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jueves, 3 de septiembre de 2020

Richard H. Thaler, pionero de la economía conductual, Premio Nobel de Economía 2017

Richard H. Thaler, pionero de la economía conductual, Premio Nobel de Economía 2017
Fotografía de archivo del 22 de junio de 2014 que muestra al...
Fotografía de archivo del 22 de junio de 2014 que muestra al economista estadounidense Richard Thaler mientras posa para una fotografía en Kiel (Alemania).EFE/Carsten Rehder/ PoolEFE

La Real Academia Sueca ha concedido el premio Nobel de Economía al estadounidense Richard H. Thaler por sus estudios sobre la influencia de la psicología en las decisiones económicas y el comportamiento del mercado.
El economista estadounidense y profesor de la Universidad de Chicago Richard H. Thaler, ha sido galardonado el Nobel de Economía por su contribución a la comprensión de la psicología de la Economía, destacando su aportación dentro del campo de la economía conductual. Era uno de los candidatos favoritos a lograr el premio más insigne que puede conseguir cualquier investigador.

Las limitaciones de la razón sobre el mercado

El galardón reconoce el trabajo de Thaler por integrar la economía y la psicología, explorando "cómo las limitaciones en el raciocinio, las preferencias sociales y la falta de autocontrol afectan a las decisiones individuales y a las tendencias en el mercado".
El fallo asegura, asimismo, que el estadounidense ha sido un "pionero" en este ámbito, al contribuir de forma decisiva "a construir un puente entre los análisis psicológicos y económicos de los procesos de decisión individuales".
La perspectiva conductual incorpora a la economía "un análisis más realista de cómo piensan y actúan las personas cuando están tomando decisiones económicas", lo que ayuda a "diseñar medidas e instituciones que incrementan los beneficios para el conjunto de la sociedad".
Esta aproximación a la economía difiere de la teoría tradicional, que asumía que las personas tenían buen acceso a la información y podían procesarla de forma correcta, algo que en ocasiones distaba mucho de la realidad.
La contribución de Thaler fue redefinir el análisis de las decisiones, incluyendo elementos psicológicos que "influyen de forma sistemática la toma de decisiones económicas".
Thaler, de 72 años, nació en East Orange (EEUU), se graduó en 1967 en la Universidad Case Western Reserve y se doctoró en la de Rochester en 1974. Antes de comenzar a trabajar en la Universidad de Chicago en 1995 enseñó en la de Rochester and Cornell, además de ser profesor visitante en la Universidad de British Columbia y diversas centros superiores de estudios en el país.
Como cada uno de los restantes premios Nobel, el de Economía está dotado con 9 millones de coronas suecas (943.784 euros, 1,1 millones de dólares). Es el único de los seis premios Nobel que no fue instituido por el creador de los premios, el magnate sueco Alfred Nobel, sino por el Banco Nacional de Suecia en 1968.
El premio del Banco Nacional de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, como se llama oficialmente, distinguió el año pasado las contribuciones del estadounidense Oliver Hart y el finés Bengt Holmström a la teoría de los contratos, con múltiples aplicaciones que van desde la legislación sobre quiebras hasta las constituciones nacionales.
Con este galardón se cierra este año la ronda de los premios Nobel, tras concederse la semana pasada los de Medicina, Física, Química, Literatura y el de la Paz.

How The Economic Machine Works by Ray Dalio

Richard Thaler on Behavioral Economics: Past, Present, and Future. The 2...

RICHARD H. THALER Y LA ECONOMÍA CONDUCTUAL

El Premio Nobel de Economía de 2017 ha sido concedido al Profesor de la Universidad de Chicago Richard H. Thaler por sus contribuciones a la «Economía Conductual» –o, si se prefiere, «Economía del Comportamiento»-. Según la nota de prensa emitida por la Real Academia de Ciencias sueca, con sus investigaciones sobre cómo la racionalidad limitada, las preferencias sociales y la falta de autocontrol afectan sistemáticamente a las decisiones individuales, la óptica psicológica se ha incorporado definitivamente al análisis económico. Lo que tiene un impacto profundo que no se limita solo a la investigación, sino que se proyecta a múltiples áreas aplicadas como las políticas públicas, el derecho o la empresa. 

RICHARD H. THALER Y LA ECONOMÍA CONDUCTUAL 

Con este galardón se convierte en mainstream un enfoque alternativo cuyo origen se encuentra en los trabajos pioneros de Herbert A. Simon (Premio Nobel de Economía de 1978), Daniel Kahneman (Premio Nobel de Economía de 2002), Amos Tversky (colaborador directo de Kahneman y Thaler, prematuramente fallecido en 1996) y el propio Thaler, culminándose así un proceso que este relata en su libro de 2016 titulado en su versión original en inglés «Misbehaving-The making of Behavioral Economics», en un juego de palabras con un doble significado que hace referencia tanto al núcleo de sus trabajos –la desviación del paradigma neoclásico de comportamiento racional optimizadorcomo a la rebeldía en la que en los inicios fue declarado por el grueso de la comunidad científica. 

Sobre la base de la tipificación de Kahneman de las decisiones en deliberadas (sistema cerebral de pensamiento lento en base a algoritmos) e intuitivas (sistema reptiliano de pensamiento rápido en base a atajos de razonamiento –heurísticas-), Thaler distingue entre los especímenes del economista ideal (econ) –el agente racional con preferencias coherentes y estables que busca un equilibrio resolviendo un problema de optimización restringida- y del humano real (human) –el agente con racionalidad limitada (en palabras de Simon) sometido a vulnerabilidades cognitivas y sociológicas-. 

Así, si en la lógica del economista ideal –una suerte de androide- un acto de consumo en el mercado resulta en una utilidad de adquisición materializada únicamente en forma de excedente del consumidor -a calcular por diferencia entre la utilidad obtenida y el coste de oportunidad-, en la del humano real se considera una utilidad adicional de carácter transaccional –por ejemplo, la felicidad que nos generan los chollos- que viene dada por la diferencia entre el precio pagado y el precio que tuviera por referencia. Esta importancia de las referencias y de los cambios respecto a las mismas –frente a los niveles- se manifiesta a menudo en querencias hacia la inacción –por aversión a las pérdidas-, diferentes valoraciones de un mismo bien o servicio en función de si se posea previamente o no, o en actitudes hacia el riesgo no predichas por los modelos estándar –como por ejemplo una mayor querencia hacia el mismo en situaciones desesperadas o cuando se pertenece a un grupo-. 

Otro tipo de desviaciones con respecto a estos estudiadas por Thaler se refieren a las preferencias sociales que los agentes económicos desarrollan, en forma de actitudes altruistas o sentimientos de justicia, violando la presunción de egoísmo y alterando las predicciones clásicas en materia de acción colectiva, lo que da pie a lo que podía llamarse una «Teoría de Juegos Conductual». Preferencias que demuestran también estar relacionadas con las situaciones de partida, lo que pone en valor las disquisiciones filosóficas sobre la base del constructo del «velo de la ignorancia». 

En el ámbito de la decisión intertemporal, las dos figuras citadas (human y econ) se convierten respectivamente en las del planificador (planner) y el ejecutor (doer), en una dualidad metafórica que captura los típicos problemas de autocontrol y falta de voluntad como los que sufre el estudiante que va demorando el comienzo del estudio -hasta que se topa con la fecha del examen sin estar preparado-, quien pospone la decisión de dejar de fumar –hasta que se encuentra con un grave problema de salud- o comenzar a ahorrar para la jubilación –hasta sufrir un problema financiero-, o quien sistemáticamente incumple sus propósitos de año nuevo. Esta tensión, similar a la existente entre un principal y un agente, deriva en una inconsistencia, ilustrada por Thaler con el símil de un telescopio defectuoso, que formalmente exige la adopción de un modelo de descuento de utilidad hiperbólico en matización del exponencial de Samuelson habitualmente utilizado para capturar nuestra impaciencia. 

Uno de los campos en los que Thaler ha tenido contribuciones relevantes es el de las «Finanzas Conductuales», ya acreditadas como disciplina desde que en 2013 se concediera a Robert J. Shiller el Nobel de Economía, en un premio aparentemente contradictorio al haber sido compartido con Lars Peter Hansen –experto en análisis empírico de mercados- y -relevantemente para esta nota- con Eugene F. Fama, compañero de claustro de Thaler con quien ha venido manteniendo una confrontación amistosa –suelen jugar juntos al golf-.

Frente a la hipótesis de eficiencia de mercado -que implica su imbatibilidad y la unicidad o fundamentalidad de los precios en condiciones de información perfecta- que defiende Fama, en el enfoque conductual se reconoce el papel de las emociones –o como decía Keynes, los «espíritus animales» (animal spirits)- que se manifiestan en forma de confianza excesiva, euforias, contagios, espirales o miopía cortoplacista. Esta «exuberancia irracional» -cuño popularizado por Shiller, aunque es original del presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan- se traduce en los precios en una componente de ruido que se añade a la intrínseca que ya recoge la información disponible, pudiendo resultar en burbujas cuya explosión siempre es perniciosa. Desde el punto de vista práctico, esto legitima las estrategias prácticas de «dinero inteligente» (smart money) como la «inversión en valor» (value investing). 

Pero sobre todo, y según Thaler, una causa última tras estos hechos se encontraría en los problemas de racionalidad limitada que derivan en trampas como las de la «contabilidad mental» (mental accounting) -que atribuye a diferentes compartimientos estancos y etiquetados determinados presupuestos de gasto, rechazando por tanto una realidad tan incontrovertible como es la fungibilidad del dinero-, la de los costes hundidos (sunk costs) –por la que se tienen en cuenta en la toma de decisiones costes irrecuperables por haberse ya incurrido en ellos, lo que es incoherente si se es consecuencialista-, o la de la sensibilidad del decisor a cómo se le presenta la información (framing) –así, no es lo mismo suprimir un descuento sobre un precio que añadir un recargo al mismo, aún terminando en el mismo punto-. 

En «Misbehaving», Thaler cuenta cómo la sospecha hacia sus averiguaciones y teorías le han hecho vivir con la sensación de ser un renegado en constante disputa –que visualiza como un torneo medievalcontra unos detractores militantes en la ortodoxia microeconómica, que defienden los mercados como mecanismo de incentivación, aprendizaje y disciplina para el soslayo de los problemas cognitivos y conductuales, dudando de la validez universal de las inferencias realizadas a partir de experimentos de laboratorio realizados en condiciones controladas. Por el contrario, y renunciando a la descripción positiva de la toma de decisiones en el mundo real, confían en el valor de sus modelos –compactos, relativamente sencillos e indiscutiblemente elegantes- de naturaleza axiomática, con el argumento de que, aun reconociendo lo artificioso que resulta imaginar a los individuos buscando la tangencia de una restricción presupuestaria con una curva de isoutilidad o a las empresas igualando costes e ingresos marginales, la aceptabilidad general de las predicciones que así resultan sugiere que lo que subyace es una toma de decisiones ejecutada “como si” (as if) esta fuera cosa de agentes racionales optimizadores en busca de un equilibrio en los términos descritos. Todo lo anterior aún a costa de olvidar que muchas decisiones importantes en la vida son complejas –por lo que se verán de seguro afectadas por la racionalidad limitada- y de tracto único -por lo que no existe posibilidad de aprendizaje alguno-. 

El otro libro popular de Thaler es «Nudge-Improving decisions about health, wealth, and happiness», en el que junto con el jurista Cass R. Sunstein -actual profesor de la Universidad de Harvard- propuso en 2008 una aproximación a las políticas públicas, el «Paternalismo Libertario», basada en la actuación sobre factores presuntamente irrelevantes de la arquitectura de decisiones para “empujar” así sutilmente a los agentes apartándolos de los sesgos y disfunciones de naturaleza psicosocial por los cuales se ven negativamente afectados, lo que pudo llevar a la práctica como impulsor del Behavioural Insight Team-BIT del Reino Unido -hoy en día una potente consultora participada por el Gobierno-. Aunque aparentemente inocente en su filosofía, hay quienes detectan en la misma cierta hipocresía –se presume al regulador una superioridad y una infalibilidad que se discute en el regulado- y una manipulación poco ética al rozar en ocasiones la coerción encubierta. 

El recurso a experimentos de campo y el uso intensivo de datos son parte nuclear de este nuevo enfoque, que en ámbitos como las políticas de desarrollo comienza a ser más que relevante. En terrenos ya menos explorados, Thaler reclama y pronostica una mayor presencia de la óptica conductual en la Macroeconomía, sin que pueda aducirse como coartada el que en esta existan numerosas y diferentes aproximaciones positivas y normativas, a diferencia de la Microeconomía, en la que existe consenso sobre lo que constituye su núcleo y sobre el valor normativo de este. Termina por puntualizar, como sus principales recomendaciones prácticas para la definitiva consolidación de sus propuestas, la importancia de la observación, de la recopilación de datos y, dado que se desenvuelven en el mundo de las ciencias sociales, y por elemental que parezca, la de la comunicación abierta en evitación de sobreentendidos y malentendidos. 

En un guiño que es una muestra más de su sentido del humor, el Profesor Thaler declaró al enterarse de la concesión del premio que dedicaría el dinero “del Nobel” a gastarlo “en ocio” (nótese los etiquetados del origen y la aplicación del premio monetario, tan propios de la contabilidad mental) y “tan irracionalmente como sea posible”. 

 Antonio Moreno-Torres Gálvez

Qué es la "teoría del empujón"

Qué es la "teoría del empujón" que le hizo ganar al estadounidense Richard H. Thaler el Nobel de Economía



Fotografía de Richard H. Thaler, ganador del Nobel de Economía 2017Derechos de autor de la imagenREUTRES
Image captionRichard H. Thaler, ganador del Nobel de Economía 2017

El estadounidense Richard H. Thaler fue premiado con el Nobel de Economía 2017, por "su contribución a la economía conductual".
Thaler nació en Nueva Jersey, Estados Unidos, en 1945 y es actualmente profesor de ciencias conductuales economía de la Universidad de Chicago Booth.
La economía conductual se encarga de la investigación científica en las tendencias cognitivas y emocionales humanas y sociales para una mejor comprensión de la toma de decisiones económicas.
Este campo también se aplica a la forma como esas decisiones afectan a los precios de mercado, beneficios y a la asignación de recursos.
El economista recibirá US$1,1 millones en concepto del premio. "Intentaré gastarlo de la manera más irracional posible", dijo el profesor de 72 años.

"Empujón"

Thaler es coautor del best seller mundial Nudge (traducido en español como "Un pequeño empujón: el impulso que necesitas para tomar mejores decisiones sobre salud, dinero y felicidad"), junto con Cass Sunstein (2008), en el que los conceptos de economía conductual fueron utilizados para abordar muchos de los grandes problemas sociales.
El concepto del "nudging" (un término acuñado por Thaler) es la manera de "empujar" a la población a tomar decisiones que las beneficien a largo plazo, algo que tiene influencia tanto en la economía como en la política.
Thaler demostró cómo ese "empujón" puede ayudar a las personas a ejercer un mejor autocontrol para ahorrar de cara a una pensión, por ejemplo, o en otros contextos.

Imagen del centro Charles Harper, en la Universidad de Chicago Booth.Derechos de autor de la imagenESCUELA DE NEGOCIOS CHICAGO BOOTH
Image captionRichard Thaler es actualmente profesor de ciencias conductuales y economía en la Universidad de Chicago Booth, en la imagen.

"La teoría del empujón se basa en una premisa tan simple como que, entre dos opciones, las personas escogen a menudo la que es más fácil sobre la que es más adecuada", dijo el editor de economía de la BBC, Kamal Ahmed.
"La falta de tiempo para pensar, la costumbre o una mala toma de decisiones hacen que, aunque se nos presente un análisis de datos y hechos (por ejemplo, sobre comida saludable), es probable que sigamos escogiendo la hamburguesa y las patatas fritas".

Influencia

La teoría del empujón toma en cuenta esto colocando por ejemplo la comida saludable en el estante del supermercado que queda a la altura de la vista de los clientes. Esto "empuja" a la persona a comprarlo por hacerlo más fácil e incrementa las ventas.
Fue tanta la influencia de esta teoría que incluso el ex primer ministro de Reino Unido, David Cameron, creó una "unidad del empujón" en 2010 con oficinas alrededor del mundo para encontrar formas innovadoras de cambiar el comportamiento público.

Richard H. ThalerDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES

En 2005 publicó Misbehaving: The Making of Behavioral Economics ("Portándose mal: la creación de la economía conductual"), entre otros libros.
La Real Academia de Ciencias de Suecia declaró que las contribuciones de Thaler "han construido un puente entre los análisis económicos y psicológicos de la toma de decisiones individuales".
Agregó que gracias a los hallazgos empíricos y las ideas teóricas del economista "se han podido crear nuevos campos de la economía del comportamiento que se está expandiendo rápidamente".
Y dijo que esto "ha tenido un profundo impacto en muchas áreas de la investigación y política económica".
Los ganadores del año pasado fueron el economista británico estadounidense Oliver Hart y el finlandés Bengt Holmstrom por su trabajo pionero en la teoría de los contratos, que ayudó a diseñar las pólizas de seguros y se aplica en las áreas salariales.
El Nobel de Economía fue creado por el Banco Central de Suecia "en conmemoración de Alfred Nobel" y fue entregado por primera vez en 1969, a diferencia de las otras categorías, que fueron establecidas en el testamento de Alfred Nobel y otorgadas por primera vez en 1901.

Richard H. Thaler, el Nobel que puso la economía conductual en el mapa

El estadounidense Richard H. Thaler ha sido distinguido por la Real Academia Sueca con el premio Nobel de Economía 2017 por “sus contribuciones a la economía conductual”.

Richard H. Thaler, que actualmente trabaja como profesor de Ciencias Conductuales y Economía de la Universidad de Chicago Booth School of Business, ha desempeñado, según la Academia, “un papel crucial en el desarrollo de la economía del comportamiento durante las últimas cuatro décadas”. No es la primera vez que la Academia Sueca distingue a un investigador en este campo. Ya en 2002, el psicólogo Daniel Kahneman recibió el Premio Nobel de Economía, “por integrar aspectos de la investigación psicológica en la ciencia económica”.
La economía conductual combina la economía con la psicología, para estudiar lo que ocurre en los mercados y analizar el comportamiento de las personas, sus limitaciones y los problemas derivados de estas limitaciones. En contraposición con la teoría económica clásica, defiende la irracionalidad de los agentes económicos a la hora de tomar decisiones en finanzas. Thaler, siempre preocupado por acercar sus teorías al gran público, es autor de varios títulos divulgativos sobre estos temas —entre los que se destaca el ‘bestseller’ “Nudge: Improving Decisions About Health, Wealth and Happiness”— e incluso, hizo una breve aparición en la película ‘The Big Short’.
En sus teorías, Thaler explora las consecuencias de tres rasgos principales del comportamiento de las personas que afectan no solo a las decisiones individuales, sino al comportamiento del mercado. 

1- Contabilidad mental, una asignatura pendiente 

“Esta cantidad para pagar la casa, esta para facturas, esta para el colegio de los niños, esta para la cesta de la compra…” Las personas tienen tendencia a crear cuentas separadas en sus mentes, centrándose en qué impacto tendrá cada una de sus decisiones en la partida correspondiente, en vez de su efecto en la totalidad de sus finanzas. Esta sería la explicación de comportamientos impulsivos como fijarse antes en la rebaja de un producto y no en su precio original o pedir un crédito al consumo para no sacar dinero de otra cuenta.
Thaler también ha demostrado un comportamiento bautizado como “efecto de dotación”: las personas valoran más un producto cuando lo poseen que cuando no lo tienen. Este comportamiento se explica por la aversión que sienten los individuos a las pérdidas, lo que se conoce como “miedo a la desposesión”. Thaler, aficionado al mundo del vino, pone este ejemplo para explicarlo: el dolor que sienten las personas cuando se desprenden de una botella de gran calidad, es mayor que el placer de comprar otra de igual valor. La disposición a comprar o vender de las personas, depende de si tienen el producto en propiedad o no.

2- ¿Qué es justo y qué es injusto? 

Thaler también ha llegado a la conclusión de que la percepción social de lo que es justo o no, puede afectar a las decisiones económicas de las empresas, impidiéndoles subir los precios cuando hay más demanda, pero no cuando suben los costes.
Por ejemplo, en los días lluviosos, la demanda de paraguas aumenta, por lo que los vendedores tendrían un incentivo para aumentar su precio. Sin embargo, una subida excesiva del coste de este producto, provocaría el efecto contrario. Los consumidores pensarían que la empresa se está aprovechando de ellos y la boicotearían por intentar explotar una situación que le es favorable, lo que reduciría su negocio.

3- Tentación de ahora, problema para el futuro 

Según Thaler, las personas tienen problemas a la hora de planificar a largo plazo ya que suelen sucumbir a las tentaciones a corto plazo. Esta es la razón por la que fallan los planes para ahorrar de cara a la jubilación o llevar una vida más saludable.
Diego  Valero, presidente de Novaster y profesor de la Universidad de Barcelona, desarrolló durante la jornada de previsión de BBVA Asset Management y BBVA Seguros, una ponencia sobre las claves de una jubilación tranquila, que explicaba este rasgo, con un ejemplo muy claro. Si en un cóctel se avisa a los asistentes de que van a poder elegir entre unas bandejas de fritos y otras de fruta fresca, es probable que la gran mayoría estén predispuestos a tomar la fruta. Sin embargo, al enfrentarse a la realidad, se verán en dificultades para mantener esa convicción. “Por mucho que hayan pensado: ‘Yo iré a la fruta’, cuando pase el camarero con las croquetas o el jamón, la manzana se quedará para la merienda”, concluye Valero.

Un ‘empujón’ para la jubilación

La solución que propone el nuevo Nobel de Economía a esta falta de autocontrol, es lo que se conoce como “teoría del empujón”: hay que diseñar políticas que ayuden en la toma de decisiones a las personas y que sirvan como una guía para alcanzar la vida que desean. En el caso de la jubilación, Thaler defiende que las instituciones ayuden a las personas a ahorrar con pequeños estímulos o ‘empujones’ que les lleven en la dirección correcta. Un ejemplo de estos estímulos podrían ser, según el Nobel, los planes de pensiones recogidos en la nómina.
Diego Valero ilustró esta teoría, durante su ponencia, con el ejemplo de los 100 dólares, publicado en varias revistas especializadas: “Se hizo un experimento donde se regalaban 100 dólares para invertir, al mismo tipo de interés, en una cuenta corriente donde la disponibilidad es inmediata o en un plazo fijo con una penalización del 10%, ¿qué elegirían ustedes?”. Es fácil pensar que la opción A sería la seleccionada por la mayoría, pero los resultados sorprenden: el 35% prefiere la opción B; si se aumenta la penalización al 20%, el porcentaje sube al 43% y si no hay opción de retiro, la cifra sube al 56%. La explicación se basa en la “estrategia de Ulises”, el personaje mitológico que se ató al mástil de su barco para no sucumbir a los tentadores cantos de las sirenas: “Preferimos que nos aten”, dice Valero. “En el tema de las pensiones, preferimos que nos ayuden a hacer las cosas de forma que no tengamos que tomar decisiones”.
Una vez que se es consciente de estos sesgos del comportamiento,  la solución pasa por una correcta planificación financiera que ayude en la toma de decisiones y sirva como guía para alcanzar la vida que se desea. Tal y como explicó Rafael Verástegui, director de Previsión Colectiva de BBVA Seguros, No seamos impulsivos; razonemos, planifiquemos y obliguémonos a ahorrar”.
¿Te gustaría saber más sobre economía conductual? Accede al Centro para la Educación y Capacidades Financieras y descubre toda la información relevante sobre educación financiera en el mundo.

El economista conductual Dan Ariely estudia los errores de nuestro código moral

El economista conductual Dan Ariely estudia los errores de nuestro código moral: las razones ocultas por las que creemos que está bien hacer trampa o robar (a veces). Los estudios inteligentes ayudan a demostrar su punto de que somos previsiblemente irracionales y podemos ser influenciados de formas que no podemos comprender. Esta charla se presentó en una conferencia oficial de TED y fue presentada por nuestros editores en la página de inicio.

El economista que estudia por qué la gente toma decisiones irracionales con su dinero

El economista que estudia por qué la gente toma decisiones irracionales con su dinero


LoteriaDerechos de autor de la imagenAP
Image captionLas personas tomamos muchas decisiones irracionales con el dinero.

¿Qué es exactamente la economía? ¿Ciencia o arte? ¿Una explicación de nuestra sociedad, sobre la base de leyes demostrables y observables? ¿Un marco para la predicción? ¿O es un intento de sistematizar lo imposible de comprender: los misterios de la mente humana?
Yo me inclinaría por esta última opción.
Sí, se puede generalizar sobre el comportamiento humano en algunas ocasiones. Pero en otras, es complicado llegar al meollo del asunto. La economía no es suficiente, algo en lo que estarán de acuerdo muchas personas afectadas por la gran crisis financiera de hace siete años. Tiene que haber algo más.
Estos pensamientos son impulsados por un nuevo libro de Richard Thaler, profesor de la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago.

Conexión con Chicago


Thaler
Image captionRichard Thaler es economista de la Universidad de Chicago.

La conexión con la Universidad de Chicago podría sugerir la influencia de la escuela de economía monetaria que tanto inspiró a la primera ministra británica Margaret Thatcher en la década de 1980, encabezada por el profesor Milton Friedman y sus filosofías de libre mercado.

De esa misma universidad viene el profesor Thaler, pero sus ideas son otras. Me habló de algunas de ellas cuando lo entrevisté el otro día sobre su nuevo libro "Misbehaving" ("Portándose mal").
El libro examina el nacimiento y posterior evolución del concepto económico en el que el profesor Thaler ha tenido un papel fundamental en llevar a la discusión pública: la economía del comportamiento.
Es una historia muy personal, escrita por lo que él llama un "hombre certificadamente perezoso".
La historia es a menudo divertida.

Economía del comportamiento

Richard Thaler era un estudiante de posgrado en economía cuando comenzó a tener lo que él describe como "pensamientos que se desviaban de la ortodoxia".
La economía en la década de 1970 era una disciplina de reglas, enraizada en la idea del "homo economicus" - una persona racional cuyas acciones y decisiones se basan en la optimización de cualquier opción presentada a él o ella. Hiperracionalismo, como lo llama el profesor Thaler. Una precisión matemática.

TVDerechos de autor de la imagenREUTERS
Image captionA veces compramos por impulso, no por necesidad.

Pero Thaler dice que los consumidores no siempre toman decisiones racionales.
Cuanto más pensaba en eso el profesor Thaler, más incorrecto le parecía.
Así que empezó a hacer una pequeña lista de los casos en que las decisiones económicas que la gente tomaba simplemente no eran racionales.
Consideraban que valía la pena hacer un viaje de 10 minutos para ahorrar US$10 en un radio de US$45, pero no el gasto de 10 minutos para ahorrar US$10 en el precio de US$495 de un aparato de televisión.
Inspirado por observaciones del mundo real como ésta, Thaler comenzó a colaborar con académicos expertos no en economía, sino en psicología.
De esta manera el profesor Thaler y sus amigos evolucionaron los principios de algo diferente: la economía del comportamiento, que -sí- tiene en cuenta la forma en que la gente se comporta en realidad en lugar de aquellas personas económicas -homines economici- con sus mentes matemáticas que los economistas convencionales todavía usaban para probar sus teorías.
Y a pesar de la oposición generalizada de los economistas convencionales que defendieron resueltamente el concepto de la economía como una disciplina matemática precisa, la economía del comportamiento se volvió cada vez más influyente, dentro y fuera de los pasillos de la academia.

Incentivar a la gente

Thaler es más conocido en Reino Unido por la forma en que las ideas en su libro anterior Nudge (escrito con Cass Sunstein) fueron tomadas por el último gobierno de coalición de Reino Unido.


DineroDerechos de autor de la imagenTHINKSTOCK
Image captionEsta nueva rama de la economía busca incorporar conocimientos sicológicos más sofisticados.

Avanzaron la idea de que la gente no tiene la experiencia para tomar siempre la decisión correcta en un mundo moderno complejo, pero disfrutan de tener el derecho a elegir.
Quizás hay maneras de ayudar a las personas a tomar buenas decisiones, dándoles un pequeño empujón.
El gobierno británico integró un grupo "Nudge" (empujón), el Equipo de Investigación de los Comportamientos.
El más famoso ejemplo de sus actividades conocidas fue la carta enviada por las autoridades fiscales del Reino Unido a los deudores morosos de impuestos.
"Usted es actualmente una de la pequeña minoría de personas que no han pagado sus impuestos a tiempo," decía la carta. Con efecto aparentemente casi inmediato.
Pero la batalla por cambiar el terreno de juego de la economía no ha terminado, y el nuevo libro del profesor Thaler termina con uno o dos pedidos por lo que podríamos llamar sentido común.

Proceso

Dice Thaler: "Es hora de que todos -los economistas, los burócratas, los maestros, los líderes corporativos- reconozcan que viven en un mundo de seres humanos y adopten el mismo enfoque basado en los datos en sus puestos de trabajo y en su misma vida, el mismo que usan los buenos científicos".


Hombre con dineroDerechos de autor de la imagenTHINKSTOCK
Image captionLa economía tradicional asume que siempre nos comportamos racionalmente.

La economía del comportamiento, escribe, es un proceso de tres partes:
• Observar... contemple el mundo alrededor suyo; no se limite a ver las cosas como otros desean que sean. • Recopilar datos sobre los que se puedan construir observaciones ... muchos datos, no sólo anécdotas. • Hablar. No tener miedo de señalar las cosas que son demostrablemente correctas. Muchas personas se sienten intimidadas por el rango y la posición.
De esta manera, la economía del comportamiento vuelve a conectar sus practicantes al mundo real después de décadas en las que muchas empresas y organizaciones vivieron separadas de esa realidad. Es un desarrollo más bien importante en el pensamiento.
Por último, invita a no tomar demasiado en serio las cosas. Justo al comienzo de su nuevo libro, el profesor Thaler escribe: "Deje de leer esto cuando ya no sea divertido".
Esta es una instrucción que nunca antes he encontrado en un libro sobre economía ... o sobre casi cualquier otro tema.