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jueves, 26 de noviembre de 2015

¿Qué es la economía colaborativa? Algunos números y perspectivas

¿Qué es la economía colaborativa? Algunos números y perspectivas

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”Antes compartir era de pobres y ahora es de listos”. Son las palabras de Albert Cañigueral, una de las cabezas visibles de la economía colaborativa en España, en una reciente entrevista. Compartir. Esa es la clave. Esta nueva tendencia, en la que los consumidores son los que se organizan y, gracias a la potencia de la red, organizan servicios. Transporte, alojamiento e, incluso, préstamos. Pero, ¿de qué estamos hablando realmente?
La cultura de la propiedad, de la compra, de la adquisición ha sido la que ha guiado las últimas décadas en las economías familiares. Si querías algo tenías que comprarlo. Y el mayor paradigma lo representa el mercado inmobiliario, aunque hay muchos más. Ahora, poco a poco y con la ayuda de la red y las nuevas herramientas que ésta pone a nuestra disposición, es mentalidad está cambiando.

Los números de la economía colaborativa


En este contexto surge lo que en Estados Unidos se ha venido a llamar ‘Sharing Economy’ o ‘Colaborative Economy’ y en España ‘Economía colaborativa’. Se trata, ni más ni menos, que en el surgimiento de empresas y organizaciones que buscan las formas de compartir los recursos que ya hay: habitaciones de una casa, asientos de un coche o, incluso, dinero para financiar.
Pero, ¿cuáles son los números de esta economía colaborativa? En España no hay estimaciones sobre cuánto dinero podría mover esta tendencia. Pero a nivel global sí hay un dato aportado por la revista Forbes. La publicación económica estima que los ingresos que generan para las personas esta modalidad sobrepasó los 3.500 millones de dólares en 2013 con un crecimiento del 25%.
Para generar ese negocio están las empresas que actúan como intermediarias en el proceso. Ponen en contacto las personas que quieren prestar o alquilar su propiedad con los que quieren acceder a ellas a un precio, normalmente, muy inferior al del mercado ‘tradicional’. Transporte o alojamientos turísticos son dos de los sectores más destacados.

Ejemplos de la economía colaborativa


Aunque en potencias como Estados Unidos el desarrollo es mucho mayor, España comienza a contar con un número importante de proyectos basados en esa cultura de compartir. Empresas intermediarias que también generan negocio no sólo para los usuarios que ponen a disposición de otros productos o servicios sino
Por ejemplo, en transporte hay servicios para compartir coche en viajes como Blablacar, ‘independientes’ similares al taxi como Über (sólo en Barcelona) u otros que ofrecen conductor profesional en vehículos de alta gama como Cabify. En cuanto a alojamientos, el más destacado es Airbnb aunque hay otros muchos más. O en los servicios financieros colaborativos entre particulares y empresas como Kantox o Comunitae.

Problemas de la regulación


El surgimiento de algunos de estos servicios ha venido acompañado de polémica. En muchos de los casos, no existía regulación y eso era interpretado como competencia desleal. Es el caso de Fenebús, la patronal de autobuses, que ha reclamado el cierre de Blablacar. O los taxistas en Barcelona, que no han recibido, precisamente, bien a Über en la ciudad.
Sectores ‘tradicionales’ que funcionan bajo una regulación y que deben, por ejemplo, pagar una serie de tasas e impuestos por llevar a cabo su tarea reclaman el mismo trato para estas compañías. Sin embargo, desde el otro lado se habla de que no se puede prohibir el hecho de compartir un servicio.
Con regulación o sin ella, es evidente que algo está cambiando en el paradigma económico.La cultura de la propiedad está dejando paso, muy lentamente, a una visión basada más en compartir y en sacar rendimiento económico a productos y servicios que no tienen uso.

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