Economía conductual, principios generales e
implicaciones
Resumen
Se presenta una revisión general sobre el campo de estudio denominado economía conductual a partir de la propuesta inicial de Daniel Kahneman y Amos Tversky (1979; 1982; 1984); esta ha resultado útil para la comprensión de diferentes aspectos del comportamiento humano en contextos de toma de decisiones y, en particular, para la economía en el campo de investigación experimental. Se señalan los principios y objetivos generales del modelo desarrollado, así como la metodología general que se ha utilizado en las principales investigaciones. Así mismo, se presentan las implicaciones de este modelo para estudios futuros y su aplicación práctica.
Palabras Clave:
Economía conductual, conducta, comportamiento, toma de decisiones,
incertidumbre, cognición.
Abstract
An overview of the field of study called behavioral economics is presented, taking the initial proposal of Daniel Kahneman and Amos Tversky (1979; 1982; 1984) as point of departure. It has been useful for understanding different aspects of human behavior in the context of decision-making -and particularly to the field of experimental research in economics-. The general objectives and principles of the developed model as well as the general methodology used for research are presented. Moreover, the model’s implications for future studies and its practical application are included.
Keywords: Behavioral Economics, conduct, behavior,
decisions, uncertainty, cognition.
Introducción
El objetivo de este ensayo es presentar y describir algunas de las ideas de la llamada economía conductual (que si bien no es un campo nuevo, sí da cuenta de un acercamiento cada vez mayor de las disciplinas del comportamiento humano en cuanto a conceptualizaciones, teorías y metodologías de investigación), expresadas en la perspectiva de Daniel Kahneman y Amos Tversky (1979; 1982; 1984).
Estos autores han propuesto integrar principios y percepciones de la psicología cognoscitiva al análisis económico, especialmente los fenómenos del juicio humano y de la toma de decisiones económicas bajo condiciones de incertidumbre. Se pretende hacer una aproximación introductoria y general, así como una breve discusión sobre las implicaciones de la economía conductual en los contextos académicos y de dirección.
Desde hace varios años se ha reconocido, tanto a nivel de investigación académica como aplicada, que muchos de los estudios realizados por Kahneman y Tversky (autores que trabajaron en conjunto por varios años, involucrando el saber de las ciencias cognoscitivas a la teoría económica) demuestran que el paradigma económico tradicional no ha logrado analizar ni comprender completamente el comportamiento humano. También se han aceptado algunas de sus estrategias metodológicas.
Esto ha permitido proveer a la economía de importantes elementos para enriquecer sus análisis, partiendo ya no exclusivamente de la perspectiva deductiva-axiomática clásica, sino de una visión inductiva de la realidad, en la que las tesis no son teoremas, sino sistemáticas verificaciones empíricas (De Pablo, 2005) y con la que los modelos propuestos corroborados con experimentos particulares, llamados por ellos “demostraciones”, han evidenciado su fortaleza.
Tal consideración, puede afirmarse, es una de las características que el modelo de estos académicos muestra, pues si bien el abordaje de los problemas de conocimiento sobre la economía se realizó por parte de muchos estudiosos utilizando demostraciones, es con esta propuesta contemporánea en particular con la que la apropiación metodológica se hace más rigurosa y especialmente útil para la explicación de muchos de los fenómenos del comportamiento económico.
De manera general, lo que Kahneman y Tvesrsky (1979, 1982, 2000) pretenden es una aproximación desde la teoría económica a la cotidianidad humana, a sus prácticas e interacciones de intercambio y de relación con los bienes, considerando la complejidad presente en los juicios y aspectos relacionados con la percepción, los heurísticos de conocimiento, la representatividad, el bienestar y la reciprocidad y cómo estos influyen decisivamente sobre los razonamientos de las personas cuando deben tomar decisiones económicas (Quintanilla, 2002).
La línea de investigación que adelantaron por varios años procuró obtener un mapa de la racionalidad limitada, explorando las inclinaciones sistemáticas que separan las creencias de la gente, las elecciones hechas desde las creencias óptimas y las elecciones asumidas desde modelos de agente racional.
Kahneman (2003) señala el modelo de agente racional como punto de partida de muchos de sus estudios y la principal fuente de formulación de la hipótesis nula; también menciona que ellos vieron su investigación inicialmente como una contribución a la psicología con un posible aporte a la economía como segundo beneficio, pero en la conversación interdisciplinaria con economistas, la psicología comenzó a verse como una fuente útil de supuestos para la teorización económica, e indirectamente como una fuente de hipótesis para la investigación en economía desde la cual se ha venido desarrollando activamente la economía conductual.
Es claro que en varios de los estudios adelantados por Kahneman y Tversky (1979, 1982, 1984, 1996 y 2000) se ha discutido y evidenciado que los razonamientos de los seres humanos son mucho más complejos que los que propone el modelo de egoísmo maximizador. En tales estudios también se ha argumentado que los procesos cognoscitivos que involucran la percepción, la memoria, el lenguaje y la intuición, entre otros, son los que más se utilizan al hacer cálculos en transacciones económicas y; por último, se ha demostrado que existe una aversión a las pérdidas, que es particular en el proceso del pensar humano.
Entre los factores cognoscitivos
sobre los que trabajaron durante varios años Kahneman y Tversky, y con los que
sustentaron en gran medida su teoría, se encuentran el de los heurísticos y el
de los sesgos cognitivos. La idea central es que cuando las personas hacen
juicios en condiciones de incertidumbre, por lo general se basan en “atajos” que
simplifican el proceso más que en el procesamiento organizado, formal o
probabilístico. Desde la lógica formal se asume que frente a un problema se
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