El dinero del banco central realiza una función determinante en los sistemas de pago. El presente 
informe analiza esta función y estudia cómo podría variar a partir de su evolución reciente o de su 
posible desarrollo en el futuro. Para ello, establece un marco analítico que permite comprender mejor 
la manera en la que los bancos centrales formulan sus políticas en este ámbito tan importante. 
La coexistencia del dinero del banco central con el dinero de la banca comercial: diversos 
emisores, una única moneda
El dinero desempeña un papel esencial para el buen funcionamiento de las economías de mercado, 
que están basadas en el intercambio y en el crédito. En una economía de mercado, los agentes 
económicos son libres de acordar qué medios de pago van a utilizar para liquidar sus operaciones 
con otros agentes1. 
Sin embargo, la aceptación de cualquier tipo de dinero depende de que el 
destinatario confíe en que un tercero vaya a aceptar después ese mismo dinero en otra operación. El 
dinero fiduciario no tiene ningún valor sin la confianza de una comunidad que lo respalde. Esta 
confianza queda de manifiesto en la utilización de los billetes de banco, los cuales, siendo 
intrínsicamente papeles carentes de valor que aceptamos de desconocidos a cambio de bienes y 
servicios valiosos, demuestran la existencia de unos lazos de confianza que unen a los miembros de 
una sociedad.
En la actualidad, cualquiera de las formas de dinero más generalizadas está denominada en una 
determinada moneda. Al compartir una moneda, los miembros de una comunidad ponen en común 
una medida de valor económico, una forma de reserva de valor y un conjunto de instrumentos y 
procedimientos para transferir dicho valor. Ahora bien, como el valor de ese dinero se basa en la 
confianza, no puede garantizarse de forma absoluta que la confianza en la moneda se vaya a 
mantener a lo largo del tiempo, ya que puede verse sacudida por una crisis monetaria o por un fallo 
en el sistema de pagos. Por ello, mantener la confianza en la moneda y facilitar con ello su circulación 
se convierten en asuntos esenciales de interés público. En la mayoría de países, el banco central es 
la institución encargada de alcanzar ese interés público. 
Para desempeñar la tarea que le ha sido encomendada, el banco central emite su propio pasivo para 
que sea utilizado como dinero (dinero del banco central). No obstante, el banco central no es el único 
emisor de dinero en una economía. En la mayoría de economías desarrolladas, a menudo coexiste 
una gran diversidad de emisores de dinero y de mecanismos de pago. Los bancos comerciales son 
los otros grandes emisores y sus pasivos (es decir, el dinero de la banca comercial) componen de 
hecho la mayoría de la masa monetaria2.
Para que una economía sea eficaz y eficiente, se considera 
necesaria la existencia de un mercado bancario comercial competitivo y saneado. 
Así pues, el dinero del banco central y el de los bancos comerciales coexisten en la economía 
moderna. La confianza en el dinero de los bancos comerciales radica en la capacidad de éstos para 
convertir sus pasivos a la vista en dinero de otro banco comercial o en dinero del banco central a 
petición de sus clientes. A su vez, la confianza en el dinero del banco central reside en la capacidad 
del mismo para mantener el valor de la masa monetaria en su conjunto (es decir, no sólo de la 
pequeña cantidad que el banco central emite directamente), o lo que es lo mismo, en mantener la 
estabilidad de precios.
El dinero por lo tanto representa una obligación para diversos emisores y los consumidores muestran 
regularmente sus preferencias a la hora de mantener y utilizar distintas formas de dinero, que a 
menudo varían según el tipo de operación de que se trate. En cualquier caso, el público al final utiliza 
indistintamente cualquier forma de dinero, siempre que todas estén denominadas en la misma 
moneda. Dos factores ayudan a entender esta situación: en primer lugar, la existencia de una 
determinada forma de dinero (dinero del banco central) que cuenta con el respaldo de las 
instituciones públicas, y en segundo lugar, la convertibilidad de otros tipos de dinero en dinero del banco central a su valor facial (a la par). La combinación de estos dos factores hace posible el 
carácter único de la moneda, es decir, la certeza de que “un dólar es un dólar”, sea cual sea la forma 
que adopte (tanto si es dinero del banco central como si lo es de un banco comercial). Además, esta 
“unicidad” parece ser una condición necesaria (aunque no suficiente por sí sola) para que una 
moneda se convierta de forma efectiva en “la” medida de valor económico, o unidad de cuenta, que 
comparten todos los miembros de una economía moderna, con las ventajas que conlleva en términos 
de eficiencia y seguridad comercial.
Todos los bancos centrales representados en el Comité de Sistemas de Pago y Liquidación (CPSS 
por sus siglas en inglés) coinciden en que la combinación de dinero del banco central con el de la 
banca comercial es un rasgo fundamental del sistema monetario y se debe preservar como tal. La 
variedad de emisores de dinero ofrece la ventaja de la competencia para ofrecer medios de pago 
innovadores y eficientes, e incluso para proporcionar servicios financieros en general. El carácter 
regulado o autorizado de estos emisores (bancos comerciales) permite promover su solvencia y 
liquidez en aras de preservar la confianza en la moneda. Asimismo, la utilización de dinero del banco 
central en los sistemas de pago pone a prueba el valor del pasivo de los bancos diariamente, al 
comprobar su convertibilidad en la unidad de valor designada. 
Esta postura de política económica implica un rechazo de las dos soluciones extremas que son el 
monobanco, en la que el banco central actúa como único emisor de dinero, y la banca libre, en la que 
los bancos comerciales proporcionan todo el dinero necesario para la economía. Ninguna de estas 
dos soluciones opuestas ha demostrado ser suficientemente estable o eficiente para perdurar.
El papel fundamental que desempeña el dinero del banco central en los sistemas de pago 
Para garantizar la convertibilidad entre diferentes tipos de dinero, los bancos centrales apoyan la 
existencia de al menos un sistema de pagos para su propia moneda, al que pueden acceder 
ampliamente los bancos. Los sistemas de pago realizan una función fundamental para la economía, 
al proporcionar un conjunto de mecanismos que facilitan la liquidación de las operaciones. Los billetes 
de banco forman parte de esta amplia noción de sistemas de pago. A pesar del papel cada vez más 
preponderante que están adquiriendo algunos de sus sustitutos, los billetes continúan siendo un 
instrumento de pago crucial en el quehacer económico. Sin embargo, el presente informe se centra 
en un concepto más delimitado, que define un sistema de pagos como un conjunto de instrumentos, 
procedimientos y reglas para transferir fondos entre bancos. En estos sistemas, los bancos mantienen 
fondos en un agente común (la “institución liquidadora”). Los pagos entre dichos bancos se realizan 
intercambiando pasivos de esta institución liquidadora (el “activo de liquidación”). Los participantes en 
el sistema aceptan como dinero los depósitos en la institución liquidadora así como el crédito 
concedido por la misma (cuando esté disponible). Por “sistema de pago” se entiende cualquier 
mecanismo de pago utilizado por los sistemas de liquidación de valores (SLV), tanto si el mecanismo 
de pago se encuentra “insertado” en un SLV como si se trata de un componente externo al mismo. El 
presente informe no distingue entre el papel que desempeña el dinero del banco central en estos 
mecanismos internos y el que realiza en los sistemas de pagos externos, por lo que el análisis que se 
ofrece a continuación es válido para ambos
En la práctica, la mayoría de los sistemas de pago (aunque de ningún modo todos) liquidan en dinero 
del banco central. En otras palabras, la institución liquidadora suele ser el banco central. Esta función 
resulta congruente con el orden monetario descrito anteriormente, en el que los bancos comerciales 
cumplen sus obligaciones a la vista convirtiéndolas en dinero del banco central cuando así se lo piden 
sus clientes. Asimismo, también refleja la estructura escalonada del sistema financiero, en la que los 
particulares y las instituciones no financieras mantienen (parte de) su liquidez en los bancos, al 
tiempo que éstos a su vez mantienen (parte de) su liquidez en el banco central.
La elección de un determinado activo de liquidación en un sistema, especialmente en un sistema que 
maneje grandes volúmenes, reviste gran importancia, debido a los riesgos de exposición que pueden 
surgir entre la institución liquidadora y los participantes en el sistema, así como la función operativa 
crucial que desempeña la institución liquidadora en el sistema. El amplio uso que se hace del dinero 
del banco central en tanto que activo de liquidación da una idea de sus características generales de 
 
1
 El presente informe analiza los conceptos de dinero y medios de pago desde una perspectiva económica, sin pretensión 
alguna de ofrecer definiciones jurídicas de los mismos. 
2
 En algunas economías, las entidades no bancarias también emiten dinero privado en cantidades más limitadas.
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