¿Cómo medir los cambios en la Paridad
de Poder de Compra a partir de los
Índices de Precios de Consumo y los
Tipos de Cambio?
La Teoría de la Paridad de Poder de Compra (PPC) fue enunciada formalmente por Gustav Cassel en 1918. En las últimas décadas su estudio se ha hecho, si cabe, más relevante debido a varios factores, todos ellos motivados por la relación que existe entre la PPC y las variaciones en los precios.
En primer lugar, tal y como señala Rojo (2000), en el mundo desarrollado cada
vez se acepta con mayor nivel de generalidad que la política monetaria debe tener
como objetivo la estabilidad de los precios [Rojo (2000), p. 7], debido a que sus
movimientos pueden producir desequilibrios importantes al originar cambios en las
decisiones de producción y consumo.
Como reflejo de este posicionamiento acerca
de la finalidad de la política económica, en el Tratado Constitutivo de la Comunidad
Europea (versión consolidada) se establece como misión de la Comunidad el
promover "un crecimiento sostenible y no inflacionista ..., (con el fin de obtener) la
elevación del nivel y de la calidad de vida, la cohesión económica y social" [Comunidad
Europea (2001), Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea (versión
consolidada), artículo 2, p. 81]. Además, en su artículo 4 punto 2, se insiste en la
importancia de los precios cuando se afirma que "se definirá y aplicará una política
monetaria y de tipos de cambio única cuyo objetivo primordial es mantener la
estabilidad de los precios", y se crea para ello el Sistema Europeo de Bancos
Centrales [Comunidad Europea (2001), Tratado Constitutivo de la Comunidad
Europea (versión consolidada), artículo 105, p. 166].
En segundo lugar, el proceso de globalización ha disparado el volumen de intercambios
entre países, con lo cual también se ha multiplicado el riesgo de los flujos
monetarios debido a los movimientos de los precios, tanto internos como externos.
El incremento de estos riesgos puede provocar que el mercado no funcione adecuadamente
y realice una asignación de recursos ineficientes.
En tercer lugar, y centrándonos en la declaración de intenciones que explícitamente
enuncia la Comunidad Europea en su Tratado Constitutivo, para alcanzar
una calidad de vida elevada y una gran cohesión social es fundamental el control
de la Paridad de Poder de Compra entre sus países miembros. En este caso, no
solo es importante la estabilidad de los precios, sino que se hace necesario definir
una política que garantice la convergencia de la Paridad de Poder de Compra de
todos los países miembros.
Por tanto, el principio de estabilidad de precios solo
tiene sentido en una primera fase con el fin de consolidar el mercado comunitario,
pero, si lo que se pretende es alcanzar la cohesión social, el objetivo es la convergencia
de la Paridad de Poder de Compra de todos los territorios que conforman
ese mercado global. Para alcanzar este objetivo, el principio de estabilidad de
precios debe relajarse y se hace necesario definir una medida de cambio de la Paridad de Poder de Compra de carácter coyuntural que permita hacer su seguimiento
a corto plazo.
Esta medida se constituiría en uno de los indicadores a partir
de los cuales se definiría la política conducente a alcanzar los mayores niveles
posibles de cohesión social en la Comunidad Europea. Sin embargo, la medida de
Paridad de Poder de Compra calculada actualmente dentro del Programa de Comparación
Internacional de la OCDE tiene un claro carácter estructural y geográfico,
frente al coyuntural, temporal y espacial que también sería necesario.
En este trabajo se analiza la Teoría de la Paridad de Poder de Compra conjuntamente
desde la perspectiva espacial, temporal y coyuntural, centrándose en los
problemas que presenta su contrastación. En este sentido, la información de la que
se parte son los Índices de Precios de Consumo (IPC), que deben ser lo más
homogéneos posible, y los tipos de cambio con respecto a una moneda común. Los
objetivos concretos que se persiguen son dos.
En primer lugar, demostrar que la
sustitución de la variable precio por el IPC puede conducir a conclusiones acerca
del cumplimiento o no de la Teoría de la PPC al menos confusas. Alberola y Marqués(
2001) utilizan el IPC pero matizan la amplitud de sus conclusiones diciendo
que el análisis no se centra en los niveles de precios sino en la evolución de los
precios relativos desde un instante temporal particular [Alberola y Marqués (2001),
p. 453]. Cancelo et al (2000) definen una Paridad de Poder de Compra en términos
acumulados desde el instante de referencia del IPC hasta el instante actual, sin
embargo, luego afirman que la situación de referencia en el período base no tiene
interpretación económica.
En segundo lugar, se propone un estadístico que mide los cambios en la PPC
calculado a partir de la información disponible habitualmente, esto es, los tipos de
cambio y los IPC. Este estadístico tiene dos versiones, una a largo plazo, ajustándose
en este caso a la propuesta de Cancelo et al (2000), y otra a corto plazo, cuya
finalidad es analizar los cambios en los niveles de vida de los ciudadanos en el
contexto de un mercado global debidos a los cambios producidos en las variables
que miden los precios, suponiendo el resto de factores constantes. Además, se
demuestra que bajo ciertas condiciones de elaboración de los IPC, el estadístico
definido tiene una clara interpretación económica al expresarse como el cociente
entre la participación de cada país en la inflación y su importancia dentro del mercado
que conforman el conjunto de territorios.
En lo que sigue este trabajo se estructura en cuatro partes.
En el epígrafe siguiente
se resume el contenido de la Teoría de la Paridad de Poder de Compra. En
el punto tercero se demuestra que el hecho de sustituir la variable precio por el IPC
puede afectar a las conclusiones acerca del cumplimiento o no de la PPC. En el
epígrafe cuatro, se propone un estadístico para estudiar los cambios en la PPC
desde la perspectiva temporal, espacial y coyuntural usando el IPC y se estudia su interpretación en términos de la PPC. En el último epígrafe se enuncian las principales
conclusiones.
Siguiendo a Cassel, La Teoría de la Paridad de Poder de Compra se cumple
cuando "la tasa de cambio de equilibrio iguala el poder adquisitivo de una moneda
en el interior (de un país) con lo que dicha moneda podría comprar en el exterior si
fuera cambiada por una moneda extranjera" [citado en Spiegel (1996), p. 690].
Desde su formulación en 1918 hasta nuestros días esta Teoría se ha sometido a
múltiples contrastaciones empíricas, siendo la base teórica para la explicación de
los movimientos en los precios y en los tipos de cambio entre distintas regiones y
países.
Sin embargo, tal y como se señaló en la introducción, la Teoría de la Paridad de
Poder de Compra no tiene por qué cumplirse siempre, sobre todo a corto plazo y,
en el caso de que no se cumpla, habría que analizar si ello se debe a razones
puramente monetarias o por el contrario existen justificaciones reales. En la práctica,
en la mayoría de los casos la evidencia empírica no ha respaldado el cumplimiento
de la Teoría de la Paridad de Poder de Compra [Lee et al (2002), p. 534]. A
partir de estos rechazos empíricos se han planteado modificaciones que tienen que
ver tanto con la formulación de la Teoría como con la forma de contrastarla.
Dentro de la primera línea de trabajo, la Paridad de Poder de Compra tal y como
la formuló Cassel se pasó a denominar Paridad Absoluta de Poder de Compra
(PAPC), para distinguirla de la Paridad Relativa de Poder de Compra (PRPC).
La
PAPC se fundamenta en la existencia de mercados competitivos para los productores
y transparentes para los consumidores. En este esquema, si un producto se
intercambia en dos puntos geográficos distintos pertenecientes ambos a un mercado
único, su precio expresado en una moneda común debiera ser el mismo en los
dos sitios, una vez descontados los costes de transporte, diferencia de tarifas, etc...
La existencia de precios distintos provocaría a largo plazo un desplazamiento de la
demanda que tendría como consecuencia el cumplimiento de la PAPC.
Sin embargo, en cada subespacio del mercado global no están presentes todos
los productos que se intercambian en el mismo. Es decir, no todos los productos
tienen presencia en los mercados interregionales e internacionales, debido, como
razón fundamental, a la imposibilidad de transportarlos de un sitio a otro. Los casos
más claros de productos no transportables se encuentran en el sector de servicios.
En consecuencia, en ese mercado global competitivo y transparente nos encontramos
con dos tipos de productos, unos que compiten a nivel global, los bienes y
servicios transportables, y otros que sólo lo hacen a nivel local, los productos no transportables. Estos últimos no están sometidos a las leyes de la competencia del
mercado en su totalidad, con lo cual sus precios pueden diferir entre una región y
otra. La consecuencia de esto es que la Teoría de la PAPC no tiene por qué cumplirse.
La Teoría de la PRPC tiene en cuenta la presencia de los dos tipos de productos
comentados y se define en términos relativos diciendo que la variación del tipo
de cambio entre dos regiones es igual a la diferencia de los cambios en sus respectivos
precios internos. En este caso, la PRPC ya no tiene como justificación la
existencia de un mercado competitivo a nivel global para todos los productos, sino
que ahora el mecanismo de ajuste de precios y tipos de cambio se establece sobre
una doble base. Por un lado, existe un mercado competitivo y transparente para los
productos transportables a nivel global. Por otro lado, dentro de cada región se
tiene que producir un mantenimiento de la relación entre los precios de los productos
transportables y no transportables [Cancelo et al (2000)].
El marco teórico de la ley de la PRPC es el siguiente. Si se parte de una situación
de equilibrio, el incremento en el precio de los productos no transportables en
la zona i del mercado global hará que la economía de esa zona dedique más
recursos a producir esos bienes, con lo cual, en una situación de uso total de los
bienes de producción, implicará producir en esta zona menos productos transportables,
con lo que será necesario importarlos.
Este incremento de demanda en el
mercado global de productos transportables presionará al alza sus precios, tendiendo
nuevamente a alcanzar la relación inicial existente en la región i entre
productos transportables y no transportables, pero presentando ambos un nivel de
precios superior al inicial. La existencia de factores reales tales como tarifas, transferencias
interregionales, controles del movimiento de capitales y personas, ...,
pueden modificar la relación de equilibrio.
Dentro de la segunda línea de trabajo, ¿cómo contrastar la Teoría de la PPC?,
se han identificado múltiples problemas y se han ensayado diversas técnicas de
contrastación.
Los problemas más habituales con los que un investigador se encuentra
al querer contrastar la Teoría de la PRPC son la falta de series largas y
homogéneas, la problemática propia a la hora de medir la variable precio agregada
y las dificultades a la hora de compararlos territorialmente, siendo la principal
técnica de contrastación utilizada la relacionada con las raíces unitarias y la cointegración
[Rodríguez, S., González, C. y Rodríguez, A. (2002), Alberola, E. y Marqués
J. (2001), Cancelo et al (2000)]. En la mayoría de las aplicaciones las fuentes
empíricas de partida están formadas por series de Índices de Precios de Consumo
y de tipos de cambio con respecto a una moneda común. El IPC representa el
precio interior y el tipo de cambio el precio exterior.
También en la mayoría de los trabajos, el IPC se utiliza como la variable precio, siendo este último el elemento
sobre el cual se define el concepto de PPC.
Una alternativa distinta es la que se enmarca dentro del Programa de Comparación
Internacional promovido por Naciones Unidas, el Banco Mundial, la Universidad
de Pennsylvania, la OCDE y Eurostat.
El objetivo de este programa se centra
en elaborar cifras de riqueza de los países que sean comparables entre sí. Para
ello elaboran las Paridades de Poder de Compra, cuyo objetivo fundamental es
eliminar las diferencias que producen los distintos niveles de precios existentes
entre los países que se desea comparar, de tal manera que las cifras de riqueza
que finalmente se comparan eliminen este efecto. Su finalidad es de naturaleza
puramente espacial y no temporal y, además, tienen un carácter más estructural
que coyuntural [INE (2002)]. .........
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