Las consecuencias de la paridad del euro frente al dólar: importaciones más caras y mayor inflación
- Los inversores ven una mala economía en Europa y han llevado su dinero a Estados Unidos, lo que ha fortalecido el dólar
- Con el cambio 1 a 1, la compra de materias primas energéticas y agrícolas saldrá más cara que hace unos años
- Sigue la última hora del conflicto entre Rusia y Ucrania en directo
La paridad del euro frente al dólar estadounidense es una de las preocupaciones actuales a nivel económico. Esto podría encarecer aún más las importaciones de energía y materias primas y empeorar la inflación en Europa en un contexto marcado por la guerra de Ucrania, algo que finalmente impactaría en los hogares.
Este miércoles, el euro ha cotizado por debajo del dólar por primera vez en 20 años, aunque luego se ha asentado en la paridad, es decir, el cambio de 1 a 1 con el que también había cerrado la moneda comunitaria la sesión de este martes. Este fenómeno está motivado por la falta de confianza de los inversores globales, que ante un escenario de incertidumbre económica en Europa llevan sus ahorros a Estados Unidos y ven un refugio en la moneda estadounidense, que se ha fortalecido debido a esta tendencia.
¿Por qué se ha producido esta devaluación del euro? ¿Cómo afecta a la economía europea y española? ¿Cuánto puede durar? Estas son algunas de las cuestiones que nos explican los expertos para intentar comprender el complejo tablero que ahora se presenta.
Implica que cada euro corresponde a menos dólares al cambio. Hace aproximadamente unos años, la relación estaba en un euro por cada 1,4 dólares, mientras que actualmente el cambio es de 1 a 1. Esto afecta a las transacciones comerciales, de modo que, por ejemplo, lo que antes costaba 100 dólares y se correspondía a 67 euros, ahora cuesta 100 dólares que se cambian a 100 euros. Se traduce, por tanto, en una debilidad del euro frente al dólar con respecto a años atrás en el comercio internacional, o lo que es lo mismo, el dólar se ha fortalecido con respecto al euro.
En un contexto marcado por la guerra de Ucrania, afecta, sobre todo, a las compras que Europa haga de energía y materias primas industriales y agrícolas, como metales y piensos para el ganado. Ahora, las compras pueden complicarse porque “a la subida de precios de la energía y alimentos que importamos hay que añadir ahora el efecto de la subida del tipo de cambio del dólar con respecto al euro”, nos explica Emilio González, profesor de Economía de ICADE. De esta manera, "los productos importados serán doblemente más caros: por la inflación y, ahora, por el cambio entre ambas monedas", señala.
Además, para los expertos ya está teniendo efectos sobre la inflación, que alcanzó el 8,6% en junio en la Eurozona. “La tasa de inflación en gran medida en Europa es una tasa de inflación importada”, no es el resultado de un “calentamiento” de la economía nacional, sino que es consecuencia de la vulnerabilidad que tiene Europa por su dependencia de las importaciones energéticas, ahora más afectadas por la devaluación del euro frente a la moneda estadounidense.
Esto impacta directamente sobre las importaciones de España de petróleo, gas natural y materias primas industriales y agrícolas. “Prácticamente la mitad de nuestras importaciones son petróleo y gas, se pagan en dólares y, por tanto, serán más caras”, explica González, algo que van a notar las empresas.
Sin embargo, también afectará a la cesta de compra de los hogares: “Si los piensos de los animales y la energía siguen encareciéndose, esa subida la acabarán notando las familias a través de un aumento del coste de los alimentos”, señala el experto.
Pero, ¿cuándo se apreciará? Dependerá de los plazos de compras de cada sector.
"La subida de hoy tardará un poco en reflejarse en los precios, pero lo que nos llegue dentro de dos meses y que se contrate hoy será más caro, y va a suponer un empobrecimiento para las familias españolas", indica González.
Aunque no hay una razón única, sí hay varios fenómenos que han ido motivando el recorrido hasta la paridad actual. El primero es que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha subido los tipos de interés antes que el Banco Central Europeo (BCE) y, además, con más intensidad.
"Estados Unidos está subiendo los tipos más rápido que Europa, y como eso ya se sabía que iba a ocurrir, ha facilitado la fortaleza del dólar", indica Juan Ignacio Crespo, economista y analista financiero. El pasado 7 de julio, la Fed subió los tipos 0,75 puntos y no descarta más incrementos a finales de julio.
Así, una de las causas fundamentales es el desigual comportamiento de ambas economías.
"Estados Unidos necesita una terapia más agresiva desde el punto de vista monetario porque está creciendo a un ritmo más rápido que Europa, y eso hace que los tipos de interés, es decir, la remuneración del ahorro, sea en Estados Unidos mayor que la remuneración en Europa", nos explica Emilio Ontiveros, catedrático de Economía de la UAM.
En este escenario, “los inversores internacionales consideran que la situación económica de Europa es mucho peor que la de Estados Unidos y se van a invertir allí”, explica González, que incide que esta situación ya se estaba produciendo en los últimos dos años. “Si van más inversiones a Estados Unidos, se demandan más dólares y eso provoca que suba el tipo de cambio”, concluye el experto.
Otro elemento clave es la diferencia entre la deuda estadounidense y la alemana. Los inversores que compraran deuda pública alemana (Bund) a principios de 2022 obtenían un 0% de rentabilidad a 10 años, mientras la norteamericana daba un 1,80%, indica Crespo, y “esa diferencia ha sido una de las claves que explican por qué el dólar se ha fortalecido tanto frente al euro, o por qué el euro ha caído tanto hasta la paridad”.
Como otros aspectos económicos, esto se ha complicado con la invasión rusa de Ucrania y el encarecimiento de la energía. Si Rusia corta definitivamente el suministro de gas a Alemania, podría entrar en recesión y arrastrar al resto de economías europeas.
Además, los países buscarán proveedores en otros continentes, y Europa importará más bienes energéticos de Estados Unidos, que ya se convirtió en principal exportador de gas a España en marzo. Por tanto, en este contexto comercial derivado de la guerra, la economía norteamericana tiene mejor expectativa que la europea porque aumentarán sus exportaciones y, además, venderán con un dólar más fuerte.
También la balanza comercial de Alemania es un indicador clave y, para Crespo, “la fortaleza del euro, en parte, se debe al superávit comercial alemán”.
El superávit se da cuando un país exporta más bienes y servicios al extranjero de los que compra al exterior. Aunque Alemania ha sido un país que casi nunca ha tenido un déficit comercial, el dato de mayo ya mostraba este fenómeno, y es un elemento importante para evaluar la marcha de las monedas.
"Normalmente, cuando un país tiene superávit comercial, su moneda suele estar fuerte”, matiza, y al desaparecer el superávit comercial alemán también lo hace el europeo, y el euro se termina debilitando.
Si esta situación continúa, lo normal es que el euro siga depreciándose, tal y como apuntan los expertos, lo que podría empeorar la economía: “Si todo lo que compramos fuera sigue más caro por la debilidad del euro, la inflación subirá”, explica Crespo.
Lo drástico no es tanto la paridad en sí, tal y como apuntan los expertos, ya que las monedas fluctúan, pero el foco ahora debe estar en las políticas monetarias del BCE y la Fed. Para Ontiveros, “vamos a estar rozando la paridad mientras la política monetaria de la Fed sea más agresiva que la política monetaria del BCE”.
Podrían subirse los tipos de interés más rápido en Europa, pero existe el riesgo de que eso lleve al continente a una recesión económica. En un contexto de incertidumbre y complicado por el conflicto, aparece otra posible solución: reducir el consumo de energía. No se trata de un reto solamente para España, sino también para Europa, que importa mucha energía que consume en hidrocarburos, tal y como nos indican los expertos.
Este posible remedio, no obstante, debería ir en una línea diferente a la tomada por algunos gobiernos hasta ahora, entre ellos el español, que bonificando con 20 céntimos por litro de carburante no motiva que se reduzca el consumo, sino que pretende motivarlo precisamente al introducir esta rebaja, matiza Crespo.
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