La crítica de Hicks
al Tratado del Dinero
de Keynes
Alexander Tobón
Lecturas de Economía, 61 (julio-diciembre 2004), pp. 121-130.
Resumen:
El objetivo de este artículo es mostrar que la crítica que hace Hicks al Tratado del Dinero de Keynes es incorrecta. Para ello, presentamos el modelo de Keynes, mostrando que la igualdad entre la inversión y el ahorro es una condición de equilibrio monetario y no una identidad. Este resultado no puede ser obtenido en el análisis de Hicks.
Palabras clave: Keynes, Hicks, precios, beneficios, ahorro, inversión. Clasificación JEL: B22, E12, E22, E31
Abstract:
This article shows that the criticism made by Hicks to the Treaty on the Currency of Keynes is not correct. Thus, we present the model of Keynes to show that the equality between investment and saving is a monetary equilibrium condition and not an identity. This result cannot be obtained in the analysis of Hicks.
Key words: Keynes, Hicks, price, profits, saving, investment. JEL: B22, E12, E22, E31
Résumé: Cet article montre que la critique faite par Hicks au Traité sur la Monnaie de Keynes n'est pas correcte. Alors, on présente le modèle de Keynes pour montrer que l'égalité entre l'investissement et l'épargne est une condition d'équilibre monétaire et pas une identité. Ce résultat ne peut pas être obtenu dans l'analyse de Hicks.
Mots clé: Keynes, Hicks, prix, profits, épargne, investissement.
Introducción
La Teoría General de Keynes (1936) es una de las obras más importantes en teoría económica del siglo XX. Sin embargo, su aparición hizo que el Tratado del Dinero (1930) cayera en el olvido. En éste, Keynes reivindica explícitamente su afiliación al pensamiento de Knut Wicksell (1898). Más precisamente, defiende la idea según la cual la igualdad entre la inversión y el ahorro no es una identidad sino una condición de equilibrio monetario. Esta idea será luego abandonada en la Teoría General.
Según Keynes el equilibrio de una economía en su conjunto está determinado por la igualdad entre la inversión (el valor de la demanda global) y el ahorro (el valor de la oferta global). Pero las decisiones económicas que permiten determinar estas variables son diferentes. Así, un agente que dispone de una cantidad de dinero adicional, se encuentra frente a dos preguntas diferentes: invertir en la producción de una cantidad adicional de bienes ó invertir en el mercado financiero. De un lado, se trata de la decisión de atesorar ó de invertir y, de otro lado, se trata de la decisión de comprar títulos (acciones) ó conservar depósitos de ahorro. La primera decisión tiene que ver con el ingreso (las variables flujo) y la segunda tiene que ver con la riqueza (las variables stock).
* Alexander Tobón Arias: estudiante de Doctorado en Economía. Polo de Historia del Análisis Económico, PHARE. Universidad de Paris X Nanterre. Bâtiment K-131, 200 Avenue de la République, 92001, Nanterre Cedex, Francia. Dirección electrónica: atobon@u-paris10.fr. Agradezco las sugerencias y correcciones de Eduardo Bolaños, José Félix Cataño y Gonzalo Betancur.
En 1967, John Hicks comenta el Tratado en su Critical Essays in Monetary Theory. En este texto, Hicks critica a Keynes argumentando que sus ecuaciones no contienen el gasto que los agentes hacen de sus beneficios extraordinarios. Así, propone un modelo macroeconómico que pretende ser más general que aquel propuesto por Keynes. El objetivo del presente artículo es mostrar que la crítica de Hicks no respeta la idea fundamental de Keynes según la cual la igualdad entre la inversión y el ahorro es una condición de equilibrio y no una identidad. Mas precisamente, mientras Hicks pretende introducir el gasto de los beneficios extraordinarios, lo que se demuestra es que estos beneficios son siempre nulos, que es precisamente lo que Keynes desmiente.
Para llevar a cabo este objetivo, hemos dividido este artículo en dos secciones. La primera sección presenta, de manera sintética, el modelo bisectorial deKeynes. El énfasis está en la determinación de los precios de los bienes y en la determinación de los beneficios extraordinarios. La segunda sección, presenta la crítica de Hicks y sus problemas. Este autor determina el precio y los beneficios extraordinarios del sector de bienes de consumo, pero olvida determinar explícitamente las mismas variables para el sector de bienes decapital. Al final se presenta la conclusión.
I. El modelo de Keynes (1930)
Keynes presenta en el capitulo 10 de su Tratado el modelo teórico de base, mas conocido como las Ecuaciones Fundamentales. Se trata de un modelo compuesto por dos empresarios: uno de ellos produce un bien de consumo y el otro produce un bien de capital. Los beneficios normales de cada empresario están incluidos como un costo, puesto que los beneficios son considerados como la remuneración del factor de producción capital. Estos beneficios son los que permiten obtener la misma escala de producción (Keynes, 1930, p. 124). El interés de Keynes esta dirigido a la determinación de los precios y a la determinación de los beneficios extraordinarios, es decir, aquellos que sobrepasan el monto de los beneficios normales.1 Supongamos que Q1 representa los beneficios extraordinarios del productor de bienes de consumo, Q2 los beneficios extraordinarios del productor de bienes de capital,Q el monto global de los beneficios extraordinarios, I'el costo de producción de los nuevos bienes de capital, I la inversión y S el ahorro. Los beneficios extraordinarios son determinados por las siguientes diferencias:
Q1 = I'−S (1)
1 Keynes llama a los beneficios extraordinarios “windfalls profits”.
Q = I − I (2)
Entonces:
Q = Q1 + Q2
Q = I − S (3)
Si I'> S , el productor de bienes de consumo percibe beneficios extraordinarios. De la misma forma, si I > I' , el productor de bienes de capital percibe beneficios extraordinarios. A nivel global, la economía obtiene beneficios extraordinarios si I > S . Si por el contrario = , los productores solo perciben el beneficio normal y la economía se encuentra en equilibrio monetario en el sentido dado por Wicksell (1898). La igualdad entre la inversión y el ahorro es entonces una condición de equilibrio y no una identidad. Las decisiones de inversión y de ahorro están sujetas a la voluntad (anticipaciones) de los empresarios (Keynes, 1930, p. 137), por lo tanto, estas decisiones pueden o no coincidir.
Los precios de los bienes son determinados por las Ecuaciones Fundamentales. Supongamos que p1 es el precio de los bienes de consumo, p2 el precio de los nuevos bienes de capital, X1 la cantidad de bienes de consumo, X 2 la cantidad de bienes de capital, X la cantidad total producida de ambos bienes y, E el ingreso global. Desde luego, X = X1 + X 2 . Esto quiere decir, finalmente, que solo existe en la economía un único bien que es consumido e invertido. De hecho, Keynes no escribe esta última expresión. El considera que X se mide a precios constantes. Sin embargo, ésto no es correcto pues aceptar esta medida implica conocer los precios relativos, es decir, implica suponer resuelto el problema de la determinación de los precios.
Los precios monetarios se determinan por las siguientes ecuaciones:
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