¿Cuál es el economista que planteó y fundamentó la nueva
ingeniería económica?
La respuesta a la pregunta
del título es aparentemente fácil: bastaría con señalar el nombre del (o los)
economista(s); sin embargo, esto, así de sencillo llevaría, sin duda alguna, únicamente
a confundir a legos y no-legos (en economía)[1]. En
todo caso, se prestaría a especulación de los que no conocen a fondo los teoremas
de los economistas que vamos a mencionar y, aunque esto ayudaría al debate
entre investigadores y estudiosos, preferimos llevar de la mano a nuestros
lectores de modo que signifique responsabilidad académica más que impacto para
quienes tienen curiosidad y deseo de saberlo. Por lo que, consideramos necesario
establecer una salvedad y una
introducción taxonómica previa, antes
de entrar a responder la pregunta del título de lo que hoy entendemos por "Ingeniería Económica".
Una salvedad previa:
En los actuales medios académicos se conoce y se diferencia
claramente la nueva “Ingeniería Económica” (que se enseña en las
Facultades del mismo nombre) de la vieja reliquia de otra época[2],
reliquia que estaba personificada por DeGarmo[3]
desde 1942. Sin embargo, muchos docentes irresponsables[4] siguen
usando el texto-manual de DeGarmo para enseñar el aspecto económico (métodos de
riesgo, sensibilidad, análisis de intangibles) en las diferentes Facultades de
Ingeniería como si fuera una disciplina vigente.
Una introducción taxonómica previa:
La mayoría desconoce la existencia de los dos grupos de economistas-teóricos cuyos enfoques parecen antagónicos;
sin embargo, aunque a simple vista parezcan así ser opuestas (por la diferencia
en sus principio operativos), sus postulados y teoremas conviven desde mediados
del siglo pasado como las dos riberas del mismo río: El 1° grupo: La economía ortodoxa (convencinal)[5], asociada con la economía neoclásica[6], que contemplan la economía desde
fuera y, además, keynesiana (que custodia)[7] y
plantea los lineamientos políticos (dejando la participación activa a los
gobernantes, para corregir las fallas y los errores del orden natural del
mercado moral); y (el 2° grupo), la teoría económica activa que
promueve la ruptura del estatu quo
económico, participando proactivamente[8] en
el «cambio»,
que considera que el problema central de la economía no es el equilibrio
sino el cambio estructural para el desarrollo
económico y social (Llamada economía de
la innovación y del cambio tecnológico[9]). Sin
embargo, estas dos vertientes (grupos de teorías) no son sustitutivas sino
complementarias –a favor del crecimiento y el progreso económico y social.
Los economistas defensores
del segundo grupo se involucran y comprometen: al procurar el cambio del statu
quo económico; mientras
qué, los economistas defensores del primer grupo, solo se involucran; sin
embargo, deben ser versalistas (como
Keynes)[10], por
ello, la mayoría son keynesianos[11].
Sin
embargo, el lector debería tener en cuenta que estas dos vías o progresiones han sido a
menudo enrevesadas y no lineales.
Después de esta introducción, asumimos que nuestros lectores ya
pueden estar adivinando a cuál de los dos grupos pertenece el «ingeniero
economista».
Para alguien ajeno a los
estudios económicos, ésta aclaración puede resultar sorpresiva, sin embargo
debemos argumentar que la economía como ciencia ha perdido desde hace más de
100 años la unidad que caracteriza a muchas otras ciencias. Tal como lo
señalara Murray Newton Rothbard (2004, p.23) en el prefacio de la edición
española de su Tratado de Economía “Man,
Economy and State”:
“desde que Wicsksteed (1910), Taussig
(1911) y Fetter (1915) nos dieron sus brillantes obras, este tipo de tratado ha
desaparecido del pensamiento económico y la economía se ha vuelto totalmente
fragmentada, desvinculada hasta tal punto que ya casi no existe economía; en
cambio tenemos miles de fragmentos de análisis sin coordinación. Primero se
dividió la economía en campos ‘específicos’ –‘economía urbana’, ‘economía
agrícola´, ‘economía laboral’, ‘economía
de finanzas públicas’, etcétera, inconexos entre sí. Aún más grave fue la
desintegración de lo comprendido en la
categoría de ‘teoría económica´. La teoría de la utilidad, la teoría del
monopolio, la teoría del comercio internacional, etcétera, hasta la programación
lineal y la teoría de los juegos, cada uno se mueve dentro de su comportamiento
rigurosamente aislado, con su propia y muy refinada literatura”.
A pesar de lo resumido,
creemos que –para nuestros lectores– no es posible aún explicarse fácilmente la
génesis de ésta nueva ingeniería. Con este propósito, lo que sigue a
continuación ayudará a entender mejor, al mismo tiempo que nos aproximaría al
economista (o economistas) que contribuyeron a la conceptualización de éste
nuevo profesional.
Primeramente,
diremos que lo que establece la
diferencia entre economistas e ingenieros (economistas) es el principio operativo (de
funcionamiento profesional[12]); en
este sentido, dilucidar sobre el método que usan los economistas (neoclásicos),
comparado con el método de los economistas (ingenieros), explicará mejor el concepto de ingeniería y develar qué
economista lo planteó, y, cuál es la base teórica fundamental de esta
nueva ingeniería, y qué economista lo teorizó. Veamos:
Para empezar,
diremos que ambos (economistas e ingenieros) aplican el cambio
de A a B como estrategia metodológica (para buscar la eficiencia
económica ).
Así, al comparar los métodos, del paso de A a B que, también se aplica en la «ingeniería
económica», tanto como en la economía neoclásica[13] (dentro
de la «teoría del bienestar»[14]),
estaríamos diferenciando cómo solucionan el problema económico
los economistas (neoclásicos) y como lo hacen los economistas (ingenieros).
En la economía neoclásica, se compara dos asignaciones que las
llaman A y B, para determinar si una
de esas asignaciones es mejor que la otra[15].
Parte de que A es una asignación existente y que B es una alternativa, y
lo que se busca es «cambiar» de A a B
que sea la mejor deseable. En general, pasar de una asignación a otra implicará
que algunos individuos se sientan en mejor posición (ganen) y otros se sientan en
peor posición (pierdan). Pero, con el criterio de compensación, un
cambio de A a B es una mejora si los que ganan pueden compensar a los que
pierden y aun así sentirse en mejor posición. De ahí la necesidad del criterio
de compensación (potencial más que
real, de los economistas neoclásicos) que está estrechamente relacionada con el
concepto de eficiencia asignada.
La ingeniería, por
su lado, cambia el estado las condiciones de un bien inicial “A” a otro estado “B” mejorado (haciendo
uso de su ingenio, en el proceso de transformación,
propio de la ingeniería). Por ejemplo, cambia
pulpa de madera a papel (como aplicación de la ingeniería tradicional); cambian
las funciones de las computadoras, teléfonos móviles y los televisores
(incorporando las funciones de las computadoras)…
Pero, este «cambio»
de A
a B, que hace el ingeniero, es idéntico a su método (para
resolver los problemas[16]), establecido
por el teorema de Jean Baptiste SAY cuando explica el «cambio»
que hace el «entrepreneur»[17]. Veamos:
“el
entrepreneur «cambia» recursos económicos de zonas de baja
productividad y eficacia a zonas de alta productividad y eficacia”
Palabras
clave explícitas: “entrepreneur, «cambio», recursos económicos, zonas, productividad, eficacia”
Palabras clave implícitas: ingeniería, economía activa, destrucción
creativa, innovación, statu quo…
En efecto, Jean Baptiste Say[19], determinó (estableciendo) también el método
ingenieril: del nuevo ingeniero (economista)[20], genuino
de todo ingeniero.
Pero, este “Cambio”,
que para el ingeniero tradicional significa mejora de condiciones; para el
nuevo ingeniero (economista), necesariamente significa innovación. En el sentido estricto, se dice que de las ideas solo
pueden resultar innovaciones luego de que ellas se implementan como nuevos
productos, servicios o procedimientos, que realmente encuentran una aplicación
exitosa, imponiéndose en el mercado a través de la difusión.
Say[21]
decía que el estudio de la economía
no debía comenzar con análisis matemáticos y estadísticos abstractos sino con
la experiencia real de la persona humana.[22]
Veamos, brevemente lo que significa –en el enunciado de
Say– cada una de las palabras clave:
ENTREPRENEUR, entrepreneurship y
entreptrepreneural
Son palabras –de origen
francés– que no tiene un equivalente en
castellano. Un entrepreneur no es necesariamente un pequeño empresario que
inicia o dirige un nuevo negocio, ni un capitalista, ni un propietario, ni un
empleador. J.B. Say añadió a la definición anterior (que Richard Cantillon, en 1755, definió el término como «el proceso de enfrentar la incertidumbre».)
que el entrepreneur era también un «líder del cambio» que atraía a otras personas, con el objetivo
de constituir organizaciones productivas. Hoy sabemos que (por Peter Drucker, quien
en su libro “El entrepreneur y el entrepreneurship) se puede formar. Peter
Drucker, uno de los autores más importantes en el tema, define al entrepreneur
como aquel empresario que es innovador (y al entrepreneurship como el
empresariado innovador), y aclara la común confusión de creer que cualquier negocio
pequeño y nuevo es un emprendimiento, y quien lo lleva a cabo un emprendedor.
Destaca que, aunque quien abra un pequeño negocio corra riesgos, eso no quiere
decir que sea innovador y represente un emprendimiento.
A
principios del siglo XVIII, los franceses extendieron el significado del
término a los constructores de puentes, de caminos y a los arquitectos. El entrepreneur
aparece a principios del siglo XVI
haciendo referencia a los aventureros que viajaban al Nuevo Mundo en busca de
oportunidades de vida sin saber con certeza qué esperar o también a los hombres
relacionados con las expediciones militares.
Un ejemplo de entrepreneurs, quienes
obsoletaron definitivamente a los famosos navegadores (buscadores en Internet)
Los encontramos en Google Inc. Esta
es la historia de cómo dos Jóvenes «entrepreneurs» crearon lo que
hoy es la empresa más conocida del mundo. Google Inc. es la empresa propietaria
de la marca, cuyo principal producto es el motor de búsqueda del mismo
nombre. Fue fundada el 7 de septiembre de 1998 por Larry Page y
Sergey Brin (dos estudiantes de doctorado en Ciencias de la Computación de la
Universidad de Stanford). La empresa ofrece también entre otros servicios: un
comparador de precios llamado Froogle, aunque luego pasó a llamarse Google
Product Search, un motor de búsqueda
para material almacenado en discos locales Google Desktop Search, y un servicio
de correo electrónico llamado Gmail, el cual pone a disposición para sus
usuarios más de 7 GB (24 de septiembre de 2008) de espacio y va
aumentando constantemente a razón aproximada de 36 bytes por segundo. También
es famoso su programa Google Earth, mapamundi en 3D con imágenes de alta
resolución. Recientemente lanzó su versión beta de un servicio de mensajería
instantánea basado en Jabber/XMMP llamado Google Talk.
CAMBIO
y ZONA
Para entenderlo mejor, es
necesario percibir el trasfondo del enunciado
como unidad fraseológica, que Jean Baptiste Say nos dejó como un legado cultural. Solo
de esta forma, podríamos darnos cuenta que el término[23] “entrepereneur”, dista mucho del concepto convencional “del
emprendedor” que equivocadamente[24] se
le otorga. Pues el significado no es producto de
ninguna sumatoria, sino que, para su intelección, hay que desentrañar el proceso cognitivo en que se
sustentan –no como el concepto de “entrepreneur” difundido, desde 1775,
por Cantillon[25] (en
su obra Essai sur la nature du commerce en
general) como él lo entendió. Para Say, «entrepereneur» no implica ni empresario emprendedor[26] ni riesgo empresarial[27].
Ahora, recién sabemos cuánta
razón tuvo Say (cuál si fuera un profeta moderno): –ningún empresario, en la actualidad, se arriesgaría a lanzar un nuevo producto (o
iniciar un servicio) sin hacer el estudio de mercado correspondiente; y qué
mejor seguridad que la que ofrece la creación de un nuevo «segmento de mercado»[28] (que
Say lo formuló como “Zona”). En otras palabras: Say, implícitamente (en este enunciado)
hablaba de «Innovación»; como palabra clave implícita (escondida) qué,
finalmente Joseph Alois Schumpeter[29]
devela y teoriza posteriormente.
PRODUCTIVIDAD Y
EFICACIA
Cuando Say se refería a
productividad no está hablando de «eficiencia productiva»[30]
y menos aún de «eficiencia económica»[31],
o Eficiencia asignativa;
de lo que trataba Say es de la creación de un nuevo segmento de mercado[32]
(al que llamó “Zona”), que
beneficiaría con nuevos valores (subjetivos) a consumidores, valores creados
talvez por los nuevos deseo impulsados por el nuevo producto.
El típico ejemplo lo encontramos en el legado que nos dejó Steve
Jobs: Cuando
Steve Jobs cambia la tipografía tradicional a la digital: de la zona de
Gütemberg a la zona creada por él: la topografía digital nació con
Macintosh[33].
Desde aquella fascinación inicial de Jobs por el arte de Palladino, hasta el
toque mágico de Kare que finalmente les diera nombres propios. Más de 10 años
debieron pasar para que las tipografías digitales pudieran cobrar vida. Una
gestación que fue tan delicada y sutil como un fino trazo de tinta. En un
notable giro de los acontecimientos (decía Jobs), Apple compró NeXT, yo regresé
a Apple y la tecnología que desarrollamos en NeXT es el corazón del actual
renacimiento de Apple. Y Laurene y yo tenemos una maravillosa familia. Estoy
bastante seguro de que nada de esto habría ocurrido si no me hubieran echado de Apple. Creo que
fue una medicina horrible, pero supongo que el paciente la necesitaba. A veces,
la vida te da en la cabeza con un ladrillo. No perdáis la fe: 10 años de
gestación y un final feliz. Definitivamente que Steve Jobs fue uno de los más
geniales «Entrepreneurs»-, mientras que Susan Kare fue una «Intrapreneur»[34],
de los últimos años. Aquí
surge
el tercer economista del hilo conductor: Wilfredo Pareto, con su famoso principio y diagrama ( «Principio de Pareto, el secreto de la prosperidad») ( «Diagrama
de pareto - Que es el diagrama de pareto») es también
conocido como la regla del 80-20, distribución A-B-C, ley de los pocos vitales o principio de escasez del factor.( The Application Of The Pareto Principle In Software
Engineering. Ankunda R. Kiremire
19th October, 2011).
RECURSOS
ECONÓMICOS
Para los ingenieros todos
los recursos, finalmente, son recursos económicos incluyendo el “tiempo”;
el cerebro humano (que puede mejorar su % de uso): la didáctica (técnicas educativas)
y los recursos humanos que pueden ser transformados con la educación; el
conocimiento, que dio lugar a la economía del conocimiento donde el
trabajador (de conocimiento) es el actor principal… Veamos un claro ejemplo en
la educación con Jan
Amos Komensk (Comenio,) quien «cambia» los apuntes de un curso (recurso didáctico) A
al recurso standard libro texto impreso B. Creando como
consecuencia la nueva tecnología del libro texto. La tecnología no es cuestión
de artefactos sino de la forma como se hacen las cosas. En
este caso, la nueva forma didáctico de enseñanza/aprendizaje. A Comenio, hombre del siglo
XVII, se le conoce como el Padre de la Pedagogía,
ya que fue quien la estructuró como ciencia autónoma y estableció sus primeros principios fundamentales.
Para los economistas, sin
embargo, los recursos vienen a ser los factores de producción tierra,
trabajo, capital y organización y los asocian con el uso que hacen los
emprendedores en los procesos productivos; sin embargo, un emprendedor
solamente inicia un nuevo negocio que aunque con riesgo (por no hacer el
estudio de mercado correspondiente) su rol no es de entrepreneur; precisamente,
porque no se proponen cambiar los recursos económicos en otros de
mayor valor; por lo tanto, solamente consideran que el emprendedor es
quien al organizar creativamente los factores, tierra, trabajo, capital y
organización, creando nuevos productos o bien mejorando los planes de
producción de los actuales.
Veamos, ahora, como se inicia el hilo conductor:
Say estudió el libro de
Smith y, aunque estuvo de acuerdo en todos los puntos, encontró que la omisión
de empresarios innovadores era un defecto serio. Los empresarios buscan oportunidades de lucro y, al hacerlo, crean
nuevos mercados y nuevas oportunidades. Al interrumpir constantemente el
equilibrio de la competencia, los empresarios evitan que los monopolios
se formen y creen una amplia
diversidad de productos que mantienen a los consumidores y productores. El cambio
de paradigma (rompiendo el statu quo) que hicieron los empresarios
exitosos como Bill
Gates y Henry Ford cosecharon fortunas mucho más allá de los
agentes normales en la economía.
Joseph Alois Schumpeter[35] hablaba
de «Innovación» (como palabra clave implícita escondida que
mencionamos líneas arriba) que, finalmente Joseph Alois Schumpeter devela y teoriza posteriormente. Él conceptualizó la «innovación»
en su «teoría de las innovaciones»,
en la que la define como el establecimiento de una nueva función de producción. La economía y la sociedad cambian cuando
los factores de producción se combinan de una manera novedosa. Sugiere que invenciones e innovaciones son
la clave del crecimiento económico, y quienes implementan ese cambio de manera
práctica son los emprendedores. –Es así como surge el hilo conductor (hacia la “ingeniería económica”) con éste aporte
de Joseph Alois Schumpeter. Él fue el primer economista
importante en reemprender la línea de Say
en su clásico Die Theorie der
Wirtschanftslichen Enrwicklung (La teoría del desrrollo económico), publicada
en 1911, Recordemos que Schumpeter rompió con la Economía clásica, de una
manera más radical de como John Maynard Keynes lo haría veinte años después. Schumpeter
postuló
que el equilibrio dinámico causado por el empresario innovador, más que el
equilibrio y la optimización es la «norma» de una economía sana y la
realidad central de la cual debe partir la teoría y las prácticas económicas. Según Joseph
Schumpeter [en: Theorie der wirtschaftlichen
Entwicklung (Teoría del
desarrollo económico), 1911] la innovación es la imposición de una
novedad técnica u organizacional en el proceso de producción y no simplemente
el correspondiente invento. Un
innovador es para Schumpeter el «empresario creador», en
contraposición con el empresario de arbitraje, quien simplemente aprovecha para
obtener ganancias las diferencias de precios existentes.[37] Según él: la estructura económica (…) experimenta un cambio permanente con
la introducción de nuevos bienes de consumo, nuevos métodos de producción y
nuevas formas de organización industrial en un proceso continuo de destrucción
creativa. La superioridad de los nuevos
productos y métodos (en eficiencia, precio y calidad) frente a los viejos conduce a la eliminación de
estos últimos, a una revolución de la estructura económica y a la creación de
periodos cortos de crisis y ajustes[38].
Las innovaciones, resultado del proceso de competencia dinámica de los
empresarios, son el motor del sistema económico y la razón principal de sus
increíbles tasas de crecimiento. Para él éxito del capitalismo depende de su
habilidad para recompensar la iniciativa y el ingenio de los individuos y las
empresas, y de penalizar a quienes son socialmente improductivos, pero
generalmente produce pérdidas significativas a muchos actores en el largo
plazo. Si los perdedores no reciben ninguna compensación, es muy probable que
surjan conflictos sociales que repercutan de forma negativa en la inversión
privada y la propensión al riesgo de los empresarios. La redistribución del
ingreso adquiere entonces un papel económico fundamental como forma de asegurar
la estabilidad política y social y fomentar la inversión.
El economista Ludwig von Mises (otro de los que continúan con el hilo conductor) dijo: El hombre es un ser pensante, un homo
sapiens. Esta es una característica puramente humana. Pero también el hombre es
el único ser que actúa persiguiendo propósitos o fines. Es también un homo agens; característica que al igual que la
anterior los diferencia de todos los restantes seres.
Mientras qué, para
Keynes, la «innovación» es solo un evento aislado, tal como lo sería un
terremoto o el Fenómeno del Niño. Sin embargo la innovación no es solo un
término tecnológico o científico: es un
término económico. Para poder
sacar provecho a la innovación, primero hay que entenderla. Lo nuevo no siempre es bien aceptada, no es fácil cambiar las
costumbres –como sucedió hace unos 45 años, en el Perú con el envase de cartón para la leche –se tuvo
que esperar treinta años para romper con el estatu quo basado en costumbres
ancestrales (ahora, con el neuro-marketing, se hace estudios previos antes de
su lanzamiento) . Ésta es la tarea del ingeniero economista que implica la creación de
nuevas necesidades; y no
dedicarse solo a estudiar la satisfacción de las (necesidades) existentes.
Para el austríaco Joseph Schumpeter, la
innovación (y el emprendimiento) son los motores esenciales de una economía
efectiva. A esto se denomina “Desequilibrio Dinámico”. Es decir, en vez de penetrar mercados insistentemente
con los mismos bienes; desafiar lo establecido y favorecer el desarrollo
de soluciones más efectivas para las personas. Lo viejo por lo nuevo. La innovación,
efectivamente, no es un evento aislado. Es consecuencia de una importante
fórmula planteada en 1988 por el economista americano Edward B. Roberts: Innovación = Invención + Explotación
El economista
Schumpeter teorizó[39], lo
que hacía falta para completar la definición de «ingeniería
económica». Ésta es, precisamente, la contribución (a la ingeniería económica) de Joseph Schumpeter[40], quien
en 1934, decía: Los emprendedores son innovadores que buscan destruir el
estatus-quo de los productos y servicios existentes para crear nuevos productos
y servicios[41]. Schumpeter postuló que el equilibrio
dinámico causado por el empresario innovador, más que el equilibrio y la
optimización es la «norma» de una
economía sana y la realidad central de la cual debe partir la teoría y las prácticas económicas.[42]
Cuando se analiza la obra de
Keynes
en raras ocasiones se hace mención a su visión sobre el papel del empresario.
Se considera que el sector público puede desempeñar su tarea, o que mediante la política fiscal se puede
estimular al empresario a invertir. Sin
embargo, Keynes le concede una gran relevancia a la hora de reducir el
desempleo, señalando la importancia que tiene la eficacia marginal del
capital. Cuando se cita a Keynes, lo primero que se suele pensar es que se va a
defender una política intervencionista
caracterizada por un aumento del gasto público que supondrá un incremento
importante del déficit público, cuyo objetivo fundamental es el de generar más
empleo, aunque ello suponga una mayor
inflación. Se supone que el
decisor político a través de las medidas que implanta, es capaz de «manipular»
o alterar el comportamiento de los agentes económicos en sus decisiones de
gasto, para estimular la demanda agregada, que es considerada como un factor
esencial a la hora de reducir el desempleo. Además,
se pretende conseguir este objetivo en el menor tiempo posible, ya que «en el largo plazo todos estamos muertos»
(Keynes, 1923, página 65).
En 1983, en el centenario del nacimiento de Keynes, la revista Forbes declaró que no era Keynes quien conocía el camino, sino otro
economista que compartía el mismo año de nacimiento que Keynes –Joseph
Schumpeter. En lugar de la intervención gubernamental que
los keynesianos exigen para apuntalar la economía y fracasar negocios de todo
tipo, Schumpeter creía que el
capitalismo está dirigido por empresarios cuyas innovaciones reemplazan viejos
modelos de negocios desgastados en un proceso que él llamó "destrucción
creativa". Forbes bautizó a
Schumpeter, no Keynes, el mejor navegante a través de los turbulentos mares de
la globalización. El tiempo ha
demostrado que la evaluación es precisa.
La carrera
presidencial de 2012 en Estados Unidos, fue, en parte, un enfrentamiento entre
dos modelos diferentes de crecimiento económico. El
presidente Barack Obama en su gobierno demócrata no defendió la teoría de que
el gobierno debe actuar como "tutor" de la economía y utilizar los
fondos públicos para estimularla. El
nominado republicano, presumiblemente Mitt Romney, avanzó el argumento del
libre mercado de que la fuente principal de nuevo crecimiento es la energía
innovadora de los empresarios estadounidenses y que el gobierno necesita salir
del camino. Sin embargo, él no sabía que una parte esencial del argumento del
libre mercado es la "destrucción creativa", una teoría propuesta por
el gran economista austríaco y profesor de la Universidad de Harvard Joseph
Schumpeter. Lástima
que no entendía la visión de
Schumpeter --expresada más poderosamente en su libro clásico de 1942, Capitalismo, Socialismo y
Democracia--, por lo que tuvo dificultades para comprender por qué los mercados
libres funcionan tan bien para generar prosperidad. –la
destrucción creativa es un concepto complicado, mal entendido por el público en
general y no siempre fácil de defender. Schumpeter en la casa blanca. Así, Schumpeter
superó a Keynes en las elecciones de 2012.
Schumpeter dejó escrito en el Preliminar de su libro “Capitalismo,
Socialismo y Democracia”: “La mayoría
de las creaciones del intelecto… desaparecen para siempre tras un plazo que
varía entre una sobremesa y una generación. Con algunas sin embargo, no sucede
así. Sufren eclipses, pero aparecen de nuevo, y reaparecen no como
elementos de un legado cultural, sino
con su ropaje propio y sus cicatrices personales que pueden verse y tocarse. A
éstas podemos darlas el calificativo de grandes, y no es inconveniente para
ésta definición el que se convine la grandeza con la vitalidad...” En este
sentido, nosotros diremos tal es indudablemente lo que debemos de aplicar a
Jean Baptiste Say (después de más de doscientos años) y al mismo Schumpeter
(más de cien años): genios cuyos pensamientos tienen carácter rizomático y no
arborescente (que se pueden deducir sus raíces de su altura) coma la mayoría de
las teorías económicas de vigencia temporal. No necesitamos creer que una gran obra tenga necesariamente que ser una
fuente de luz y perfección en sus fundamentos y en sus particularidades ni
menos impactantes.
Pocos economistas tienen reservado el privilegio de no solo ser
recordados sino de estar plenamente vigentes más de seis décadas después de su
muerte. Este es el caso de Joseph Schumpeter. En un ensayo publicado en 2009
bajo el título de Schumpeter versus Keynes: En el largo plazo no todos estamos
muertos, Arthur N. Diamond pudo
constatar, comparando el número de referencias realizado en revistas
especializadas de 1956 a 2006, que “en
general, Keynes es más citado desde 1956 hasta aproximadamente mediados de los
90. Pero a continuación y hasta 2006, Schumpeter es citado más a menudo que
Keynes.” (A.
N. Diamond, “Schumpeter vs. Keynes: ‘In the long run nor all of us are dead’”,
Journal of the History of Economic Thought, Volume 31, Number 4, December 2009,
p. 531.)
En 1983, en el
centenario del nacimiento de Keynes y Schumpeter Peter Drucker.
Escribió:
En cierto sentido, Keynes y Schumpeter reeditaron
la famosa confrontación de filósofos en la tradición occidental –el diálogo
platónico entre Parménides, el brillante, hábil e irresistible sofista, y el
lento y feo pero astuto Sócrates. Nadie en el periodo entre las dos guerras fue más brillante, más
hábil que Keynes. En cambio Schumpeter parecía pedestre –pero tenía
sabiduría. La habilidad sale
airosa, pero la sabiduría perdura.
Mientras
vivió, Schumpeter fue uno de los economistas más importantes del mundo, y a
partir de su muerte, se ha convertido en un ícono. John Maynard Keynes es
considerado el maestro entre los economistas. No obstante, las ideas de
Schumpeter tienen un mayor impacto en este nuevo milenio, que algunos
economistas han denominado el “siglo de Schumpeter.” El estudioso Thomas K. McCraw ofrece una vívida
descripción de este hombre destacado, sus teorías económicas y su profunda
influencia. getAbstract recomienda conocer a Schumpeter por su
aporte fundamental para comprender la economía empresarial de nuestros días.
El libro de McCraw es un buen camino para llegar a conocerlo.
Por otro lado, sin embargo, es importante señalar que, no son suficientes los teoremas económicos
de los economistas-teóricos (Say
y Schumpeter) para lograr la formación
profesional del economista ingeniero, a pesar que sus planteamientos
son tan necesarios y fundamentales (a propósito de esta nueva profesión) –hace
falta formar la mentalidad del ingeniero para comportarse como tal. Es,
por lo tanto, necesario el aprendizaje de otras materias ingenieriles y, sobre
todo, realizar las prácticas
pre-profesionales con los demás estudiantes de las facultades de ingeniería, para
completar su formación integrada.
Al menos, fue así como se formaron los primeros ingenieros economistas que se separaron definitivamente del tradicional
economista[43]: por su mentalidad ingenieril. Para tal propósito, se los hizo convivir
académicamente con estudiantes de las otras facultades de ingeniería,
compartiendo aulas, profesores, prácticas profesionales, como fue desde 1964 en
la “Escuela
de economía aplicada” en la UNI.
En conclusión, diremos que: no
son las ciencias[44] ni las matemáticas, sino su formación actitudinal del ingeniero en ciernes, preparándolo para usar
eficazmente su «ingenio»[45] que necesitará para la resolución de problemas[46].
Precisamente, esto es lo que
aleja al ingeniero del economista. Lo dicho por Say determina la función de
éste tipo de economista (que no teme al cambio, sino que lo enfrenta, provoca
el cambio y aprovecha la energía generada) que se encarga de cambiar recursos
económicos. Ejemplo: reestructurando un negocio,
innovando un producto o servicio, que, a diferencia del economista tradicional,
no parte de las necesidades existentes, sino que crea nuevas necesidades, desplazándolo
del mercado (con la destrucción creativa de Schumpeter). De modo que compita, no con precios bajos (dentro del orden natural
del mercado) sino compitiendo con valores (funcionales) mejorados, es decir Innovando[47].
--por ejemplo un
teléfono móvil “A”(actual), para agregar las nuevas funciones, necesitamos pasar
del estado (funcional actual), a otro con más funciones “B” (o más sofisticado) y asequible al mercado, transformándolo,
para lograr nuevas y mejores funciones usando el «ingenio» (propio de la ingeniería) que convierta en obsoleto el
actual dando lugar (en el mercado) al otro mejorado, sacándolo del mercado al
teléfono inicial.
Así, el ingeniero economista aplicará su «ingenio» para pasar del primer estado A al segundo estado B,
para lo cual transformará los primeros recursos económicos convirtiéndolos en otros mejorados (con mayores
funciones). Innovar es contribuir al progreso. Porque la innovación, en la famosa frase de Schumpeter, junto
con la "destrucción
creativa." Convierte en obsoletos el equipamiento y las inversiones
de capital del pasado. Cuanto más
progresa una economía, más formación de capital va a necesitar. En cierta
forma, la destrucción creativa es lo que hace el “Entrepereneur, de J. B. SAY.
Esto es:
Cambiar recursos económicos de zonas de baja productividad y eficacia a zonas
de alta productividad y eficacia (es decir, romper el statu quo del mercado)
Pero que este cambio
tenga el propósito, como ya lo mensionamos, de alterar el statu quo
económico (que, sólo es posible gracias al uso del ingenio, más que con la
ayuda de las disciplinas económicas[48]).
Las
aportaciones al pensamiento económico de Schumpeter fueron de
importancia vital para la ciencia económica, dominada por la teoría del
equilibrio general de 1879 a 1900.[49] No
podríamos entender a Schumpeter sin situarlo en su tiempo teórico y el espacio
natural[50] de
la transición de dos siglos caracterizados por crisis económicas. El estudio
profundo del Essai de Cantillon y en sí la secuencia de Petty-Cantillon-Quesnay
le hizo interesarse en el crédito y la hacienda pública. Posteriormente,
profundizó en la abstracción de dichos conceptos en Adam Srnith y David Ricardo
y sus colegas, como Marshall. Sin embargo, Walras lo lleva a crear la
teoría del desarrollo económico, respuesta al equilibrio general, y
posteriormente, en 1912, a publicar su libro «Teoría del desenvolvimiento
económico». En el primer capítulo de la obra mencionada sobre la
corriente circular, Schumpeter explica que "la
teoría del valor denominada de los costos, y la de Ricardo, del trabajo,
sugieren con fuerza la misma conclusión, explicándose por ello algunas
tendencias doctrinales, como la que pretende reducir a trabajo toda clase de
ingresos, incluyendo a veces el interés”.
Por otro lado, autores como
Freeman (1987), Porter (1990) y Nelson (1993), señalan que la obtención de
tecnologías nuevas y avanzadas es un determinante importante de la posición
competitiva de un país o región, por lo tanto la innovación sería la única forma
para que un país pueda generar, a largo plazo, una mejor posición competitiva y
un crecimiento económico sostenible.
Según Paul Romer (Endogenous Technological
Change, 1990: S71), el producto por hora trabajada en los Estados
Unidos es ahora diez veces el producto por hora trabajada hace cien años. La
explicación estaría en el cambio tecnológico.
Resumiendo: (Schumpeter,
1911; Kondratiev, 1925; Freeman et al., 1985; Freeman y Louca, 2002) señalan
que los ciclos económicos de crecimiento a largo plazo (ondas largas) están
correlacionados con las “oleadas” de innovaciones por lo que la innovación se
puede considerar el determinante principal del crecimiento. Schumpeter ya en
1939 planteaba que la aparición de un agrupamiento de innovaciones provoca un
desequilibrio del sistema económico y desata toda una fase de movimiento en
onda larga, y que incluso antes de llegar a un nuevo equilibrio aparecería otra
oleada de innovaciones.
Agradeceríamos sus comentarios.
[1]
Un lego o un no-profesional (en inglés layperson o layman)
es una persona que no es un experto en un determinado campo de conocimiento (en
general, que no tiene formación en ningún área muy especializada o calificada).
Originalmente, el término era sinónimo de laico, o sea un no-clérigo, aunque con el paso del tiempo el
concepto fue evolucionando. ("Layman, n.1", OED Online,
Septiembre 2011, Oxford University Press) El concepto que describe algo en términos legos ha tenido amplia difusión en el mundo
anglófono. Poner algo en términos legos, es describir o explicar un tema
complejo y técnico, usando palabras y expresiones que el individuo promedio
(una persona sin formación profesional en la materia) pueda entender con cierta
facilidad, logrando al menos algún grado de comprensión sobre el asunto en
cuestión. En forma breve y por su parte, podemos decir que 'laico'
(originalmente y aún hoy) significa "gente común", término que viene
del griego 'laikos' que significa "del pueblo", "común",
"impío", "usual", "profano", o similar.
[2] La ingeniería
económica tradicional se encargaba de los aspectos monetarios
de las decisiones tomadas por los empleados de las organizaciones desde los años 20 cuando J.
C. L. FISH Y O. B. Coldman empezaron a utilizarla mediante el análisis de las
inversiones efectuadas desde la perspectiva de las matemáticas, formulando un
modelo donde representaba la inversión y la relación con el mercado. Los
métodos que se utilizaban antes, aún siguen siendo utilizados para reflejar los
recursos y fondos públicos. Posteriormente, el profesor Eugene L. Grant formula
los Principios
de Ingeniería Económica en 1930 en su texto Principles
of Engineering Economy. Él examinó la importancia de los factores de
juicio y de la evaluación de inversiones. Desde entonces los desarrollos
modernos estuvieron empujando fronteras de la “Ingeniería Económica” hasta
hacerlas abarcar nuevos métodos de riesgo, sensibilidad, análisis de
intangibles. Los métodos tradicionales siguen siendo refinados para reflejar la
preocupación actual por la conservación de los recursos y la utilización eficaz
de los fondos públicos. DeGarmo, contemporáneo de Woods, era uno de los pocos pares, que
aceptaron los principios de la ingeniería económica de Eugene Grant (escrito en 1930). Ésta aceptación
quizá tenía razón de ser, y en rigor la explicaba el éxito económico de la
ingeniería de aquel entonces. Resultaba muy claro que DeGarmo era partidario de
la aplicación de los principios de Grant, mientras ella dirigía los buenos
criterios económicos; pero ya era muy extraño que después de unos años
aceptáramos que esto es ingeniería
económica, ni siquiera es la aplicación de la teoría económica, hasta ahora
llamada ciencia.
[3] En 1942, Woods y DeGarmo escribieron la primera edición del
libro texto de Eugene Grant “Principles of Engineering Economy” (New
York: The Ronald Press Company, 1930).
[4] “Numerosas
son las cátedras, pero escasos los profesores sabios y nobles. Numerosos y
grandes son las aulas pero pocos los jóvenes que realmente tienen sed de verdad
y justicia” “¡Que cada cual juzgue
ateniéndose a su opinión personal, basada en sus propias lecturas, pero que no se base en lo
que dicen otros!” Einstein, de “La libertad de enseñanza”, a propósito del caso
Gumbel.
[5]
La economía ortodoxa y la economía heterodoxa: La economía ortodoxa o convencional (en inglés Mainstream economics) es la
forma más ampliamente aceptada de enseñar economía en las universidades, en
contraste a la economía heterodoxa. Ha sido asociada
con la economía neoclásica (ver: David C. Colander, 2000). y con la síntesis neoclásica, la cual combina métodos y aproximaciones
keynesianas a la macroeconomía. (ver: Olivier J. Blanchard, 2008, "neoclassical
synthesis," The
New Palgrave Dictionary of Economics, 2nd Edition.). Mientras
que la economía heterodoxa puede
ser definida en términos de instituciones-historia-estructura
social, la economía ortodoxa
se define en términos de racionalidad-individualismo-equilibrio.
La heterodoxia considera a la economía como una ciencia
social, donde el comportamiento de los actores se caracteriza por su
imprevisibilidad y donde las interpretaciones son subjetivas,
mientras que la ortodoxia tiende a identificar a la economía como una ciencia
exacta, racionalizando el comportamiento de las personas y el curso de
acción a emprender con resultados
[6] Si
bien algunos economistas neoclásicos, al llegar a conclusiones similares a las
de Solow (Denison, E., 1962. “Source
of economic Growth in the United States and The Alternatives Before Us.” Committee
for Development Vol. pp.), al considerar al progreso técnico como origen
diferenciador del crecimiento de la productividad y describir como una difusión
irregular del mismo entre distintas industrias lleva a un crecimiento
diferencial de la productividad (Salter, W, (1960). “Productivity and technical
ghange.” Cambridge University Press, Vol. pp.), no logran explicar con
claridad, e incluir en sus modelos la relación de éste progreso técnico con el
resto de las variables económicas, progreso técnico que resultó ser algo inesperado
y raro
para estos economistas. Esta condición llevó a considerarlo como un elemento
exógeno al sistema económico, sobre el cuál los agentes económicos carecían de
control, exogeneidad que se ve reflejada en los modelos de crecimiento, al
presentar al progreso técnico, como un elemento residual que no es claramente
observable ni tampoco explicable.
[7] John
Maynard Keynes alguna vez llamó a los economistas "custodios, no de la civilización, sino de la posibilidad de
civilización".
[8]
Los
proactivistas no buscan los cambios del sistema integral o del entorno sino el
interior del sistema mismo. Ackoff señala que no se debe buscar ir
con la corriente ni contra ella, sino viajar delante. Plantean que de este
modo pueden aprovechar oportunidades antes de que otros accedan a ellas. Se
orientan hacia la obtención de un control sobre el futuro. Los proactivistas
diseñan el futuro que desean y crean los mecanismos y herramientas para
lograrlo. No se conforman con la supervivencia o el crecimiento; buscan el
autocontrol, el autodesarrollo y la autorrealización. Se proponen incrementar
su habilidad para influir o controlar el cambio o sus efectos con el fin de
responder con rapidez y eficacia a los cambios que no pueden controlar. El
proactivismo se preocupa por eliminar amenazas y aprovechar oportunidades. Los
proactivos intentan ser mejores en el futuro en contrario con su situación
presente; se proponen alcanzar niveles ideales, procuran que la organización se
desarrolle. Los proactivistas creen que el futuro es mejor que el presente y el
pasado, y que el grado de mejoría depende de lo adecuado de su preparación; la
predicción y la preparación son las dos etapas de ese tipo de planeación. Estos
planificadores desean incrementar su habilidad para pronosticar los cambios que
ocurrirán. Se ocupan de aprovechar las oportunidades y de “optimizar” los
recurso con el propósito de lograr que la organización crezca. Russell Acroff
et al., Guía para controlar el futuro de la empresa, México, Limusa. 1986, y
Russell Acroff, Rediseñando el futuro, Mexico, Limusa, 1984.
[9]
Cada vez
resulta más evidente que el cambio tecnológico no es un procedimiento mecánico
que consiste simplemente en encontrar mejores productos y procesos, sino que
para introducir rápidamente innovaciones
es necesario fomentar la iniciativa empresarial. Y
para esto se requiere de gente preparada, con visión del futuro, que perciba lo
que es mejor de lo que hoy se tiene… Según Paul Romer (Endogenous Technological
Change, 1990: S71), el producto por hora trabajada en los Estados
Unidos es ahora diez veces el producto por hora trabajada hace cien años. La explicación
estaría en el cambio tecnológico.
[10] El
economista perfecto: "Un economista debe ser en cierta medida un
matemático, un historiador, un estadista, un filósofo... tan distante e
incorruptible como un artista y, sin embargo, a veces con los pies tan en el
suelo como un político" Así describía John Maynard Keynes, uno de los
economistas más importantes del siglo pasado y de toda la historia, las
características que debía reunir un buen compañero de profesión. Un buen
economista debe poseer varias habilidades, en apariencia no difíciles de
manejar, pero sí raras de reunir. No se pueden cubrir la gran cantidad de
variables que convergen en la economía sin varias aptitudes y puntos de vista:
Debe conocer la historia para no repetir errores, debes hacer cálculos
matemáticos, debes estudiar el presente pensando en el futuro y el futuro
pensando en el presente, debe actuar ante la realidad con la sangre fría de un ser
ajeno a este mundo y a la vez introducirte en él de lleno.
[11] El
paradigma keynesiano de los ajustes macroeconómicos que
dominó el mundo académico y económico en las décadas subsiguientes a la posguerra, consideró, al cambio tecnológico,
solo como progreso técnico, al interior de sus funciones de producción,
es decir simplemente como una tendencia en el tiempo, sin lograr de ésta manera
plantear en su real dimensión la relación entre productividad y cambio
tecnológico. La teoría neoclásica del crecimiento, al introducir formalmente el
progreso
tecnológico en su análisis, incorpora implícitamente el supuesto de que
el progreso técnico pude expresarse en términos de una taza global, en la forma
de un facto exógeno que aparece reflejado en términos residuales. (Abramovitz,
1956; Solow, 1957; Solow, 1956.). Si bien algunos economistas neoclásicos, al
llegar a conclusiones similares a las de Solow (Denison, E., 1962. “Source of economic Growth in the United
States and The Alternatives Before Us.” Committee for Development
Vol. pp.), al considerar al progreso técnico como origen diferenciador del
crecimiento de la productividad y describir como una difusión irregular del
mismo entre distintas industrias lleva a un crecimiento diferencial de la productividad
(Salter, W, 1960. “Productivity and technical ghange.” Cambridge University
Press, Vol. pp.), no logran explicar con claridad, e incluir en sus modelos la
relación de éste progreso técnico con el resto de las variables económicas,
progreso técnico que resultó ser algo inesperado y raro para estos
economistas. Esta condición llevó a considerarlo como un elemento exógeno al
sistema económico, sobre el cuál los agentes económicos carecían de control,
exogeneidad que se ve reflejada en los modelos de crecimiento, al presentar al
progreso técnico, como un elemento residual que no es claramente observable ni
tampoco explicable. Sin embargo, no es hasta la crisis económica de la década
de los años setenta, donde el crecimiento de las industrias basadas en los
avances de la microelectrónica, específicamente los ordenadores y los sistemas
de procesamiento de la información, los cuales presentan tasas de crecimiento
que serán la capacidad explicativa desde los planteamientos neoclásicos de
capital y trabajo. Se plantea así, en el análisis económico, como centro
explicativo de este crecimiento económico, las variables relacionadas con el
progreso tecnológico (Romer, 1990 ). Educación, Investigación y Desarrollo
Experimental e Innovación, serán entonces los elementos centrales en la
explicación de dicho crecimiento, relegando el papel de las inversiones en
capital a un segundo plano (OCD, 1998: Romer, 1986).
[12] Muchos
economistas se dedican principalmente a enseñar e investigar. Los economistas
juegan un papel muy importante en el mundo de los negocios, sobre todo en el
sector financiero. Pero la principal vinculación de los economistas en el mundo
“real” es su participación en el gobierno. Los economistas hacen fundamentalmente Economía
positiva (entendida ésta como la elaboración de modelos, como lo
planteaba Friedman): analizan el funcionamiento del mundo donde hay cosas que
funcionan bien y cosas que funcionan mal, y elaboran previsiones. Pero en la Economía
normativa, la cual percibe cómo las cosas deberían funcionar, se establece
juicios de valor. Los economistas discrepan —aunque no tanto como se
piensa— debido a dos razones
fundamentales: por un lado, discrepan sobre las simplificaciones necesarias en
un modelo; por otro lado, los economistas también debido a la diferencia de
valores.
[13] La
escuela neo clásica se caracteriza por tres aspectos:
-El criterio económico fundamental el subjetivo: satisfacción y beneficio.
-El objeto de estudio es micro-económico: el equilibrio del
consumidor y de la empresa. Se busca maximizar y optimizar los recursos,
- En lugar del análisis histórico de los clásicos,
los neoclásicos consideran factores (tierra, capital y trabajo).
Los neoclásicos
conciben que el libre juego de la oferta y la demanda en el mercado establezcan
los precios que permiten asignar más eficientemente los recursos. Trabajo más
capital producen mercancía, en cantidades limitadas, sus características
le permiten ser combinados de acuerdo al producto. Productores y consumidores
viven todos en un mundo donde: todos cuentan con plena información sobre los
precios, los costos, la disponibilidad de factores y necesidades planeada por
la demanda; hay plena movilidad de factores los empresarios pueden trasladar
su inversión; los factores se suponen divisibles y sustituibles; el
mercado opera libremente sin intervención del estado, y está abierto al ingreso
y salida.
[14]
“Economía
del bienestar es
una aproximación metodológica para juzgar la asignación de recursos y
establecer criterios para la intervención gubernamental”. La economía del bienestar es
una rama de las ciencias
económicas y políticas que
trata de cuestiones relativas a la eficiencia económica y al bienestar
social. Analiza el bienestar general -cualquiera que sea su medida- en
términos de las actividades económicas de los individuos que conforman una sociedad. “La
economía del bienestar provee las bases para juzgar los logros del mercado y de
los encargados de decisiones políticas en la distribución o asignación de los
recursos”. Amartya Sen y Martha Naussbaum, compiladores del texto “La
Calidad de Vida” (1996), manifiestan que, “El término “Bienestar” debe ser
usado en un sentido amplio. No solo debe incorporar los elementos de las
teorías del bienestar que postulan como elemento primordial, la satisfacción de
las necesidades o el placer (teoría utilitarista) y las que afirman que los
bienes que controla una persona son lo más importante (teorías objetivas del
bienestar). El término “Bienestar” debe relacionarse con aspectos como las
capacidades, las oportunidades, las ventajas y otros elementos no
cuantificables que hacen referencia a la calidad de vida de las personas”.
[15] "En la
literatura contemporánea, el tema de la racionalidad económica se presenta bajo
la forma de dos preguntas: 1º) ¿En qué forma deben comportarse los agentes
económicos en un sistema económico dado para alcanzar los objetivos que se
proponen? 2º) ¿Cuál es la
racionalidad del sistema económico en sí y cómo compararla a la de otros
sistemas?”
[16] En
cualquier problema existe un estado original de condiciones al que nos
referiremos como estado A; o como el insumo, o datos de entrada. Igualmente,
existe un estado de condiciones (objetivo o resultado) respecto al cual la
persona encargada de la solución del problema trata de hallar el medio de
alcanzarlo, y al cual lo llamamos estado B, resultado, producto, o salida. Un
problema existe si hay un deseo de lograr una transformación de un estado de
situaciones a otro, siempre y cuando haya más de una manera posible de lograr
dicha transformación, que las diferentes soluciones posibles no tengan el mismo
grado de aceptación y que no sea palpable el grado de aceptación relativa de
las diferentes soluciones posibles. Por
eliminación, podemos concluir que un problema involucra algo más que hallar una
solución cualquiera; requiere encontrar
el mejor método para lograr la transformación deseada. A las bases que permiten seleccionar la
mejor solución posible se les conoce como el criterio, bases éstas que pueden
variar dentro de límites muy amplios.
[17] Entrepreneur:
ninguna de estas palabras –de origen francés–
tiene un equivalente en castellano. Un entrepreneur no es necesariamente un
pequeño empresario que inicia o dirige un nuevo negocio, ni un capitalista, ni
un propietario, ni un empleador. Tampoco es un «emprendedor» que corre riesgos.
Richard Cantillon, en 1755, definió el
término por primera vez como «el
proceso de enfrentar la incertidumbre». Así se fue utilizando para
identificar a quien comenzaba una empresa y fue ligado a empresarios
innovadores. Famosos economistas
ingleses, como Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill, interpretaron el
término como "Gerentes de negocios". Sin embargo, posteriormente,
ellos llegaron a la conclusión de que ser empresario no requería de
habilidad extraordinaria alguna, y que habían subvalorado el significado que en
francés tenía el concepto de entrepreneur.
J.B.
Say añadió a la definición de Cantillon que el entrepreneur era también un
líder que atraía a otras personas, con el objetivo de constituir organizaciones
productivas.
[18]
La aproximación de Say a la economía, en términos filosóficos, es la de un
realista y un esencialista.[Sin embargo, no
está claro si Say adopta la postura aristotélica de que las “esencias” son
metafísicamente reales, es decir, que los objetos concretos “comparten” la
esencia de la clase de los objetos o la postura del realismo contextual de que
la “esencia” es un dispositivo necesariamente epistemológico, pero que no posee
realidad metafísica. Ver David
Kelley, The Evidence of the Senses: A Realist Theory of
Perception (Baton Rouge: Louisiana State University Press, 1986).] Combina un sano escepticismo con respecto
a la utilidad de las investigaciones estadísticas con un énfasis en observar
los hechos de la realidad. Una descripción estadística “no indica el origen y
consecuencias de los hechos que ha recogido”.[ Say, Tratado,
p. xix.] Para
Say, solo un análisis causal basado en las naturalezas esenciales de las
entidades implicadas pueden alcanzar ese fin y un análisis así es la tarea
central de la economía política. Ve a la economía como una ciencia genuina
capaz de establecer “verdades absolutas”,[Ibíd., p. xlix] pero insiste en que “solo se ha
convertido una ciencia desde que se ha limitado a los resultados de la
investigación inductiva”.[Ibíd., p. xxxvi, cursivas añadidas] De hecho, Say declara que la economía
política “forma parte de la ciencia experimental” y es por tanto bastante
similar a la química y la filosofía natural.[Ibíd., p. xviii.]
Taxonómicamente, divide todo los hechos en (a) aquellos que se refieren a
objetos y (b) aquellos que se refieren a acontecimientos o interacciones. El
primero es el ámbito de la ciencia descriptiva (por ejemplo, la botánica),
mientras que el segundo es el ámbito de la ciencia experimental (por ejemplo,
la química o la física). Sobre todo, Say busca ser práctico, pues “nada puede
ser más ocioso que la oposición de teoría y práctica”.[Ibíd., p. xxi] Para
ese fin, siempre trata de emplear un lenguaje que sea preciso y aun así tan
sencillo como sea posible, de forma que cualquier persona razonablemente
inteligente y con formación puede entender su significado.[Ibíd., p. xlvi.] Para Say, como para la mayoría de los
austriacos modernos, la economía no es un reino sombrío del que sólo pueden
entrar los expertos, sino un asunto o de enorme importancia práctica accesible
para todos. Por tanto no es una sorpresa descubrir que Say, al mantener ese
objetivo de luminosidad e inteligibilidad, critique La riqueza de las naciones de Adam Smith por ser “carente de
método”, oscuro, vago y deslavazado, así como por contener demasiadas
digresiones largas y distractivas sobre temas como guerra, educación, historia
y política.[Ibíd., p. xliv]
[19] Say decía que el estudio de la economía no debía comenzar con
análisis matemáticos y estadísticos abstractos sino con la experiencia real de
la persona humana. Say estudió el libro de Smith y, aunque estuvo de acuerdo en todos los
puntos, encontró que la omisión de empresarios emprendedores era un defecto
serio. Los empresarios buscan oportunidades de lucro y, al hacerlo, crean
nuevos mercados y nuevas oportunidades. Al interrumpir constantemente el
equilibrio de la competencia, los empresarios evitan que los monopolios se formen y
creen una amplia diversidad de productos que mantienen a los consumidores y
productores. A cambio de tomar estos riesgos, los empresarios
exitosos como Bill Gates y Henry Ford
cosechan fortunas mucho más allá de los agentes normales en la economía.
[20] Podemos
deducir entonces que el primer economista teórico que formuló la aplicación de
la economía y formuló (al mismo tiempo) el método ingenieril, fue Jean Baptiste
SAY. ¿Por qué? Porque él planteó la proactividad y la vocación para
provocar el cambio (como propio del «entrepreneur»); pero no lo hace
como ejemplo de conducta a seguir (actitudinal), o como son los líderes, sino
como un ejemplo de ruptura del status
quo
económico –cambiando el Pero, este “Cambio”, que para el ingeniero
tradicional significa mejora de condiciones; para el
equilibrio (las estructuras económicas) del mercado.
[21] Thomas Malthus y Sismondi, luego reivindicados por Keynes,
rechazaron la ley de Say argumentando la posibilidad de atesoramiento, que
podría conducir al subconsumo. Say y otros clásicos respondieron aseverando que
el atesoramiento era un fenómeno de importancia marginal.
[22]
La aproximación de Say a la economía, en términos filosóficos, es la de un
realista y un esencialista.[Sin embargo, no está claro si Say adopta la postura
aristotélica de que las “esencias” son metafísicamente reales, es decir, que
los objetos concretos “comparten” la esencia de la clase de los objetos o la
postura del realismo contextual de que la “esencia” es un dispositivo
necesariamente epistemológico, pero que no posee realidad metafísica. Ver
David Kelley, The Evidence of the Senses: A Realist Theory of
Perception (Baton Rouge: Louisiana State University Press, 1986).] Combina un sano escepticismo con respecto a la utilidad de las
investigaciones estadísticas con un énfasis en observar los hechos de la
realidad. Una descripción estadística “no indica el origen y consecuencias de
los hechos que ha recogido”.[Say, Tratado, p. xix.] Para Say, solo un análisis causal basado
en las naturalezas esenciales de las entidades implicadas pueden alcanzar ese
fin y un análisis así es la tarea central de la economía política. Ve a la
economía como una ciencia genuina capaz de establecer “verdades absolutas”,[Ibíd., p. xlix] pero insiste en que “solo se ha
convertido una ciencia desde que se ha limitado a los resultados de la
investigación inductiva”.[Ibíd., p. xxxvi,
cursivas añadidas] De hecho, Say declara que la economía
política “forma parte de la ciencia experimental” y es por tanto bastante
similar a la química y la filosofía natural.[Ibíd., p. xviii.] Taxonómicamente, divide todo los hechos en (a) aquellos
que se refieren a objetos y (b) aquellos que se refieren a acontecimientos o
interacciones. El primero es el ámbito de la ciencia descriptiva (por ejemplo,
la botánica), mientras que el segundo es el ámbito de la ciencia experimental
(por ejemplo, la química o la física). Sobre todo, Say busca ser práctico, pues
“nada puede ser más ocioso que la oposición de teoría y práctica”.[Ibíd., p. xxi] Para ese fin, siempre trata de emplear un
lenguaje que sea preciso y aun así tan sencillo como sea posible, de forma que
cualquier persona razonablemente inteligente y con formación puede entender su
significado.[Ibíd., p. xlvi.] Para Say, como para la mayoría de los
austriacos modernos, la economía no es un reino sombrío del que sólo pueden
entrar los expertos, sino un asunto o de enorme importancia práctica accesible
para todos. Por tanto no es una sorpresa descubrir que Say, al mantener ese
objetivo de luminosidad e inteligibilidad, critique La riqueza de las naciones de Adam Smith por ser “carente de
método”, oscuro, vago y deslavazado, así como por contener demasiadas
digresiones largas y distractivas sobre temas como guerra, educación, historia
y política.[Ibíd., p. xliv]
[23]
Si Adam Smith purgó
del pensamiento económico la existencia misma del empresario, JB Say, en su
haber eterno, lo trajo de vuelta. No es tan lejos para estar seguro de que en
los días de Cantillon y Turgot, pero lo suficiente como para continuar de
manera irregular y "underground" en el pensamiento económico
continental, aunque ausente de la corriente dominante del clasicismo británico.
[24]
Jean-Baptiste Say, un economista francés que difundió
la palabra en 1800, dijo: "El empresario desplaza los recursos económicos
de un área inferior a un área de mayor productividad y mayor rendimiento".
"Quien emprende una empresa, especialmente un contratista que actúa como
intermediario entre el capital y el trabajo".
El
espíritu empresarial es la colección especial de habilidades poseídas por un
empresario. Incluyen una propensión a asumir riesgos más allá de lo normal, y
un deseo de crear riqueza. Los empresarios son personas
que encuentran la manera de hacer frente a las dificultades comerciales; Ellos perseveran con un plan de negocios en momentos en que otros
corren para el refugio del empleo a tiempo completo en otra parte. También son
oportunistas, a veces despiadados. Abraham Zaleznik, profesor de
Harvard Business School, dijo una vez: "Creo que si queremos entender al
empresario, debemos mirar al delincuente juvenil". (http://www.economist.com/node/13565718)
[25] El
término emprendedor fue utilizado por primera vez por el economista Richard
Cantillon en su obra Essai sur la nature du commerce en
general (1755), para referirse básicamente a un empleador o a una persona de
negocios que opera bajo condiciones donde los gastos son conocidos y ciertos y
los ingresos desconocidos e inciertos, por cuanto existe un alto grado de
incertidumbre en la demanda. J.B. Say añadió a la definición de Cantillon
que el emprendedor era también un líder que atraía a otras personas, con el
objetivo de constituir organizaciones productivas, Cabe destacar que
estos dos autores eran hombres de negocios de la época y que fueron los
primeros en definir con claridad la función del empresario, a diferencia del
capitalista o el que aporta el capital, alejándose de las teorías clásicas que
solo concedían importancia al funcionamiento de los mercados.
[26]
No es
un «emprendedor» que corre riesgos. Fue utilizando para identificar a quien comenzaba una empresa y
fue ligado a empresarios innovadores. Famosos
economistas ingleses, como Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill, interpretaron
el término como "Gerentes de negocios". Sin embargo, posteriormente,
ellos llegaron a la conclusión de que ser empresario no requería de
habilidad extraordinaria alguna, y que habían subvalorado el significado que en
francés tenía el concepto de entrepreneur.
Éste término ha sido mal interpretado desde los inicios del siglo XVIII
por el economista francés Richard Cantillon, quién define al entrepreneur como
el “agente que compra los medios de producción a ciertos precios y los combina
en forma ordenada para obtener de allí un nuevo producto, además, no posee un
retorno seguro, a diferencia de otros agentes (Crissien Castillo, J. O. (2009). Investigando
el entrepreneurship tras un marco teórico y su aporte al desarrollo económico
de Colombia. Publicación Mensual No. 66: Revista EAN, 76-77.)”. Según este autor el aporte ha
sido verdaderamente significativo pues permitió comprender el concepto, y el
papel que juega en la economía. También el economista británico, como Adam
Smith, trato brevemente el tema del “entrepreneurship”, para obtener el máximo
rendimiento de los recursos y así lograr el equilibrio e incluye al empresario
en el marco de los factores externos o fuerzas externas que afectan la dinámica
económica. Sin embargo, cabe aclarar que la dinámica del fenómeno emprendimiento
no es acorde a la teoría clásica, porque la misma realiza su análisis
partiendo de que la economía optimiza lo que ya existe y bajo este contexto y estos
supuestos, la teoría clásica no puede explicar la dinámica del emprendedor.
A su vez, Mill, otro autor de origen británico hizo referencia al mismo, bajo
el término inglés “business management” y enfatizó la importancia del
emprendimiento en el crecimiento económico y que su desarrollo requiere de
habilidades no comunes. La precisión del entrepreneurship para la producción
fue formalmente reconocida por Alfred Marshall, en 1880. Él establece el
concepto de que los factores de producción no son tres, sino cuatro. Agregó, a
los factores tradicionales: tierra, trabajo y capital, la organización, y la puntualizó
como el factor coordinador, el cual atrae a otros factores y los agrupa.
También, estableció que el entrepreneurship es el elemento que está detrás de
la organización, manejándola. Y, los emprendedores son líderes por
naturaleza y están preparados para actuar bajo las circunstancias de
incertidumbre que origina la ausencia de información completa. Al igual que
Mill, afirmó que los entrepreneurs poseen cuantiosas habilidades especiales y
que son pocas las personas que pueden definirse de esa manera, y dichas
habilidades pueden ser conquistadas por una persona. Hoy sabemos que (por Peter
Drucker, quien en su libro “El entrepreneur y el entrepreneurship) se forma.
[27] El enemigo de todo inversor es el “riesgo”, elemento
de inestabilidad en las inversiones, que no son más que apuestas de futuro en
entornos con mayor o menor incertidumbre. Todo empresario asume riesgos dentro
de su campo para poder ser más competitivo y satisfacer las necesidades del
consumidor.
[28] El segmento
de mercado es un grupo
relativamente grande y homogéneo de consumidores que se pueden identificar
dentro de un mercado, que
tienen deseos, poder de compra, ubicación geográfica, actitudes de compra o
hábitos de compra similares y que reaccionarán de modo parecido ante una mezcla
de marketing.
[29] Schumpeter,
por su parte, en su libro Teoría del desarrollo económico (1934),
define a los «entrepreneurs» como a aquellos individuos que con sus actividades
generan inestabilidades en los mercados. Él, planteó la creación de empresas
innovadoras como factor de desarrollo económico en el marco de su
teoría de «destrucción creativa». Para
este autor, la actividad emprendedora es el proceso de desarrollar nuevas
combinaciones de medios de producción para aprovechar las oportunidades de
beneficio que ofrecen los mercados en un periodo de tiempo limitado. Estas nuevas combinaciones de conocimientos
son las que promueven el cambio tecnológico y contribuyen a la creación de innovaciones y la formación de nuevas
empresas, a través de la citada destrucción creativa. Schumpeter señala
que la competencia en la economía capitalista era un proceso dinámico, que
resulta incompatible con la concepción neo clásica del desarrollo como un
proceso de progresión armonioso en constante evolución. Niega la posibilidad de alcanzar un equilibrio estático, puesto que serán precisamente los emprendedores
quienes a través de su actividad lo modifiquen para establecer nuevas posiciones monopolísticas a través de la introducción de
innovaciones.
[30] Eficiencia
productiva (también conocida como eficiencia
técnica) se produce cuando la economía está
utilizando todos sus recursos de manera eficiente, produciendo el máximo de
producción con el mínimo de recursos. El concepto se ilustra en la Frontera de
posibilidades de producción (FPP) en
la cual todos los puntos de la curva son los puntos de máxima eficiencia
productiva (es decir, no se puede lograr más productos a partir de las recursos
presentes). (Standish, Barry. Economics: Principles and
Practice. South Africa: Pearson Education. pp. 13-15. ISBN 978-1-86891-069-4.)
[31] En
economía,
economía política,
ciencia política,
etc, se puede definir eficiencia económica como la eficiencia
con la cual un sistema económico
utiliza los recursos productivos a fin de satisfacer sus necesidades.
De acuerdo a Todaro el concepto significa en materias de “producción,
utilizar los factores de producción
en combinaciones de menor coste, en consumo,
asignación de gastos que maximicen la satisfacción ( utilidad)
del consumidor” (Michael P. Todaro:
“Economic Development”. Longman (Londres y New York) 1997 (6th edition) p 687)
Una definición alternativa se refiere al uso de los recursos a fin de maximizar
la producción de bienes y servicios. (Sullivan, Arthur; Steven M.
Sheffrin (2003). Economics: Principles in action. Upper Saddle River, New Jersey 07458: Pearson
Prentice Hall. p. 15. ISBN 0-13-063085-3)
Se dice que un sistema económico es más
eficiente que otro (en términos relativos) si provee más bienes y servicios
para la sociedad utilizando los mismos recursos económicos.
En términos absolutos, la situación puede ser llamada económicamente eficiente
si: -Nadie puede mejorar su situación sin que empeore la de algún otro. (ver Eficiencia de Pareto);
-No puede obtenerse producción adicional sin aumentar la cantidad de insumos.
(eficiencia asignativa) -El producto se obtiene al costo por unidad más bajo
posible. (eficiencia técnica o productiva)
[32] La segmentación de mercado es el
proceso, como su propio nombre indica, de dividir o segmentar un mercado
en grupos uniformes más pequeños que tengan características y necesidades
semejantes, la segmentación de muchos sociales mercados se puede
dividir de acuerdo a sus características o variables que puedan influir en ...
[33] La tipografía digital nació con Macintosh, Steve Jobs fue definitivamente su padre (Y Susan Kare, la madre de la tipografía digital). Y fue él mismo quien se encargó de
reconocerlo y difundir la historia detrás de su creación, en aquel famoso discurso que brindara en la Universidad de Stanford en 2005. El cofundador de Apple recordaba entonces la
anécdota que se vinculaba a una de las decisiones más difíciles que tuvo que
tomar en su juventud: abandonar por motivos económicos los estudios en el Reed College Desde aquella fascinación inicial de Jobs por el
arte de Palladino, hasta el toque mágico de Kare que finalmente les diera
nombres propios, más de 10 años debieron pasar para que las tipografías
digitales pudieran cobrar vida. Una gestación que fue tan delicada y sutil como
un fino trazo de tinta.
[34] En el año de 1992, el American Heritage
Dictionary definió al intrapreneur como “aquella persona dentro de una
organización que se responsabiliza por convertir una idea en un producto
terminado, económicamente viable, a través de la toma de riesgos y la
innovación”.
[35] Schumpeter,
por su parte, en su libro Teoría del desarrollo económico (1934),
define a los «entrepreneurs» como a aquellos individuos que con sus actividades
generan inestabilidades en los mercados. Él, planteó la creación de empresas
innovadoras como factor de desarrollo económico en el marco de su
teoría de «destrucción creativa». Para
este autor, la actividad emprendedora es el proceso de desarrollar nuevas
combinaciones de medios de producción para aprovechar las oportunidades de
beneficio que ofrecen los mercados en un periodo de tiempo limitado. Estas nuevas combinaciones de conocimientos
son las que promueven el cambio tecnológico y contribuyen a la creación de innovaciones y la formación de nuevas
empresas, a través de la citada destrucción creativa. Schumpeter señala
que la competencia en la economía capitalista era un proceso dinámico, que
resulta incompatible con la concepción neo clásica del desarrollo como un
proceso de progresión armonioso en constante evolución. Niega la posibilidad de alcanzar un equilibrio estático, puesto que serán precisamente los emprendedores
quienes a través de su actividad lo modifiquen para establecer nuevas posiciones monopolísticas a través de la introducción de
innovaciones.
[38] De
hecho si la economía estuviera en pleno empleo antes de introducir una nueva
innovación, el ajuste al nuevo equilibrio produciría una expansión del crédito,
un incremento de precios y un proceso de ahorro forzoso que cambiaría
temporalmente la distribución del ingreso, generalmente en perjuicio de los
asalariados (Taylor, 2004).
[39] El
enfoque schumpeteriano difiere de otras ópticas porque reemplaza la noción del
equilibrio por un circuito dinámico transformado por medio del proceso de
innovación; es decir, que este circuito evoluciona por medio de un proceso de destrucción
creadora producto del medio y al mismo tiempo con consecuencias sobre
el medio de donde proviene. Joseph Alois Schumpeter fue uno de los principales
gurúes de la economía del siglo XX.
[40]
En 1934 Joseph
Alois Schumpeter dio la siguiente definición de emprendedor: Un emprendedor es
un innovador que busca destruir el estatus-quo de los productos y servicios
existentes para crear nuevos productos y servicios. Schumpeter fue uno de los principales gurúes de la economía
del siglo XX. Es célebre por su innovadora teoría del empresario como factor
del desarrollo económico. Nacido en 1883 en el Imperio Austro-Húngaro (en una
ciudad de la actual República Checa), Joseph Alois Schumpeter alternó la
cátedra universitaria en Czernowitz, Graz, Bonn y Harvard con puestos públicos
y privados.
[41]
El
próximo trienio será más decisivo que los 50 años anteriores: Ya
no hay verdades absolutas. Todo está sujeto a revisión. Las grietas en el
‘statu quo’ hacen que los directivos estén muy preocupados. Esta sensibilidad a
la transformación disruptiva que viene de la mano de la tecnología queda
patente en la última encuesta realizada por KPMG el pasado mes de junio. Este
trabajo, bajo el título Global CEO Outlook señala que los próximos tres años
traerán consigo una transformación sin precedentes y serán mucho más decisivos
para la evolución de la economía que los 50 anteriores. Así lo cree el 78% de los
consejeros delegados españoles (el 72% a nivel global). Con la creencia que se
debe actuar “ahora o nunca”, casi siete de cada diez ejecutivos de todo el
mundo admiten su preocupación por tener que abordar asuntos ante los que tienen
poca experiencia, como la transformación digital de la compañía o la adecuación
de sus negocios a los nuevos gustos y exigencias de los consumidores. Un tercio
de los ejecutivos españoles admite que su empresa “se transformará en otra
significativamente diferente” en los próximos tres años. Un mayor foco en el
cliente, el uso de sistemas de análisis de datos y tecnología cognitiva en sus
organizaciones, así como la lealtad de los consumidores y la ciberseguridad son
algunos de los temas que más les preocupan.
[42] El
enfoque schumpeteriano difiere de otras ópticas porque reemplaza la noción del
equilibrio por un circuito dinámico transformado por medio del proceso de
innovación; es decir, que este circuito evoluciona por medio de un
proceso de destrucción creadora producto del medio y al mismo tiempo con
consecuencias sobre el medio de donde proviene. Joseph Alois
Schumpeter fue uno de los principales gurúes de la economía del siglo XX. Es
célebre por su innovadora teoría del empresario como factor del desarrollo
económico. Nacido en 1883 en el Imperio Austro-Húngaro (en una ciudad de la
actual República Checa), Joseph Alois Schumpeter alternó la cátedra
universitaria en Czernowitz, Graz, Bonn y Harvard con puestos públicos y
privados. Su obra cumbre, "Historia
del Análisis Económico" es de tal erudición y profundidad que, a más de 50
años de su publicación póstuma, sigue siendo el mejor tratado sobre la materia.
En la "Teoría del Desarrollo Económico" (1934), Schumpeter investigó
los ciclos económicos y realizó una innovadora caracterización del empresario
capitalista. Para este eminente economista austríaco, el empresario desempeña
un papel clave como motor del desarrollo económico. Él es quien aporta los
componentes de innovación y cambio tecnológico que hacen avanzar los negocios. En este punto, su análisis contrasta con
el poco realista empresario neoclásico, que toma los precios como dados y
se limita a adaptar su producción. Con Schumpeter, por el contrario,
renace el empresario real, el empresario ubicado en el centro del proceso
productivo con su importante papel de creador de nuevos productos, nuevas
formas de organización y nuevos mercados. Sin embargo, no fue sólo un
eximio economista. Hombre de fenomenal erudición, en su "Capitalismo,
Socialismo y Democracia" (1942) plasmó sus profundos conocimientos de
historia, filosofía política, economía y sociología en un análisis global de la
sociedad, coronado por una inquietante
predicción: el capitalismo se acerca a su derrumbe: su éxito sería su
fracaso.
[43] El
economista se centra en conseguir los máximos resultados de los recursos
existentes y persigue establecer el equilibrio. No sabe tratar al empresario y
lo condena al reino oscuro de las «las fuerzas externas», junto al clima y el
tiempo meteorológico, el gobierno y sus políticas, las pestes y las guerras y,
también, la tecnología. El economista tradicional, a pesar de las diferentes
escuelas o «ismos», no niega, evidentemente, que dichas fuerzas externas
existen y que son relevantes. Pero no son parte de su mundo, no cuenta para su
modelo, sus ecuaciones, o sus predicciones.
[44]
Ninguna
ingeniería es una ciencia. Se describe a la
ingeniería como actividad humana y su
impacto en la evolución de la sociedad. La ingeniería nace de la necesidad de
supervivencia y el crecimiento de los hombres y con ellos construye bienes que
permiten el desarrollo de la sociedad. La Revolución industrial constituyó un
cambio trascendente para la profesión de los ingenieros. Junto con la
importancia creciente de la productividad, la aparición del “management” o
teoría de la dirección impulsaron la creación de una nueva especialización como
la ingeniería económica. La ingeniería, como actividad humana, tiene un
protagonismo esencial en esa evolución
del hombre: sus necesidades de sobrevivencia y crecimiento.
[45] Desde un punto de vista histórico, ha habido períodos
en los que las novedades aparecen por oleadas. Aparentemente, esto sería porque
ciertas condiciones sociales favorecen el surgimiento de innovaciones. También
se ha observado que las condiciones de sobrepoblación o la mala cosecha las
fomentan («la necesidad trae el ingenio»). La innovación puede surgir de
manera casual (un ejemplo famoso es el del descubrimiento de la penicilina) o
tras una búsqueda sistemática, por ejemplo, vía I&D investigación y
desarrollo (en inglés, R&D
research and development). Una invención no es aún una innovación.
Con el concepto de invento, se engloba desde las nuevas ideas hasta la
construcción de prototipos o el desarrollo concreto de una concepción, pero en
la fase previa al mercado. En cambio, se puede hablar de innovación en el
sentido económico recién cuando ella transforma el proceso de producción de
algo en una economía política determinada.
[46]
A
diferencia de los problemas que normalmente deben resolver los estudiantes de
ingeniería, los problemas reales a menudo no están estructurados y son de
carácter abierto. En ocasiones, no se conocen o están disponibles todos los
datos requeridos. En otros casos, es necesario buscar entre una gran cantidad
de información e identificar qué partes de ésta se necesitan para resolver el
problema en cuestión. Algunas veces los ingenieros novatos se sorprenden al
descubrir que un problema puede no tener una única solución definitiva. Con
frecuencia, el objetivo consiste en seleccionar una cierta solución entre otras
alternativas. Tal vez se requiera sopesar varias consecuencias conflictivas de
una acción ingenieril y entonces seleccionar la solución que mejor satisfaga
las necesidades y deseos de un empresario, cliente o del público en general.
[47] Un innovador es para Schumpeter el
«empresario creador», en contraposición con el empresario de arbitraje, quien simplemente aprovecha para
obtener ganancias las diferencias de precios existentes. Pero la innovación es,
en la famosa frase de Schumpeter, también "destrucción creativa." Convierte
en obsoletos el equipamiento y las inversiones de capital del pasado. Cuanto más progresa una
economía, más formación de capital va a necesitar. En cierta forma, la
destrucción creativa es lo que hace el “Entrepereneur, de J. B. SAY.
[48]
Desde
la perspectiva de Hal Varian (economista de google.com), muchos estudiosos del
pensamiento metodológico han perdido de vista el aspecto más relevante de la
ciencia económica. Es un error comparar la economía con la física, ya que
hacerlo con la ingeniería podría ser una mejor comparación. Similarmente, es un
error comparar la economía con la biología; en todo caso sería mejor compararla
con la medicina. Me parece que Keynes estaba bromeando en parte cuando dijo que
los economistas deberían ser más como dentistas. Los dentistas dicen que ellos
pueden mejorar la vida de la gente, al igual que los economistas. La premisa
metodológica de la odontología y la economía es similar: se valora lo que es
útil. Ninguno de estos “temas de política” (policy subjects)
—ingeniería, medicina, u odontología— están más relacionados con la metodología
y los economistas, por mucho, tampoco lo están.
[49] La
teoría del equilibrio se ha formado por las aportaciones de los economistas más
importantes de fines del siglo pasado: Menger en Austria; Jevons, Edgeworth y
Marshall en el Reino Unido; Walras en Francia; Pareto y Barone en Italia; Clark
y Fisher en Estados Unidos, y Wicksell en Suecia. Claudio Napoleoni, El
pensamiento económico en el siglo XX, Oikos-Tau Ediciones, Barcelona, 1983.
[50] El
pensamiento schumpeteriano recobra su vigencia 100 años después, luego de los
cambios ocurridos en el proceso de producción en escala internacional en el
marco de la transición de dos milenios. Hoy, en la esfera financiera, los
productos, los servicios y la informática han revolucionado conceptos y
conformado la llamada "nueva economía". El pensamiento económico
actual, en especial el latinoamericano, debe rescatar las brillantes
aportaciones de la obra de Schumpeter, que de alguna manera fueron desplazadas
en su época por la presencia de John Maynard Keynes y su influencia en la
posguerra. Los cambios estructurales del modelo económico conformado después de
la segunda guerra mundial y el quiebre de Bretton Woods han marcado la economía
internacional constituyendo un sistema productivo cuya economía en transición
ha recogido, creado y conformado nuevos conceptos que no se habían presentado
antes de la década de los noventa del siglo XX, propiciando una nueva etapa en
la reconstrucción del pensamiento económico y del mundo global. En este entorno
la obra de J oseph Schumpeter cobra actualidad y fortalece la teoría económica
y la ciencia económica en las tendencias actuales de la ciencia social. La
"destrucción creativa" es un concepto que a lo largo de la obra de
Schumpeter muestra su importancia para el desenvolvimiento del desarrollo
económico y la vigencia de la ciencia económica en el marco de una transición
de ciclos económicos en el tiempo y espacio. En la obra de este gran pensador
se afirma que la innovación tecnológica desplaza las viejas tecnologías y
propicia la "destrucción creativa". En este marco del aná- lisis, las
innovaciones para el financiamiento del desarrollo económico durante los
últimos dos decenios han transformado significativamente la orientación de los
flujos de capital en escala internacional, no sólo en su origen sino también en
sus destinatarios y en la canalización hacia los diferentes sectores de los
países receptores. Ver más: http://revistas.bancomext.gob.mx/rce/magazines/41/7/RCE.pdf
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