¿Cómo perciben los
economistas la ingeniería económica?
La respuesta a ésta
pregunta nos conduce a poner de manifiesto (ex professo) algo muy
censurable para el creyente que, como es
natural, se siente agraviado por la aplicación del
frío análisis de lo que para él es la fuente misma de la verdad.
Pero una de las cosas que más le disgustaría es la develación que pone en
evidencia el quiebre que sufre la teoría económica desde que Keynes se aleja
del concepto de la teoría económica de la acción económica (de la escuela
austriaca, enfocada desde la oferta) y apuesta por el enfoque
al cual la denomina "Economía Simbólica" (enfocada desde la demanda); es
decir —aleja al economista del mundo económico real y lo deja simplemente
como custodio de la ortodoxia (quedando a la sombra de los
políticos): "custodio, no de la civilización, sino de
la posibilidad de civilización". En el sistema
keynesiano, la "economía simbólica" del dinero y el
crédito son "reales" y los productos y servicios dependen de ella y
son su sombra.
Él decía que "La macroeconomía –la economía de la
nación-estado— es todo, con individuos y empresas que no tienen poder para
influir, y menos dirigir, la economía ni la capacidad de adoptar decisiones
efectivas contrarias a las fuerzas de la
macroeconomía. (Determinismo de mercado: las personas no tienen vida, son
pasivas, y dependen del mercado) Y los fenómenos económicos, la formación del
capital, productividad y empleo son funciones de la demanda".
Posteriormente (a Keynes) aparece la “Metodología
de la economía positiva” del
cientificista Milton Friedman (1958) que se ha constituido en un clásico de la
literatura por disociar el irrealismo de los supuestos de una teoría, de su
validez o relevancia, señalando que aquello que debemos pedir a una
teoría es que permita predecir, no describir correctamente el mundo. Finalmente, después
de la Segunda Guerra Mundial, una nueva y sofocante ortodoxia conocida
como “síntesis neoclásica” se estableció
sobre la economía, especialmente en los Estados Unidos. Esta denominada
“síntesis” era en realidad una mezcla confusa de los tres enfoques diferentes
que eclipsaron el enfoque causal-realista mengeriano en la período entre las
guerras. Mezclaba los enfoques marshalliano y walrasiano sobre determinación de
precios con macroeconomía keynesiana.
Todo esto, determina al economistas mainstream que
lo aleja de la economía de la acción empresarial de la escuela
austriaca; específicamente de la famosa teoría del mercado de
Jean Baptiste Say, y, por supuesto de la teoría de la
innovación de Schumpeter.
¿Pero qué tipo de economistas entran en esta
reflexión? J. M. Keynes los llamaba economistas mainstream (término
para la ortodoxia económica), pero Lord Keynes también condujo su vida académica
de este modo. A pesar de que revolucionó la ciencia económica, es considerado
el doctor del capitalismo, después de la crisis de 1929.
Desde entonces la mayoría de economista tienen
una percepción un muy oscura acerca de la Ingeniería Económica. El
problema es que ellos no han estudiado a Schumpeter. Para
Schumpeter, el empresario es la fuente del cambio que decide y administra el
curso a seguir; entonces, el espíritu empresarial pasa a ser un importantísimo
factor de producción y un motor del crecimiento económico, que a su vez,
propicia el proceso capitalista de la acumulación de capital, y por otra parte,
genera desarrollo económico a través del proceso de innovación; de Wallras tomó
la noción de empresario, pero en lugar de su figura pasiva en el sistema del
“equilibrio general”, la sustituye por un agente activo del progreso económico.
El otro problema es que, para que
un economista pueda ser capaz de refutar lo aprendido en las aulas
tendría que ser infiel (o hereje) a las enseñanzas (certezas) que con
tanta seguridad sus maestros insertaron en su mente de
estudiante (como hacían los sofistas
en la famosa confrontación de filósofos en la tradición occidental), por lo
tanto, difícilmente aceptarían que la economía tiene dos
vertientes –la del sistema económico (propio de ellos) y la de la acción
económica (empresarial, muy propia de la ingeniería económica); y por
lo tanto, tampoco aceptaría que el
sistema económico tenga una situación de equilibrio (del mercado) estático, muy
propio de la economía convencional (en el que no
existe beneficio para el empresario como renta residual de la economía) y, por
lo contrario, que la economía de la acción económica tenga
otra situación de equilibrio (dinámico), que altera
la situación de equilibrio anterior (del
mercado), provocando una situación de progreso económico, en
el que, de hecho, existe un poder de monopolio temporal, obteniéndose
unos beneficios extraordinarios hasta que la
imitación de otras empresas vuelva a restablecer el equilibrio.
La verdad (mejor dicho, la causa) es que, tomando
en cuenta la tendencia dominante, un economista no está formado para cuestionar
el enfoque teórico metodológico de orientación neoclásica que
sustenta la formación e investigación en las Ciencias Económicas en la mayoría
de las Universidades del mundo. A esta perspectiva no le interesa, dado los fines y
objetivos que persigue, consentir un pensamiento alternativo que
permita reflexionar (por ejemplo) cómo debería transformarse en
cada país, el modelo de desarrollo económico vigente. Así que, su
pensamiento seguirá siendo inconsistente y no representará en absoluto una
ruptura con la teoría dominante. Por lo tanto, mientras el
aprendizaje y la enseñanza (en economía) no promuevan la interacción social, la
práctica y el uso del aula de clase como un espacio para la liberación que
fomente el aprendizaje autónomo y profundo, los futuros economistas seguirán
siendo esclavos de la tendencia dominante.
El hecho es
que la Ingeniería Económica se
concibe únicamente dentro de una teoría de la acción más que de la
decisión, y ésta es, una de las características que más lo distingue de la
economía ortodoxa-convencional (la neoclásica). El concepto de acción humana engloba
y supera con mucho al concepto de decisión individual.
En primer lugar, para la Ingeniería Económica el concepto
relevante de acción incluye, no sólo el hipotético proceso de decisión en un
entorno de conocimiento “dado” sobre los fines y los medios, sino, sobre todo y
esto es lo más importante, “la percepción misma del sistema de fines y medios”
en el seno del cual tiene lugar la asignación económica que con carácter
excluyente estudian los neoclásicos.
En segundo lugar, la Ingeniería Económica toma
de Schumpeter la propuesta de "Desarrollo económico", donde hay dos
conceptos que han tenido un enorme impacto en los desarrollos posteriores de
este tema: la innovación como causa del Desarrollo y el empresario
innovador como propiciador de los procesos de innovación. El modelo de
desarrollo económico (propuesto por Schumpeter) muestra la importancia que éste
le atribuye a la innovación y, en segundo lugar, se discute la tendencia
existente en la actualidad, tanto en los círculos académicos como en los
encargados de la ejecución de la política tecnológica, de establecer un determinismo
tecnológico al considerar que la innovación y los desarrollos tecnológicos son
el motor fundamental del desarrollo económico y del bienestar social.
Para corroborar lo dicho, presentamos la percepción
de dos prestigiados economistas cuyas opiniones personales tratan de
enfocar la relación de la economía con la ingeniería:
En el primer caso, ubicamos al famoso
economista de Google.com Hal Varian (1989)[4], quien en una conferencia en París, cuyo tema era examinar
si la economía estaba llegando a ser una ciencia dura, (La economía en examen riguroso), quien en su
ponencia sostuvo que:
[...] Desde mi perspectiva, es un error comparar la economía con la
física, ya que hacerlo con la ingeniería podría ser una mejor
comparación... similarmente, es un error comparar la economía con la
biología; en todo caso sería mejor compararla con la medicina... ...La
ciencia física, por supuesto, tiene el potencial para mejorar los niveles
estándar de vida, pero este es realmente
un subproducto de la ciencia como actividad intelectual.
[...] Parte del
encanto y de las promesas de la economía, es que de ella se
nos dice que está para delinear políticas que mejorarán la
vida de la gente, a diferencia de lo que la mayoría de las otras
ciencias físicas y sociales. Las sociología y la ciencia política
tienen un componente de (policy) política, pero en su mayor parte están
involucrados en la comprensión y el funcionamiento de su respectiva materia
temática.
[...] Me
parece que Keynes estaba bromeando en parte cuando dijo que los economistas
deberían ser más como dentistas. Los dentistas dicen que ellos
pueden mejorar la vida de la gente, al igual que los economistas. La
premisa metodológica de la odontología y la economía es similar: se valora lo
que es útil. Ninguno de estos “temas de política” (policy
subjects) —ingeniería, medicina, o odontología— están más
relacionados con la metodología y los economistas, por mucho, tampoco lo están.
[...] Cuando se piensa
acerca de esto, es sorprendente que no haya más trabajo en la
metodología de la ingeniería o de la medicina. Estos aspectos han
tenido una gran enorme influencia en la vida del Siglo XX, y aun así, han sido
ignorados totalmente por la filosofía de la ciencia. Esta negligencia debería
ser contrastada con otras ciencias sociales en las que el debate metodológico
ha ocupado grandes dosis de tiempo y energía. La filosofía de la ciencia, tal
como es practicada en los departamentos de filosofía, parece estar básicamente
relacionada con la física, con filósofos con conocimientos rudimentarios de
psicología, biología y escasamente con las ciencias sociales. Me
parece que muchos economistas y filósofos que han escrito sobre metodología
económica, no le han dado suficiente énfasis a la orientación de gran parte de
la investigación económica. Una razón de lo anterior es la carencia de
un modelo adecuado a seguir. No existe filosofía de la ingeniería,
filosofía de la medicina o filosofía de la odontología. No hay un modelo de
metodología para una ciencia política con el cual pueda construirse un
análisis. La tarea de formular dicha teoría es, desde mi punto de
vista, uno de los problemas más interesantes para aquellos que están
involucrados con los aspectos metodológicos y filosóficos de las ciencias
sociales… Este es un fragmento de la charla preparada para la
conferencia “¿La economía puede convertirse en una ciencia
dura?” (29--30 de octubre de 1992, París, Francia.), que examinó
cómo la teoría económica neoclásica es útil para la comprensión de política
económica. También describió el papel de la teoría económica en la
política económica.[5].
Claramente podemos ver
que el profesor Varian es consciente de la diferencia que existe
entre la ciencia (blanda) de la economía y las ciencias (duras) como la física
y la biología, bases científicas de la ingeniería y la medicina —éstas
profesiones actúan directamente mediante su
respectiva acción profesional —que no debe confundirse la
profesión con la ciencia que la sustenta—. A su vez, sostiene la utilidad de la
economía (a través de la política de los gobernantes de turno) como la que
ofrece la ingeniería, la medicina y la odontología para mejorar
los niveles estándar de vida. Por otro lado, Varian sabe que
la política y la economía son materias que van juntas, y que las acciones del
gobierno en la economía, debe sustentarse en bases tanto económicas como
políticas; sin embargo: “los economistas teóricos nunca
han conseguido integrar adecuadamente el gobierno con los agentes económicos
privados en una teoría única del equilibrio general. En cambio, han
tratado la acción gubernamental como una variable exógena, determinada por
consideraciones políticas que son ajenas al campo de la economía”.
Es
por eso, precisamente, que Varian comenta que muchos economistas y filósofos
que han escrito sobre metodología económica, no le han dado suficiente énfasis
a la orientación de gran parte de la investigación económica. Una razón…
--es la carencia de un modelo adecuado a seguir. No hay un modelo de
metodología para una ciencia política con el cual pueda construirse un análisis. La
tarea de formular dicha teoría es, desde mi punto de vista, uno de los
problemas más interesantes para aquellos que están involucrados con los
aspectos metodológicos y filosóficos de las ciencias sociales… En este
respecto, Anthony Downs en su teoría económica de la acción
política en una democracia escribe:
…que desde la
teoría económica se parte de una aceptación de la división del trabajo, en
la que un agente actúa en pro de sus propios beneficios, y como efecto
secundario de esto contribuye a una función social. En el estudio de
la acción gubernamental, ésta no se ha estudiado desde la
óptica de la división del trabajo ya que se
considera que el gobierno no entra en esta división: se supone que él no actúa
movido por asuntos privados.
Sin embargo, el autor ve esto como un problema para
el estudio de la acción gubernamental y busca
integrar este enfoque en su análisis, “cualquier pretensión de formular una
teoría de la acción gubernamental que no discuta los motivos de quienes dirigen
el gobierno debe ser considerada incoherente con el cuerpo principal del
análisis económico”.
En resumen podemos decir que la mayoría de economistas ignoran la
economía de la acción económica de la escuela austriaca. «Lo que
distingue a la Escuela Austriaca y habrá de proporcionarle fama inmortal es
precisamente el hecho de haber desarrollado una teoría de la acción económica y
no de la “no acción” o “equilibrio” económico» (Von Mises, 2001: 70), que
hoy ha sido reivindicada por la ingeniería económica. Igualmente, desconocen
los teoremas de Schumpeter que sustentan a la ingeniería económica;
él (Schumpeter) es uno de los más grandes pensadores del siglo XX. Ocupa un
lugar destacado en la Sociología Económica con Adam Smith, Carlos
Marx, Émile Durkheim, Georg Simmel y Max Weber y es uno de los
primeros economistas en reivindicar “explícitamente” el
papel que debería de jugar la Sociología Económica en el estudio de las
instituciones y de la vida económica. Tradicionalmente se reconoce su
contribución a la Sociología Económica en sus ensayos sobre la
crisis fiscal del Estado, el imperialismo y las transformaciones de
la estructura de clases con el desarrollo del capitalismo. Sin embargo, estos
ensayos no son las únicas aportaciones en las que, como nos recuerdan
Salvador Giner y Richard Swedberg, muestra su interés en la perspectiva
sociológica. La Sociología está presente en el núcleo de su
aportación a la teoría económica: en la teoría de la innovación. La
teoría de la innovación (y de las crisis) de Schumpeter se encuentra a miedo
camino entre la teoría de alcance medio en el sentido de Merton y la ambición
por la gran teoría.
En el segundo
caso, ubicamos al famoso economista PhD. Adolfo Figueroa, quien discrepa con Hal
Varian (la idea de ingeniería). Dicho economista teórico (considerado
por sus colegas y alumnos como el único economista que hace teoría económica), refuta la
propuesta del profesor Hal Varian, como se puede leer en su artículo “Ciencia
y desarrollo: el papel de la ciencia económica[7]”. Precisamente,
este artículo fue escrito como una reacción a la propuesta de Hal Varian [que
fue preparada para una conferencia, cuyo propósito era examinar si la
economía estaba llegando a ser una ciencia dura]. Obviamente que, por
las expresiones vertidas en dicho artículo (ver líneas abajo) indican
que se sintió oscuramente impactado cuando Varian sostiene
que: …es un error comparar la economía con la física, ya
que hacerlo con la ingeniería podría ser una mejor
comparación... similarmente, es un error comparar la economía con la
biología; en todo caso sería mejor compararla con la medicina...
Así, y fiel a Milton Friedman, Adolfo
Figueroa, sostiene:
>La utilidad de
una ciencia se expresa en la ingeniería.
>El desarrollo
de la ingeniería depende del desarrollo de las ciencias naturales, y no al
revés.
>La medicina es
en cierto sentido también ingeniería, pues se funda en la biología y en
la química.
>La concepción
de que economía es ingeniería es muy aceptada.
Respecto a Varian, sobre la economía
como ingeniería, Figueroa sostiene que
El argumento de
Varian tiene un problema lógico.
No puede existir
ingeniería sin una ciencia que la sustente.
Economía no puede
ser ingeniería pura.
La enseñanza de la
economía en el tercer mundo deja de preocuparse por la ciencia para
convertirse en pura ingeniería.
La ingeniería
económica es la política económica y viceversa.
Implícitamente, se
acepta que la ontología universalista de las ciencias naturales también se
aplica a la economía.
Sobre “La
Ingeniería Económica”, Figueroa afirma:
La ingeniería
económica se sustenta en la teoría económica (la teoría neoclásica). Esta metodología
deductivista es de aceptación general entre los economistas.
En el tercer
mundo se practica la ingeniería económica antes que la ciencia económica.
La ingeniería del
desarrollo económico está limitada por el poco desarrollo de esta rama de la
ciencia económica que explique el funcionamiento del tercer mundo
Luego añade que:
La historia de las políticas económicas en el tercer mundo es la
historia de los fracasos de los gobiernos para generar desarrollo. Este
fracaso se refleja en la falta de convergencia entre el primer mundo y el
tercer mundo. Una nueva teoría del desarrollo capitalista, que toma en
cuenta el peso de la historia, y que explica la convergencia, se presenta en
este trabajo. Las políticas que emergen de esta teoría son muy distintas a las
que se ha aplicado hasta ahora.
La teoría de la
exclusión sugiere que se debe modificar el legado de la desigualdad
inicial, es decir, modificar las condiciones actuales en la
desigualdad de los activos. Se requiere de un shock refundacional. Esta proposición
implica eliminar los mecanismos de exclusión. Una forma
consistiría en crear un piso de bienestar en la sociedad en la forma de
derechos. Este piso serviría para reducir la pobreza y poner límites a la
desigualdad, y estos derechos servirían para eliminar los mecanismos
de exclusión. ¿Cómo hacerlo? La respuesta corresponde a la ingeniería económica
e ingeniería social que se deriva de la teoría de la exclusión.
La economía que
estudia el tercer mundo se denomina economía del desarrollo —development
economics. Pero esta es una sub-disciplina, la cual consiste, fundamentalmente,
de aplicaciones de la economía estándar a los problemas del tercer mundo. Es
una sub-disciplina en el sentido que no tiene un cuerpo teórico independiente.
Nosotros creemos que tantas (falacias de ambigüedad) patéticas
desconcatenadas (y a la vez disímiles), corroboran simplemente que este economista (Adolfo Figueroa) es
un cientificista con problemas existenciales… —como si lo
hubieran dejado sin piso (al quitarle el rigor científico a su ciencia
económica).
Es tan absurdo
admitir que La economía del desarrollo no es ciencia sino ingeniería
económica […]; con esto, estaría
únicamente corroborando que él nunca ha tratado con un
ingeniero economista, o, que no ha leído la 'Teoría del desarrollo económico' de Joseph Alois Schumpeter,[8] (fundamentada en los
procesos de innovación y desarrollos Tecnológicos y en el cambio socio-cultural) elaborada
en 1911 en su Theorie der wirtschaftlichen Entwicklung; o,
que no lo ha entendido. Sin embargo, estamos seguros que lo quiere
ignorar, porque no le conviene; de ser así —se
habría quedado congelado en el “mainstream económico académico”
de su época de estudiante al creer que sigue vigente la gran
referencia ideológica y analítica para los desarrollistas latinoamericanos y
caribeños (CEPAL, 1951, 1962, 1973) de Prebisch[9]. Este autor
sostenía[10] que la
industrialización espontánea en curso tenía un significado especial en la
historia de la humanidad, porque representaba la posibilidad de que la vasta
región subdesarrollada latinoamericana captara los frutos del progreso técnico
mundial, hasta entonces confinados esencialmente a los países
industrializados.
En este respecto,
nosotros dudamos que el economista PhD. Adolfo Figueroa aún crea que
sigue vigente la gran referencia ideológica y analítica para los desarrollistas
latinoamericanos y caribeños (CEPAL, 1951, 1962, 1973) de Prebisch[11].
Este autor sostenía[12] que
la industrialización espontánea en curso tenía un significado especial en la
historia de la humanidad, porque representaba la posibilidad de que la vasta
región subdesarrollada latinoamericana captara los frutos del progreso técnico
mundial, hasta entonces confinados esencialmente a los países industrializados.
Lo contrario está más cerca a la verdad. Más parece que éste economista
PhD. Adolfo Figueroa esconde capciosamente (insidiosamente) —así
parece, por que no dudamos que ignore— que: la “Economía del
Desarrollo”, entendida como teoría económica del desarrollo,
formaría parte del pensamiento económico en desarrollo, por lo que pueden
encontrarse importantes antecedentes de las concepciones de desarrollo
económico que se engloban en esta disciplina a lo largo de la historia del
pensamiento económico; podemos arrancar desde el pensamiento mercantilista (T.
Mun) e ir atravesando otras escuelas como la fisiócrata (F. Quesnay), la
clásica (A. Smith, D. Ricardo, T. Malthus y J. S. Mill), la marxista (K. Marx y
V. I. Lenin), la historicista (F. List, W. Roscher, B. Hildebrant, G.
Schmoller, y W. Sombart), la institucionalista (T. Veblen, C. Ayres, J.
Commons), la neoclásica (A. Marshall, C. Menger y L. Walras), la keynesiana (J.
M. Keynes y A. Hansen) y la schumpeteriana (J. A. Schumpeter).
Sin embargo, en la Economía del
Desarrollo propiamente dicha podemos encontrar cinco corrientes de pensamiento
bien diferenciadas, la teoría de la modernización, la teoría
estructuralista del desarrollo, la teoría neomarxista del desarrollo, la teoría
neoliberal del desarrollo y las teorías alternativas del desarrollo.
Sin embargo, éste economista Ph.D
(Doctor en Filosofía) se atreve a calificar la propuesta del profesor Hal
Varian afirmando que su argumento[13] tiene
un problema[14] lógico[15],
al mismo tiempo afirma en los términos siguientes:
«No puede existir ingeniería sin una
ciencia que la sustente. Economía no puede ser ingeniería pura. En
realidad, su argumento es que la ciencia económica es deductiva, y una vez
creada la teoría hay que utilizarla sin necesidad de pasar por el
proceso de su falsación. Su visión es que la economía no es una ciencia
fáctica.
La ingeniería económica se sustenta en la teoría económica (la teoría
neoclásica)[16].
Esta metodología deductivista es de aceptación general entre los economistas.
Así lo prueban los datos de la realidad. (Pág. N° 31)
[…] Y como no puede existir una epistemología para la ingeniería, la
economía no necesita de la filosofía de la ciencia. Economía es aplicación de
la teoría económica a problemas de política económica. Economía es
pura ingeniería.»
Este economista
concatenó puntos de vista diferentes; insinuosamente parte de una
proposición falsa al afirmar que “No puede existir
ingeniería sin una ciencia que la sustente”, para lo cual
capciosamente emplea una pseuda-argumentación[17].
Pues, no dudamos de que no esté enterado que la
ciencia es apenas uno de sus componentes
de la ingeniería, pues antes de que aquélla se
incorporare (a la ingeniería), ésta ya existía como quehacer del hombre[18]. Se indica como
la ingeniería no puede plegarse a los dictados de la ciencia[19] porque los
problemas que enfrenta y su método para resolverlos son de naturaleza muy
diferente. Asimismo, en la actualidad la ingeniería no sólo se basa en
disciplinas sino que está asociada con otras profesiones. Existe la costumbre,
además, de pensar que la ingeniería es parte de una trilogía: ciencia pura,
ciencia aplicada e ingeniería. Se debe hacer énfasis en que esta trilogía es
solamente una de la tríada de trilogías en cuales encaja la ingeniería. La
primera es ciencia pura, ciencia técnica, ingeniería; la segunda es teoría
económica, finanzas, ingeniería; y la tercera es relaciones sociales,
relaciones industriales, ingeniería.
Luego supone que Hal
Varian concluye que: […]Economía es pura ingeniería. Pues, si
leemos cuidadosamente la propuesta (Leer aquí https://core.ac.uk/download/pdf/6499123.pdf), no encontramos tal
afirmación.
No es necesario ser
epistemólogo[20] para
entender que ésta crítica no es propia de un economista de su talla[21].
“Numerosas son las cátedras, pero escasos
los profesores sabios y nobles. Numerosos y grandes son las aulas pero pocos
los jóvenes que realmente tienen sed de verdad y justicia” “¡Que
cada cual juzgue ateniéndose a su opinión personal, basada en sus propias
lecturas, pero que no se base en lo que dicen otros!” Einstein, de
“La libertad de enseñanza”, a propósito del caso Gumbel.
Varian, cuando indica que:
[…] Y como no puede existir una
epistemología para la ingeniería, la economía no necesita de la filosofía de la
ciencia.
Figueroa no interpreta cabalmente lo
dicho por Varian, pues éste se refiere a que –“Cuando se piensa acerca de
esto, es sorprendente que no haya más trabajo en la metodología de la
ingeniería o de la medicina. Estos aspectos han tenido una gran enorme
influencia en la vida del Siglo XX, y aun así, han sido ignorados totalmente
por la filosofía de la ciencia. Esta negligencia debería ser contrastada con
otras ciencias sociales en las que el debate metodológico ha ocupado grandes
dosis de tiempo y energía. La filosofía de la ciencia, tal como es practicada
en los departamentos de filosofía, parece estar básicamente relacionada con la
física, con filósofos” Leer aquí
Para hacer una crítica al testimonio
de Varian hay que hacerla desde la perspectiva epistemología
testimonial[22] y
no desde la lógica cartesiana[23]; en todo caso, debería hacer una crítica con el
soporte de la "lógica proposicional"
En lógica, la lógica proposicional es
un sistema formal diseñado para analizar ciertos tipos de argumentos. La lógica proposicional intenta
esclarecer nuestra comprensión de la noción de consecuencia
lógica para el rango de argumentos que analiza.
Pués, en efecto, por de pronto, una «cuestión de hecho», —no existe
una única validez epistemológica y en cuanto a su crítica sobre el
contenido del concepto, la crítica que Figueroa hace a la propuesta que Varian
plasma en su afamada exposición, pués... —nos parece exagerada, y
totalmente fuera de lugar. Además, y es bueno tenerlo en cuenta, su postura,
cuando esgrime críticas al contenido del vocablo ingeniería, lo vuelve un
pensador profundamente conservador. Y esto, pensamos,
es una sólida razón para destacar la importancia que guarda su lectura ahora
que, aprovechando la magia de la Red de Redes cualquier persona puede acceder a
esta obra.
El Dr. Figueroa no
debe olvidar las recomendaciones de John Maynard Keynes cuando hablaba
del economista perfecto: "Un economista debe ser en cierta
medida un matemático, un historiador, un estadista, un filósofo... tan distante
e incorruptible como un artista y, sin embargo, a veces con los pies tan en el
suelo como un político" Así describía John Maynard
Keynes, uno de los economistas más importantes del siglo pasado y de toda la
historia, las características que debía reunir un buen compañero de profesión.
Un buen economista debe poseer varias habilidades, en apariencia no difíciles
de manejar, pero sí raras de reunir. No se pueden
cubrir la gran cantidad de variables que convergen en la economía sin varias
aptitudes y puntos de vista: debe conocer la historia para no
repetir errores, debe hacer cálculos matemáticos, debe estudiar el
presente pensando en el futuro y el futuro pensando en el presente, debe
actuar ante la realidad con la sangre fría de un ser ajeno a este
mundo y a la vez introducirte en él de lleno. John Maynard Keynes alguna
vez llamó a los economistas "custodios, no de la civilización, sino
de la posibilidad de civilización".
Respecto
a la convergencia, Sala-i-Martin
en sus "Apuntes de crecimiento económico" 1994 comparando los datos de 114 países
entre 1960 y 1985 él observó que no ha habido convergencia sino que, por el
contrario, las diferencias tienden a aumentar (ver http://www.juntadeandalucia.es/averroes/centros-tic/14002996/helvia/aula/archivos/repositorio/250/271/html/economia/18/convergencia.htm )
Por otro lado ya el
economista holandés Jan Tinbergen, en su folleto "Convergencia de los
Sistemas Económicos del Este y del Oeste" (1968), anotó que esa
convergencia se producía “como consecuencia de la experiencia
recogida por cada sociedad dentro del ámbito de su propio sistema y no como
consecuencia del deseo de imitar al otro sistema”. La tesis era que,
bajo la planificación matemática —mathematical planning—, las
decisiones de los dos sistemas tenderían a aproximarse en cuanto a
productividad, formación de los precios, planeación económica, atención a las
demandas de los consumidores, seguridad social, modernización de los aparatos
industriales y otros elementos de la economía. Con lo cual era de esperar una
disminución en la intensidad del conflicto entre el Este y el Oeste.
Para un estudiante
de economía, que tiene sed de verdad (como decía
Einstein), a propósito del Dr. Figueroa, el alumno debe aprender a diferenciar
la epistemología de una tercera disciplina, más restringida que ella: la
metodología. Primeramente, debemos ver si las ideas, publicadas por estos
dos economista, tienen la intención de conceptualizar sobre lo que es la “Ingeniería
Económica”, de modo que los alumnos puedan darse cuenta como estas ideas,
por el “efecto mateo”[24], son aceptadas
inconscientemente como verdades indiscutibles, lo que da lugar a un conflicto
sobre quien tiene la “razón”. Para finalmente aceptar
solo una de ellas como verdadera o acertada, o, si solo nos interesa aprobar el
examen, aprender la que el profesor espera como una respuesta ante una pregunta
del examen. Esta situación crítica (para el alumno) nos obliga pedirle prestado
la lámpara a Diógnes, para permitirnos aclarar cuál es la intención de fondo de
cada uno de los autores. El metodólogo (con el estilo de
Figueroa) no pone en tela de juicio el conocimiento ya aceptado como
válido por la comunidad científica sino que se concentra en la
búsqueda de estrategias para ampliar el conocimiento. Por ejemplo, la importancia
de la estadística está fuera de discusión para el metodólogo, pues constituye
un camino para construir nuevas hipótesis a partir de datos y muestras. En
cambio, el epistemólogo a la vez podría cuestionar el valor de esos
datos y muestras y de la misma estadística
El pensamiento y el análisis
económico, a lo largo de toda su historia hasta nuestros días, ha estado
dominado por un dualismo elemental, el cual define dos formas esencialmente
distintas de hacer economía. Esta oposición entre dos tipos de análisis
económico ha sido rotulada de muy diversas maneras: oposición entre un enfoque
organísmico y mecanicista, colectivista e individualista metodológico, holista
y atomista, conservador y emancipador, etc. Más allá de esta diversidad de
calificativos, en términos generales se pueden caracterizar los dos grandes
paradigmas que están detrás de cada uno de los extremos de esta dicotomía
fundamental como una economía del sistema económico y una economía de la acción
económica, respectivamente. Toda teorización económica puede encasillarse en
cierta medida en uno u otro de estos paradigmas, aunque debe decirse que la
historia de la economía registra varios intentos de conciliación de ambos
polos. Los paradigmas a los que nos referimos entrañan dos concepciones
radicalmente opuestas del agente humano y de su accionar. En el contexto de la
economía del sistema económico, los actores económicos que aparecen
representados en gran medida como sujetos pasivos de un sistema que los
constriñe. Éste ejerce una fuerte dominación sobre los agentes al punto que los
determina en su condición de seres económicos e individuales, vale decir, en su
conducta, relaciones sociales y en su sentido de identidad personal. La
dominación ejercida por el sistema es posible en virtud del proceso de
socialización que se da en su interior; de esta forma, sostiene Dawe, los
actores “son socializados según los valores centrales de la sociedad y las
normas adecuadas para los roles que deben desempeñar en la división del
trabajo, los roles que les otorgan tanto su identidad personal como su lugar y
su propósito central en la satisfacción de las necesidades funcionales del
sistema”.
Entre otras, la intención de este
análisis no está concebida en un sentido dogmático ni se pretende en modo alguno
sentar cátedra o definir seguridades. Todo lo dicho aquí tiene más bien un
sentido hipotético, conjetural, de planteamientos que puedan ser discutidos,
criticados y evaluados, siempre dentro de una función didáctico-aplicativa que
pueda servir de aporte para el mejoramiento de los procesos investigativos
universitarios aún en el seno de los programas de postgrado. Por eso se puso un
empeño particular en proveer la mayor cantidad posible de referencias
bibliográficas, de manera que el usuario tenga la opción de validar y continuar
por sí mismo las ideas aquí tratadas.
Autor responsable
cortezhonorio@gmail.com
NOTAS
[1] El principio más
elemental del Objetivismo es la fórmula A es igual a A (A = A),
esto quiere decir que el hombre debe apartar de su camino toda creencia
espiritual o religiosa que le haga pensar que la realidad otra que la que se
percibe con los sentidos.
“Los hechos son hechos” reza la idea metafísica del
objetivismo en la que se contempla el desprendimiento del hombre de todo deseo
o temor que lo haga sentir que lo sobrenatural puede ser aceptado como real.
[2] Milton Friedman
(1912) quien recibió en 1977 el premio Nobel de economía «por sus trabajos
sobre el consumo, historia monetaria y sus aportaciones al problema de las
políticas de estabilización». No obstante, como él mismo indica (Friedman y
Friedman, 1998, p. 215) que su trabajo de más amplia repercusión fue
el prefacio que redactó para su primer libro como catedrático de la Universidad
de Chicago, una compilación de artículos titulada Ensayos de economía positiva
(1953). Friedman: la cientificidad de la economía, como cualquier otra
disciplina científica, debe evaluarse por el acierto de sus predicciones y no
por el realismo descriptivo de sus hipótesis. Así, por ejemplo, aunque ninguno
de nosotros se reconozca en el agente económico de los teóricos de la demanda,
éste les servirá a los economistas para predecir acertadamente su decisión, y
con eso bastará, según Friedman, para que consideremos su teoría como
ciencia positiva. Debemos, por tanto, aceptar las hipótesis que
ofrezcan mejores predicciones sin prejuicios normativos sobre sus fundamentos o
consecuencias. Para defender sus tesis, Friedman construye diversos argumentos
contra sus adversarios a base de ejemplos y contraejemplos: por un lado, los
partidarios del realismo en economía (críticos, en su mayor parte, de la teoría
de la utilidad) y contra quienes se preocupan más de la formalización de la
teoría económica que de sus implicaciones empíricas (fundamentalmente, los
teóricos walrasianos). Desde un punto de vista epistemológico, no es difícil
reconocer aquí una tesis instrumentalista. No obstante, son muchos los que han
señalado las insuficiencias de su elaboración conceptual. Pensemos, por ejemplo
(Mäki, 1992), en la coexistencia en el ensayo de Friedman de un
instrumentalismo metodológico con un realismo ontológico (sobre entidades
económicas como el consumidor, la empresa, etc.). O la posibilidad de
interpretar sus tesis desde perspectivas tan distintas como la de Popper o el
pragmatismo, con su asentimiento para ambas. Esta ambigüedad probablemente
explique su amplísima aceptación. Pero debemos prestar atención también al
éxito de la estrategia teórica justificada por sus prescripciones
metodológicas: la minimización de las constricciones formales impuestas por el
equilibrio general simplifica la adaptación estadística de la teoría económica,
de modo que de ella se puedan obtener predicciones simples y políticamente
relevantes, como las deseadas por tantos economistas entonces y ahora. Pese a
todo, los resultados de Friedman no llegaron a producir el consenso deseado,
entre los economistas o el público.
[3] El ministerio
francés de investigación reunió en 1992 a varios pensadores provenientes de
diversas corrientes de la economía para que compararan el estado de la ciencia
económica con el de las ciencias 'duras'. La pregunta central era la
siguiente: ¿puede hoy la economía equipararse a las ciencias
naturales (tanto en su metodología como en sus resultados)?
[4] Varian, Hal,1989, “What Use is Economic
Theory”, Trabajo presentado a la Conferencia Is Economics
Becoming a Hard Science?, Octubre 29-30, 1992, Paris. El artículo está
disponible en el sitio electrónico del autor, University of California at
Berkeley, http://www/sims/berkeley/edu Se publicó
una versión anterior de este documento (en Francés) en A. Autume y J.
Cartelier, ed. Lâ Economie DEVIENT-Elle Une Ciencia Duré?”, Economica,
París.Esta es una charla preparada para la conferencia “¿La economía
puede convertirse en una ciencia dura?” (29--30 de octubre de
1992, París, Francia.), examinó cómo la teoría económica neoclásica es útil
para la comprensión de política económica. También describió el papel de
la teoría económica en la política económica.
[5] Por fortuna, la
editorial francesa Economica publicó, bajo la edición de [ean Cartelier y
Antoine D'Autume, las ponencias de esa reunión. Hubo una amplia gama de
participantes y de enfoques. Neoclásicos importantes: Malinvaud, Hildebrand,
Varian, Polemarchaquis, Kirman; heterodoxos de diversos matices y grados:
Benetti y Cartelier (enfoque monetario), Dumenil, Levy, Foley (visión clásica),
Boyer, Amable, Lordon (Escuela de la Regulación) y Robert Clower (antiguo
impulsor de la teoría de los equilibrios no-walrasianos). Además, estaban bien
representadas las técnicas auxiliares de la economía: la econometría (David
Hendry) y lo mejor de la epistemología económica francesa (Brochier, Favereaud,
Guesmerie, Walliser, Lantner).
Las respuestas a la pregunta central
pueden clasificarse en dos grupos: En el primero, las que intentaban establecer
si la economía comparte las características formales de las ciencias duras: 1.
Unos principios explicativos o leyes generales del objeto empírico de
investigación aplicables a diferentes situaciones; es decir, la existencia de
una teoría general de los fenómenos estudiados válida para muchos casos
particulares; 2. Que las variables y sus relaciones mutuas se puedan
cuantificar y medir en forma estadística; 3. Que se puedan hacer predicciones
sobre los eventos reales cubiertos por la teoría; 4. Hacer experimentos para
probar la solidez de los argumentos explicativos, es decir, que existan métodos
de prueba y refutación empíricos.
El debate concluyó que la economía no
reúne o no puede reunir todas esas características. Todos los participantes
coinciden en que la economía posee una teoría dominante (la formulación del
equilibrio general de los mercados de Arrow y Debreu) con niveles de
formalización equivalentes a los que existen en las ciencias naturales, pero la
mayoría de ellos acepta que aún no cumple todos los requisitos y que, por
tanto, no es una ciencia dura.
Malinvaud, Brochier, Lantner,
Feveraud y Foley son los principales exponentes de esta conclusión. Según
ellos, la economía no es una ciencia dura porque:
1. Los fenómenos económicos son más
complejos y menos permanentes que los naturales;
2. Los fenómenos económicos se
presentan en contextos políticos y sociales donde la interpretación deja campo
a la subjetividad. La economía, entonces, está dominada por lo normativo y, por
ende, por los valores que existen en la sociedad;
3. La autonomía de lo económico en la
sociedad y su permanencia no son un rasgo adquirido;
4. En la economía no se pueden hacer
pruebas de laboratorio ni experimentos. En su lugar, se construyen modelos
artificiales. Al no poder hacer experimentos controlados, los economistas
ensayan y prueban con los modelos;
5. Los economistas no pueden hacer
cálculos y predicciones exactas por las dificultades de información y
construcción de datos;
6. En contraste con la física, el
equilibrio general carece de sustancia pues sus magnitudes no se dejan medir
estadísticamente.
[6] Las cualidades que
Keynes predicaba de su maestro Alfred Marshall podrían aplicarse también a un
puñado de economistas que han marcado los derroteros de las ciencias
económicas, no siempre en la misma dirección. La creciente complejidad de los
fenómenos económicos y de la ciencia económica convierten el ejemplares cada
vez más raros esos mirlos blancos capaces de fecundar el análisis
económico con los métodos y precauciones de las matemáticas…
[7] Ciencia y
desarrollo: el papel de la ciencia económica, Adolfo Figueroa, Setiembre, 2001, documento
de trabajo 202, Http://www.pucp.edu.pe/economia/pdf/DDD202.pdf
[8] En primer lugar,
Schumpeter considera el proceso de producción como una combinación de fuerzas
productivas, las que, a su vez, están compuestas por fuerzas materiales y
fuerzas inmateriales. Las fuerzas materiales las componen los llamados factores
originales de la producción (Factor trabajo, Factor tierra y Factor capital –“
medios de producción producidos”). Las fuerzas inmateriales las componen los
“hechos técnicos” y los “hechos de organización social” (SCHUMPETER, Joseph.
Teoría del desenvolvimiento económico. Quinta Reimpresión, Fondo de Cultura
Económica, México, 1978, p.25.), que, al igual que los factores materiales,
también condicionan la naturaleza y el nivel del desarrollo económico. El
segundo concepto es el de desarrollo económico. “El desenvolvimiento en nuestro
sentido, es un fenómeno característico, totalmente extraño a lo que puede ser
observado en la corriente circular, o en la tendencia al equilibrio [crecimiento
económico]. Es un cambio espontáneo y discontinuo en los cauces de la
corriente, alteraciones del equilibrio, que desplazan siempre el estado de
equilibrio existente con anterioridad” (Por innovación, Schumpeter entiende una
invención que se introduce en el mercado, es decir, con potencial de
industrialización, con potencial de mercado.). El Desarrollo económico es,
pues, un fenómeno dinámico y no estático, implica, contrario al crecimiento
económico que es únicamente “alteración de datos”, un proceso de transformación
cualitativa de la sociedad y de la economía. A pesar de que el
desarrollo económico está determinado por la Tecnología y las fuerzas
socio-culturales, las dos no lo determinan con la misma intensidad. En efecto,
“este carácter evolutivo del proceso capitalista no se debe simplemente al
hecho de que la vida económica transcurra en un medio social y natural que se
transforma incesantemente y que, a causa de su transformación, altera los datos
de la acción económica; este hecho es importante y estas transformaciones
(guerras, revoluciones, etc) condicionan a menudo el cambio industrial, pero no
constituyen su móvil primordial. Tampoco se debe este carácter evolutivo
al crecimiento casi automático de la población y el capital ni a las veleidades
del sistema monetario, de todo lo cual puede decirse exactamente lo mismo que
de las transformaciones del proceso capitalista. El impulso fundamental que
pone y mantiene en movimiento a la máquina capitalista procede de los nuevos
bienes de consumo, de los nuevos métodos de producción y transporte, de los
nuevos mercados, de las nuevas formas de organización industrial que crea la
empresa capitalista” (SCHUMPETER, Joseph. Op. Cit., P.75.).
[9] La
trayectoria intelectual de la CEPAL se inicia con la redacción por Prebisch, en
1949 y 1950, de tres documentos que contenían los elementos básicos que
figurarían como la gran referencia ideológica y analítica para los
desarrollistas latinoamericanos y caribeños (CEPAL, 1951, 1962, 1973).
[10] La nueva
"teoría del desarrollo": Prebisch presenta entonces los
elementos de la matriz analítica de la que "arranca" el pensamiento
cepalino. En ellos se encuentran tanto el análisis de la inserción
internacional de las economías periféricas y de la vulnerabilidad externa
consiguiente, como el análisis de las condiciones problemáticas y de las
tendencias "perversas" (desequilibrio en las cuentas externas,
inflación, desempleo) con que se procesa internamente el crecimiento en la
periferia latinoamericana, en función de las características estructurales heredadas:
baja especialización productiva y heterogeneidad tecnológica. Por último, el
autor realiza una primera incursión en la temática de la intervención estatal,
que surge fortalecida al argumentarse la naturaleza problemática de la
industrialización en las condiciones estructurales periféricas, que el mercado
no tendría cómo resolver espontáneamente. Los años cincuenta fueron para la
CEPAL los del auge de la creatividad y de la capacidad de osar e influenciar.
Prebisch y la osadía intelectual son sinónimos en América Latina. Apoyándolo,
en el seno mismo de la CEPAL o en sus cercanías, estarían nada menos que Celso
Furtado, José Medina Echavarría, Regino Botti, Jorge Ahumada, Juan Noyola
Vázquez, Aníbal Pinto, Osvaldo Sunkel y otros conocidos cultores del conocimiento
sobre la realidad latinoamericana. Los mensajes eran innovadores y fértil el
campo para divulgarlos. En el plano de la conveniencia histórica, la ideología
cepalina encajaba perfectamente con los proyectos políticos de varios gobiernos
del continente. En el plano analítico, el mensaje general estaba plenamente
sintonizado con el meollo de la nueva "teoría del
desarrollo": los países subdesarrollados merecían una formulación
teórica independiente o a lo menos adaptada, ya que en aspectos relevantes
funcionaban en forma diferente a los desarrollados. En el fondo, con diferentes
conceptos y maneras de formular la cuestión, todos exponían el mismo mensaje
central, el de la necesidad de realizar políticas de industrialización como
forma de superar el subdesarrollo y la pobreza. La CEPAL se manejó
admirablemente en ese contexto. No sólo se tornó en una referencia
indispensable cuando se hablaba de América Latina, sino que desarrolló una
teorización propia en la que combinó en forma consistente un buen número de innovaciones
conceptuales: relaciones "centroperiferia", deterioro de los términos
de intercambio, desequilibrio estructural del balance de pagos, inflación
estructural, desempleo estructural, planificación del desarrollo en América
Latina, integración regional, entre otras.
[11] La
trayectoria intelectual de la CEPAL se inicia con la redacción por Prebisch, en
1949 y 1950, de tres documentos que contenían los elementos básicos que
figurarían como la gran referencia ideológica y analítica para los
desarrollistas latinoamericanos y caribeños (CEPAL, 1951, 1962, 1973).
[12] La nueva
"teoría del desarrollo": Prebisch presenta entonces los
elementos de la matriz analítica de la que "arranca" el pensamiento
cepalino. En ellos se encuentran tanto el análisis de la inserción
internacional de las economías periféricas y de la vulnerabilidad externa
consiguiente, como el análisis de las condiciones problemáticas y de las
tendencias "perversas" (desequilibrio en las cuentas externas,
inflación, desempleo) con que se procesa internamente el crecimiento en la
periferia latinoamericana, en función de las características estructurales
heredadas: baja especialización productiva y heterogeneidad tecnológica. Por
último, el autor realiza una primera incursión en la temática de la
intervención estatal, que surge fortalecida al argumentarse la naturaleza
problemática de la industrialización en las condiciones estructurales
periféricas, que el mercado no tendría cómo resolver espontáneamente. Los años
cincuenta fueron para la CEPAL los del auge de la creatividad y de la capacidad
de osar e influenciar. Prebisch y la osadía intelectual son sinónimos en
América Latina. Apoyándolo, en el seno mismo de la CEPAL o en sus cercanías,
estarían nada menos que Celso Furtado, José Medina Echavarría, Regino Botti,
Jorge Ahumada, Juan Noyola Vázquez, Aníbal Pinto, Osvaldo Sunkel y otros
conocidos cultores del conocimiento sobre la realidad latinoamericana. Los
mensajes eran innovadores y fértil el campo para divulgarlos. En el plano de la
conveniencia histórica, la ideología cepalina encajaba perfectamente con los
proyectos políticos de varios gobiernos del continente. En el plano analítico,
el mensaje general estaba plenamente sintonizado con el meollo de la
nueva "teoría del desarrollo": los países subdesarrollados
merecían una formulación teórica independiente o a lo menos adaptada, ya que en
aspectos relevantes funcionaban en forma diferente a los desarrollados. En el
fondo, con diferentes conceptos y maneras de formular la cuestión, todos
exponían el mismo mensaje central, el de la necesidad de realizar políticas de
industrialización como forma de superar el subdesarrollo y la pobreza. La CEPAL
se manejó admirablemente en ese contexto. No sólo se tornó en una referencia
indispensable cuando se hablaba de América Latina, sino que desarrolló una
teorización propia en la que combinó en forma consistente un buen número de
innovaciones conceptuales: relaciones "centroperiferia", deterioro de
los términos de intercambio, desequilibrio estructural del balance de pagos,
inflación estructural, desempleo estructural, planificación del desarrollo en
América Latina, integración regional, entre otras.
[13] En lógica,
un argumento se define como un conjunto de premisas seguidas
por una conclusión. Un argumento puede ser sólido, (válido y
con premisas verdaderas) o ser persuasivo de alguna otra manera. Sin embargo,
un argumento no necesita ser sólido o persuasivo para ser unargumento.
[14] El valor de la crítica: En la época moderna,
y casi hasta nuestros días, se ha puesto de moda el ser crítico; pero pocas
veces se establece con claridad en que consiste esta exigencia. Ser crítico
solo se comprende dentro de un sistema filosófico, pues la crítica no es una
noción primera ni innata. No obstante, todo el mundo acepta casi ingenuamente
el valor de la crítica, y somos infrecuentemente críticos para con el valor y
fundamento de la misma.
[15] Los hombres y los
entendimientos son diversos. Como nada hay innato en los hombres de una misma
especie, la única causa de esta desigualdad se halla, para Locke, en la culpa
que cada uno tiene por no ejercitarse y desarrollar las facultades de la mente.
Las aptitudes que se encuentran en los hombres, o las ausencias de las mismas,
se deben más que a ninguna otra cosa, a la falta de educación. La educación,
en efecto, es el resultado de ser “capaz de rehusarse a la satisfacción de los
propios deseos, de contrariar sus propias inclinaciones y seguir solamente lo
que su razón le dicta, como mejor, aunque el apetito le incline en otro
sentido” [4 LOCKE, J. Some Thoughts Concerning Education, n.
33. Cfr. LOCKE, J. La racionalidad del Cristianismo. Madrid, Paulinas, 1977.
DYER, W. Glück der positiven Erzzihung: so werden Kinder frei, creativ und
selbständig. München, MVG Verlag, 1992.]
[16] “Prejuzgar las
ideas de otros antes de haberlas examinado no es mostrar su oscuridad, sino
ponerla en nuestros propios ojos” (Locke, J. Of the Conduct of Understanding. O. C., p. 211. Cfr. JOLLEY, N. Leibniz and Locke.
Oxford, Clarendon Press, 1984. LEPERLIER, G. La communication pédagogique: des
techniques d'expression au développement personnel. Toulouse, Privat,
1992. Historical Relations. Cambridge, Cambridge University Press, 1931)
[17] La argumentación es
una variedad discursiva con la cual se pretende defender una opinión y persuadir de
ella a un receptor mediante pruebas y razonamientos, que están en relación con
diferentes: la lógica (leyes del razonamiento humano),
la dialéctica (procedimientos que se ponen en juego para
probar o refutar algo) y la retórica (uso de recursos
lingüísticos con el fin de persuadir movilizando resortes no racionales, como
son los afectos, las emociones, las sugestiones ...).
[18] El
desarrollo de la ingeniería comenzó con la revolución agrícola en el año 8000
A.C. cuando los hombres dejaron de ser nómadas, y se establecieron en un lugar
fijo para poder cosechar sus productos y criar sus animales comestibles. Al
rededor del año 4000 A. C. las poblaciones comenzaron a asentarse alrededor de
los ríos Nilo, Indo y Éufrates, estas tenían gobierno y escritura. De ahí estas
civilizaciones se vieron en la necesidad de construir. Los primeros ingenieros
fueron arquitectos, que construyeron muros para proteger las ciudades y los
primeros edificios para lo cual utilizaron algunas habilidades de ingeniería. Seguidos por los especialistas en irrigación, estos se
encargaron de facilitar el riego de las cosechas. A partir de ahí surge la
INGENIERÍA MILITAR (primera disciplina de ingeniería), como las zonas de
cosecha eran frecuentemente atacadas hubo necesidad de proteger las zonas
vulnerables, ese era el trabajo de los ingenieros militares se encargaban de
defender esas zonas a partir de la construcción de murallas y así las ciudades
podían sobrevivir a los continuos ataques.
[19] El
desarrollo de la ingeniería comenzó con la revolución agrícola en el año 8000
A.C. cuando los hombres dejaron de ser nómadas, y se establecieron en un lugar
fijo para poder cosechar sus productos y criar sus animales comestibles. Al
rededor del año 4000 A. C. las poblaciones comenzaron a asentarse alrededor de
los ríos Nilo, Indo y Éufrates, estas tenían gobierno y escritura. De ahí estas
civilizaciones se vieron en la necesidad de construir. Los primeros ingenieros
fueron arquitectos, que construyeron muros para proteger las ciudades y los
primeros edificios para lo cual utilizaron algunas habilidades de ingeniería. Seguidos por los especialistas en irrigación, estos se
encargaron de facilitar el riego de las cosechas. A partir de ahí surge la
INGENIERÍA MILITAR (primera disciplina de ingeniería), como las zonas de
cosecha eran frecuentemente atacadas hubo necesidad de proteger las zonas
vulnerables, ese era el trabajo de los ingenieros militares se encargaban de
defender esas zonas a partir de la construcción de murallas y así las ciudades
podían sobrevivir a los continuos ataques.
[20] Un buen estudiante
de economía, que tiene sed de verdad, para contestarse, debe
entender que la epistemología, como teoría del conocimiento, se
ocupa de los problemas tales como: las circunstancias históricas, psicológicas
y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento, y los criterios por
los cuales se le justifica o invalida, así como la definición clara
y precisa de los conceptos epistémicos más usuales, tales como verdad,
objetividad, realidad o justificación. Por otro lado, un estudiante de
economía que tiene sed de verdad, venido el caso, debe
aprender a diferenciar la epistemología de una tercera disciplina, más
restringida que ella: la metodología. El metodólogo no pone
en tela de juicio el conocimiento ya aceptado como válido por la comunidad
científica sino que se concentra en la búsqueda de estrategias para
ampliar el conocimiento. Por ejemplo, la importancia de la estadística está
fuera de discusión para el metodólogo, pues constituye un camino para construir
nuevas hipótesis a partir de datos y muestras. En cambio, el
epistemólogo a la vez podría cuestionar el valor de esos datos y muestras y de
la misma estadística.
[21] Debido a la
combinación del efecto Mateo y la Ley de Stigler, los autores afamados
previamente, obtienen más fama personal que los no famosos por sus obras o descubrimientos;
sus trabajos obtienen más repercusión, citas, difusión, impacto mediático,
publicidad o ventas; consiguen más fondos, patrocinadores o medios para
continuar con su actividad; y además es posible que reciban indebidamente el
reconocimiento por trabajos o creaciones que no les son propias, o sólo tengan
el mérito por alguna pequeña mejora o modificación respecto a la obra o
descubrimiento de un autor más anónimo.
[22] La Epistemología
Testimonial: Es llamada también “epistemología del testimonio” (testimony
epistemology, epistemology of testimony) y, para muchos, está incluida en la epistemología social (Fuller 2002). Surge
dentro del problema de las fuentes del conocimiento y de la justificación del
mismo y desarrolla las condiciones bajo las cuales el conocimiento en general,
incluyendo el científico, resulta válido no a partir de las propias
construcciones del agente, sino de los procesos de transmisión desde otras
personas. Es, precisamente, en el caso de la ciencia donde más se revelan los
mecanismos transmisivos, testimoniales, como fuentes de conocimiento válido, en
el sentido de que gran parte de la producción científica se fundamenta en lo
que otros investigadores han logrado y han comunicado. Las mismas nociones de
comunicación, difusión y transferencia científicas sólo pueden ser explicadas
dentro de una epistemología testimonial. Los orígenes remotos de esta tendencia
están en los siglos XVII (John Locke) y XVIII (David Hume y Thomas Reid). Dos
de los autores fundamentales en esta epistemología son Robert
Audi y Anthony Coady (1995). Este
último rebate la tendencia del sujeto (cartesiano, por ejemplo) a defender su
propia autonomía de juicio respecto a lo que los demás le transmiten y, en
cambio, sostiene que “las cogniciones racionales y empíricas no pueden
suplantar completamente a las testimoniales, ya que dependen de esta última, al
menos bajo el perfil del horizonte lingüístico y comunicativo dentro del cual
son elaboradas” (1995:18). Sostiene también que “el testimonio es una fuente de
información tan fundamental como lo es la percepción individual, la memoria
individual y la inferencia individual. Todo nuestro mundo de entendimiento,
creencias y conocimiento se funda fuertemente en nuestra confianza en lo que
otras personas nos dicen” (entrevista en Radio ABC, 2004, en (http://www.georgetown.edu/faculty/jod/encounter.htm)
[23] Descartes parte de
la crítica a la filosofía de su tiempo, en donde todo era dudoso y objeto de
disputas. Admiró la matemática porque nos presenta verdades que poseen certeza:
unas (los axiomas) porque se captan directamente gracias a la intuición, y
otras (los teoremas) porque se deducen de los axiomas. El Racionalismo cree que
la matemática es un saber modélico, e intentará renovar la filosofía imitando
las características de su método: simplicidad de los principios, deducción y
certezas.
[24] El efecto Mateo es
la denominación sociológica de
un fenómeno de acumulación de bienes, riqueza o fama, simplificado por la frase
«el rico se hace más rico y el pobre se hace más pobre». La
denominación «efecto Mateo» se debe a la conocida cita de este
evangelista en su parábola de los talentos.
(Mt, cap. 25, vers. 14-30), que resalta en el versículo 29
la frase: al que más tiene más se le dará, y al que menos tiene, se le quitará
para dárselo al que más tiene En literatura, artes, industria cinematográfica o
ciencias, el efecto Mateo puede observarse en la mayor estimación o
reconocimiento personal que reciben los escritores, artistas, cineastas o
científicos que ya son prestigiosos frente a otros menos conocidos.
Quienes han publicado o expuesto anteriormente sus trabajos, además de
más fama, publicidad o atención, consiguen con mayor facilidad fondos
económicos. Con estos mayores medios les es más fácil continuar su
actividad o acometer proyectos de mayor envergadura. Estos dos factores: mayor
fama y más medios disponibles dan lugar a un efecto
multiplicador, o espiral creciente del «efecto Mateo». Su prestigio previo
facilita ya de por sí que revistas científicas de primer orden, salas de
exposiciones, editoriales, distribuidoras de cine, etc. publiquen o expongan
sus trabajos. Los mayores o mejores medios a su disposición facilitan además
una mayor y mejor capacidad de producción, que hará más probable que sean
publicados, expuestos y publicitados, y que aumentará circularmente la fama y
el prestigio de sus creadores. Adams, Marilyn J. (1990). Beginning to Read:
Thinking and Learning about Print. Cambridge,
MA: MIT Press.