La prima de riesgo, los mercados, la austeridad, los recortes, las reformas estructurales, la recesión… la crisis. Términos, conceptos e incluso eufemismos propios del mundo de la economía han colonizado las portadas de los periódicos, los reportajes televisivos y el debate popular. Y lo mismo parece haber ocurrido en el debate intelectual de mayor nivel, a juzgar por el resultado de un trabajo que acaba de proponer el listado de los pensadores más influyentes del momento: el mapa de los líderes del pensamiento. En total, un tercio del listado está formado por economistas y muchos otros son representantes de otros campos pero que trabajan en temas estrechamente ligados con el
mundo de las finanzas. Es el caso del número tres de la lista, el psicólogo Daniel Kahneman, que recibió el Nobel de Economía en 2002.
mundo de las finanzas. Es el caso del número tres de la lista, el psicólogo Daniel Kahneman, que recibió el Nobel de Economía en 2002.
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Es la primera vez que se realiza un listado de este tipo partiendo de un análisis sistemático de distintas variables que sirvan para medir la influencia real de un profesor, investigador o político, con datos objetivables como menciones en webs especializadas. Se trata de una herramienta informática compleja, muy sensible a la actualidad, ya que se nutre de lo que se está publicando en algunos de los blogs más influyentes. El principal objetivo de los investigadores, del think tank suizo GDI con ayuda del Instituto Tecnológico de Massachusetts, era crear una especie de mapa que permitiera ubicar a los pensadores, medir el tamaño de su influencia y establecer redes de relaciones entre ellos.
Y el principal resultado es que la mayoría pivotan en torno a la economía. El número uno, el hombre de cuyas ideas más se habla, es Richard Florida, teórico del desarrollo urbano. Sus trabajos se centran en describir y medir lo que él define como clase creativa, un entramado social de bohemios y gente de talento capaz de regenerar las ciudades. Florida estaría además en el centro de este mapa de pensadores, muy relacionado con muchos de los demás intelectuales sobresalientes. En el número dos del listado aparece el político alemán Thilo Sarrazin. Su caso prueba la sensibilidad temporal de este ranking: a finales de 2012, cuando se confeccionó el listado, Sarrazin acababa de publicar el polémico libro Europa no necesita el euro.
El top ten lo completan el antropólogo y activista David Graeber; el psicólogo experimental y divulgador Steven Pinker; el columnista y teórico de los medios Douglas Rushkoff; el historiador británico Niall Ferguson; el experto en ciencias de la computación David Gelernter; el periodista —coeditor del Frankfurter Allgemeine Zeitung— y ensayista Frank Schirrmacher; y el matemático y economista Franz Josef Radermacher. Ninguna mujer aparece entre los 10 más influyentes y sólo tres entre los 40 primeros: la politóloga Anne-Marie Slaughter, la socióloga Saskia Sassen, y la economista Esther Duflo. Y un único español: el sociólogo de la Universidad de Berkeley Manuel Castells.
Un método para medir la influencia
“En la sociedad del conocimiento la importancia de los pensadores crece cada día. Pero faltan métodos para medir la influencia de los pensadores más importantes. Hay métodos para medir la riqueza o la popularidad, pero no para el poder intelectual. Nuestro estudio puede ser un primer paso en esta dirección”, explica Detlef Güertler, uno de los autores del ranking.
Sólo hay tres mujeres y un español entre los primeros 40 pensadores
Este investigador hace referencia a otras listas de renombre que parten de criterios exclusivamente subjetivos. La lista de la revista Foreign Policy, liderada en 2012 por los políticos birmanos Aung San Suu Kyi y Thein Sein, se confecciona por medio de una encuesta entre sus lectores. El mismo sistema utiliza la revista británica Prospect, cuya lista encabeza el científico, divulgador y activista Richard Dawkins. El ranking de la revista Time se confecciona con un sistema híbrido que recoge la opinión de académicos y periodistas.
Precisamente, la falta de criterios objetivos ha estado en el centro de las polémicas que siempre acompañan la publicación de estos listados. Desde el sesgo de los expertos que confeccionan las listas hasta la falta de representatividad global de la muestra. Desde el GDI —con la ayuda de Peter Gloor del MIT— se ha tratado de crear una especie de page rank de pensadores, un algoritmo que ubique a estos cerebros en función de datos contables, como sucede con las respuestas de los buscadores, que premian unos resultados frente a otros en función de una mezcla de criterios.
El Einstein de nuestra época
En el estudio se señala que internet es el centro del mercado de las nuevas ideas y que es ahí donde debe medirse la influencia. Partiendo de un listado de 300 intelectuales, comenzaron a tirar del hilo para tratar de señalar “al Einstein de nuestra época”. La intención era la de dar con pensadores que por la fuerza de sus ideas pudiera influir en distintos ámbitos, aunque descubrieron que el pensamiento está extraordinariamente fragmentado en nuestros días.
“No hay pensadores que dominen el panorama. La era de los grandes autores se acabó”, aseguran
“No hay pensadores que realmente dominen el panorama”, explican los autories, “la distancia entre las estrellas y los de menor renombre es relativamente pequeña y, presumiblemente, sólo temporal”. “La era de los grandes autores se acabó”, zanjan, y en su lugar aparecen expertos y especialistas “de nicho”. El resultado: una lista de 76 pensadores con 24 economistas, ocho politólogos, siete especialistas en teoría social y cinco filósofos. La representación de las ciencias: cinco biólogos, cuatro expertos en computación, tres físicos y dos químicos.
Sirviéndose de herramientas de análisis de la web, se fue seleccionando a aquellos pensadores que obtenían mejores resultados: en función de la frecuencia con la que eran citados y la importancia de las páginas en las que se les citaba. El eje de estas búsquedas fueron blogs especialmente relevantes, que por sus características serían capaces de captar mejor el zeitgeist, el clima intelectual del momento. Los encontraron en webs como Gizmodo, Bussines Insider, en la del New York Times, en la revista Science o en la Universidad de Stanford.
Economistas frente a filósofos
“Los expertos tienen opiniones de gran valor, pero no son el público. Nosotros hemos intentado medir el impacto de los pensadores en el debate público”, asegura Güertler. El resultado de este ranking muestra todavía muchos sesgos, pero los autores prometen corregirlo en futuras ediciones, y ya están trabajando en “ampliar la base de datos, para obtener una imagen aun más internacional”. Por el momento, 12 de estos pensadores tienen despacho en la Universidad de Harvard.
Casi todos los pensadores del listado cuentan con un libro que ha centrado el debate público en su campo
Güertler explica los resultados de este método: ”En otras épocas los filósofos eran más importantes que los economistas. Pero en este momento la influencia de la filosofía es muy (demasiado) débil. La economía es una ciencia con muchas conexiones con la realidad y con otras ciencias, ya que los economistas pueden construir puentes con científicos de diferentes especialidades, y también entre la ciencia y el público”.
Además, frente a otros criterios, como las citas en estudios científicos para los investigadores, han puesto de manifiesto que el libro es el centro del debate intelectual. “Casi todas las personas de la lista no sólo han escrito un libro, sino un libro que ha formado parte de un debate público. Sin debate no hay atención, sin atención no hay influencia”, resume el investigador del GDI.
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