en lo que respecta al comercio global - se precisan acuerdos económicos más equitativos-, para lo que sería imprescindible un mejor acceso de los bienes procedentes de los países pobres a los mercados de los países más ricos, lo que ayudaría a los primeros a sacar mayor provecho de los intercambios económicos a escala global. Todo ello exige una reconsideración de las leyes de patentes, nuevos acuerdos por los cuales los países más ricos abran las puertas a los artículos procedentes de los países más pobres, y un largo etcétera. Con tales cambios, la globalización puede convertirse en un fenómeno más equitativo y efectivo. Así pues, la cuestión no es si la globalización económica está arruinando o no a la gente. Puede no hacerlo, e incluso ser mucho más beneficiosa para la gente de lo que lo es ahora. Esta es la cuestión central. 

El tercer punto es que el mercado es sólo una institución más entre un buen número de instituciones. A pesar de la inexistencia, en la actualidad, de algún tipo de democracia global, todavía podemos tratar de influir en estas realidades expresando nuestra opinión y haciendo oír nuestra voz: la práctica de cualquier tipo de democracia tiene que ver, fundamentalmente, con el hecho de razonar públicamente. Si, por ejemplo, el BM y el FMI han cambiado, lo han hecho, en parte, como respuesta a la riada de críticas que han llegado de distintas partes del mundo. Es preciso, pues, que pensemos en la democracia global como algo que va más allá de las instituciones de gobierno globales. Se trata, también, de promover el razonamiento público, el razonamiento público crítico. Afortunadamente, la ONU, bajo el liderazgo de Kofi Annan, ha sido capaz a menudo de actuar como vehículo para la expresión de cierto tipo de opiniones críticas que, de otro modo, no hubiesen sido atendidas. Los periódicos -la prensa en general- juegan también un papel importante en este sentido. (23) 

La expansión de las tecnologías de la información -Internet, muy especialmente-, así como la disponibilidad de noticias en todos los rincones del mundo –las de la CNN, las de la BBC o las de cualquier otro medio-, contribuyen de forma notable a lo que llamaría “discurso global” y, de este modo, ayudan a avanzar hacia la consecución de la democracia global. 

Hay algo que todos podemos hacer con tal de lograr una división más favorable de los beneficios de la globalización: atender a estas cuestiones, hablar de ello, pedirlo a gritos si hace falta. Se trata de algo muy importante que es preciso hacer en estos momentos. El silencio es un poderoso enemigo de la justicia social.


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Diversidad cultural

 

Diversidad cultural

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Glossary Text: 

Diversidad cultural: Multiplicidad de formas en que se manifiestan las culturas de los grupos y sociedades. Estas expresiones se transmiten dentro de los grupos y sociedades y también entre ellos. La diversidad cultural se manifiesta no sólo a través de las diversas formas en las que se expresa el patrimonio cultural de la humanidad, enriquecido y transmitido gracias a una variedad de expresiones culturales, sino también a través de los distintos modos de creación artística, producción, distribución, difusión y disfrute, cualquiera que sea el medio y la tecnología utilizados.
Fuente: Artículo 4.1 de la Convención sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales.


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