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jueves, 10 de octubre de 2013

El Proceso de Investigación

El Proceso de Investigación
Prof. Adriana P. Frávega

Cuando nos referimos al proceso de investigación aludimos a todas aquellas cuestiones que  estarán presentes y marcarán nuestras prácticas destinadas a descubrir o a probar aspectos, relaciones y conceptualizaciones sobre determinada cuestión de la realidad que elegimos estudiar.
            Estas actividades de la práctica de investigación tendrán un punto de partida hacia otro punto de llegada (el producto de dicha investigación o aporte al conocimiento científico).
 Es decir, que desde decidir el tema/problema a abordar para su estudio hasta las reflexiones y generalizaciones finales alcanzadas vamos transitando desafíos reflexivos, operativos, decisiones materiales, entre otros. Todas estas actividades delinearán la intervención del investigador.
A decir de Juan Samaja  “la investigación científica constituiría el método que los integrantes de las comunidades científicas emplean para cerrar las brechas que se abren en sus sistemas de creencias, como resultado de la aplicación de ese mismo método”[1]
Según esta definición el proceso de investigación científica se refiere a un conjunto de operaciones que los integrantes de la llamada “comunidad científica” (los investigadores) ejecutamos sobre las representaciones de los objetos relevantes de las experiencias sociales, a fin de  traducir esas experiencias a un cuerpo de descripciones, destinadas a integrar un cuerpo teórico que opera como un sistema formal.
En cuanto a ello es necesario aclarar y desmistificar la visión que prevalece en el imaginario social sobre que los temas o problemas a investigar no salen de una mente iluminada, de alguien llamado “científico” que un día se despierta y ¡Eureka! descubrió una teoría nueva, su ley o algún principio general sobre el aspecto o visión del mundo donde focalizó su interés intelectual.
Por el contrario, los temas y problemas  surgen de las experiencias de ciertos sujetos llamados investigadores que ejercen el “oficio”, los cuales son parte del momento histórico de su tiempo (su región, país, pueblo) y, por lo tanto, los asuntos de interés no partirán únicamente de lo que una ciencia o disciplina defina qué hay que investigar y de qué modo.
Como sujetos que ejercemos este oficio tendremos la marca de nuestro tiempo. Somos producto y productores de saberes y conocimientos en virtud de las condiciones de posibilidad histórica de nuestro tiempo y cultura.
Por lo tanto tenemos que entender que  la relevancia de un asunto o cuestión a investigar tendrá que ver más con lo que interpretemos que podemos aportar a nuestra cultura y sociedad, como seres histórico-sociales. Así también en la elección y mirada de los temas y problemas  nos hallamos permeados por la historia del campo disciplinar en el que actuamos.
Puede suceder que reconocemos un espacio del saber vacante (lagunas) acerca de esa realidad que nos interesa estudiar, o la vigencia de interpretaciones teóricas  que no nos  convencen tal cual están propuestas y en tal caso, estamos reconociendo ciertos límites a las teorías que circulan. Para ello el investigador tiene que poseer un grado de actualización teórica que le permita realizar esta lectura crítica.
Otra posibilidad para que surja en el investigador el interés por conocer cierta parcela de la realidad, tiene origen en aquellas cuestiones que nos inquietan y que aún no han sido observadas, analizadas e interpretadas, porque nadie las interrogó desde el lugar que nosotros las abordamos. Como ejemplo,  recordemos el giro conceptual operado desde estudiar los medios como instrumentos difusores de información (teoría de la Mass Comunication Research) a la propuesta de pensarlos en el juego de las mediaciones socio-culturales, económicas y tecnológicas que planteara la corriente crítica latinoamericana en los años ochenta.
Algunos objetos resultan novedosos, justamente porque nos encontramos en las ciencias -específicamente en el campo de la comunicación-  con transformaciones operadas en nuestros países derivados de la revolución científico-tecnológica cuya aceleración en las últimas décadas es una de sus características más destacadas. En los inicios del siglo XIX, por darnos un ejemplo, viene siendo el desafío de muchos investigadores posar la atención sobre las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para encarar la comprensión de los cambios y las consecuencias socio-culturales y económicas que las mismas acarrean.
Por lo mismo, también los desfasajes y/o similitudes operadas entre culturas desarrolladas y aquellas de países “emergentes” como parte de la globalización. Los procesos globalizadotes vienen a operar como la “condición histórica” en la que se advierten nuevos problemas de conocimiento y, por ende, hacen pensar nuevos objetos en relación a la juventud, lo local y lo global, las nuevas identidades culturales, etc. Ortiz sostiene que hay una historia de constitución de las ciencias sociales que no hay que desconocer.[2]
 Las intervenciones que realizamos poseen la aspiración de encontrar descripciones y relaciones como también nuevas preguntas de aquello que vamos descubriendo del objeto en el tránsito de la experiencia misma de la investigación.
Estos resultados aportarán al cuerpo de teorías reflexiones nuevas o reforzarán los discursos teóricos que circulan en el campo. Recordemos las distintas teorías y perspectivas teóricas que revisamos en la Comunicación Social. Es por ello que parte de la actividad del investigador consiste en revisar lo ya dicho sobre el objeto a estudiar y las cuestiones incorporadas en sus planteos. Tradicionalmente a esta tarea se la llama revisión del estado del arte de la cuestión que no es ni más ni menos que esa búsqueda genealógica[3] de las líneas de estudio y de cómo han ido construyendo los objetos.
En cuanto a las generalizaciones  a que arribemos, si bien estarán en vinculación con esos marcos teóricos revisados y de los cuales partimos,  no debe entenderse que al comunicarlas debamos hacerlo con un leguaje “formal” vacío de contenido para que esos hallazgos sean validados. Tal modo de comunicar el producto de las investigaciones nos llevaría a usar fórmulas matemáticas o expresiones de la lógica análogas a los teoremas geométricos o los cálculos que utilizan las ciencias duras (física, matemática, biología, entre otras).
Este modo de comunicar las teorías científicas fue el pregonado por los neo-positivistas del Círculo de Viena y defendido con fuerza a principios del siglo XX. Según esta corriente quien aspirara a pertenecer a la ciencia tenía que cumplir, entre otros, con el requisito de traducir sus descubrimientos a un lenguaje lógico-matemático como modo de legitimar el discurso del conocimiento teórico alcanzado ¡Y esta regla de actuación era aplicable también para los científicos de la vida social!
¿Podemos imaginar cómo haríamos para dar cabal cuenta de los conflictos y complejidad de sentidos, relaciones de poder, distintas posiciones de los sujetos que muchas veces reconocemos al investigar la realidad mediática, barrial, educativa, social en general? Y ¿cómo poder traducir a un esquema las específicas y particulares transformaciones que vivimos en la Argentina en lo político, gremial, económico? 
La respuesta para nosotros es que las descripciones, comprensiones, explicaciones y nuevas preguntas que surjan de las investigaciones se referenciarán provisoriamente en las propuestas teóricas y los conceptos que ya circulan en el campo o disciplina dentro del cual actuamos, pero además estarán vinculadas siempre a las cuestiones de esa “realidad” que estamos problematizando. La “realidad” que elegimos investigar, no se nos presenta nunca de forma simple sino de manera compleja, y justamente esto es lo que queremos descifrar.
Al sostener que la teoría y conceptos que elegimos para mirar los objetos de estudio son provisorios, queremos mostrar que no es un marco (el clásico “marco teórico”) de cual se parte para reproducirlo en la práctica de cada investigación y aplicarlo a la “realidad” estudiada. Defendemos la postura de que la teoría es parte constitutiva del pensamiento para la acción.
¿Qué queremos expresar con esto último? Que las teorías o los marcos conceptuales actúan siempre como posibilidades de pensar y asumir posiciones respecto a lo que nos rodea o sucedió (también para buscar entender hacia dónde va el futuro), para problematizar lo ya dicho porque actuamos sobre el mundo que nos circunda para comprenderlo y explicarlo.
Además, sea cual fuere la estrategia metodológica que diseñemos, las conceptualizaciones que realicemos estarán presentes en el trayecto que recorremos al investigar, tanto al inicio, en su curso, como al final de la intervención. 
Ya lo señalara Bourdieu: la teoría atraviesa todas las instancias de una investigación, desde la formulación de problemas, hipótesis y objetivos, en la elección y diseño de las técnicas hasta llegar a la interpretación y reflexión final sobre el objeto de estudio. Pero ello no implica que debamos aferrarnos a esa “lectura” teórica si la información que vamos obteniendo nos indica que hay que cuestionarla.[4]
















Apuntes  sobre las posiciones adoptadas al caracterizar el proceso de investigación desde las ciencias sociales:         

- La ciencia es conocimiento escrito y público que se desprende de un sujeto (o grupo de sujetos).
- Los saberes que se producen van a estar acordes con la historia de producción de ese tipo de conocimientos.
- Aún cuando no haya acuerdo con las políticas de investigación imperantes, hay que fundamentar lo que se dice.
 

 Concebir a la investigación como un  proceso

Para entender qué sucede al asumir la experiencia de investigar es necesario que entendamos que ese recorrido es dialéctico: Un ida y vuelta constante, que trata de descubrir algunas o todas las determinaciones o recorrido real de la parte de  realidad que abordamos, es decir, aquello que en la jerga académica llamamos  objeto de estudio[5]. Concuerdan con esta concepción  los argentinos Juan Samaja [6]y Carlos Sabino[7].  Reconocen esta perspectiva dialéctica que nos asocia al cambio y al movimiento que se sucede en el tránsito de una experiencia investigativa.
En el caso de Samaja,  se muestra al proceso de investigación  desde las instancias de validación, dentro de las cuales encontramos fases (en los manuales tradicionales se  las llama “etapas”). Cada fase contiene “momentos” que vienen a ser las tareas específicas que vamos ejecutando, muchas veces al mismo tiempo sin que necesariamente se vayan concretando en un orden secuencial.
Por ejemplo, mientras buscamos información que pueda servirnos para acercarnos mejor  al tema  vamos pensando algunas preguntas sobre lo que queremos saber; y el investigador va también estudiando para seleccionar su planteo teórico. Es muy común que estas acciones o “momentos” se vayan dando de manera simultánea y no que haya que resolver una para proseguir y definir o poner en práctica a la siguiente.
En el mismo sentido, Rojas Soriano[8] se refiere a procesos específicos o particulares dentro del proceso dialéctico general de toda investigación y  Sabino[9] propone cuatro grandes momentos para todo proceso y de los cuales aclara que sólo se diferencian para ilustrar y ordenar las acciones y decisiones que indefectiblemente se efectúan de manera simultánea en cada investigación de manera no lineal.
            En ese ida y vuelta se realizan prácticas de pensar, decidir, analizar, criticar, buscar para descubrir aspectos o ideas teóricas nuevas, responder interrogantes y/o dar cuenta de lo que ya creemos acerca del objeto a indagar como lo expusiéramos anteriormente.
            Desde el inicio de una investigación, pasando por la metodología de trabajo diseñada y puesta en acto (cursos de acción) hasta el conocimiento obtenido (producto final) fundado y fundamentado, se produce una transformación, no sólo del objeto que estudiamos sino en la relación del investigador con  ese mismo objeto de estudio.
            La experiencia nos dice, y cualquier estudiante que pretende iniciarse en el oficio  podrá comprobar que, desde aquellas cuestiones que pensábamos al inicio cuando planteamos un tema de interés, pasando por las búsquedas y decisiones sobre las maneras más apropiadas y posibles para llegar a buen puerto, hasta arribar a sus resultados al final de la investigación se sucederán cambios, tanto en lo que pensábamos y sabíamos del asunto de interés como también en los aspectos y relaciones que fuimos descubriendo. Esto nos permite entender el fascinante oficio de investigar.
Desde el aporte filosófico, la dialéctica hegeliana está impregnando esta manera de concebir la práctica de la investigación, dado que la práctica no se producirá de manera lineal ni mecánica, dado que en las tareas y decisiones que forman parte de la experiencia iremos “superando” las tensiones o contradicciones entre:


 Teoría                                                                                                                           Empiria
MODELOS                                                                                                      “ REALIDAD”
TEÓRICOS
EXISTENTES
PRAXIS
Del
INVESTIGADOR
(Construye el DATO científico)
                     
 De acuerdo con este esquema, el investigador será quien resuelva esta tensión dialéctica (teoría-empiria), la cual está destinada a generar una aproximación más fundada y profunda sobre los temas/problemas que inicialmente definiera como de interés  para concretar su aporte al acervo de saberes ya existentes en su campo de intervención.
A su vez, la investigación (como las restantes actividades de los seres humanos)  siempre es histórica. Existen antecedentes sociales, institucionales, científicos y personales del investigador, el cual  forma parte de una sociedad y pertenece a una cultura. Por lo tanto, las resoluciones de esa tensión dialéctica entre la teoría y la realidad empírica (material) estarán atravesadas por sus condiciones de posibilidad histórica social y subjetiva. En Latinoamérica y en Argentina, en comunicación social no hemos investigado necesariamente los mismos temas ni desde las mismas miradas teóricas en la década del 70 que en la de los 90. Y ello se explica porque no nos vimos interpelados por idénticas condiciones históricas.
Parte de la posición que aquí se adopta sobre la investigación como un proceso dialéctico resulta oportuno señalar que se adhiere a la postura constructivista del conocimiento. Reiteradas veces hallarán en los cursos la expresión que sostiene que “el conocimiento se construye”, “el objeto construido” o “la construcción del objeto de estudio”.
Estas expresiones intentan rescatar la idea de que siempre el investigador parte de algún lugar teórico, por lo que sabe en su formación disciplinar y profesional. Aún al exponer nuestra propias ideas y creencias partimos de las percepciones y representaciones que ya poseemos de los objetos, sujetos, situaciones, procesos de la  realidad.
En El oficio del Sociólogo, Bourdieu[10] cita a Saussure y dice:“El punto de vista crea al objeto”. Con esta frase sintetiza gran parte de lo que desarrolla en su libro. Ya que intenta demostrar que actuaríamos como sociólogos ingenuos si pensamos que lo que capta nuestra  percepción son hechos reales y que nuestros pensamientos son el mero reflejo de los mismos.
Veamos un ejemplo. Supongamos que decidimos dedicarnos a mirar qué pasa con los medios de comunicación en Argentina, con esta sola decisión ya estamos delimitando un campo de acción desde la comunicación social. Ahora bien, si comenzamos a especificar cuáles aspectos de esos medios de comunicación vamos a tomar para la indagación, también estamos construyendo ese objeto.
Por lo mismo, no construiremos el mismo objeto si abordamos los medios con relación al poder empresarial y político del país, que focalizamos la mirada de los medios como productores de mensajes según sus contenidos o sólo  desde sus formatos.
Otro objeto de investigación se construiría en el caso de proponer indagar a los medios en cuanto los costos y beneficios gananciales que se derivan de su administración.
En todos los casos, según sean los aspectos que pongamos en relación para estudiar los medios de comunicación, se derivarán distintos objetos de estudio. Por ende, también se derivarán de ellos distintas investigaciones.
            Comprender esta cuestión habilita al investigador a dejar esa captación ingenua de la tradicional manera de entender la ciencia y pensar  que nuestros objetos de estudio son producto de las relaciones conceptuales que establecemos entre problemas. Recordemos las distintas líneas de estudio maneras de concebir a la comunicación, según la época y los distintos autores que vamos estudiando en la carrera de comunicación social. La comunicación y sus efectos; la comunicación desde la cultura; los medios de comunicación y el poder empresarial, entre otros.[11]  
         La realidad,  sus procesos, sujetos y discursos no nos dicen nada por sí mismos. La realidad sólo nos habla si la interrogamos; y por ello, depende qué y cómo la interroguemos indefectiblemente construiremos su indagación.
Además, aquello que buscamos entender estará atravesado por la interpretación que hagamos, y no lo que delimitemos por lo percibido ingenuamente, desde el sentido común compartido social y culturalmente. Es cierto también que lo que intentamos saber de esa “realidad”  se nos construirá según nos integremos desde una mirada disciplinaria u otra o desde varias de ellas. Como ser, estudiar desde el campo de la comunicación social o enfocarnos desde la Historia, la Física o la Sociología.
            Entonces, volviendo al ejemplo anterior, si queremos estudiar los medios en Argentina vamos a establecer qué relaciones, con qué y desde dónde los estamos interrogando.
Puede ser que un investigador se pregunte por cómo cerraron sus balances las empresas de medios en Argentina, para responderse su pregunta de investigación sobre cómo afectan las vinculaciones y reglas de la economía del país al mantenimiento o desaparición de las mismas.
            ¿En qué campo disciplinar de las ciencias sociales ubicaríamos esta pregunta de investigación? Este primer esbozo de construcción del objeto de estudio ¿se corresponde con un planteo desde la comunicación? ¿ cuál campo de saber o disciplina podría aportar elementos conceptuales para responder a esa cuestión?
Otro investigador puede preguntarse: ¿cómo fueron las relaciones de poder que se establecieron entre los Medios de comunicación y los gobiernos argentinos, a partir de la vuelta a la democracia en los años 80 hasta finales de siglo?
En tal caso, nos deberíamos preguntar si las líneas de estudios de la Comunicación Social nos pueden dar una pista para incluir a esta pregunta dentro del campo.
            Estos ejemplos nos están mostrando que siempre construimos una perspectiva teórica acerca del objeto. Necesitaremos recurrir a teorías y nociones que ya están en algún lado, ya que no existe un no-dicho o un jamás dicho. [12]
            Otra posibilidad consiste en proponer los mismos investigadores conceptos nuevos para pensar problemáticas.  Y  en este caso debemos trabajar para definir y esclarecer cómo conceptualizamos la mirada y el tipo de relaciones que  están implicadas a realizar esas formulaciones.
            Además, la teoría domina todo el proceso de investigación, desde la concepción de partida hasta la última manipulación de laboratorio  Y es conducente para nuestro trabajo tener en cuenta otra afirmación que hallamos en Bourdieu cuando expresó textualmente: “Siempre nos estamos refiriendo a una problemática teórica que está permitiendo someter a un sistemático examen todos los aspectos de la realidad puestos en relación por los problemas que le son planteados” [13]
 
Los componentes del proceso de investigación

Realizadas las aclaraciones anteriores destinaremos esta apartado a mostrar los aspectos que juegan en todo proceso de investigación para la poder ordenarnos en cuanto a un mínimo esquema que detiene la idea de proceso dialéctico, más aún consideramos esclarece a quienes no han incursionado aún en esta práctica.
                                  
                           Proceso de investigación [14]

 Medios                         Curso de Acción                         Objeto
(o Condiciones de        (o Método)                                    (o Producto)
Realización)


1)Los Medios o Condiciones de Realización
2)Los Cursos de Acción
3)El producto

1) Las condiciones de realización de un proceso de investigación incidirán y actuarán sobre los restantes (Cursos de acción y el Producto o conocimiento obtenido).
Esas condiciones serán materiales: recursos económicos para llevar a cabo la investigación, recursos humanos en cantidad y tipo de formación y experiencia, equipos técnicos con que se cuenta (por ejemplo, las PC y los programas necesarios), etc.
También cuando se tomen en cuenta los contextos dentro de los cuales trabajemos en el oficio, las consideraremos como institucionales: centros de estudios, universidades, grupos independientes y sus respectivos directores con sus trayectorias en líneas y objetos de estudios privilegiados, etc.
            Las políticas científicas de los distintos países e instituciones (por ejemplo: las políticas que se dieran las Universidades) incidirán respecto a los temas, disciplinas y resultados esperados que se definan para las áreas de acuerdo con las que dichas políticas decidan privilegiar. Interviene también la decisión política en cuanto a los recursos presupuestarios, humanos y edilicios que se destinen, para qué instituciones (públicas o privadas) e investigadores. Puede darse el caso de que no exista una políticas de ciencia y técnica regulada por el Estado, por lo que esa “liberalización” también tendrá consecuencias acerca de lo que las instituciones científicas de un país lleven a cabo. Deberíamos discutir si ello es positivo o negativo para un proyecto de país, región, localidad para sus sociedades; tan sólo recordemos que las políticas neoliberales aplicadas en Argentina en los años 90 también pueden verse instaladas en la política de ciencia y técnica nacional por esos tiempos. 
En síntesis, tanto los recursos materiales como los institucionales pueden jugar como potenciadores tanto como limitadores de las estrategias, metodologías, los problemas, los tiempos, en fin, los alcances reales de todas las investigaciones.
2) Los cursos de acción se vinculan con lo que llamamos comúnmente la Metodología. Es decir, aquellas operaciones que diseñaremos y llevaremos a cabo para la realización concreta de la investigación.
Esas operaciones pueden estar destinadas a probar algo que ya creemos saber. En tal caso nos referimos a la comprobación de una hipótesis. De la otra forma, nos avocamos a  a descubrir y explorar algo que nos inquieta conocer o mejorar lo que ya sabemos de un asunto: el problema de conocimiento.
En el primer caso, el probar o comprobar una hipótesis será la finalidad de la investigación que encaremos. En los manuales de metodología de investigación la prueba y su validación se la incluye en el llamado Contexto de Justificación.
Desde esta lectura, la motivación y consecuente desarrollo de una investigación consiste en aportar la información o las “pruebas” tendientes a validar las explicaciones y/o descripciones que obtuvimos durante el proceso acerca de la temática estudiado. Se trata de justificar las sospechas o creencias de las cuales partimos, formulamos en hipótesis y luego defendimos con los datos.
En cuanto a la restante posibilidad de lectura del proceso  -dar respuestas a inquietudes o preguntas-, se relaciona con partir del desafío por respondernos y develar cuestiones a descubrir que todavía no están resueltas al momento de iniciar nuestra investigación. Responde a la pregunta : ¿qué queremos saber con esta investigación y que aún no sabemos?
El problematizar adquiere aquí el sentido de disparador para abordar y profundizar la captación y comprensión de los fenómenos,  a partir de indagarlos aún sin respuestas previas definidas como hipótesis que aporten a dichas comprensiones del asunto.
“Lo real no tiene nunca la iniciativa puesto que sólo puede responder si se lo interroga” (Bachelard).
Igualmente, no se parte de la nada. Nuestra mente no es una tabla rasa a la que un día le imprimimos ideas e interrogaciones porque nos vamos a dedicar a investigar. Siempre tenemos alguna idea previa, aún cuando creemos que no conocemos nada de un asunto, al menos lo ubicamos en algún lugar del mundo que nos rodea. Además, recordemos que somos sujetos que tenemos experiencias y vivimos en un contexto socio-histórico determinado, por lo que ya venimos impregnados de percepciones, ideas, valores y creencias.
Por lo mismo, es que nunca partimos sin suposiciones sobre el objeto que queremos estudiaren  en una investigación. Traemos creencias sobre cómo y por qué pueden darse determinadas condiciones, procesos y apariciones de la realidad sobre la que nos interesa profundizar su comprensión y conocimiento. 
A la manera de asumir la intervención a partir de interrogaciones se la enmarca en el Contexto de Descubrimiento  científico.
Aclaremos aquí que, tanto la lógica de la Justificación (probar hipótesis) como la lógica del Descubrimiento (responderse al problema de conocimiento) corresponden -utilizando la analogía que Saussure propusiera para definir al signo lingüístico- a las dos caras de la misma moneda. La pregunta que guía la investigación (problema) posee su respuesta tentativa (hipótesis) y, a la inversa,  las tentativas de explicación que formulamos (hipótesis) contienen y esconden el interrogante al que intentan responder.
Tal es así que ya sea que partamos de certezas a probar o partamos de interrogantes a responder, la investigación adoptará la estrategia más pertinente para obtener el producto deseado, conforme los objetivos que definamos  y los lugares conceptúales desde los cuales interpretaremos los datos e informaciones obtenidos a través de ella. Y esto debe darse de la forma más creativa, fundamentada, crítica y sistemática.
3) En cuanto al Producto, remite a la resultante de haber ejecutado esas acciones de  investigación (Cursos de Acción o Metodología) que estuvieron atravesadas por las Condiciones de Realización y que los investigadores llevaron a cabo para integrarlas a los espacios disciplinarios y/o científicos desde las cuales actuaron.
Las resultantes del trabajo vienen a materializarse en discursos, adoptando la forma de descripciones, mapeos, comprensiones y explicaciones. El Producto –ese aporte al conocimiento al que arribamos no espera ser hallado al final del proceso. Si bien es cierto que llegada la última fase de la investigación afinamos las cuestiones halladas con la lectura teórica de lo datos, en la práctica esto no sucede así.
Lo que se realiza en esta última etapa es hacer las últimas interpretaciones para comunicar los hallazgos, el surgimiento de nuevas preguntas o hipótesis y hasta de mostrar aquellas cuestiones que no han podido ser resueltas en el curso de la investigación. A su vez, estos discursos que comunican el conocimiento obtenido encontrarán su articulación, diferenciación y/o especificidad con las propuestas teóricas ya vigentes que circulan, tanto en institución académica con en el resto de la sociedad.



Presentación esquemática del proceso de investigación


            El siguiente esquema incluye ciertos lugares que siempre se recorren en una investigación, aún cuando ya hemos dejado sentado que transitamos siempre por un proceso dialéctico. A los fines de organizar la exposición, aparecerán en un orden. En este apartado los vamos a mencionar sintéticamente, ya que van a ser tratados más en detalle a medida que avancemos en los restantes capítulos.
            En la “vida” de una investigación como proceso los componentes nunca se dan ordenados necesariamente, no obstante es muy probable que debamos darnos un esquema de organización para su presentación y justificación por escrito. Hechas estas salvedades podemos sintetizar los componentes que aparecen en toda investigación:
   
                                                                      



[1] SAMAJA, Juan: Epistemología y Metodología. Eudeba. Buenos Aires. 1997. p.27.

[2] ORTIZ, Renato: Pensar las ciencias sociales hoy. Reflexiones desde la cultura- Coordinadores: Rossana Reguillo Cruz y Raúl Fuentes Navarro. Cáp. Ciencias Sociales, Globalización y Paradigmas. Iteso. México. 1999. Págs. 19/45.
[3] FOUCAULT, Michel: Genealogía del Racismo. Primera lección: Erudición y Saberes Sujetos.1976
[4] BOURDIEU,  Pierre; CHAMBOREDON Jean-Claude  y PASSERON,  Jean-Claude: El oficio del sociólogo.  Siglo veintiuno editores, México. 1999. Bourdieu y otros  citan a K. Popper: “La teoría domina el trabajo experimental desde la misma concepción de partida hasta las últimas manipulaciones de laboratorio” y a  P. Durhem: “Sin teoría no es posible ajustar ningún instrumento ni interpretar una sola lectura” p. 55.
[5] ROJAS SORIANO, Raúl. Investigación Social. Teoría y praxis. Folios Ediciones. México. 1986. Cáp. VII La investigación científica ¿esquema rígido o proceso dialéctico? Págs. 47/51.
[6] SAMAJA, Juan: Epistemología y Metodología. Eudeba. Buenos Aires. 1997.
[7] SABINO, Carlos: El proceso de investigación. Lumen-Humanitas. Buenos Aires, 1996 Cáp. 2
[8] ROJAS SORIANO, Raúl. Investigación Social. Teoría y praxis. Folios Ediciones. México. 1986. Cáp. VII La investigación científica ¿esquema rígido o proceso dialéctico? Págs. 47/51.
[9] SABINO, Carlos: El proceso de investigación. Lumen-Humanitas. Buenos Aires, 1996 Cáp. 2
[10] BOURDIEU,  Pierre; CHAMBOREDON Jean-Claude  y PASSERON,  Jean-Claude: El oficio del sociólogo.  Siglo veintiuno editores, México. 1999.
[11] BOURDIEU,  Pierre; CHAMBOREDON Jean-Claude  y PASSERON,  Jean-Claude: El oficio del sociólogo.  Siglo veintiuno editores, México. 1999. Bourdieu y otros citan a Max Weber: “No son –dice Max Weber- las relaciones reales entre ‘cosas’ lo que constituye el principio de delimitación de los diferentes campos científicos sino las relaciones conceptuales entre problemas. Sólo allí donde se aplica un método nuevo a nuevos problemas y donde, por lo tanto, se descubren nuevas perspectivas nace una ‘ciencia’ nueva”. Pág. 51.
[12] FOUCAULT, Michel: La arqueología del saber. 1969
[13] BOURDIEU,  Pierre; CHAMBOREDON Jean-Claude  y PASSERON,  Jean-Claude: El oficio del sociólogo.  Siglo veintiuno editores, México. 1999. Pág. 55.
[14] SAMAJA, Juan: Epistemología y Metodología. Eudeba. Buenos Aires. 1997. p.28.

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