Estereotipos de géneros: un mal que afecta a la economía
Por Natalia Motyl*. Los estereotipos de género han sido un mal que ha estado afectando a nuestra sociedad de forma mediata y directa a lo largo de los siglos. Convivimos con ellos, los integramos, los aceptamos y por último los justificamos de manera plausible. Sus orígenes invisibilizados por el tiempo, sus consecuencias no resueltas. Sin embargo podemos analizar su relación con la economía y de que manera afecta la inserción laboral de la mujer en el mercado de trabajo.
¿Qué son los estereotipos de géneros?
Los estereotipos de géneros son modelos socialmente establecidos sobre conductas esperadas para varones y mujeres. En nuestra sociedad los estereotipos tradicionales asocian a las mujeres al cuidado del hogar y a la crianza de los hijos y a los varones al trabajo y al sustento familiar. Usualmente se identifica a las mujeres con actitudes de fragilidad y emotividad y a los varones con la fuerza y las actividades físicas.
En la Economía este ha sido un tema que fue abordado por el economista Gary Becker, ganador del Premio Nobel en 1994, “Las diversas divisiones del trabajo entre miembros de la familia se deben en parte a diferencias biológicas, en parte a la diversidad de la experiencia y a que difieren las inversiones en capital humano” (Gary Becker, 1987). Se pude apreciar de que forma en un sencillo párrafo la mujer es ubicada dentro de la Economía. Existe cierta expectativa de género o conductas esperadas para varones y mujeres que resultan discriminatorias en la vida cotidiana.
¿Cómo afectan a la Economía los estereotipos de géneros?
Los estereotipos de géneros están relacionados de manera directa a la discriminación. La discriminación restringe artificialmente la demanda de mano de obra femenina. En algunos países, la participación de las mujeres en el mercado laboral se ve afectada por restricciones legales que limitan su participación a sectores específicos de la economía y restringen su acceso al crédito y a los derechos de propiedad. En muchas otras economías, la tradición y las normas no escritas cercenan las oportunidades económicas de las mujeres. En el año 2013 algunos técnicos del FMI exponen un documento en el cuál se puede observar que en promedio, la diferencia en las tasas de participación en la fuerza laboral entre hombres y mujeres ha estado disminuyendo desde 1990, en gran medida debido a que en todo el mundo las tasas de participación masculina han bajado, pero dicha diferencia sigue siendo significativa. La disparidad de género es muy diferente según la región: la mayor disparidad se observa en Oriente Medio y Norte de África seguida de Asia meridional y América Central , y los niveles más bajos se registran en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y en África oriental y central.
Claramente se puede observar que en los países con un alto grado de estereotipación de género el nivel de desigualdad entre hombres/mujeres es más alto.
En este punto cabe preguntarse ¿Cuál es la solución del problema? La respuesta no ha de ser sencilla de responder pero sabemos que la consigna “igual trabajo, igual salario” se encuentra aún muy lejos de ser una constante universal. Sin embargo tenemos una ventaja, sabemos donde buscar: ESTEREOTIPOS DE GÉNEROS.
* Natalia Motyl es estudiante de economía en la UBA y miembro del colectivo FCE DEBATE. Publicado originalmente en: http://natymotyl.wordpress.com/2015/07/20/estereotipos-de-generos-un-mal-que-afecta-a-la-economia/
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