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lunes, 25 de julio de 2022

PARA ENTENDER LA ECONOMÍA POLÍTICA (Y LA POLÍTICA ECONÓMICA)

 PARA ENTENDER LA ECONOMÍA POLÍTICA (Y LA POLÍTICA ECONÓMICA) Valeriano F. García 

PRÓLOGO 

Este libro es una introducción a los principios y conceptos básicos de la economía política. He querido hacer un libro que, sin dejar de lado un rigor mínimo, sea a la vez interesante y formativo. La idea detrás de estas páginas es explicar conceptos en forma simple pero estricta. Ello para que, ya sea como profesional o ciudadano, el lector sepa cómo y por qué le pueden afectar, a él o a su país, nuevas leyes de salario mínimo, un nuevo régimen cambiario o leyes para proteger a la mujer en el mercado de trabajo, etcétera. 

El libro se dirige a todos aquellos que quieran refrescar sus conocimientos o estén interesados en tener una visión general, simple y práctica, de la ciencia económica. Es decir, está pensado para aquellas personas que no quieran ser receptoras pasivas de los análisis de comentaristas televisivos o periodísticos. También va dirigido a aquellos profesores que necesiten un texto introductorio para regularizar a alumnos de distinta formación. 

He tratado de que el libro sea interesante introduciendo temas no sólo de economía sino también de política económica, sin eludir algunas áreas polémicas. Por ejemplo, describo las organizaciones internacionales de crédito, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), pero también las causas por las que son duramente cuestionadas, con argumentos de un alto contenido económico. 

Otro de los temas de actualidad que se puede encontrar en este trabajo es el de las crisis económicas. Explico cuáles son, a mi entender, las causas de las profundas crisis económicas de México y Argentina durante 1994-95, y la dura respuesta del mercado a los tan elogiados tigres del sudeste asiático durante 1997, y luego el problema económico de Rusia en 1998 que complica al resto del mundo en desarrollo. 

Entre otras cosas veremos por qué el Estado interviene, probablemente con dinero del contribuyente, cada vez que algún banco grande entra en dificultades y no interviene (tanto) cuando cierra una compañía aérea, una fábrica de acero o una zapatería. 

Quise que el libro fuera formativo (la parte aburrida pero necesaria). Para que el alumno o persona interesada puedan tener una buena base para otras lecturas o cursos más avanzados, introduje en la discusión algunas herramientas y conceptos de la ciencia económica pura: elasticidades, producto marginal, oferta, demanda, incidencia, base monetaria, multiplicadores, etcétera. Espero haber encontrado el equilibrio entre la descripción y el análisis, lo aplicado y lo puro. 

Este libro es fruto inadvertido de un diálogo siempre interesante, sobre muchos temas, que durante años he tenido con diversos funcionarios del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA). Tengo un gran aprecio y cariño por esta Institución desde que fuera parte de su cuerpo de profesores e investigadores durante 1976-77. Este libro no se hubiese escrito sin el entusiasmo de sus actuales Director y Subdirector, Sergio Ghigliazza García y Luis A. Giorgio, respectivamente. Naturalmente, ambos no tienen nada que ver con las opiniones por mí vertidas. 

Quiero agradecer a Álvaro Covarrubias, Vicente FretesCibils, Luis A. Giorgio, Hugo Juan-Ramón, Rodolfo Maino y Cristina Mirabela, por las sugerencias recibidas a lo largo del proceso de gestación del trabajo. También enfatizo que ellos no son responsables de los errores que el libro pueda contener y que las opiniones sólo son de mi responsabilidad. 

Valeriano F. García Washington, D. C., abril de 1999

Capítulo I 

¿Qué es la economía?

LAS TRES PREGUNTAS 

Toda sociedad, en cualquier tiempo ha tenido que responder a tres preguntas fundamentales y cuyas respuestas darán la clave de su organización económica y social (incluyendo valores como la libertad y otros dentro de la ética): qué producir, cómo producirlo y a quién distribuirlo. Las tres implican elegir entre alternativas, pues dado que los recursos son escasos, no se puede producir de todo, no se debe producir sin un método específico, y el sistema tiene que ser capaz de decidir cómo se reparte la "torta" de lo producido. 

El qué producir hace referencia al hecho de que las diferentes organizaciones sociales a lo largo de los siglos han tenido que encontrar un método para elegir qué producir: por ejemplo, en la época de los faraones, ellos decidían si producir más palacios para su buena vida o más pirámides para su buena muerte, o quizá menos palacios y pirámides y más expediciones militares para traer más esclavos o conquistar nuevo territorio. 

Cuando se elige producir más de algo también se está eligiendo producir menos de otra cosa. El ejemplo clásico recuerda que las sociedades que producen más cañones tendrán que producir menos mantequilla (en todas las épocas). Hoy en día la decisión no es sólo entre bienes de vida o muerte, sino entre miles de millones de diferentes bienes de producción y diferentes bienes de consumo; en esta época los faraones tendrían una vida mucho más complicada si tuviesen que seguir decidiendo el qué y cómo producir (quizá lo único que seguirían teniendo muy claro sería a quién distribuirlo). 

El qué producir también implica decidir cuántos recursos deben apartarse (no consumirse) para poder crecer. En esto no hay diferencias con la economía doméstica. Cualquier familia toma siempre decisiones sobre consumo o ahorro.  

Cuanto más ahorra, más podrá consumir mañana. Para toda la economía el problema (o la solución) es el mismo: cuanto más ahorra más invierte, y por lo tanto más crece. 

El cómo producir significa que tenemos que elegir entre distintas técnicas de producción, ya que el mismo bien puede producirse con técnicas totalmente distintas. Por ejemplo, la India y la mayoría de los países subdesarrollados producen trigo y otros productos agrícolas con técnicas muy intensivas en trabajo (poco capital), mientras que Estados Unidos, y varios países latinoamericanos, lo hacen con técnicas muy intensivas en capital (poco factor trabajo). 

El a quién distribuir hace referencia a lo que mucha gente llama justicia social, es decir se refiere a la distribución del ingreso. Este elemento ha sido quizá la más obvia fuente de conflictos pero sin embargo está, como se entenderá luego, muy relacionado con la forma en que se solucionan el qué y el cómo mencionados anteriormente. 

Los conflictos creados por la necesidad de responder a las tres preguntas mencionadas se resolvieron a lo largo de los siglos con diferentes organizaciones sociales que traían consigo diferentes mecanismos de asignación de los recursos. Podemos clasificar a los diferentes sistemas como vertical tradicional, vertical socialista, tribal y de mercado.

 Sistema vertical tradicional 

Bajo el nombre de sistema vertical tradicional incluimos a todos los sistemas que se basaban en la autoridad Real o en castas. En estos sistemas la costumbre, la tradición, jugaba un rol fundamental, el autoritarismo era su columna vertebral, y no existían vasos comunicantes entre los diferentes estratos sociales (el que nacía aristócrata moría aristócrata y el que nacía plebeyo moría plebeyo, el hijo del carpintero era carpintero y el hijo del esclavo era esclavo). 

Los casamientos y las guerras jugaban un papel muy importante como mecanismo de resolución de conflictos entre diferentes organizaciones verticales. Este tipo de organización económica se observó no solamente en los países relativamente adelantados de Europa occidental hasta la edad contemporánea sino también en América precolombina. Por ejemplo en los imperios azteca e inca. 

Sistema vertical socialista 

Aunque parezca paradójico, la aristocracia rusa y su sistema de gobierno, aniquilados por la Revolución de 1917, y la posterior organización socialista-bolchevique, tuvieron el mismo tipo de sistema económico, es decir una organización vertical donde una pequeña cúpula (en un caso hereditaria y en la otra política) decide, desde arriba, lo que debe hacer la mayoría de abajo. 

Por ejemplo, en la ex Unión Soviética, un comité de funcionarios públicos (el Comité de Planificación) decidía primero qué bienes de inversión y qué bienes de consumo debían producirse, y luego qué se debía producir dentro de cada uno de ellos. El comité enviaba a los encargados de la agricultura socializada y de las fábricas públicas las instrucciones correspondientes. También el mismo comité decidía cómo se producirían los bienes, es decir, qué técnicas usarían los agricultores y qué técnicas usarían las fábricas. 

Este tipo de organización vertical socialista también coincide con el vertical tradicionalista en el hecho de que en ambas el cambio tecnológico era muy lento. Los incentivos estaban dados para que se siguiera la costumbre o la tradición pues era políticamente muy arriesgado tratar de aplicar nuevas técnicas que podrían fracasar, era tan arriesgado que en la ex Unión Soviética más de un ministro de la producción tuvo que enfrentar el paredón de fusilamiento por un simple fracaso en la cosecha debido a razones climáticas. 

Sistema tribal 

La organización tribal se da comúnmente en algunos países del África. Allí la propiedad es de la tribu y los métodos de producción y distribución se basan en costumbres milenarias. También aquí los conflictos entre diferentes tribus se resuelven con guerras o con casamientos (o ambos a la vez). 

Sistema de mercado 

El cuarto tipo de organización económica y social es la del mercado. En éste son los precios los que juegan un rol fundamental en las decisiones de qué, cómo y para quién producir. Los precios se forman libremente, de tal manera que las decisiones son descentralizadas y se genera una organización horizontal y muy fluida entre las diferentes capas sociales, en relación con la poca movilidad social existente en las organizaciones verticales y autoritarias. 

La asignación de derechos privados de propiedad es de una gran importancia para el juego del mercado y para que el costo y beneficios sociales sean iguales al costo y beneficios privados. En el lejano oeste estadounidense, durante el siglo XIX, las dos cosas más importantes que se organizaban al avanzar los pioneros hacia el oeste, cuando decidían establecerse en una localidad, era el nombramiento de un comisario y la creación de una oficina de registro catastral. 

Es decir, los pioneros se ocupaban de dos cosas fundamentales para la economía: ley y propiedad. En el registro inmobiliario los colonos reclamaban la nueva tierra ocupada con referencias perfectamente identificables y obtenían su certificado de propiedad. Este certificado era luego enviado a una oficina central del gobierno federal para su registro definitivo. En esta situación los incentivos privados para mantener la tierra coincidían con los incentivos sociales. 

La falta de derechos de propiedad puede generar bienes gratuitos artificiales. Es decir, bienes que el consumidor o productor (desde el punto de vista privado) trata como si fuesen gratis (costo cero) pero que en realidad (desde el punto de vista social) no lo son. Por ejemplo, la falta de derechos de propiedad en la selva tropical del Brasil es la verdadera causa detrás de su desmonte y quema. Allí los campesinos desmontan y queman la selva para cosechar un par de temporadas. pues la pequeña capa fértil de la superficie se agota, luego continúan hacia otro pedazo y así sucesivamente. Si el Estado pudiese asignar derechos de propiedad la situación sería diferente: los costos sociales y privados se igualarían. 

Durante muchos siglos, el mercado y la propiedad privada fueron excepciones. Durante las edades antigua, media y moderna, hasta la revolución industrial y la total remisión del feudalismo, casi todas las sociedades eran de tipo vertical. De hecho, el mercado y la propiedad privada crecen de manera importante después de la caída de la ex Unión Soviética. Inclusive ahora en esa región, lo mismo que en el África, se puede hablar de mercado y propiedad privada únicamente en forma limitada. Esto sin mencionar China y el sur de Asia. 

El individuo, siempre y cuando tenga derechos privados de propiedad bien definidos, se convierte en la célula de la economía de mercado. La propiedad también puede ser pública o tribal. Cuando toda la propiedad es pública, no sólo la propiedad de la tierra, las leyes de la economía de mercado no se cumplen pues por definición si no hay propiedad privada no hay mercado. Lo mismo sucede con la propiedad tribal, para entender estas economías, hacen falta instrumentos aún no desarrollados. 

LOS PRECIOS RELATIVOS Y LOS ABSOLUTOS 

La economía trata de los precios. Los dos tipos de precios más importantes son los precios relativos y los precios absolutos. Los primeros son un indicador, un verdadero termómetro, de la escasez relativa de los diferentes bienes y servicios.2 Hablamos de precios relativos cuando pensamos en la asignación de recursos escasos a necesidades ilimitadas. 

2 Nuestro concepto de escaso es distinto al popular. Escaso, en nuestro contexto, no es aquello que es difícil de conseguir, sino que, es todo aquello que tiene un precio.

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