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lunes, 27 de julio de 2015

La teoría de la justicia como imparcialidad de John Rawls y la teoría del discurso de Jürgen Habermas


 Estas dos teorías éticas destacan entre las teorías más importantes del siglo XX. Ambas teorías tienen en común su carácter dialógico, es decir, se preocupan por la dimensión comunicativa y/o lingüística (por ello las consideramos éticas "de la era del lenguaje").

Están preocupadas por las condiciones de comunicación en las que los grupos humanos pueden elaborar códigos de valores y normas morales comunes y beneficiosas para todos los miembros. En este sentido, recogen la herencia de la idea kantiana del "respeto a la persona" y la preocupación social de los utilitaristas. Además, estas éticas cuentan también como referente normativo con los derechos humanos tal como se han ido elaborando en el foro de las Organización de las Naciones Unidas.


Las éticas dialógicas: La teoría de la justicia como imparcialidad de John Rawls y la teoría del discurso de Jürgen Habermas



 Las éticas dialógicas inciden en el estudio de las estrategias de diálogo entre los individuos porque han llegado a la conclusión que sólo de este modo se puede construir un mundo moral. Es en una búsqueda conjunta de todos los miembros de una sociedad como se puede llegar a valores morales positivos y no indagando en una naturaleza humana en abstracto, desde la mera investigación en un gabinete de filosofía. En este sentido las éticas dialógicas se ven como superadoras de un excesivo teoreticismo que estaría presente en gran parte de las éticas anteriores (incluyendo a Kant y a los utilitaristas), y que, desde una óptica personal, ya había denunciado Nietzsche.

 Veamos de cerca cómo entienden este estudio de lo dialógico en la ética cada una de las dos teorías: 

 -La teoría de la justicia como imparcialidad de John Rawls: El filósofo norteamericano John Rawls (1921-2002) fue profesor de Filosofía Política en la Universidad de Harvard. Su libro más citado es "Teoría de la Justicia". 
Rawls nos habla de una situación ideal de imparcialidad que podemos traducir como "posición originaria". Esta situación es un ideal que nos debe servir de criterio de actuación en el procedimiento a seguir cada vez que no reunamos para negociar modos de convivencia, tanto desde las instituciones políticas como en las asociaciones de ciudadanos diversas o entre pequeños grupos de personas. Dicho ideal es aplicable cuando queremos dotarnos de unos mínimos morales básicos para todos. ¿Cómo definir esta "posición originaria"? 

Debemos imaginarnos como si estuviéramos en el principio de los tiempos y fuéramos los primeros hombres y mujeres de la historia. En ese caso, sin pasado alguno, ni a nivel colectivo, ni a nivel personal, no tendríamos estatus sociales previos, no habría situaciones de privilegio previas heredadas. Aún más, ni siquiera sabríamos si somos más listos o más guapos que los demás, pues estaríamos en una especie de momento cero de nuestra vida personal.
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 Para ayudar a imaginar esto Rawls propone que pongamos un cierto "velo de ignorancia" sobre la situación real y actual que cada uno tiene en las negociaciones tal como efectivamente se dan. Para establecer por tanto estos mínimos morales básicos equiparables a todos los hombres y mujeres (los fundamentos morales de los derechos humanos) toda persona, en la convivencia con los demás, ha de poner un paréntesis en la tendencia egoísta de aprovecharse de situaciones de ventaja ya sean naturales (mayor fuerza, ingenio, etc.) o sociales (extracción social, éxito económico, etc.). Hay que recalcar que esta "posición originaria" (y el consiguiente "velo de ignorancia") es un artificio "mental" que deberíamos aplicar a modo de compromiso moral. A partir de ahí, todos actuaríamos, en una diálogo constructivo, asegurándonos mutuamente la libertad básica y la igualdad fundamental de oportunidades para desarrollar, en nuestras vidas personales, todas las singularidades naturales y sociales conciliables con unas libertades y unas igualdades básicas generalizadas.

 - La teoría del discurso de Jürgen Habermas: Jürgen Habermas (1929) es un filósofo y sociólogo alemán, perteneciente a una escuela filosófica llamada Escuela de Frankfurt. Ha sido profesor en varias universidades, a destacar la universidad de Frankfurt. Entre sus libros subrayamos, como importante para el tema específico que aquí tratamos, el título "Conciencia moral y acción comunicativa".
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 La teoría ética de Habermas indaga en el lenguaje y en las situaciones diversas de comunicación entre las personas. Habermas estudia y enuncia una serie de principios y reglas que deben darse en todo diálogo para que pueda desarrollarse y concluir desde un interés moral mutuo. Un diálogo que sigue dichos principios y reglas es un verdadero discurso moral, o simplemente "discurso", como lo llama, abreviando, Habermas. Por tanto, las normas del "discurso", tal como las concibe Habermas, son normas éticas a las que debemos comprometernos para tender a una situación ideal de comunicación moral. Resumimos dichas normas en los siguientes puntos:
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 - No se debe excluir del diálogo a ninguna persona que manifieste tener intereses en el problema sobre el que se dialogue.
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 - Una vez en el diálogo todos los interesados tienen igual derecho a la palabra, sin ser coaccionados cuando hablen.
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 - Ha de comprobarse colectivamente que la conclusión o norma moral concreta a la que se llegue después del diálogo sea asumida por todos los afectados. Es decir, que todos los que tengan relación con la norma concreta acepten las consecuencias de estar bajo la misma.
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 Habermas piensa que estas condiciones ideales son importantísimas para construir nuestras sociedades democráticas y plurales desde una fundamentación moral sólida. 
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 Reflexionando sobre estas condiciones del discurso podemos comprobar que los valores de la imparcialidad, la libertad y la igualdad, ligados al artificio mental de la posición originaria en la ética de Rawls, también alientan en la comunicación o diálogo ideal de la ética habermasiana del discurso. ............ 

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