| El utilitarismo de Bentham y de Stuart Mill | 
 
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           La ética utilitarista es una de las filosofías morales más      importantes del siglo XIX.  Antes de explicarla, observamos que pasamos de la Edad Moderna      (de los siglos XV al XVIII) a la Edad Contemporánea.
             Al igual que las dos éticas anteriores se puede incluir el      utilitarismo en las  "éticas de la conciencia". El utilitarismo es heredero directo de la      ética de Hume y de los filósofos empiristas. Ya vimos cómo Hume ya usó el término      "utilidad". Los utilitaristas, como su propio nombre indica, hablan de la "utilidad"      de aquello que da "placer".  Todos los seres humanos buscan "placer" en sus actividades      de un modo u otro. Los utilitaristas consideran que  una acción será tanto más benigna      moralmente cuanto más placer genere a la mayor cantidad posible de gente. Hay que tener      en cuenta el contexto histórico en el que se da el utilitarismo y la pertinencia social      del mismo. Europa está cambiando del antiguo régimen de poderes absolutos y sociedades      jerarquizadas a regímenes más o menos democráticos en los que se defiende el liberalismo      político y económico. El utilitarismo es una corriente ética muy unida a este liberalismo.      Las sociedades quieren más libertad, desean romper  las barreras sociales del antiguo      régimen, contemplan mayor movilidad social y bienestar para toda la población. Un tema      interesante, que rebasa nuestra intención aquí, es el de ver cómo este liberalismo creará      nuevas barreras sociales ligadas a una economía ultracapitalista y precisará de la reacción      de movimientos reivindicativos de los trabajadores, como es el caso del socialismo.
             En todo caso, el utilitarismo en su raíz está inspirado      por un ideal de bienestar social: a través de condiciones de vida dignas para todos los      ciudadanos y del fomento de las libertades. Lo vamos a ver en sus dos representantes más      señeros: Jeremy Bentham y John Stuart Mill.       
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               Jeremy Bentham     (1748-1832) fue un afamado filósofo, jurista  y político inglés. En su consideración de la     utilidad del placer subrayó la importancia de la imparcialidad para considerar a todo ser     humano como ser a tener en cuenta en su búsqueda de placer. Esto es algo que rompía con el     tradicionalismo clasista de las sociedades antiguas. Significaba que una sociedad no ha de     valorar como superior el placer de una persona por ser aristócrata, o por ser más adinerado     que otra persona no aristócrata o con poco dinero. Entre sus obras destacamos "Introducción     a los principios de la moral y de la legislación".
             Entonces, lo bueno moralmente sería buscar aquello que diera     mayor placer a la mayor cantidad de gente sin importar su extracción social. Para ello Bentham     ideó una serie de reglas de cálculo de placeres. Esto a simple vista es fácil de entender y     es muy conciliable con la mentalidad democrática actual. No obstante, surgieron problemas     con este cálculo: primero, cómo calcular el grado de placer de cada individuo de modo cabal,     siendo como es la vivencia del placer algo tan personal, tan subjetivo, y cómo "sumar"     experiencias que, al ser tan personales, son dificilmente equiparables. Otro problema     importante era el relacionado con la posible calidad de los tipos de placeres; aunque Bentham     no se pronunció sobre ello parecía claro que aún considerando valioso por igual el placer de     todas las personas, sin distingos de clases, los seres humanos culturalmente dan más valor     social y/o moral a unos placeres que a otros, por tanto tal vez debería hacerse una clasificación     lo más objetiva posible de calidades morales de los distintos tipos de placeres.
            En la solución de este problema de las calidades de los placeres     destacó el utilitarista      John Stuart Mill     (1806-1873), filósofo, político y economista inglés. Stuart Mill recogió la teoría de     Bentham, la estudió y la complementó con aportaciones originales. Una de sus obras más     importantes se titula precisamente "Utilitarismo". Hay una frase de Stuart Mill que se ha     hecho famosa: "Prefiero ser un Sócrates insatisfecho antes que un cerdo satisfecho", lo que,     de modo muy expresivo, viene a querer decir que no todo placer es deseable ni personal ni     colectivamente. En el cálculo de placeres además de tener en cuenta a la sociedad en su     totalidad hay que tener en cuenta la pertinencia moral de la calidad del placer. Claro, que     para ello, como dijo Stuart Mill, los miembros de la sociedad han de estar bien informados,     bien instruidos y educados, y sin imposiciones, desde la libertad como valor importante, han     de poder descubrir y elegir aquellos placeres de más valor, que les realizarán más como personas     tanto a nivel individual, buscándolos individualmente, como a nivel colectivo, fomentándolos     solidariamente. 
            En el siglo actual el utilitarismo está muy presente, a través  de corrientes éticas y filosóficas estrechamente relacionadas, como son el neoutilitarismo, o el pragmatismo (cuyo origen filosófico está en el siglo XIX,  particularmente en Estados Unidos).             
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