La crematística (del griego khrema, la riqueza, la posesión) planteada por
Tales de Mileto es el arte de hacerse rico, de adquirir riquezas. Según
Aristóteles, la acumulación de dinero en sí es una actividad contra natura que
deshumaniza a quienes se dedican a ello. Aristóteles muestra en numerosos
textos, incluida la Ética a Nicómaco y la Política, la diferencia fundamental
entre economía y crematística: el comercio trueca dinero por bienes, y la
usura transforma el dinero a partir del dinero. Ni uno ni otro producen algo,
por lo que ambos resultan condenables desde el punto de vista ético
filosófico.
Partes
La crematística consta de dos partes:
Crematística natural
: las ventas de los bienes se realizan directamente entre el productor y el
comprador al precio justo, donde no se forma un valor agregado al producto.
Esta es aceptada por Aristóteles ya que no hay usura por parte del productor.
Crematística antinatural: corresponde al comercio, donde se le compra al
productor para revender al consumidor por un precio mayor, formando valor
agregado. Esta es rechazada por Aristóteles, pues considera que al realizar
comercio el dinero pierde su sentido (que es el de un medio de intercambio y
medida de valor) y se comete usura. La acumulación de capital por el comercio
fue mal vista por la sociedad de aquella época hasta que Santo Tomás de
Aquino, en su pensamiento, acepta la acumulación si luego ese capital sería
para fines virtuosos como la caridad.
Aunque Aristóteles trata la crematística
como un conjunto de ardides y estrategias de adquisición de riquezas
tendientes a facilitar el crecimiento del poder político, la condena
igualmente otorgando una posición más importante a la economía. Este concepto
de un autor fundamental de la antigüedad redundará en una gran influencia
durante todo el medioevo, en el que la Iglesia católica adopta la crítica
aristotélica contra esta conducta económica y la declara contraria a la
religión. Numerosos autores[¿por quién?] estiman que la puesta en práctica de
esta doctrina constituyó un obstáculo al desarrollo económico.
Karl Marx
retoma el concepto en su famosa obra El Capital, (Cf. El Capital, Tomo I; "El
Proceso de Producción del Capital"; Sección segunda; La transformación del
dinero en capital; Capítulo IV - Transformación de dinero en capital; 2.
Contradicciones de la fórmula general; [200].) destacando las consecuencias
sobre lo que él también da en llamar auri sacra fames (maldita sed del oro),
una referencia latina (Virgilio) a la pasión del dinero por el dinero mismo.
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