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domingo, 8 de enero de 2017

Del Homo economicus al Homo empaticus

Del Homo economicus al Homo empaticus

Por:  30 de octubre de 2013
Por Sonia Felipe Larios
Autor _J_D_R_ Licencia Creative Commons CC BY 2.0
¿Es el hombre egoísta por naturaleza
, como pensaban Bentham o Hobbes, o nada de lo que es humano nos es ajeno, como sostenía Terencio? Las facultades de Economía y las escuelas de negocio han promovido durante años la idea de un ser egoísta por naturaleza, el Homo economicus, genéticamente determinado para adoptar decisiones racionales en su propio interés. Lo curioso es que la suma de estas decisiones racionales y egoístas llevaban a una suerte de armonía social gracias a la existencia de “fuerzas reguladoras” como la famosa mano invisible del mercado de Adam Smith.
La teoría del Homo economicus, concebida por los utilitaristas ingleses del siglo XIX, con John Stuart Mill a la cabeza, ha predominado en la cultura económica y social hasta nuestros días. Los libros de Sociología y Empresa analizan la teoría de juegos o el equilibrio de Nash como ejemplos de que nuestra propia naturaleza nos empuja a decisiones racionales egoístas. Esto, a pesar de que la colaboración promete mejores resultados, como se desprende del famoso dilema del prisionero.

Los efectos de este paradigma económico son visibles en la crisis actual que atravesamos, que algunos han definido como crisis moral o de valores. EHomo economicus basa sus decisiones considerando su propia función de utilidad personal, haciendo continuamente cálculos de coste de oportunidad. Fernando Esteve Mora, profesor de Teoría Económica en la Universidad Autónoma de Madrid, invitaba recientemente en su artículo “Hombres (poco) económicos” a dejar de ser un agobiado Homo economicus y tratar de ser solo homo. Esteve se preguntaba también si en el actual marasmo de la economía española tiene alguna culpa la expansión brutal de la subespecie del Homo ecomomicus por nuestra sociedad.
Frente a un modelo económico caduco, hoy en crisis, surgen miradas alternativas al enfoque predominante. Desde la idea de capitalismo con rostro humano a la Economía de la Felicidad, que propone incluir el grado de bienestar o felicidad en la medición del PIB, el modelo del balance de la Economía del Bien Común o los estudios de la Economía del Comportamiento.
Recientemente la revista “Nature Communications” publicaba una investigación que pone en evidencia la idea de que el conflicto, basado en una premisa egoísta, aportaba una ventaja evolutiva, y resaltaba que colaborar compensa a largo plazo. Algo de lo que adolece el Homo economicus, un ser aislado y orientado a buscar el beneficio personal inmediato, sin considerar el bienestar de los demás y del propio planeta. Para el estudio se analizaron cientos de miles de estructuras formalizadas de incentivos, utilizando un poderoso modelo computarizado para un sinfín de combinaciones posibles. Los resultados mostraban que al final prevalecen los grupos más colaboradores.
Frente a las tesis de un ser humano determinado genéticamente para ser egoísta, existen múltiples ejemplos de que la cooperación, y no solamente la competencia, está en la naturaleza de los seres humanos y de otras especies de forma cotidiana. Como se recoge en el reportaje ¿Por qué cooperamos?publicado por la revista "Investigación y Ciencia", el ser humano es la especie más cooperativa de todas. “Los humanos nos ayudamos en un sinfín de actividades, desde procurarnos sustento hasta buscar pareja o defender el territorio”, afirman.
Pero, ¿cómo llevarlo a la práctica en el mundo económico? Marc Eguiguren, profesor de Administración de Empresas de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y autor del libro Empresa 3.0 considera que el cambio hacia un modelo económico más sostenible“provendrá de la adopción de criterios éticos y responsables por parte de empresas y consumidores”.
En su libro “Liderar desde un futuro emergente, Otto Scharmer y Katrin Kaufer, académicos del Massachusetts Institute of Technology, describen la evolución desde un sistema económico egoísta hasta un ecosistema económico que tiene en cuenta el bienestar de los demás. Según los autores, no hallaremos soluciones a la actual crisis utilizando el mismo paradigma económico del pasado. Es preciso mirar al futuro y crear conjuntamente entre todos -empresas, consumidores, sociedad civil, gobiernos y líderes en general- un nuevo marco económico más justo que sustituya la vieja supremacía del libre mercado. Dejar de lado al Homo economicus y dar paso al Homo empaticus.

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LA ECONOMÍA CONDUCTUAL Y EL ANÁLISIS EXPERIMENTAL DEL COMPORTAMIENTO DE CONSUMO

Behavioral economics and the experimental analysis of costume behavior
POR WILLIAM MONTGOMERY U.
 Docente Asociado de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
E-mail: avidolector@yahoo.es


RESUMEN

El presente artículo considera el aporte del análisis experimental del comportamiento en el marco del desarrollo de la economía conductual, y su complementariedad con las investigaciones actuales en psicología económica. En primer lugar, se hace una revisión de los orígenes y desarrollo de la economía conductual desde los principios básicos que fundamentan la ley de utilidad marginal en relación con los estados de privación y saciedad del comportamiento, hasta el papel de la economía de fichas y la regulación conductual. En segundo lugar, se discuten los estudios sobre el tema de la relación entre la economía conductual y los procesos decisorios del comportamiento de consumo, concluyendo que demuestran ser de gran utilidad conceptual para evaluar innumerables situaciones aplicadas. Palabras clave: Economía conductual, análisis experimental del comportamiento, regulación conductual, economía de fichas, comportamiento de consumo, psicología económica. 

ABSTRACT 
This paper considers the contribution of the experimental analysis of behavior in the context of development of behavioral economics, and its complementarity with current research in economic psychology. First, we review the origins and development of behavioral economics from the basic principles underlying the law of marginal utility in relation to states of deprivation and satiation behavior, the role of the token economy and regulation behavior. Secondly, we discuss studies on the subject of the relationship between behavioral economics and decision-making consumer behavior, concluding that prove useful for evaluating conceptual countless situations applied. Keywords: Behavioral economics, experimental analysis of behavior, behavior regulation, token economy, consumer behavior, economic psychology.


INTRODUCCIÓN

La Psicología Económica pretende una integración interdisciplinar de Economía y Psicología, lo que se estudia principalmente es la forma cómo los seres humanos adquieren bienes y servicios, toman decisiones, ahorran, compran, se endeudan, y pagan o evaden sus impuestos (Denegri, 2004/2010; Alejo, Rojas y Pérez-Acosta, 2008).

En este contexto, la etiqueta de “economía conductual” o “economía del comportamiento” se ha hecho familiar para muchos economistas y psicólogos. Inclusive a uno de los propulsores de su versión más conocida, la teoría de las perspectivas, el Dr. Daniel Kahneman, se le concedió el Premio Nobel de Economía en el año 2002.

Dicha teoría, al igual que las tendencias interdisciplinares de las llamadas “finanzas conductuales” y la “economía experimental” (Vieira, 2008), se halla más implicada en los estudios de psicología cognitiva, pero, como reseñan Francisco, Madden y Barrero (2009), hay otra connotación, también interdisciplinaria pero menos conocida (aunque más representativa), de economía conductual ligada estrictamente al uso de los principios, procedimientos y aplicaciones relacionadas con el análisis experimental del comportamiento.

Esta modalidad es frecuentemente pasada por alto en los libros de texto, artículos y reportes de divulgación de la psicología económica (por ejemplo, la reciente revisión hecha para la Fundación Health and Safety Executive de Sapford, Phythian-Adams y Apps, 2009), pese a mostrar un gran dinamismo en el planteamiento y realización de investigaciones científicas, en especial respecto al comportamiento del consumidor.
Por ello, el propósito de este artículo es considerar el aporte del análisis experimental del comportamiento en el marco del desarrollo de la economía conductual, y su complementariedad con la presente ola de investigaciones en psicología económica.

En este contexto, como dicen Mayorga, Albañil y Cómbita (2006):

“La economía conductual es una teoría del refuerzo que permite explicar diferentes comportamientos tanto animales como humanos enmarcados en la conducta de elección, donde los organismos toman decisiones a partir de las condiciones ambientales que se encuentran establecidas en un momento dado” (p. 34).

El plan del trabajo es, primero, revisar los orígenes y desarrollo de la economía conductual desde los principios básicos que fundamentan la ley de utilidad marginal en relación con los estados de privación y saciedad del comportamiento, hasta el papel de la economía de fichas y la regulación conductual. Luego se discuten los estudios sobre el tema de la relación entre la economía conductual y los procesos decisorios del comportamiento de consumo. La economía conductual desarrollada desde el análisis conductual Oferta y demanda, privación y saciedad Alejo, Rojas y Pérez-Acosta (2008) refieren que, para fuentes importantes, el recuento histórico de la psicología económica se debe comenzar a partir de la escuela marginalista, en relación con la obra Fundamentos de la Economía Nacional del pensador austríaco Karl Menger en 1871.
Él, junto con otros defensores del concepto de utilidad marginal (Böhm-Barew, Von Weiser, Walras, Jevons), sostuvo la validez universal de las leyes clásicas e introdujo en el análisis económico la teoría subjetiva del valor.
Sin embargo, es conveniente señalar que para los filósofos del utilitarismo del siglo XVIII y XIX, ya estaban claros los principios implicados en el cambio de valor de objetos y eventos como resultado de variaciones relativas a su accesibilidad o esfuerzo para producirlos.

Por ejemplo, Bentham consideraba la riqueza y la felicidad o bienestar individuales como beneficios correlacionados. Mill, por su parte, enunció la ley de la oferta y la demanda en términos inequívocos: “La oferta y la demanda... serán iguales. Si son desiguales en algún momento, la competencia las iguala y la forma en que se hace es ajustada al valor. Si la demanda aumenta, el valor se eleva, si la demanda disminuye, el valor baja; asimismo, si la oferta cae, el valor se eleva y cae si la oferta se aumenta...” (Cit. por Staats, 1975/1979; pp. 445-446).

De esta manera, mientras más cantidad tenga una persona de un artículo de consumo en un momento dado, menos encontrará utilidad o satisfacción en tener más de lo mismo; y por lo tanto reajustará su presupuesto para no obtenerlo. Y lo opuesto: mientras menos tenga de algún producto, más utilidad o satisfacción encontrará en poseerlo, dirigiendo la actividad hacia su adquisición. Así, el precio de un bien queda establecido a través de su utilidad marginal, no a través de la utilidad objetiva.

En el famoso ejemplo de Bentham (ed. 1978) sobre el agua y los diamantes, éste pensador sostiene que donde el agua es abundante su utilidad marginal es baja; mientras que la de los diamantes es alta por su poca disponibilidad. Si fuera al revés, sería el agua la que tuviera la utilidad marginal más alta.
Es evidente que la ley económica de la oferta y la demanda sobre los consumidores resulta ser una expresión relativamente cercana a los efectos de la saciedad y la privación en el análisis experimental conductual.
En los experimentos sobre saciedad, ésta es definida como una operación que consiste en presentarle continuamente un reforzador natural (alimento) a un organismo (por ejemplo una rata o una paloma, hasta que la tasa de respuestas se reduce: deja de comer).
A su vez, la privación consiste en retirarle al organismo el reforzador natural durante cierto tiempo, dando por resultado en el proceso la elevación de la tasa de respuestas (apretar una palanca o picotear un disco) para conseguirlo.
Estos procesos podrían enunciarse en la forma de principios:
Saciedad 
“Si un reforzador se presenta continuamente durante algún tiempo, la tasa de respuestas asociada al reforzador tenderá a reducirse”. 

Privación 
“Si se retira un reforzador durante algún tiempo, la tasa de respuestas asociada a la aproximación al reforzador tenderá a elevarse”....

Como es fácilmente deducible, los principios en mención tienen que ver respectivamente: 
a) en el caso de la saciedad, con el exceso de oferta que reduce la demanda (baja utilidad marginal), y, b) en el caso de la privación, con la carencia de oferta que eleva la demanda (alta utilidad marginal), durante un período determinado. 

El reconocimiento de esta relativa equivalencia impulsa los estudios básicos de investigación desde el análisis experimental del comportamiento. 
A este respecto, son de relevancia los hallazgos obtenidos a partir de las investigaciones sobre la economía de fichas y sobre la hipótesis de la regulación conductual. 

El papel de la economía de fichas 

En un comienzo, la integración de los conceptos económicos con los estudios de laboratorio sobre el sistema de fichas proporcionó hipótesis muy sugerentes (Staats y Staats, 1963), que fueron sometidas a contrastación empírica en varios estudios (Staats, Staats, Schutz y Wolf, 1962; Ayllon y Azrin, 1965; Phillips, Phillips, Fixsen y Wolf, 1971; Winkler, 1971), llegándose a conclusiones tales como que la paga afecta la oferta de trabajo, que hay una relación entre el ahorro y la cantidad de trabajo (a mayor ahorro, menos trabajo), y que dicha relación podía modificarse introduciendo variaciones en la gama de bienes ofrecidos u otorgando “intereses”. 

Estos resultados alentaron a Kagel y Winkler (1972) a proponer explícitamente la integración interdisciplinaria entre la economía y los principios del reforzamiento. Ellos vieron que los sistemas de fichas, tal como se utilizaban en la modificación de conducta de poblaciones de salas hospitalarias, podían ser verdaderos laboratorios de observación controlada sobre los intercambios de unidades con el comportamiento de los sujetos, pues tenían mucho que ver con sistemas económicos. Allí se podían entender las fichas como equivalentes a dinero, las distribuciones de fichas en plan de reforzadores condicionados como pagos salariales, y las tasas de cambio de las fichas por reforzadores como precios de bienes consumidos. 

Eso proporcionó la observación de variadas relaciones entre los ingresos y los patrones de consumo en los programas de razón, además de certificar la relevancia de los conceptos económicos básicos (como por ejemplo la elasticidad de la demanda) para la economía de fichas, y la importancia de todo eso para el arsenal terapéutico (Fisher, Winkler, Krasner, Kagel, Battaliod & Basmann, 1978). 

El caso es que estos primeros escarceos con fichas fundaron las bases de la economía conductual operante. 

La regulación conductual 

Como señala Domjan (2007/2010), los estudios experimentales se han centrado en los últimos tiempos sobre la hipótesis de la regulación conductual y su llamado “punto de éxtasis” (o de estabilidad en la que el organismo se siente cómodo), lo que constituye un tercer factor de desarrollo gracias al cual se deben los avances experimentales en la investigación sobre economía del comportamiento. La hipótesis de la regulación conductual opera sobre la suposición de que todo organismo actúa con una pauta determinada de distribución de sus respuestas, las cuales tiende a... 

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La economía conductual

La economía conductual es una de las ramas de la economía que mas se está desarrollando en los últimos años. A grandes rasgos, la economía conductual utiliza aspectos de la psicologia, neurociencias y el estudio de las emociones para explicar como funciona la economía y como toman decisiones las personas desde una perspectiva completamente diferente a la que la economia analizaba las decisiones hasta ahora.
La idea de esta corriente es analizar la ciencia económica como una ciencia social en la que se estudian las decisiones de individuos, cómo y el porqué actúan las personas, y no estudiar la economía como una ciencia exacta como puede ser la física o las matemáticas.

El experimento del sueldo

El objetivo general de la economía es analizar como los individuos reparten y gestionan sus recursos limitados cuando las necesidades de esos individuos son ilimitadas, es decir, buscar una solución al problema de escasez (todos no podemos tener todo lo que queremos). La cuestión es que las decisiones que tomamos de consumo (comprar un coche, elegir una camiseta roja o una camiseta verde) depende de muchos factores que la economía “clásica” no tiene en cuenta, como puede ser el estado de ánimo, la actitud del consumidor, la personalidad o incluso el tiempo que haga el día de la elección de la camiseta.
A partir de esto, la economía conductual, entre otras cosas,  rompe con una de las leyes mas importantes de la economía clásica: la idea de que los individuos siempre toman decisiones de manera racional. Por ejemplo, en una experimento se demostró que ante un cambio de sueldo, la satisfacción es mayor si uno pasa de 1000 euros a 1200€ que si el sueldo cambia de 8000 a 8300 €.
La teoría economíca clásica nos diria que en el segundo caso, el aumento de la satisfacción tendría que ser mayor (ya que la subida de sueldo es de 300 euros frente a 200 euros) pero el experimento demostró que la subidas salariales tienen una satisfacción decreciente, es decir, cuanto más gano, menos “alegría” me producen las nuevas subidas de sueldo. Y es que, en un caso extremo, una persona que tuviese 3000 millones de euros ¿sería mucho mas feliz si tuviese 4000 millones? ¿O sería más feliz alguien que pasase de no tener nada a tener 5 millones de euros? La respuesta es evidente.

¿Será la economía conductual el futuro de la economía?

Este es uno de los ejemplo mas evidentes que demuestran como la economa conductual está empezando a cambiar la forma de pensar y de analizar de muchos economistas.La economía conductual es una de las ramas con más futuro en la economía que está empezando a cambiar muchos modelos que creiamos inviolables. De hecho,el psicologo-economista Daniel Kahneman, recibió en el año 2002 el premio Nobel de Economia por introducir la investigación psicológica en el campo de la economia, desarrollando las bases de la economía conductual. De hecho Kanheman fue el primer psicólogo de la historia que ha recibido un premio Nobel de Economia.