Contraofensiva
neoliberal
La Escuela Austríaca de Economía
en el centro estratégico de la disputa
María Paula de Büren
Michel Foucault, luego de sus investigaciones en torno a la gramática, la economía política y las ciencias de la vida, encuentra que aquello que se reconoce por tales unidades no puede ser definido por la unidad del objeto, ni del tema, ni de los conceptos, ni de las formas de enunciación. No hay unidad, ni coherencia sistémica. Lo que podemos encontrar son centros de dispersión en torno a los que giran enunciados de forma, sentido e intensidad diversos. Deberíamos, entonces, analizar cuál es el suelo del que emerge y se nutre esa posibilidad de dispersión, las condiciones materiales que hacen posible que algo sea dicho o escrito, las disputas políticas y las luchas entre los hombres de las que emergen. (Foucault, 1991, 2017).
Podríamos iniciar un estudio interno de la historia del pensamiento económico, de la ciencia económica o de las ideas económicas. Podríamos afirmar, como lo ha hecho el positivismo lógico o el falsacionismo popperiano, que la ciencia es una actividad humana que, en tanto tome recaudos metodológicos, constituye un espacio neutral, avalorativo, objetivo y su historia un devenir acumulativo caracterizado por el progreso del conocimiento. O, tal como lo hace Karl Popper, que se trata de un proceso de continua aproximación a la verdad (Popper, 1995 [1994], 1967 [1962]; Neurath, Carnap y Hahn, 2002 [1929]). En fin, podríamos pensar el conocimiento como un progresivo y genuino acercamiento entre el sujeto que conoce y el objeto a conocer, una relación amorosa de progresiva aproximación; sin embargo, Nietzsche (1996 [1873]: 17) ya nos ha dicho que “En algún apartado rincón del universo (…) hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la ‘historia universal’”. Foucault (2008 [1973]) retoma las formulaciones que Nietzsche realizó en La Gaya Ciencia (2011 [1882]) para decir que el conocimiento no tiene un vínculo de afinidad con el mundo a conocer; el mundo a conocer no se caracteriza por seguir algún orden, regularidad o ley natural de carácter universal; no hay nada que nos autorice a conocer; no existe algo como las leyes de la naturaleza, ellas constituyen una invención humana. El hombre, a través del conocimiento, es quien ha impuesto violentamente un orden, “su” orden, en tal desorden. El conocimiento constituye entonces una violencia que se ejerce sobre las cosas. En tal sentido, Foucault nos llama a hacer una historia política del conocimiento, nos llama a analizar las condiciones de su emergencia, el entramado de fuerzas en disputa del cual emerge. Siguiendo a Susana Murillo (2012b) deberíamos interpretar la ciencia como una práctica social, tan humanamente atravesada por el barro de la historia como el resto de las prácticas sociales.
En tal sentido este trabajo, extracto de tesis doctoral (de Büren, 2014), retoma las contribuciones discursivas de la Escuela Austríaca de Economía a la disputa de la cual emerge y de la cual se alimenta, tal como lo hace la gramilla respecto de la tierra. ¿Qué disputa? La emergencia y consolidación de lo que Susana Murillo (2015a, 2018) describe como un nuevo modelo civilizatorio o lo que Michel Foucault (2007) considera un nuevo arte de gobierno: el neoliberalismo.
Mucho se afirma respecto del neoliberalismo, se asegura, entre una infinidad de enunciados, que constituye un conjunto de políticas económicas centrado en el enfoque monetarista de la Escuela de Chicago; un modelo de ajuste y recesión que genera desocupación y exclusión social; un proceso de desarme de todo tipo de andamiaje de protección social que produce y alimenta fuertes procesos de exclusión social; un régimen caracterizado por el abandono de mecanismos de acumulación de capital asentados en la producción real de bienes y su reemplazo por mecanismos de valorización financiera, un regreso al liberalismo y sus postulados individualistas y economicistas.
Sin ingresar en un proceso de discusión con lo anterior, en un intento de precisión o recorte nos hacemos varias preguntas. ¿Qué es el neoliberalismo? ¿Qué obras y autores podríamos identificar como los principales representantes de su formulación teórica? ¿Qué actores e instituciones han trabajado en su elaboración discursiva, difusión y aplicación? ¿Qué prácticas estratégicas desplegaron con objeto de conseguir su ascenso hegemónico y consenso social?
En el año 2015 en Argentina, una opción de carácter clara y evidentemente neoliberal, alcanzó, a través de la vía democrática, la ocupación de las funciones públicas más importantes: la presidencia de la nación, la gobernación de la provincia más grande del país y la ciudad cabecera de la república. Similar proceso se observó en países de la región luego de que cierto viraje progresista hubiese apagado el fuego del daño económico y social que las opciones de carácter neoliberal ya habían generado en décadas anteriores. “¿Qué sucedió?”, se preguntaban algunos, “¿tendremos la memoria de los peces?”
Sin embargo, eso que se creía superado estaba ahí, al acecho, desplegando un conjunto de estrategias que no eran nuevas para quienes las ponían en uso, actuando de una manera que, si no era invisible, intentaba serlo con bastante efectividad.
En clases introductorias al campo de la economía, suelo preguntar a los estudiantes cuáles son los principales mecanismos de asignación de recursos en nuestra sociedad. Les solicito que expresen espontáneamente aquello que primero llega a su imaginación y que respondan en función de su cotidianidad. La respuesta inmediata es “el Estado”. Les consulto, luego: “si necesitan un litro de leche, ¿a qué lugar irían?”, y “si necesitan dinero para comprar ese litro de leche, ¿dónde o de qué forma lo conseguirían en su vida cotidiana?” Marx (2009 [1867]), en el “Capítulo XXIV: La llamada acumulación originaria” de su obra cumbre, hace tiempo nos enseñó que tras la expulsión del campesinado inglés de sus tierras, los sectores subalternos fueron obligados a ofrecer su fuerza de trabajo en el mercado de trabajo para adquirir sus medios de subsistencia en el mercado de bienes y servicios. Desde hace tiempo, sabemos que dicho mecanismo media la asignación, la producción y la distribución de bienes; sin embargo, nadie contesta: el mercado. El interrogante que les propongo no remite a qué actores, qué luchas, qué historia sostiene esta institución, sólo alude a los mecanismos de asignación de recursos; no obstante, año a año repito igual interrogante y nadie intenta pronunciar tal nominación.
¿Qué intento señalar con esto? La existencia de una fuerte invisibilización del mercado como mecanismo de asignación de recursos que ordena quién, cómo y para quién se produce. En otros términos, en un conjunto social, quiénes se constituyen en los aportantes del esfuerzo laboral, cómo son distribuidos sus frutos y quiénes son los poseedores del capital acumulado, así como los artilugios para mantener esa situación. Sin embargo, ¿qué es aquello que se vuelve visible a nuestros ojos?, ¿a quién responsabilizamos por las inequidades? Al Estado, a los gobernantes o a la política. Quedan ocultos a nuestra mirada los empresarios, sus mono y oligopolios, su capacidad de dirigir al mercado y todas las prácticas que han desarrollado tendientes a su sostenimiento, en tanto garante de sus privilegios.
Algo semejante acontece en relación a eso que llamamos neoliberalismo, un ordenamiento civilizatorio que se nos impone y que desconocemos y que torna invisible sus canales de procedencia. No sostengo que sea posible un análisis reduccionista de la complejidad social que supone su ascenso. Propongo recurrir a las herramientas que nos brinda el abordaje arqueológico y genealógico propuesto por Michel Foucault para rastrear sus puntos de procedencia, de articulación estratégica y de expansión. Que los puntos de organización y articulación del movimiento neoliberal se tornen invisibles a nuestra mirada no es casual, él mismo se propone –deliberadamente– su invisibilización: tal enmascaramiento es parte constitutiva de sus prácticas tácticas (de Büren, 2014). Siguiendo esta línea, tanto los funcionarios que efectivizaron la puesta en uso de políticas públicas de corte neoliberal, como los intelectuales orgánicos encargados de su elaboración, traducción y difusión, y organizados para la consecución de su ascenso hegemónico, niegan, en la actualidad, su adhesión a esta ideología.
Así como en el primer caso puede mencionarse a los presidentes argentinos Carlos Saúl Menem y Mauricio Macri, para el segundo pueden citarse los casos, en América Latina, de Alberto Benegas Lynch (La Nación, 6/6/2004) y Enrique Ghersi (2004), quienes sostienen en nuestros días que no son ni ellos, ni las organizaciones en las que se han nucleado, quienes han trabajado de manera activa en su ascenso.
La propia historia de la Sociedad que los agrupa intenta desligarse de su responsabilidad política, al tiempo que describe los objetivos y estrategias que se propuso para su ascenso (de Büren, 2015, 2014; Murillo, 2015b).
Sin embargo, si rastreamos su nominación, neo-liberalism, neoliberalisme, neoliberalismo, neuen liberalismus la encontramos en documentos de Mont Pèlerin Society, existente desde 1947, (Hartwell, 1995); del Centre international d’ études pour la rénovation du libéralisme (CIRL), vigente entre 1939 y 1940; del Coloquio Walter Lippmann de 1938, (Foucault, 2007), y en escritos de los miembros de tales organizaciones (von Mises, 1932 [1922]). Una exploración documental nos permitiría hallar los actores, instituciones y organismos que se han preocupado por su elaboración discursiva, difusión, expansión y mantenimiento, así como las estrategias desarrolladas para ello (de Büren; 2015, 2014). En tal sentido retornamos a Michel Foucault para resaltar la necesidad de colocar nuestra mirada en las condiciones materiales, en las disputas de las que emergen los enunciados que sostienen y legitiman el ordenamiento neoliberal y en los centros de dispersión en torno a los cuales giran. Es necesario, en resumen, analizar las instituciones desde las cuales emergen ciertos enunciados, las posiciones de los sujetos enunciantes en tales instituciones, en qué articulación estratégica se inscriben, de qué materialidad emergen, en torno a qué centros de dispersión giran los enunciados, de modo que podamos llevar a cabo un análisis histórico-político que nos permita comprender la emergencia y circulación de ciertas enunciaciones y el silenciamiento de otras.
Brevemente, en un intento de analizar las condiciones materiales de posibilidad de la circulación de estos enunciados, nos preguntamos por los centros de enunciación Mont Pèlerin Society, el Centre International d’ études pour la Rénovation du Libéralisme (CIRL) y el Coloquio Walter Lippmann. ¿Sobre qué se erigen tales instancias? ¿Qué posiciones de sujeto suponen? ¿Cuáles son las disputas de las cuales emergen?
Dichas organizaciones han convocado en su seno no solo a intelectuales –a aquellos que se autoproclaman portadores y constructores de conocimiento– sino también a periodistas, políticos, dueños de medios de comunicación, empresarios y líderes de asociaciones empresarias y se constituyen –según ya nos han advertido las investigaciones de David Harvey (2007), François Denord (2002), Perry Anderson (2003), Michel Foucault (2007), Paula de Büren (2013, 2014, 2015), Susana Murillo (2012b, 2015b), Pierre Pierre Dardot y Christian Laval (2007), Sergio Morresi (2008), Ana Grondona (2012)– en momentos organizacionales centrales del movimiento neoliberal. A modo de ejemplo, podríamos mencionar a los empresarios Leonard Read1 , Auguste Detœuf –dueño de Alsthom–, Ernest Mercier –industrial, director de la French Petroleum Company (FPC) conglomerado que precedió a la fundación de la multinacional francesa de gas y petróleo Total S.A.–; a los administrativos Roger Auboin –director del Bank for International Settlements– y Jacques Rueff –director del
1 Leonard Read ha sido gerente general de la rama Los Ángeles de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos (1939), vicepresidente de la National Industrial Conference Board de Nueva York (1945), fundador de la Foundation for Economic Education (1946, Nueva York). Esta última institución gozó del apoyo financiero de William Volker Found y Harold Luhnow, que se encarga de la edición de la Revista The Freeman –lectura de cabecera de Ronald Reagan– y que se ha constituido en un centro de producción y difusión discursiva del movimiento montpelerinés. Allí dictaban clases sus máximos referentes, acudían a formarse aprendices de todo el mundo, producían escritos que luego eran reproducidos en sus propias revistas y en las revistas de toda la red mundial (de Büren, 2014; de Büren, 2015).
El trabajo de Leonidas Montes (2016) permite observar la articulación que facilitan los miembros locales chilenos de Mont Pelerin Society –como es el caso de Rolf Lüders– entre Milton Friedman y Augusto Pinochet.
Movimiento General de Fondos–; a sindicalistas de tendencia anticomunista –entre ellos René Belin, Robert Lacoste, Christian Pineau, Louis Vallon–; a representantes de revistas empresariales como Fortune Magazine, Newsweek, The Reader’s Digest y Time and Tide; a periodistas como Walter Lippmann –quien fuese considerado el padre de la publicidad en los Estados Unidos–, funcionarios e intelectuales como Ludwig Erhard –considerado el iniciador y propulsor del milagro alemán–, sir Karl Popper –cuya obra se concentró en la deslegitimación epistemológica del marxismo–; Milton Friedman –creador de la teoría monetarista de la Escuela de Chicago y asesor de Richard Nixon, Ronald Reagan y Augusto Pinochet en lo que se constituyó como el principal ingreso del neoliberalismo a la política pública latinoamericana–; Lionel Robbins –acuñador de la moderna definición de economía como ciencia de la elección, promotor de la incorporación de Friedrich von Hayek a la London School of Economics and Political Science y, así, facilitador de la difusión mundial del pensamiento austríaco– y, finalmente, representantes de la Escuela Austríaca de Economía como Friedrich Hayek, Ludwig von Mises y Henry Hazlitt, de la Escuela de Chicago como Milton Friedman, Frank H. Knight y G.J. Stigler y de la Economía Social de Mercado, como Walter Eucken y Wilhelm Röpke (Liberaal Archief, 1998; Hartwell, 1995; Denord, 2002; de Büren, 2014; Murillo, 2015b; Montes, 2016)2 .
2 Denord (2002) señala tres importantes ámbitos de reclutamiento del movimiento neoliberal: Le Congrès des économistes de langue francaise, La Cámara Internacional de Comercio y el Institut universitaire des hautes études international.
Ahora bien, ¿qué propósito congrega a este conjunto de personalidades? Ellas se proponen defender “los valores centrales de la civilización” que, según afirma la declaración de objetivos de Mont Pèlerin Society sellada en abril de 1948, “están en peligro”. ¿Qué valores están en peligro? Según remarcan en diversos documentos, lo que estaría en riesgo es la libertad. ¿Qué la amenaza? El avance del totalitarismo. ¿Qué totalitarismo? El que, sostienen, se encuentra encarnado en el ascenso del keynesianismo, el Estado de Bienestar, los diversos modelos de planificación estatal, el socialismo y el comunismo, en resumen, en cualquier forma de acción estatal que intente reasignar recursos por fuera de los mecanismos de mercado (Hartwell, 1995; Mont Pèlerin Society 2020b; von Hayek, 2008 [1944]; de Büren, 2015; Lippmann, 1937 [1946]). Recordemos el conjunto de movimientos –como los reflejados en la Comuna de París de 1948, la Revolución Rusa de 1917, la Internacional Comunista de 1919, la Revolución Cubana de 1959, el socialismo chileno de Salvador Allende de 1970, la China comunista de 1949 a 1976, entre tantísimos otros– que, entre mediados del siglo XIX y el último cuarto del siglo XX, levantaron las banderas del anarquismo, del socialismo y del comunismo, así como cierto avance del proteccionismo social expresado en el Estado de Bienestar en Europa y en los diversos populismos de América. En este suelo, emergieron los propósitos, luchas y acciones de quienes se reunieron en El Coloquio Walter Lippmann, en el CIRL y en Mont Pèlerin Society, aquellas son las disputas que nutren su acaecimiento. ¿Cuál es su diagnóstico, su lectura del devenir político mundial? Los miembros de Mont Pèlerin Society comprenden que, si tales modelos organizacionales se han expandido en la realidad efectiva es debido a la propagación de determinados marcos de interpretación que le han otorgado legitimidad. ¿Qué hacer, entonces, frente a esta amenaza? Un ex presidente de la Sociedad, Ronald Hartwell (1995) afirma que Mont Pèlerin Society ha contribuido al renacimiento del liberalismo de seis formas diversas3 , entre las que se destacan como estrategia central, en primer lugar, la constitución de un nuevo entramado discursivo destinado a criticar el conjunto de teorías que sostienen las formas organizacionales que le son adversas y a legitimar el nuevo orden que se busca imponer y, en segundo lugar, a la difusión de esa elaboración discursiva a escala mundial (de Büren, 2014, 2015). Mont Pèlerin Society encuentra en la tradición liberal del campo de la economía política una base discursiva a partir de la cual comenzar su labor, en tanto que esta otorga cierta preeminencia a la institución mercantil; pero se torna insuficiente en tanto que algunas de sus enunciaciones han derivado en legitimaciones de ordenamientos sociales antagónicos. Esto es lo que torna necesaria la reescritura del liberalismo. A modo de ejemplo, la teoría del valor trabajo, desarrollada por autores de carácter liberal como Adam Smith y David Ricardo, en el momento de su formación otorgaba cierta legitimación al predominio burgués frente a las aristocracias; sin embargo, para fines del siglo XIX, cuando los sectores obreros comienzan a reclamar mayor participación en la riqueza que su trabajo genera, la difusión y el desarrollo de esa teoría se torna peligroso para la propia burguesía. Así lo supo Karl Marx.
3 1º) La escritura del neoliberalismo, 2º) La construcción de una membresía distinguida, 3º) La celebración de reuniones periódicas, 4º) y 5º) La construcción de una red internacional de personas encargada de la difusión de ideas liberales y a la fundación de instituciones liberales dedicadas al seguimiento de las políticas públicas de alta dirección, 6º) La intervención política directa. (Hartwell, 1995)
Estos intereses, objetivos, diagnósticos y estrategias congregan, a grosso modo, a estas personalidades en distintos momentos organizativos de lo que constituye el movimiento neoliberal. Para alcanzar su propósito dedican sus principales esfuerzos a la construcción de un andamiaje discursivo y al montaje de una red internacional destinada a su difusión. Buscan construir un nuevo consenso social. En término gramscianos se trataría de una efectivización, deliberada y organizada, de la función auxiliar de los intelectuales en la construcción de un sentido común destinado a consolidar el dominio hegemónico de las clases dominantes (Gramsci, 2009). Pero, cabe preguntarse, ¿acaso no participan en la gestión del Estado, en la política pública de manera directa? Así lo reconoce el mismo Hartwell (1995) cuando detalla las formas de intervención y podríamos señalar, a modo de ejemplo, algunas intervenciones significativas, sobretodo en la gestión de asesoramiento: Milton Friedman en el caso de Pinochet, Hayek respecto de Margaret Thatcher, el conjunto de montpelerineses que asesoraron a Ronald Reagan (Hartwel, 1995). Ahora bien, recordemos, por un lado, la estrategia política de ocultamiento que antes señalamos y a la que podemos agregar que, a excepción de lo que denominan “el caso Japón”, nunca han permitido a sus centros de difusión llevar el nombre de la Sociedad y, por otro lado, su comprensión del mundo político. Hartwell (1995) su ex presidente, afirma que no es en el campo de la micropolítica, en la deliberación legislativa, donde se define el devenir de la historia, sino en la macropolítica, en la difusión de determinados tipos de interpretaciones que guíen y definan el debate público. No son los políticos quienes gobiernan, sino los intelectuales que guían a los políticos para que estos guíen a las masas, afirma, von Mises como veremos más adelante4 . Entonces, ¿dónde habrá que dar la batalla?, ¿en qué campos?, ¿qué armas serán más efectivas? La disputa, entienden, hay que darla en el campo intelectual porque son ellos los que guían a “las masas inertes carentes de reflexión” (Mises, 2007 [1949]). Vamos a ver desplegar su disputa tanto en el campo teórico científico –discutirán de teoría a teoría con marcos que les son antagónicos–, como en el campo epistemológico, intentando quitar validez científica a construcciones teóricas antagónicas. Para dar tan solo un ejemplo, esa fue la labor de Popper respecto del marxismo.
4 En desarrollos posteriores, von Hayek remitirá no solo al efecto de las interpretaciones para la conducción de conductas, sino también a los estímulos neurológicos. En relación a ello deberíamos vincular todo el desarrollo de las neurociencias, de la psico economía que encuentra sus antecedentes en El orden sensorial (2004 [1952]) de von Hayek. Sin embargo, este trabajo se aboca al estudio de lo primero. Para tal temática remítase a los trabajos de Susana Murillo (2015) quien se ha abocado de manera más sistemática al respecto.
Al respecto, lo que –en la Argentina contemporánea y tras el ascenso del macrismo a la gestión estatal– masivamente se ha dado en llamar post verdad, podría fácilmente ser leído desde la propuesta epistemológica popperiana que reafirma, frente al positivismo del Círculo de Viena, la distancia entre el mundo empírico y el mundo teórico, entre los hechos y su interpretación. En esa distancia parecen definir la cuestión política los montpelerineses y las derechas en ascenso para su gestión del gobierno de las poblaciones. Se trataría de la preeminencia de los marcos comprensivos más fuertes, pero no por su solidez explicativa, como lo sostendría Popper –esto es por su mayor aproximación a la verdad– sino por su capacidad política de imponerse a las interpretaciones antagónicas. Aquí podría asistirnos el llamado de Michel Foucault a hacer un estudio político de las ciencias.
Para intentar tomar dimensión del rol de la educación en el devenir político de la región, se puede recurrir al estudio de la llamada Escuela de las Américas en el contexto del Plan Cóndor, en la intervención política de los Estados Unidos en América Latina en la segunda mitad del siglo XX (Morgenfeld, 2011, 2012).
Es por ello que esos momentos organizacionales reúnen a intelectuales provenientes de diversas corrientes de pensamiento. Una de ellas ha sido la Escuela Austríaca de Economía, presente tanto en el Coloquio Walter Lippmann de 1938, como en Mont Pèlerin Society de 1947 (de Büren, 2013, 2014; Hartwell, 2015; Denord, 2002; Morresi, 2008; Foucault, 2007). Una escuela que, tal como veremos en el desarrollo de este trabajo, ya había comenzado la disputa con bastante antelación.
A la hora de estudiar el arribo a la Argentina y los efectos que en ese país tiene el neoliberalismo, la discusión pública general, así como numerosos trabajos, focaliza su análisis en la labor de los economistas de la Escuela de Chicago y en el impacto de las políticas monetaristas en las diversas dimensiones de la economía y la vida de la población5 . Por nuestra parte proponemos traer al centro de la escena la labor de la Escuela Austríaca de Economía. La Escuela de Chicago cobra importancia en tanto Milton Friedman y representantes de la Escuela se encuentran presentes en la fundación y devenir de Mont Pèlerin Society.
5 Podríamos enumerar muchísimos trabajos al respecto. Entre ellos mencionamos la labor de Mariana Heredia (2004) y Gastón Beltrán (2004, 2005), el trabajo de Sergio Morresi (2008) que se preocupa por distinguir el arribo de las diversas corrientes, el trabajo de Ana Grondona (2011) el estudio de arribos de la Economía Social de Mercado y la Escuela Austríaca y de Büren (2013) por si el lector quiere profundizar en la diferenciación de arribos.
La Sociedad fija como domicilio legal la Universidad de Chicago en 1948 y Milton Friedman asume un rol importante en ella luego del conflicto Hunold, cuando alcanzó el cargo de presidente –entre 1970 y 1972–, tras lo cual marcha a tierras chilenas a asesorar en persona al mismísimo Augusto Pinochet, en un territorio donde el socialismo había alcanzado el gobierno por la vía democrática. Sin embargo, la Escuela Austríaca de Economía también desarrollará un rol central en la conformación del proyecto en tanto que: 1) se abocará fundamentalmente a desarrollar la teoría social que guiará al neoliberalismo; 2) algunos de sus miembros se encuentran presentes en los dos momentos centrales de organización del movimiento neoliberal: el Coloquio Walter Lippmann y Mont Pèlerin Society. A lo cual se agrega, en el último caso, que su organizador y presidente hasta 1961 ha sido uno de los principales representantes de esta escuela: Friedrich Hayek; 3) si enumeramos a las escuelas presentes en la fundación de Mont Pèlerin Society encontramos a la Escuela Austríaca de Economía, el libertarianismo, la Escuela de Chicago, la Escuela de Virginia y la Economía Social de Mercado. Las formulaciones del libertarianismo, de la Escuela de Virginia pueden considerarse derivaciones de la teoría de la acción humana de von Mises y su praxeología. Lo mismo acontece con ciertas formulaciones de una de las vertientes de la Escuela de Chicago6 .
6 Desarrollaremos este punto al analizar los aportes de von Mises. Sin embargo, también pueden consultarse los trabajos de de Büren (2013, 2014, 2018).
Uno de los grandes objetivos que se fijó la Sociedad para sí misma fue la construcción de una red internacional de personas que se encargara de la difusión de ideas liberales y de la fundación de instituciones liberales dedicadas al seguimiento de las políticas públicas de alta dirección. Este propósito, según afirman sus representantes, ha sido convenientemente alcanzado: “En 1990 había casi sesenta centros repartidos en veinticuatro países que fueron fundados por, o tenían estrecha relación con, los miembros de Mont Pèlerin Society”(Hartwell, 1995: 212). La historia oficial de Mont Pèlerin Society menciona algunos casos. En Europa del Este refiere el caso del Liberalni Institut Praha surgido en cuanto se dio por concluido el régimen socialista en Checoslovaquia, entre fines de los años 80 y principios de los 90. En Japón rememora el caso de Mont Pèlerin Society Japón puesta en marcha entre 1965 y 1966, siendo, como se dijo, el único instituto al cual la Sociedad ha permitido colocar su nominación. En América Latina tienen sus inicios a partir del año 1958, mediante la creación del Instituto Venezolano de Análisis Económico y Social por Nicomedes Zuloaga, el Centro de Estudios Económico Sociales en Guatemala por Manuel Ayau –quien después fue presidente de MontPèlerin Society y creó la Universidad Francisco de Marroquín, aún existente–, el Instituto de Pesquisas Econômicas e Sociais (IPÊS)7 en Brasil por Paulo Ayres, el Instituto de Investigaciones Sociales y Económicas en México por Gustavo Velasco, el Instituto para la Libertad y la Democracia en Perú por Hernando de Soto, el Centro de Estudios Sobre la Libertad en Argentina por Alberto Benegas Lynch y el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales en El Salvador por Enrique Altamirano (Hartwell, 1995). Estos institutos se dedicaban a la difusión del entramado discursivo montpelerinés en su espacio local y a la vinculación de actores vernáculos con la red internacional. En este sentido, traducían al español producciones montpelerinesas, adaptaban el entramado discursivo elaborado desde la sociedad a la realidad local, organizaban conferencias, vinculaban a miembros de la Sociedad con mandatarios locales, gestionaban la reproducción discursiva en medios locales masivos de comunicación social, agenciaban becas en centros de formación montpelerinesa
Actualmente, figuran como organizaciones afines a Mont Pèlerin Society en su página oficial (Mont Pèlerin Society, 2020b) las siguientes instituciones:
• Milton Friedman At 100 By Deepak Lal
• Institute of Economic Affairs, London, UK
• Hoover Institution, Stanford, CA
• The Heritage Foundation, Washington, DC
• American Enterprise Institute, Washington, DC
• Cato Institute, Washington, DC
• Atlas Economic Research Foundation, Washington, DC
• Political Economy Research Center, Bozeman, MT
• National Center for Policy Analysis, Dallas, TX
• Centre for Independent Studies, Sydney, Australia
• Timbro, Stockholm, Sweden • Ratio, Stockholm, Sweden
• Liberales Institut, Zurich, Switzerland
• Manhattan Institute, New York, NY
• International Policy Network, London, UK
• The Hayek Center • Café Hayek
• Universidad Francisco Marroquín, Guatemala Sería pertinente agregar a esta lista, para el caso de América Latina, a la Red Liberal de América Latina (RELIAL)8 .
7 Sobre esta institución puede consultarse en Ramírez, Hernán (2007) Corporacionesen el poder. Institutos económicos y acción política en Brasil y Argentina: IPÊS, FIEL y Fundación Mediterránea. Buenos Aires. Lenguaje Claro editora.
8 Véase su página oficial en http://relial.org/
En Argentina, como vimos, Mont Pèlerin Society arribó a través del Centro de Difusión de la Economía Libre o el Centro de Estudios sobre la Libertad (se trata del mismo centro que, al cabo de un par de años, cambió de nombre). Fue a fines de la década del 50 y de la mano de Alberto Benegas Lynch, quien conoció, en 1950, a Friedrich von Hayek en la Universidad de Chicago y lo presentó, en 1956, al entonces Presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu (Benegas Lynch, 1978 [1977]). Este centro se encargó de difundir en el medio local el entramado discursivo montpelerinés. Reprodujo, en español, publicaciones de la Foundation for Economic Education9, tradujo a la realidad local sus formulaciones, organizó conferencias de miembros de Mont Pèlerin Society en Argentina, como la de von Mises en 1958, la de von Hayek en 1978, la de Leonard Read en 1958 y se encargó de que fuera reproducido en los medios locales de comunicación, específicamente en el diario La Prensa. También, gestionó becas para sus miembros, destinadas a facilitar su formación en el Grove City College y en la Foundation for Economic Education, espacio que compartieron con otros miembros de centros latinoamericanos y con profesores de la Sociedad, como von Mises o Hans Senholz (de Büren, 2014).
En continuidad con el Centro de Difusión de la Economía Libre, en 1978, Alberto Benegas Lynch (hijo), acude a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires para solicitar fondos empresarios para la creación de otro órgano de difusión en Argentina: la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE), que funciona hasta la actualidad editando publicaciones e impartiendo cursos de posgrados y que cuenta, entre sus profesores, a columnistas del diario La Nación como Jorge Cachanovsky, Martín Krausse, Alberto Benegas Lynch (hijo) y, entre sus financistas, a empresarios como lo fue Amalia Lacroze de Fortabat (Benegas Lynch(h), 2020 [2007])10.
La Sociedad desarrolló su Regional Meeting en Argentina en el año 2011, bajo el nombre The Populist Challenge to Latin American Liberty.
9 Se trata de una institución que se encargó de financiar los pasajes del contingente estadounidense a la primera reunión de la Sociedad. Dirigida por Leonard Read, dirigente de una importante cámara de comercio de los Estados Unidos e institución a la cual asisten montpelerineses latinoamericanos para cursar los seminarios dictados por las primera líneas de la sociedad.
10 Según expresa su página oficial, entre los principales financistas al momento de su fundación (1978) encontramos a Abel Ayerza, Armando M. Braun, Federico Carlés, Rodolfo Constantini, Miguel de los Santos, Enrique Duhau, José A. Estenssoro, Jose A. Esteves, Roberto Helguera, Amalia Lacroze de Fortabat, Guillermo M. Lovegrove, Alfredo D. Olaechea, José E. Rohm, Oscar Secco, Alberto Servente, Mario Vázquez, Wilfred Von Bulow, Guillermo Yeatts y Federico L. Zorraquín. Quienes formaron parte de la Asamblea Fundadora y, en su mayoría, continuaron apoyando a la institución a lo largo de su desarrollo (Gómez, 2012).
El evento fue organizado por la Fundación Libertad, de la ciudad de Rosario, y asistieron figuras como el luego presidente de Argentina, Mauricio Macri, el jefe de Gabinete del gobierno chileno, Cristian Larroulet, el ex presidente de Bolivia, Jorge Quiroga; ex ministros de economía latinoamericanos como Carlos Cáceres, que dirigió el ministerio durante la última dictadura chilena, y Manuel Hinds, que se desempeñó como ministro de economía de El Salvador; ensayistas como Mario Vargas Llosa, Marcos Aguinis y Carlos Alberto Montaner; conocidos economistas argentinos y extranjeros como Ricardo López Murphy, Jorge Ávila, Roberto Salinas León, de México y Sebastián Edwards, de Chile; historiadores como Roberto Cortés Conde y Ezequiel Gallo; austríacos locales y habituales columnistas del diario La Nación como Alberto Benegas Lynch, Martín Krause y Gabriel Zanotti y extranjeros como Enrique Ghersi, de Perú; profesores, miembros directivos de Universidades y de centros relacionados a Mont Pèlerin Society, como Atlas Economic Research Foundation (Estados Unidos), Heritage Foundation, Junior Achievement, Cato Institute (Estados Unidos), Fundación Libertad, Fundación Atlas 1853, The Manhattan Institute, Liberty Fund, Instituto Libertad y Desarrollo (Chile), Free Market Research Foundation, The Ayn Rand Institute, Universidad Católica del Perú, Universidad de Los Andes (Chile), Universidad Francisco Marroquín (Guatemala), ESEADE, Centro de Estudios Públicos (Chile), Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (CEMA), Universidad de Chicago, Universidad Adolfo Ibáñez (Chile) (Fundación Libertad, 2011). En diciembre de 2015, la Fundación Libertad, institución organizadora del evento a nivel local, otorgó el Premio Libertad al periodista Jorge Lanata. Ello tras la derrota electoral del Frente Para la Victoria en las elecciones presidenciales, espacio liderado por la entonces saliente Cristina Fernández de Kirchner (Lanata, 2015; Fundación Libertad, 2016). Entre los oradores del evento, además del laureado, se destacan el empresario Mauricio Macri y el escritor Mario Vargas Llosa, otro reconocido integrante de la Sociedad.
Hemos querido mostrar hasta aquí algunos puntos centrales que permitan dimensionar, en alguna medida, la estrategia y despliegue de Mont Pèlerin Society con objeto de visibilizar “quién habla” y “desde dónde habla”, las posiciones de los sujetos que sostienen las emergencias de determinados enunciados que a continuación nos disponemos a analizar.
Si bien el objeto central de este trabajo es el análisis del entramado discursivo en el seno de una de las escuelas más relevantes del movimiento neoliberal, la Escuela Austríaca de Economía, se trataría de un análisis limitado si sus condiciones de posibilidad no fueran al menos mencionadas.
Recordemos, en este sentido, el llamado de Foucault (2008 [1973]) a hacer una historia política de la ciencia, presente en La verdad y las formas jurídicas. El repaso que hemos realizado estuvo destinado a destacar algunos elementos que evidencian el grado de politización de las palabras de esta Escuela, de la articulación estratégica que ellas suponen, de su proximidad a las disputas sociales concretas de su época. Destacamos algunos hechos con objeto de dar cuenta –en alguna medida y sin pretender ser exhaustivos– de sus condiciones de posibilidad, del suelo que las nutre y desde el cual emergen. A partir de aquí, sobre este suelo y en vinculación con él, analizaremos específicamente el conjunto de enunciados elaborados, seleccionando aquellos dichos que nos permiten observar más claramente las disputas libradas por la Escuela Austríaca de Economía. Una vez analizados los enunciados proferidos por sus máximos referentes, veremos cómo son traducidos en Argentina por algunos de los socios vernáculos de este proyecto. Todos ellos, visceralmente comprometidos con la disputa contra el marxismo y el comunismo. En Argentina uno de los principales órganos de difusión, a nivel masivo, fue el diario La Prensa. Se trata de un matutino fundado a fines del siglo XIX por José C. Paz, miembro de la oligarquía patricia nacional, primo de Julio Argentino Roca y quien, ya en su tiempo, comprendió la necesidad de pasar de la lucha de las armas a las de la pluma. Es importante destacar, igualmente, que esto no significó ni para la oligarquía nacional, ni para Mont Pèlerin Society abandonar la violencia física.
Entonces, el trabajo que presentamos analiza los principales aportes discursivos de una de las corrientes más relevantes del movimiento neoliberal, la Escuela Austríaca de Economía, y la traducción que los mismos han tenido en el espacio local argentino. Para esto, en primer lugar, describiremos a grandes rasgos los aportes de la Escuela Austríaca de Economía, su espacio de emergencia y las principales escuelas o entramados conceptuales que circulan en ese espacio y se tornan, entonces, en referentes o blancos de discusión. En segundo lugar, describiremos aquello que entendemos como la primera batalla discursiva librada por esta escuela y en torno a la cual ella se funda: su disputa contra El Capital de Karl Marx y sus derivaciones políticas, tarea que será enarbolada por miembros de su primera generación, como Carl Menger, Friedrich von Wieser y Eugen Böhm-Bawerk. En tercer lugar, nos dedicaremos a analizar los aportes de uno de los máximos referentes de la Escuela y el movimiento, Ludwig von Mises, cuyas contribuciones darán origen a algunas otras escuelas que conforman Mont Pèlerin Society. En cuarto lugar, retomaremos los elementos que consideramos centrales en la batalla discursiva que libró Friedrich Hayek, miembro partícipe del Coloquio Walter Lippmann y presidente fundador de Mont Pèlerin Society. En quinto lugar, observaremos el modo en que han sido retomadas, traducidas y adaptadas tales elaboraciones en la disputa local argentina, lo que ha sido efectivizado por la labor de un grupo de actores vernáculos que consideraban que sus intereses estaban en riesgo debido al avance de las mismas –o similares– formas sociales a las que Mont Pèlerin Society se oponía, que se articularon en su lucha y que adoptaron las estrategias que dicha asociación proponía y la hicieron efectiva en Argentina. El grupo que particularmente nos ocupa crea el Centro de Difusión de la Economía Libre (CDEL) –institución que prontamente cambiará su denominación por Centro de Estudios sobre la Libertad–. Desde él, organizará conferencias dictadas por miembros locales y extranjeros de Mont Pèlerin Society, introducirá biografía montepelinesa en el espacio nacional mediante publicaciones periódicas y no periódicas, establecerá vinculaciones con otros centros extranjeros, capacitará a sus miembros en instituciones estadounidenses de difusión, masificará los enunciados de su producción o reproducción a través del diario La Prensa. Entre esta batería de actividades, lanzará de manera periódica su revista Ideas Sobre la Libertad, donde se encuentra desplegada la elaboración discursiva austríaca y montpelerinesa en su conjunto –aunque más intensamente la fracción mencionada de la misma– y es el análisis de sus enunciados el que, en este trabajo presentaremos y desde el cual veremos reflejado el modo en que tal batalla internacional ingresa y se articula en territorio argentino. Un ejemplo que permitirá además una aproximación al modo en que esta asociación opera en las diversas realidades nacionales. Por último, a modos de reflexión final analizaremos los distintos umbrales de enunciación que este entramado discursivo se ha encargado de atravesar.
Agradezco, en primer lugar, al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) por el financiamiento de las becas doctorales y posdoctoral que han hecho posible los procesos de investigación y escritura que sostienen este libro. En segundo lugar, al Instituto Gino Germani, perteneciente a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, su colección CLACSO-IIGG, su Comité Editorial y su personal de apoyo por el espacio, el cálido asesoramiento y las rigurosas labores realizadas para que esta publicación sea haga efectiva. Y, finalmente, a la Dra. Susana Murillo quien dirigió el trabajo de tesis que, en algunos de sus fragmentos, presento en esta publicación.
Dedico este trabajo a mi padre, mi madre y mi hermano cuyas discusiones, militancias y preocupaciones políticas y sociales han sembrado en mi las inquietudes, los interrogantes y los sentires que han traccionado mis procesos de formación, docencia e investigación. Obsequio, además, mi trabajo a la memoria de mi abuela María Antonia.
CAPÍTULO 1
LA ESCUELA AUSTRÍACA DE ECONOMÍA
Lo que llamamos ‘mente’ constituye un orden particular de un conjunto de sucesos que acontecen en algún organismo y están de algún modo relacionados, sin identificarse, con el orden físico de los sucesos del entorno von Hayek, El orden sensorial (2004 [1952]: 16)
Cuanto sabemos del mundo es sobre la naturaleza de las teorías, y cuanto la ‘experiencia’ puede hacer es cambiar esas teorías von Hayek, El orden sensorial (2004 [1952]: 143)
Cuando yo era joven y formaba parte del Círculo de Viena, escribí alguna de mis primeras publicaciones como reacción contra el clima filosófico del idealismo alemán. Como consecuencia de esto, estas publicaciones y las de otros miembros del Círculo de Viena estaban llenas de enunciados prohibitivos similares al que acabo de considerar. Tales prohibiciones deben ser comprendidas con referencia a la situación histórica en la cual nos encontrábamos. En la actualidad, especialmente en los Estados Unidos, raramente lanzamos tales prohibiciones. El tipo de antagonistas que encontramos aquí es de naturaleza muy diferente y la naturaleza del antagonista determina la forma en que expresamos nuestras opiniones. Carnap, Fundamentación lógica de la física (1969: 26)
INTRODUCCIÓN
En este capítulo introductorio intentaremos dar un pantallazo que nos permita situar, de manera general, a la Escuela Austríaca de Economía. Para ello abordaremos las condiciones históricas de su emergencia, detallaremos brevemente el espacio intelectual que caracteriza su surgimiento, abordaremos los planteamientos centrales de uno de sus principales adversarios teóricos –en tanto muchas de sus formulaciones constituyen respuestas al mismo: la Escuela Histórica Alemana–, detallaremos los elementos centrales de lo que se dio en llamar la Revolución Marginalista –movimiento en el cual se suele encuadrar la obra de uno de sus primeros referentes, Carl Menger– y, finalmente, destacaremos las obras de los principales representantes del movimiento hasta la constitución de Mont Pèlerin Society, proyecto político que consideramos una de las máximas herramientas de práctica política de esta Escuela.
1.1. CONDICIONES DE EMERGENCIA
Aquello que hoy conocemos como la Escuela Austríaca de Economía se forjó en Viena a finales de la década del 70, alrededor de una obra publicada en 1871 –Principios de Economía Política–, por quien se reconoce a Carl Menger como su exponente inicial. Se funda allí porque quienes se organizan para tal evento entienden que la obra constituye una herramienta que permite enfrentarse a otras teorías que daban sustento a formas sociales que consideraban antagónicas. El futuro de Europa, dirá von Mises, no solo se libraba en las calles, sino también en las universidades y en los seminarios a los cuales las clases medias profesionales asistían en busca de instrucción. No con el fin de obtener alguna acreditación formal, sino con el de interiorizarse en los principales debates políticos de la época (von Mises, 2001a [1978]). Se torna propicio, entonces, presentar brevemente algunos elementos que nos permitan dar cuenta de la politicidad y potencialidad del espacio social del cual esta Escuela emerge.
En la actualidad, cuando nos referimos a Austria, pensamos en un pequeño territorio perdido en el centro de Europa. Sin embargo, es preciso recordar que eso fue el centro de un imperio que extendió sus dominios en el siglo XVI hasta lo que hoy conocemos como España y Holanda, justo en el momento de mayor expansión colonial de estos espacios. De este modo, su influencia traspasó las fronteras de Europa para intervenir en la expansión de las formas civilizatorias europeas hacia otras tierras.
Lo que hoy nombramos como España, fue gobernada por la Casa de Austria, o Casa de Habsburgo, desde la proclamación como rey de Carlos I en 1516 y hasta el fallecimiento de Carlos II a principios del siglo XVIII. Bajo el reinado del primero, tienen lugar las conquistas del Imperio Azteca bajo la dirección de Hernán Cortés y del Imperio Inca bajo el liderazgo de Francisco Pizarro. En sus territorios se establecieron, respectivamente, los virreinatos de Nueva España, con capital en México, y del Perú, con capital en Lima (Ruiz Ortiz, 2012).
Los Habsburgo ocuparon el trono del Sacro Imperio Romano Germánico desde 1438 hasta su disolución en 1806 –con una breve interrupción entre 1740 y 1745– y expandieron su regencia, entre otros lugares, hasta tierras españolas a través de una serie de alianzas 31 María Paula de Büren matrimoniales. Maximiliano I –regente del Sacro Imperio Romano Germánico– une en matrimonio a su heredero, Felipe I, –más conocido como Felipe el Hermoso– con la heredera de los Reyes Católicos, Juana I –más conocida como Juana la Loca–. El primogénito de esta pareja, Carlos I de España, o Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico, regirá desde 1516 los territorios españoles y desde 1519 las tierras germánicas. (Wickenburg, 1964; The worlds of the Habsburgs, 2019; Alonso García, 2009)
Otro dominio importante de la monarquía Habsburgo será la zona de Flandes, hoy Holanda. Recordemos que Marx nos señala, en su “Capítulo XXIV: La acumulación originaria”, que dicho territorio se había constituido –para estos siglos y en sus proximidades– en el modelo colonial por excelencia, así como en el centro de manufactura textil. Allí se desarrolló la industria flamenca que traccionó la valorización de las tierras inglesas y el consecuente desplazamiento poblacional por el pastoreo de ovejas. Flandes se convirtió en un punto de disputa central entre las monarquías españolas, francesas e inglesas, enfrentamiento que será saldado en la Paz de Utrecht. Tras esta hostilidad, Inglaterra consolidó su posición monopólica en el comercio de esclavos (Marx, 2009 [1867]).
Otros sucesos que permiten visibilizar la relevancia geopolítica de Austria y los Habsburgos lo constituye el rol que ellos desempeñan en todo el proceso de contra-reformas que aconteció a través de la restitución del absolutismo monárquico en Europa tras la caída de Napoleón. Si bien el avance bonapartista consiguió dividir al Sacro Imperio Romano Germánico, el emperador Francisco I de Austria y su consejero, Klemens von Metternich, lideraron el proceso de restauración monárquica en Europa (tras la derrota de Napoleón, con quien, Francisco I había casado a su hija María Luisa persiguiendo cierta supremacía frente a Rusia). Este proceso concluyó con el Congreso de Viena (1814-1815) –donde las familias monárquicas restituyeron su preeminencia y Austria selló su posición privilegiada respecto del resto de sus potencias pares– y con la conformación de la Santa Alianza en 1815 –un tratado estratégico que alió a Federico Guillermo III de Prusia, Alejandro I de Rusia y Francisco I de Austria, al que luego se sumaron otras monarquías europeas– (Wickenburg, 1964).
En 1835 sucede a Francisco I unos de sus hijos: Fernando I. Este gobernó bajo la supervisión de un consejo conformado, entre otros, por su hermano Francisco Carlos, Klemens von Metternich y el conde Francisco Antonio Kolowrat (Wickenburg, 1964). Los levantamientos obreros acontecidos en Europa a mediados del siglo XIX, entre los que podemos mencionar a la Comuna de París (1848) y los que en Inglaterra concluyeron con la declaración del Manifiesto Comunista (1848), tuvieron su repercusión en Viena en lo que se denomina la Primavera de los Pueblos, que dio por concluido el ciclo de restitución de monarquías absolutistas y la regencia de Fernando I. Desde entonces, ocupó el trono de Austria, Francisco José I, quien por el mandato que formulase von Metternich, había sido instruido desde tiempo atrás para desempeñarse como sucesor de la corona. Francisco José I desempeñó este papel desde 1848 hasta 1916, y fue quien dio inicio a la Primera Guerra Mundial tras el asesinato de su sucesor, el Archiduque Francisco Fernando (1914). El fin de esta guerra significó la definitiva disolución de los resquicios monárquicos en Europa. La regencia austríaca alcanzó sus estertores con la disolución del Imperio AustroHúngaro y la consecuente emergencia de la República de Austria.
Ahora bien, ¿qué vinculación encontramos entre esta dinastía tan poderosa y nuestra Escuela Austríaca de Economía? Francisco José I eligió a Carl Menger como la persona encargada de instruir a su sucesor en el trono, su primogénito, el archiduque Rodolfo. Menger, como ya dijimos, fue quien escribió la obra fundamental de la Escuela Austríaca de Economía, sus Principios de Economía Política, en 1871. Luego, y por decisión real, fue designado profesor de la Universidad de Viena1 .
Este escueto punteo recordatorio intenta significar, en algún grado, la relevancia política que desempeñó el espacio territorial y político de emergencia de la Escuela Austríaca de Economía. De la tierra que abona, alimenta y sostiene los enunciados que ella formula. Del entramado de relaciones de cuya fricción brota, como lo hace el destello de las espadas que se enfrentan. Los Hasburgos no constituyeron una pequeña monarquía de un espacio mínimo perdido en el centro de Europa, se erigieron en una tradición abocada a expandir estrategias de gobierno y formas de socialización fuera de las fronteras europeas en el periodo de colonización americana. La pertinencia de este elemento se reafirma cuando recordamos que el neoliberalismo constituye un proyecto civilizatorio (Murillo, 2018), un arte de gobierno, una reflexión en torno a la forma más eficaz de conducir las conductas (Foucault, 2007); cuando evocamos las reivindicaciones que Mont Pèlerin Society formuló para sí misma y plasmó en documentos propios: su defensa de los valores de la civilización Europea (Hartwell, 1995) y, finalmente, cuando nos encontramos con las estrategias que desarrollaron y expresaron miembros de la Sociedad. Para dar un ejemplo, fue el propio von Mises (2001a [1978]), miembro fundador de Mont Pèlerin Society y una de sus más brillantes cabezas, quien dijo que la disputa habrá que librarla, en ese momento histórico, ya no desde Europa, sino desde los Estados Unidos dijo que la disputa habrá que librarla, en ese momento histórico, ya no desde Europa, sino desde los Estados Unidos. Así fue que los representantes más importantes emigraron hacia esas tierras, bien lo sabemos los pueblos latinoamericanos que hemos padecido sus invisibilizadas pero eficaces injerencias.
1 El temprano fallecimiento del archiduque Rodolfo le impedirá asumir tales funciones.
Intentamos resaltar entonces la emergencia de la Escuela Austríaca de Economía y sus enunciaciones como un espacio que, lejos de carecer de relevancia política y de distinguirse por la formulación de principios puramente teórico-especulativos, científicos, neutrales, objetivos y avalorativos, se destaca por su intensa raigambre en el devenir político-social, por su vocación de injerencia real en el destino de las sociedades. Si Ludwig von Mises escudriñó estrategias de gobierno mundial siendo él mismo parte de la aristocracia austro-húngara, si Menger desempeñó tareas para la monarquía Habsburga en calidad de lo que Gramsci denomina “intelectual orgánico”, si –como más adelante veremos– los diversos miembros de la Escuela han desempeñado funciones gubernamentales, entonces podríamos preguntarnos si no es posible que el neoliberalismo haya emergido de un intento de ciertas familias de raigambre monárquica, aristocrática y dominante de Europa por mantener sus privilegios, por resguardarse no solo del avance de las burguesías, sino de los diversos movimientos obreros que han generado, en parte, su caída. Si la obra de Menger, al finalizar el siglo XIX, cuando el Imperio Austro Húngaro mantenía su vigencia, a poco de la Primavera de los Pueblos, permite –tal como veremos a continuación– reivindicar la preeminencia aristocrática y monárquica frente a los movimientos populares, la obra de sus sucesores viene a defender los intereses burgueses del avance de sectores obreros en algo que podríamos interpretar como un reacomodamiento de sectores dominantes. Es posible pensar en actores que reconfiguran su inserción social al tiempo que producen entramados discursivos que los sostengan. Francisco I, a quien se reconoce como líder de la restauración monárquica en Europa, no dudó en idear estrategias que parecerían contradictorias para mantener las posiciones de privilegio alcanzadas, ni dudó en concretar alianzas matrimoniales con el bonapartismo como forma de garantizar su estatus.
1. 2. LA VIDA INTELECTUAL EN VIENA
Entre mediados del siglo XVI y fines del siglo XVIII, Viena había quedado rezagada en relación a los aportes intelectuales europeos. Ni en filosofía, ni en literatura, ni en ciencia se realizaron contribuciones importantes –a excepción de Bolzano– antes de la segunda mitad del siglo XIX. Pero, junto al ciclo de reformas liberales, grandes intelectuales comenzaron a llegar a Viena, algunos desde Alemania, como
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