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miércoles, 24 de mayo de 2023

La destrucción creadora de schumpeter. Su significado histórico y su proyección actual

 

La destrucción creadora de schumpeter. Su significado histórico y su proyección actual

  • Autores: Joan Morro Delgado
  • Directores de la Tesis: Sonia Arribas Verdugo (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universitat Pompeu Fabra ( España ) en 2019
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Francisco José Martínez Martínez (presid.), Jordi Maiso Blasco (secret.), Joaquín Miguel Valdivielso Navarro (voc.)
  • Materias:
    • Tesis en acceso abierto en: TDX
  • Resumen
    • Schumpeter entiende la Destrucción Creadora como el hecho esencial del capitalismo, es decir, como la experiencia genuina de la civilización capitalista. Esta civilización es el resultante de los procesos de modernización, los cuales suponen la tendencia al cambio radical en todas las dimensiones socioeconómicas; una tendencia vinculada significativamente al emprendimiento. No obstante, en los últimos años, la Destrucción Creadora ha sido entendida de dos nuevas maneras, ambas complementarias de lo que dijo Schumpeter. Por un lado, como deseo, según lo cual cada uno ha de destruir y crear las condiciones de su propia vida. Por otro lado, como principio crítico, por el que el mencionado hecho esencial se concibe como un postulado para cualquier teoría crítica de la modernidad. Las dos comportan, pues, sendas filosofías políticas. En mi tesis, siguiendo este planteamiento general, analizo cómo se origina y se esparce la Destrucción Creadora y dónde se reconoce en la actualidad.

      Esta tesis doctoral está divida en tres partes. En la primera, justifico la idea schumpeteriana según la cual la Destrucción Creadora es el hecho esencial del capitalismo y añado que ha entrado en una nueva fase durante las últimas décadas, a la que llamo “infoindustrial”. Considero el paso del emprendedor fáctico al emprendedor mítico y, siguiendo a ciertos autores marxistas (D. Harvey, B. Jessop, etc.), presento al neoliberalismo como una gramática autoritaria que no puede identificarse ni con el capitalismo ni con el emprendedorismo. Esto me lleva a discutir algunas tesis célebres de M. Foucault, en concreto las de la gubernamentalidad y el pastorado, pero también la idea de Homo Œconomicus tal como lo han presentado el intelectual francés, algunos de sus seguidores actuales (W. Brown, P. Dardot, C. Laval, etc.) y los economistas convencionales desde el siglo XIX. Las principales ideas de esta parte son dos y están latentes a lo largo de la tesis. Por un lado, siguiendo expresamente a Schumpeter, sostengo que donde hay capitalismo hay Destrucción Creadora y que, en condiciones capitalistas, no cabe suponer que impere por doquier una suerte de racionalidad unívoca. Por otro lado, desarrollando la obra de este autor -y en especial la Trilogía de Harvard, esto es, la obra que redactó al final de su vida en EEUU- en el contexto de la filosofía política y las sociedades capitalistas contemporáneas, señalo que actualmente nos encontramos ante la consolidación de lo que llamo “el mito del emprendedor”. El valor de estas ideas es de carácter filosófico y político, para pensar tanto la historia del capitalismo como su porvenir.

      En la segunda parte de la tesis se responde de forma razonada si hay un pensamiento original en la Trilogía de Harvard. Descartada una respuesta afirmativa, analizo cada una de las hipótesis más fundamentadas sobre las fuentes y la elaboración del pensamiento maduro de Schumpeter, que son tres. La primera, que es la dominante entre economistas, reza que dicha trilogía supone una suerte de adaptación retórica de los escritos juveniles de nuestro autor, cuando no una excentricidad. Entre quienes han sostenido está lectura destaca P. Samuelson, pero también cabe mencionar a autores como F. A. von Hayek y I. Kirzner. La segunda, actualmente sostenida por algunos historiadores del pensamiento económico, como E. S. Reinert y Y. Shionoya, apunta a que Schumpeter fue, si no un disimulado miembro de la Escuela Histórica Alemana, un economista humanista tradicional. La tercera, sostenida desde sus tiempos de Harvard por autores tan próximos a él como P. Sweezy y subrayada por estudiosos del pensamiento marxista como T. Bottomore, sugiere que Schumpeter fue un crítico del marxismo cuya obra madura es, en cierto modo, una reconstrucción del pensamiento de Marx. Me sirvo también de los análisis de estas hipótesis para exponer y argumentar la escisión histórica en la academia occidental entre las disciplinas “filosóficas”, “económicas” y “políticas”, así como, de forma más concreta, la formación de la obra schumpeteriana. Tras analizar las tres hipótesis mencionadas, considero que la tercera no sólo es la más coherente dado el material disponible: también es la que permite una mayor actualidad tanto de Marx como de Schumpeter.

      En la tercera parte, partiendo ya expresamente de Schumpeter como reconstructor de Marx, comento lo que entiendo por el significado histórico de la Destrucción Creadora y su proyección actual. Explico qué es la visión según Schumpeter, diferenciando entre dos visiones que éste advierte en la historia del pensamiento económico, y cómo y por qué la Destrucción Creadora nos permite ver el capitalismo. En este sentido, expongo la concepción schumpeteriana de la historia y, retomando críticamente algunas ideas de autores como G. Lukács, M. Berman y D. Harvey, no sólo justifico que el personaje Fausto de Goethe es un arquetipo de la Destrucción Creadora, sino que el poeta alemán ya ve lo que Schumpeter teoriza a través de su reconstrucción de Marx. Goethe, así, es una referencia clave para el estudio del capitalismo desde una perspectiva schumpeteriana. Por otro lado, comento y discuto algunos intentos contemporáneos de codificar dicha visión, la experiencia genuina del capitalismo, lo que permite verlo, a fin de posibilitar, presuntamente, la optimización de cualquier sociedad. Asimismo, argumento que dichos intentos, los cuales son especialmente promocionados por la OCDE, responden en buena parte a lo que considero el criterio civilizatorio básico del capitalismo, esto es, la sofisticación de la unidad contable. En todo caso, no obstante, subrayo que la Destrucción Creadora no puede sino implicar un compromiso con la tragedia, pues conlleva “políticas fáusticas”. De ahí que apunte a considerarla, además de una experiencia, como un principio crítico y que, a mi juicio, el estudio de los procesos de modernización desemboque en una filosofía política irreductible al normativismo.

      La presente tesis doctoral se encuadra en una defensa y una radicalización de la lectura documental de Schumpeter frente a las lecturas revisionistas o neoschumpeterianas, esto es, las que lo presentan como a una suerte de profeta y pretenden actualizar su obra como si de un aparato de ingeniería se tratara. Asimismo, trata una serie de cuestiones que resultan pertinentes para las investigaciones y los debates abiertos en el marco académico en el que dicha tesis se ha realizado; de forma general, responder a "¿qué es el capitalismo?". Por tales razones, este trabajo comporta una reivindicación de Schumpeter para las Humanidades, así como la articulación filosófica de cuatro fenómenos capitalistas que él puso sobre la mesa y que todavía están por explorar, a saber: el emprendimiento creador, el crédito moderno, el fin de la sincronización de la producción y los paradigmas tecnoeconómicos. El estado actual de tales fenómenos es constitutivo de la fase infoindustrial del capitalismo y de los compromisos actuales -más o menos tácitos o enfáticos- bien con el mito del emprendedor, bien con las políticas fáusticas. Estas, sin embargo, resultan hoy por hoy insoslayables.

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La teoría del empresario innovador: la clave del éxito

 

La teoría del empresario innovador: la clave del éxito

El empresario es eje de un ecosistema organizacional y de emprendimiento. Toma decisiones estratégicas, fija metas y objetivos, y asume responsabilidades comerciales y legales. Esto es fundamental para el éxito empresarial, sin embargo, un empresario innovador va mucho más allá y la teoría de Schumpeter, sobre esta figura, establece un enfoque revelador para los actuales líderes del negocio.

El Empresario Schumpeteriano


Josep A. Schumpeter, uno de los economistas más importantes del siglo XX, teorizó sobre el empresario innovador. Según él, la empresa es “la realización de nuevas combinaciones” y los empresarios son “los individuos encargados de dirigir dicha realización”.

Según su teoría, el sistema económico puede estar en una situación de equilibrio, donde los ingresos son iguales a los costos de producción, a esto se le denomina beneficio ordinario.

El empresario Schumpeteriano rompe con ese equilibrio cuando innova comercializando un nuevo producto, lo cual provoca una situación de desarrollo económico en la que obtiene beneficios extraordinarios.

El Empresario Schumpeteriano es aquel que aprovecha las condiciones existentes, supera obstáculos, es disruptivo al proporcionar ideas, rompe con la rutina, va en contra de la corriente y tiene una visión de negocio enfocada en el retorno de inversión.

La destrucción creativa en la economía de mercado

Cuando hay innovación en las empresas, los nuevos productos destruyen viejas empresas y obsoletos modelos de negocio. De eso se trata: "destrucción creativa".

Estas innovaciones impulsadas por los CEO propician un crecimiento económico extraordinario y a largo plazo, hasta que la imitación de otras empresas restablezca nuevamente el equilibrio.

En el "proceso de destrucción creativa” el protagonista principal es el empresario innovador. Es parte activa del desarrollo económico, puesto que toma el liderazgo en la ejecución de todo el proceso.
 

Empresarios innovadores de hoy

Jeff Bezos, rompió el equilibrio económico cuando creó Cadabra (1994), una web store para vender libros por medio de un catálogo digital y la convirtió en la tienda online más grande del mundo, hoy mundialmente conocida como Amazon.

Se anticipó al mercado, mantuvo su visión a largo plazo y no permitió que el riesgo destruyera su visión de negocios.

Entre otros destacados ejemplos de empresarios innovadores, figuran Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, y Sergey Brin junto a Larry Page, creadores de Google.

Ellos tomaron lo mejor del entorno, creyeron firmemente en su proyecto y supieron vender sus ideas.

Por su parte, Steve Jobs (1955-2011) creador de Apple, fue un empresario creativo y emprendedor, un visionario de la innovación en las empresas y un modelo que ha servido de inspiración incluso para la industria cinematográfica.

Barack Obama, expresidente de los Estados Unidos, definió a Jobs como un hombre “lo suficientemente valiente como para pensar de manera diferente, lo suficientemente audaz como para creer que podría cambiar el mundo y con el talento necesario para lograrlo”.

No extraña que su nombre aparezca como “creador” en más de 100 patentes de Apple.

Estos empresarios estuvieron alineados al modelo teorizado por Schumpeter y, con ello, obtuvieron éxito y reconocimiento.

Un empresario innovador contempla escenarios futuros, tendencias, visualiza el consumo potencial de un nuevo producto, conecta ideas, tecnologías y negocios que nadie antes había relacionado. 

Para crear nuevos productos, desarrollar nuevas estrategias e ideas es mejor hacerlo en un ambiente que incentive la creatividad, por ello, en IZA Business Centers a través de espacios personalizados y renta de oficinas privadas te ayudamos a que tu equipo logre caracterizarse por su innovación.

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Definición schumpeteriana de empresa y empresario 

Joseph Alois Schumpeter es uno de los economistas más relevantes de la primera mitad del siglo XX. El trabajo intelectual de Schumpeter se centra fundamentalmente en dos cuestiones: la historia del pensamiento económico y la teoría del desarrollo económico, también denominada teoría de la “destrucción creativa”. 

En la teoría del desarrollo económico, la “destrucción creativa” se origina entre una empresa pionera y aquellas empresas denominadas seguidoras o imitadoras, básicamente, cuando éstas tratan de participar de los beneficios originados por la innovación desarrollada por la empresa pionera. Esta teoría pertenece al campo emergente de la economía evolutiva pues, en la “destrucción creativa” schumpeteriana, el empresario busca, por medio de la innovación, entrar en los mercados existentes –en crecimiento o que han sido desatendidos por los oferentes actuales– o en nuevos mercados –creando la propia demanda. 

De esta manera, el empresario rompe el equilibrio existente y crea el desequilibrio económico, por lo que el empresario schumpeteriano encarna el cambio socioeconómico permanente y el dominio de los mejores individuos en una sociedad. Schumpeter (1963, p.84) define la empresa como “la realización de nuevas combinaciones”, y a los empresarios como “los individuos encargados de dirigir dicha realización”. 

Estas definiciones son, a la vez, más amplias y restringidas en comparación con los conceptos conocidos de empresarios y empresas. Este autor considera que un individuo que trabaja por cuenta propia es un empresario, aunque los trabajadores por cuenta ajena –empleados de una empresa– también pueden llegar a ser empresarios, siempre y cuando unos y otros lleven a cabo nuevas combinaciones. En consecuencia, Schumpeter excluye de su concepto de empresario a los gerentes, directores o demás empleados de una empresa que se limitan a desarrollar actividades rutinarias en la explotación del negocio. Bajo este planteamiento, un individuo adquiere la calidad de empresario cuando desarrolla nuevas combinaciones, pero también pierde esta calidad cuando ha puesto en marcha el negocio y comienza a desarrollar las actividades propias de la administración y la dirección de empresas. 

Schumpeter (1963, p.88) declara al respecto que “es en consecuencia tan raro que una persona conserve durante toda su vida el carácter de empresario, como lo es para un hombre de negocios no ser empresario, ni aún siquiera un momento y en forma modesta, durante todo el curso de su vida”. 

También en la teoría del desarrollo económico, Schumpeter realiza una clara diferenciación entre innovación e invención. Mientras la invención se refiere a la creación o combinación de nuevas ideas, la innovación va más allá, ya que consiste en la transformación de un invento en algo susceptible de comercialización, en un bien o servicio capaz de satisfacer las necesidades del mercado existentes o creadas por el propio empresario. 

Desde esta óptica, es el oferente el que determina la estructura del mercado y, en este sentido, Schumpeter (1963, p.98) indica que: Las invenciones carecen de importancia económica en tanto que no sean puestas en práctica. Y la aplicación de cualquier mejora es una tarea completamente diferente de la innovación, y que requiere aptitudes diferentes. 

Si bien los empresarios pueden ser inventores, como pueden ser capitalistas, lo son por coincidencia y no por naturaleza, y viceversa. Además, las innovaciones que llevarán a la práctica los empresarios, no precisan ser invenciones en forma alguna . De esta manera, en la teoría de la “destrucción creativa”, un individuo realiza nuevas combinaciones o innovaciones cuando: 

I) introduce nuevos métodos de producción en una empresa ya existente o para la puesta en marcha de una nueva empresa; 

II) utiliza métodos de producción existentes de forma distinta para obtener una mayor ventaja competitiva; 

III) comercializa o utiliza medios de producción que ofrecen ventajas en relación con los existentes, por ejemplo, a través de la importación de una materia prima que reduce los costes de producción; 

IV) introduce bienes sustitutos en el mercado; 

V) crea una empresa para comercializar productos o bienes existentes; 

VI) introduce un mejoramiento en un producto o servicio existente; Economía 

 La cursiva es del autor Vol.5, Num.3, 2011 TEC Empresarial 23 VII) abre nuevos mercados; y VIII) produce un nuevo bien o servicio. La conducta innovadora del empresario: eje central del desarrollo económico La realización de nuevas combinaciones por parte del empresario schumpeteriano es una cuestión de conducta de cambio, ya que, para llevar a cabo las innovaciones necesarias en el plano económico, sólo se necesita voluntad y acción; de tal forma, este empresario no nace, se hace. Por consiguiente, el primer cambio no se opera en el sistema económico sino en el interior del individuo que experimenta la necesidad o el deseo de cambiar lo existente haciendo cosas nuevas; por eso, en la teoría de la “destrucción creativa”, el deseo se convierte en acción a través de la innovación. No obstante, Schumpeter reconoce que romper con la tradición o la costumbre no es tarea sencilla, de ahí que no toda la población de un país consiga desarrollar la actividad empresarial. 

En la teoría schumpeteriana, el cambio conductual del individuo no es fácil debido a tres factores. El primero de ellos obedece a la falta de información para la toma de decisiones: el individuo debe enfrentarse a la incertidumbre contando tan sólo con su experiencia, por lo que para Schumpeter la intuición es un factor de gran relevancia en la realización de esas nuevas combinaciones en la economía. El segundo de estos factores consiste en la lucha afrontada por el individuo para cambiar sus propios paradigmas, pues el pensamiento y las acciones se encaminan a aquello que es conocido, que es habitual, aun sabiendo que esta forma de hacer las cosas no es la correcta. Y es que el hombre, en muchas ocasiones, ni siquiera percibe las dificultades o inconvenientes generados por la aplicación rutinaria de los métodos, los procesos o las estrategias llevadas a cabo en el desarrollo de la actividad diaria, cuestión que no difiere en el caso de la actividad empresarial. El tercer factor se refiere precisamente a esas presiones de tipo social enfrentadas por el sujeto que deja de “nadar en sentido de la corriente”. Como indica Schumpeter (1963, p.96): “las manifestaciones de desaprobación pueden traer al punto consecuencias. Pueden provocar ostracismo social y, por último, obstáculos físicos o incluso ataque directo”. Por consiguiente, para vencer estas barreras, el empresario schumpeteriano asume una conducta innovadora que le ayuda a romper con la tradición o la costumbre; esta conducta en la teoría schumpeteriana del empresario se resume en voluntad y acción. 

El riesgo en la teoría de la “destrucción creativa” El riesgo económico asumido en la actividad empresarial es concebido por Schumpeter en los mismos términos de Frank H. Knight (1947). La manera en que Schumpeter entiende el riesgo puede apreciarse claramente en la siguiente cita: “el riesgo no es en ningún caso un elemento de la función del empresario: y si bien es cierto que corre el riesgo de perder su reputación, la responsabilidad económica directa del fracaso no recae sobre él” (1963, p.143). Por lo tanto, en la teoría schumpeteriana, el riesgo empresarial de tipo económico lo asume el capitalista –ya sea el sistema financiero, los miembros de la red social informal del empresario, el propio patrimonio del empresario u otro individuo que actúe en calidad de capitalista–; éste es quien sufre la pérdida de tipo financiero en el caso de fracaso empresarial. Pero, además, el sujeto que lleva a cabo nuevas combinaciones asume otro tipo de riesgo diferente a la pérdida económica o financiera: la posible pérdida de su reputación. Éste es un riesgo de tipo moral y psicológico asumido por el empresario en el desarrollo de su actividad empresarial, pues el empresario de Schumpeter posee “alma” y su conducta innovadora obedece a motivaciones relacionadas con sus valores humanos, pero no en el estricto y único sentido del hedonismo (Santos, 1997). El empresario schumpeteriano no es un ser sin escrúpulos que, motivado exclusivamente por el deseo de conseguir beneficios económicos, involucra en su aventura innovadora a otro sujeto –el capitalista– para que asuma totalmente el riesgo. En la teoría schumpeteriana del empresario, cada actor económico asume su propia cuota de riesgo en el proceso productivo: quién aporta el capital soporta el riesgo económico, y quien contribuye con el ingenio empresarial asume el riesgo de la pérdida de su reputación en caso de fracaso. No obstante, para Schumpeter, el riesgo entendido en el estricto sentido económico no es parte de la función empresarial. Para este autor, aún existe una confusión relacionada con la figura del capitalista y del empresario. Esta confusión tiene que Economía En pocas palabras ¿Qué trata el artículo?: Analizar el papel del empresario en la teoría del desarrollo económico schumpeteriana. ¿Cómo? Mediante la revisión teórica y reflexiones de las autoras, por medio de análisis crítico de los cuatro puntos centrales de esta teoría. 

Resultados: 

Se logra comprender, de manera sencilla y resumida, la teoría schumpeteriana del empresario, la relación existente entre creación de empresas y desarrollo económico, y cómo la creación de empresas es una de las grandes piezas de ese complejo y multidimensional puzzle que es la economía.