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lunes, 28 de noviembre de 2016

Ágora: Economía y pseudociencias, con José Luis Ferreira

Economía y pseudociencia

LA INNOVACIÓN COMO OBJETO DE ESTUDIO DE LA HISTORIA ECONÓMICA

LA INNOVACIÓN COMO OBJETO DE ESTUDIO DE LA HISTORIA ECONÓMICA
Carlos Bianchi
cbianchi@fcs.edu.uy -carlos@csic.edu.uy

Introducción

Hace ya cinco años, cuando iniciaba los cursos de la Maestría en Historia Económica me veía ante la pregunta de cómo definir el objeto y método de esta disciplina. En ese momento, proponía una definición del objeto de la Historia Económica como el registro y la explicación del cambio y la permanencia de las estructuras socio-económicas y las diferentes capacidades productivas que se desarrollan dentro de ellas, a lo largo de un eje temporal que incluye el presente; en una reconstrucción retrospectiva con validez prospectiva.

A partir de esta definición se entiende a la Historia Económica como una disciplina que genera conocimiento válido y confiable en las diversas áreas de lo que puede definirse como el análisis económico.
Si tomamos las dimensiones que se mencionan en la definición como denominaciones genéricas de las áreas fundamentales del análisis económico, cabe entonces reflexionar sobre en qué medida la innovación es una dimensión del análisis del cambio y la permanencia de las estructuras socioeconómicas y/o de las capacidades productivas.

Este artículo consiste en la revisión de cinco de las principales corrientes teóricas que confluyen en la Historia Económica, para analizar cómo ellas han tratado el fenómeno de la innovación y el cambio técnico en relación a los procesos de cambio y permanencia en las estructuras socioeconómicas y en las capacidades productivas.

Las corrientes que se analizan son: (i) el Marxismo (propiamente la obra de Karl Marx), (ii) la perspectiva de Joseph Schumpeter, (iii) la Economía Neoclásica, (iv) la Corriente Evolucionista-Neoschumpeteriana y (v) el Institucionalismo de Thorstein Veblen y el Neoinstitucionalismo de Douglas North.

De esta manera se busca revisar la caja de herramientas de diferentes teorías, en el afán de modelar herramientas propias para el trabajo de investigación sobre los procesos de innovación. Sin duda, la tarea propuesta es muy enjundiosa. Sin embargo, se propone un abordaje centrado en dimensiones específicas y no se busca una presentación exhaustiva de cada una de las corrientes teóricas a tratar. No se pretende tampoco, discutir las fronteras con otras disciplinas, sino reflexionar sobre cómo diferentes aportes teóricos convergen en la Historia Económica y permiten generar conocimiento sobre los procesos de cambio técnico e innovación. Las teorías que aquí se revisan forman parte del acervo de diferentes disciplinas de las Ciencias Sociales y en particular de la Economía, por lo cual posiblemente, buena parte de estas líneas podrían incluirse sin más en un trabajo que tratase de la innovación como objeto de estudio de la Economía. Pretendo saldar cualquier discusión sobre las fronteras disciplinarias entre Economía e Historia Económica, suscribiendo la frase: “...la Historia Económica y la Economía son esencialmente la misma disciplina y...las diferencias entre ambas surgen principalmente de diversos procesos de origen institucional y no de aspectos endógenos a la cuestión disciplinaria” (Bértola; 2000: 19).

El artículo se ordena de forma muy sencilla, con un apartado dedicado a cada una de las corrientes que se estudian para el análisis de las dimensiones seleccionadas. Finalmente se propone una última sección en que se comparan los diferentes abordajes y se ordena el baúl de herramientas.

I. Marx: la actividad humana cognoscente (praxis) como motor de la historia.
Hacer un comentario de la obra de Marx en 2006, y en particular sobre uno de los elementos del análisis económico al que más líneas dedicó en sus obras, es difícilmente una tarea original. Como no creo poder aportar nada novedoso como comentarista de la obra de Marx, voy a limitarme a exponer y fundamentar mis ideas centrales sobre la importancia del mar-Asociación Uruguaya de Historia Económica.


martes, 22 de noviembre de 2016

Mandeville y Smith : elementos de una herencia no reconocida

Mandeville y Smith : elementos de una herencia no reconocida


RESUMEN

Cuando a mediados del siglo XVIII Adam Smith coloca a Bernard Mandeville entre los «sistemas licenciosos» en su Teoría de los Sentimientos M o r a l e s , no hace sino recoger el juicio que sus contemporáneos habían dedicado al autor de L a Fábula de las Abejas. El subtítulo de la obra, « Vicios privados, beneficios públicos» es una muestra del tono deliberadamente provocador de un texto que granjeó a su autor la reputación de abogado del vicio. 

No obstante, Smith vio mucho más que eso en Mandeville y llega a reconocer que su pensamiento «bordea la verdad». 

A comienzos del siglo Mandeville había planteado una defensa de la sociedad comercial basada en que creaba prosperidad material, y en que cualquier alternativa era inviable. 

Partía de una concepción de la naturaleza humana como naturaleza caída, aquejada de un fuerte déficit cognoscitivo y moral que reducía al individuo a un ser movido por sus pasiones egoístas. A partir de un material tan defectuoso, la labor de la educación, sea la educación infantil, sea la obra más amplia de «políticos y moralistas», consistía en propiciar la sustitución de los síntomas más evidentes y agresivos de las pasiones por otros más aceptables, en hacer que el individuo renunciara a las formas más directas y conflictivas de satisfacción en aras de otras mediatas pero más seguras. 

Esto se consigue haciendo jugar una pasión contra otra (el miedo a la muerte en combate se vence con la ayuda de la cólera) y fundamentalmente mediante la excitación del orgullo frente a cualquier otra pasión. El resultado, que no supone la conquista de las pasiones sino únicamente la transformación de sus síntomas, es la virtud simulada o buenas maneras, los beneficios públicos. 

El paso de Mandeville a Smith recoge las vicisitudes de una explicación del orden social como orden del mercado que surge a partir de individuos aislados. 

Los aspectos paradójicos de Mandeville se borran en Smith, y lo que era impostura, vicio transformado o virtud simulada, reaparecerá en Smith como virtud real. 

La explicación de Smith del vínculo social, a partir de individuos aislados, descansa sobre dos mecanismos: el «espectador imparcial» y la «mano invisible». 

Título del artículo 91 Esther Pascual López. Política y Sociedad, 37 (2001), Madrid (pp. 91-96)




Mandeville y Smith : elementos de una herencia no reconocida Esther Pascual López

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