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martes, 3 de diciembre de 2013

Cinco grandes errores de Keynes y Samuelson

Para aquellos que les interesa la economia y la teoria economica les recomiendo leer este post del economista argentino Adrian Ravier desmitificando algunos de los argumentos a favor del intervencionismo promoviod por el socialista Lord Keynes y un gran porcentaje de los economistas de hoy. 

Cinco grandes errores de Keynes y Samuelson politica



 Hace unos días el Nobel Paul Samuelson escribió una columna que recogieron distintos medios donde se criticaba el liberalismo defendido por otros dos Nobel como Milton Friedman y Friedrich von Hayek. 

Intentaré a continuación escribir una breve respuesta a los dislates allí esgrimidos: 

1. El artículo comienza haciendo referencia a los años de su infancia, cuando imperaba el capitalismo “puro” de los años 1915 a 1929. Primer gran error. 
El capitalismo “puro” en el que gobernaba el laissez faire de los liberales clásicos, de los primeros monetaristas, y de los pensadores de la Escuela Austríaca de Economía, murió con el comienzo de la Primera Guerra Mundial y no estuvo presente durante esos años de guerra y de entre guerras, donde el gasto público se exacerbó y los banco centrales empezaron a gestionar “científicamente” las variables monetarias, empezando a abandonar el patrón oro.

2. Luego Samuelson se pregunta, ¿quiénes mataron este capitalismo “puro”? Y su respuesta apunta al presidente Hoover y su secretario del tesoro. 
La gran depresión a los ojos de Keynes, y también de Samuelson, ha sido el fruto de la inestabilidad del capitalismo, la insuficiencia de la demanda agregada y fundamentalmente de los “espíritus animales” de los inversores. 

Es cierto que el presidente Hoover fue uno de los responsables de la gran depresión, pero la causa central no fue correctamente advertida por los keynesianos. Estudios profundos de Milton Friedman y Anna Schwartz, así como de Lionel Robbins, Benjamín Anderson y Murray Rothbard, muestran que la causa de aquella crisis, al igual que la presente, debemos encontrarla en los errores de la política monetaria practicada por la Reserva Federal durante los años previos a la gran depresión. 

Sintéticamente, desde 1924 la Reserva Federal practicó fuertes operaciones de mercado abierto comprando títulos públicos, comprando también títulos privados y desarrollando una política expansiva en materia de redescuentos. Esta liquidez inyectada por el banco central de los Estados Unidos, y que logró reducir artificialmente las tasas de interés, fue canalizada hacia los llamados Broker´s loans (créditos a corredores de bolsa), que eran créditos destinados a operaciones bursátiles. El resultado fue un auge económico, acompañado de una burbuja inmobiliaria y bursátil, que tenía como sustento la expansión de la política monetaria y que necesariamente debía terminar en algún momento, como predijo correctamente el mismo
Friedrich von Hayek
Friedrich von Hayek a través de su teoría austríaca del ciclo económico. Esto ocurrió efectivamente en 1929, luego de que un año antes la Reserva Federal revirtiera su política monetaria expansiva, por otra contractiva.

3. A paso siguiente, Samuelson se pregunta, ¿y quién hizo resucitar al capitalismo? Y su respuesta apunta al New Deal de Franklin Roosevelt. Tercer gran error. 

Resulta quizás uno de los mitos más importantes en la historia de la macroeconomía que el New Deal permitió, aumentando el gasto público y estimulando la demanda agregada, reducir los niveles de desempleo y revertir la situación recesiva dejando atrás lo que se considera la depresión más profunda en la historia de los Estados Unidos. Lo cierto es que, si uno se atiene a las estadísticas, el New Deal no logró reducir las tasas de desempleo, ni tampoco estimular la actividad económica. Veamos el caso del desempleo: en 1932 había en Estados Unidos 12 millones de desocupados; en 1937 alcanzó su pico más bajo de 7.7 millones; pero luego, en 1938 volvió a subir a 10.4 millones, mostrando que las políticas practicadas eran sólo de corto plazo. Estados Unidos recién logra abandonar la crisis económica y el estancamiento con la segunda guerra mundial. Y no sólo eso. Los estudios mencionados nos muestran que el New Deal no sólo no logró los resultados buscados, sino que incluso fueron los culpables de que la crisis se prolongue durante tanto tiempo.

4. A continuación Samuelson nos propone en su artículo correr hacia delante el hilo de la historia, y trasladarnos al “terremoto financiero global” de nuestros días. Afirma con crudeza que “tarde o temprano, los sistemas de mercados no regulados están condenados a la implosión”, y si bien critica a Marx, Lenin, Stalin, Mao, Castro y Chávez por no considerar imprescindibles los sistemas de mercado, concluye que los orígenes del “peor terremoto financiero de un siglo a esta parte” los encontramos en el capitalismo libertario del “dejar hacer” que enseñaron Milton Friedman y Friedrich von Hayek, “al que se permitió crecer desmedradamente y sin respeto por regla alguna”. Y luego sentencia: “Esa es la causa principal de las dificultades actuales. Esos dos señores han muerto, pero su venenoso legado sobrevive hasta nuestros días.” Cuarto gran error. 

 Lo primero que debemos señalar sobre todas estas condenas, a mi juicio injustificadas, es que no existe mercado más regulado en estos tiempos modernos que el sistema financiero. Es el banco central de cada país, o de cada región, el que regula cada operación desarrollada en un sistema financiero. Es el banco central el que determina la tasa de interés, el tipo de cambio y la cantidad de dinero que circula en la economía, y que intenta determinar también la tasa de crecimiento económico e incluso la tasa de desocupación mediante lo que los keynesianos denominan la “gestión científica de las variables monetarias”. Es el banco central quien determina incluso el nivel de encajes con el que deben operar los bancos comerciales. Es el banco central de los Estados Unidos, la Reserva Federal, quien ha expandido la oferta monetaria en torno al 10 por ciento anual en los últimos tiempos, tal como lo hiciera con antelación a la gran depresión de los años 1930. Es en el banco central donde debemos buscar el origen de la actual inestabilidad financiera mundial. En definitiva, no es menos capitalismo lo que se necesita para evitar nuevos procesos semejantes, sino más capitalismo. No es el “venenoso legado” del laissez faire de Friedman y Hayek el que provocó las dificultades actuales, sino el “venenoso legado” del intervencionismo de Keynes, que hoy sobrevive en la discrecionalidad y las regulaciones defendidas por Paul Samuelson.

5. Y por último, resume Samuelson que “la mayor parte de las pérdidas que se han producido ahora serán permanentes, como sucedió con la crisis de 1929-32”, punto al que suscribo; sin embargo, agrega, “con la inyección de suficiente dinero de parte de la Reserva Federal y el Tesoro estadounidense, será posible recuperar la estabilidad y tomar el camino de la recuperación”. 
Vemos de esta manera como Samuelson propone apagar un incendio con más fuego, por no haber podido determinar la causa correcta de la crisis global. Si Friedrich von Hayek estuviera presente ante esta crisis, entiendo que afirmaría que lo que se necesita es reconocer las pérdidas, abandonar toda intervención y regulación en materia monetaria, y dejar que el mercado libre ajuste rápidamente los errores de inversión inducidos por la política monetaria de la Reserva Federal. Toda otra política sólo prolongará más tiempo la crisis. 

* Adrián Ravier es economista de la Fundación Friedrich A. von Hayek 

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