Vilfredo Pareto fue un controvertido economista que vivió entre los años 1848 y 1923, Ingeniero de profesión realizó importantes contribuciones en el mundo de la economía y la sociología. En su obra fundamental Cours d'economie politique, aparece una "ley" de distribución de ingresos, poco estudiada por entonces , que más tarde llevaría su nombre: la "ley de pareto" ó "distribución de pareto", en la última decada también conocida como la ley del 80/20. Esta fórmula la utilizó para demostrar una distribución extremadamente desequilibrada pero predecible de la riqueza en la sociedad por aquél entonces (y muy actual todavía) -el 80% de la riqueza y los ingresos los producían y estaban en manos del 20% de la población-.
De esta manera el principio de pareto puede resumirse así: el 80% de las consecuencias se deriva del 20% de las causas. Esta fórmula fue observada, tanto por Pareto como por otras personas, en diferentes aspectos de la vida:
Relaciones, el 20% de la gente que conoces (amigos, familia) te aporta el 80% de tu satisfacción personal
Negocios, el 80% de los ingresos provienen del 20% de los clientes
Bolsa, el 80% del total de ganancias obtenidas en la bolsa va a parar al 20% de los inversores y tienen su origen en el 20% de los valores de una cartera individual
Productividad, el 80% de la producción proviene del 20% de los insumos
Jardinería, el 80% de los guisantes del jardín de pareto salían del 20% de las vainas que había plantado.
Esta, aparentemente, sencilla regla se puede aplicar a infinidad de situaciones, pero lo que es más importante es que la podemos aplicar a nuestro trabajo diario si la formulamos de la siguiente manera: el 80% de los resultados provienen del 20% de los esfuerzos realizados y del tiempo invertido. La recomendación que se deduce de esta fórmula es, "no intentes hacer hacer más, intenta hacer las cosas correctas". La mejor manera de conseguir esto en nuestro día a día es tener muy presentes los resultados que queremos obtener y discriminar entre las tareas que tenemos que realizar para obtenerlos, centrándonos en ese 20% de tareas que van a producir el 80% de resultados.
La idea de escribir este "post" surgió mientras leía "The four hour week" de Tim Ferris , así que voy a terminar transcribiendo algunas de sus conclusiones:
Párate a pensar y recuerda esto: la mayoría de las cosas que hacemos no cambian nada
Mantenerse ocupado es una forma de pereza: pensamiento perezoso y acciones indiscriminadas.
Sentirse abrumado suele ser tan improductivo como no hacer nada, y es mucho más desagradable. Ser selectivo -hacer menos- es el camino hacia la productividad. Céntrate en lo poco importante e ignora el resto.
Es fácil dejarse arrastrar por un aluvión de nimiedades; la clave para no agobiarse es tener siempre presenta que carecer de tiempo es carecer de prioridades.
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