¿Thomas Piketty, un economista mainstream?
José Luis Cortés Gómez1
Es común que en los pasillos de las facultades de economía se cuente el siguiente chiste: la vida académica de un economista está dividida en dos partes, la primera parte trata de explicar cómo su teoría podría solucionar los problemas actuales; la segunda parte explicará el por qué no funcionó su teoría. Tal vez se considere un mal chiste, sin embargo, releja perfectamente la vida de la mayoría de los economistas. ¿Pero qué tipo de economistas entran en esta relexión? J. M. Keynes los llamaba economistas mainstream (término para la ortodoxia económica), pero Lord Keynes también condujo su vida académica de este modo. A pesar de que revolucionó la ciencia económica, es considerado el doctor del capitalismo, después de la crisis de 1929. Uno de los puntos importantes para entender este tipo de economistas, es que en su mayoría su enseñanza ya no es considerada en el área de las ciencias sociales. El avance del capitalismo ha permitido que las ciencias vayan perdiendo la relexión con sentido crítico, dando como resultado que se inclinen más por los modelos matemáticos y pierdan su relación con la realidad concreta.
¿Thomas Piketty rompe con ésta tradición? Sin duda es una pregunta complicada en el sentido de ser un economista de reciente aparición, empero, mostraré algunos aspectos sobre el intento de su método y cómo estos aspectos permiten ver el camino académico que trazara dicho autor.
1 Estudiante de la Facultad de Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BuaP). Bajo el Volcán 202
En la introducción del libro que lo llevo a la fama, El capital en el siglo xxi, explica cómo fue su aprendizaje de la ciencia económica, dando mayor relevancia su paso por la Universidad de Harvard. Las consecuencias de este aprendizaje lo llevan a relexionar sobre la pérdida social que ha tenido la ciencia económica; considera que a su obra no se le puede llamar un debate económico sino un debate en las ciencias sociales. El economista francés, al decir que se considera un investigador de las ciencias sociales, no demuestra cómo el sistema global de los conocimientos humanos sobre la realidad, es decir, episteme2 dominante, llegó a las sociedades. Simplemente considera que en Francia hay un gran legado de los métodos históricos y que comparte ideas con estas corrientes que surgieron en su país.
A lo largo del libro tratará de dar ciertas perspectivas epistemológicas para el estudio de la historia y la economía, la mayoría siguen siendo ideas; si no no se concretizan en un pensamiento, las ideas simplemente relejan la realidad y esto simplemente provoca impulsos de relexión que no tienen crítica inmediata y adecuada a la realidad concreta. El tema central de la obra es la desigualdad de la riqueza, un tema totalmente concreto, una investigación que no es nueva; la característica de este tema es el intento de hacer una historia de la desigualdad de la riqueza, considerando que vivimos en una época en que tenemos una mayor información sobre los hechos históricos (Piketty considera ciertas variables que buscará a lo largo de la historia y acepta que sólo las encuentra en parte de Europa y Estados Unidos).
2 Es necesario considerar la disciplina de la Historia Económica dentro del sistema de saberes: Sotomayor, 2008.
3 Es sumamente importante construir categorías que puedan analizar la diferentes relaciones sociales que se han dado en la historia, es tanta la importancia que nuevas categorías pueden dar una nueva interpretación de la historia humana: Dussel, 2014.
El trabajo es muy complicado, pero no imposible; dado que Piketty no construye categorías económicas que puedan aplicarse en los diferentes procesos históricos; construye conceptos que sólo se aplican a un tiempo y espacio, provocando que estos conceptos sólo se estiren en las diferentes líneas de la historia, causando graves interpretaciones sobre las relaciones sociales de cada época, donde sólo hace una contemplación de los hechos y no ve la praxis4 de las relaciones sociales que lleva a la transformación de la realidad concreta. Al ir construyendo Piketty su interpretación historia, va cayendo en el empirismo. Considera que cualquier dato estadístico es un hecho importante; así, va acumulando hechos que trata de hilar con su “método” e ir fabricando un comentario que pudiera confundir a varios lectores. A pesar del largo procesos histórico que analiza, no puede ver que en el desarrollo del capitalismo se van construyendo estructuras sociales afines a los métodos que se aplican para mantener la desigualdad de la riqueza; incluso su propio método está a consideración de estos knes de desigualdad. Esto lleva a una de las conclusiones principales, Thomas Pikkety es un defensor del Capitalismo, cae en un oportunismo de análisis, dado que la esencia del Capitalismo es producir sus propios fenómenos; el comportamiento de nuestro economista francés es una peculiaridad de la sociedad capitalista y esto da como resultado el descuido del carácter histórico de los hechos que le subyacen. En ocasiones al leer a Thomas Piketty podríamos considerar que es pesimista en su discurso; en cierto momento hasta podríamos llegar a la idea de que nos da un mensaje de “Revolución”, son bastantes las tentaciones que han denominado su obra, si lo consideramos como un neo-marxista, neo-keynesiano, dirigente político, predicador, etc.
4 Thomas Piketty piensa que la teoría es complementación de la práctica social o viceversa; no comprende que la praxis es el fundamento del hombre, donde la teoría y la práctica son uno solo que ayuda a transformar al mundo: Sánchez, 1980.
Estas tentaciones de ponerle una etiqueta a Thomas Piketty, sólo llevan a una deviación de su lectura y el no hacer un análisis crítico ¿Es acaso que se lee mal al autor de la obra El Capital en el siglo xxi? Esto es causa de no poder construir la vida social en una totalidad,5 que nos ayuda a articular el conocimiento de los hechos, hechos que puden ser individuales pero que están ante el conocimiento de la sociedad como una totalidad concreta. Así que, al no considerar Piketty y los lectores, la categoría de totalidad concreta, caerán en muchas confusiones que sólo llevaran a resultados de la ciencia burguesa, siempre desde el punto de vista del individuo, y el punto de vista del individuo son elementos fragmentarios de la realidad concreta. Sin duda el método histórico que aplica nuestro autor supera en mayoría los manuales de economía que se leen en las universidades, pero no tiene una importancia trascendental para la realidad material de la sociedad.
Dentro de la obra podemos vislumbrar ciertas ventanas con luz, es decir, algunos fenómenos que son interesantes (sólo mencionaré algunos). Al analizar la distribución de la riqueza se va observando la participación de las distintas clases sociales y cómo ciertas clases acumulan la riqueza. La mayoría de este estudio está inclinado a la clase media, la más afectada por esta mala distribución, según Thomas Piketty, olvidándose por completo de las clases más pobres (las conclusiones de la obra sólo tratarán de impulsar a las clases más pobres mediante Políticas Publicas, “qué novedad”).
A partir de los datos que nos proporciona (una base de datos impresionante, lástima la poca interpretación) se podrían hacer muchos análisis respecto de las cualidades y antagonismo de las clases; esto permite no quedarse con el discurso ortodoxo del proletariado y burguesía, lo cual no quiere decir que estos conceptos han sido superados, pero son conceptos que siguen siendo abstractos y que se concretizan en un obrero, comerciante, estudiante, empresario, banquero, etc.
5 Una de las categorías fundamentales para cualquier postulado de análisis crítico es la Totalidad. Véase Kosik, 1967.
Con esta base de datos podemos observar las distintas dinámicas de las clases y ayudar a la manera en que se puede acercar a ellas para impulsar una transformación social. Un tema interesante que trata de desarrollar Thomas Piketty, es la Meritocracia.6 En la investigación se critica mucho la Meritocracia excesiva, que es parte importante en el análisis de desigualdad de la riqueza, ya que los estratos más altos prácticamente ya no trabajan, al igual que su familia y sus futuras generaciones. Pero el autor no trata de eliminar la meritocracia, sólo trata de considerar y valorar la meritocracia de cada individuo, es decir, que cada logro que exista en el mundo sea del fruto del trabajo de cada hombre. Por supuesto que sigue partiendo de la individualidad del sujeto, pensando que cada uno crea su propia riqueza (es increíble que alguien que analiza procesos históricos llegue a este tipo de fundamentos sin considerar que la riqueza de una sociedad es determinada por las relaciones sociales de producción, donde nunca ha existido el sujeto individual, dado que siempre ha estado en sociedad). Este tema podría ser una gran aportación a la investigación del comportamiento enajenado de las diferentes clases, partiendo de una moralidad que es instituida en una Ética7 social y el cómo afecta en la vida cotidiana de los seres humanos.
6 La meritocracia es una forma de gobierno basada en el mérito. Las posiciones jerárquicas son conquistadas con base al mérito, y hay una predominancia de valores asociados a la capacidad individual o al espíritu competitivo.
7 “Ética de la Liberación” comprende dos obras filosóficas de Enrique Dussel, expuestas en un lenguaje lógico con códigos metalingüísticos en un discurso estructurado. La primera obra fue publicada en 1973 y la segunda en el 1988, siendo esta última una revisión del autor a partir de debates y ponencias entabladas con Karl Otto Apel y Jürgen Habermas. Dussel hace una revisión y reformulación de la ética a partir de los postulados de la Filosofía de la Liberación, de forma que da operatividad histórica y práctica a dicha filosofía.
La meritocracia que es una ideología enajenada es impulsada por el mundo de la pseudoconcreción, que se desarrolla en nuestra vida cotidiana, sin que nosotros en ocasiones nos demos cuenta de ello. Esta cotidianidad es emergida en la conciencia de los individuos, asumiendo una verdad oscura.
La moda que tiene la obra El Capital en el siglo xxi, se puede considerar de dos modos. Uno es que es una obra que se basa en la observación de hechos sistemáticos de una aspiración de “mejorar” la situación de la distribución de la riqueza, aspirando a una pequeña revuelta en la vida diaria. El otro modo es el hecho que el nivel de conciencia que demuestra el autor, se queda en puertas de una relexión crítica, dado que no toca las esencias de los problemas encontrados por el mismo autor. El futuro académico de este autor pinta de la misma forma que los demás economistas mainstreams (un economista de moda), la publicación de esta obra deja muchos puntos a reforzar, claro, bajo el discurso de Thomas Piketty. Lo más probable es que sus futuros libros sean extensiones y recomendaciones de los temas que ha tocado en El Capital en el siglo xxi, dando una que otra idea original bajo la genialidad del pensamiento capitalista.
¿Tenemos que seguir leyendo a Thomas Piketty? Claro que sí. El pensamiento crítico no se puede quedar con los brazos cruzados y sin darle importancia a este tipo de autores; las condiciones sociales que viven nuestras sociedades permiten que estos autores sigan apareciendo, dando una falsa ilusión de que existe un debate “crítico”; posiblemente este tipo de autores serán los próximos enfermeros del Capitalismo. Así que el pensamiento crítico debe debatir contra esta epidemia de pensadores burgueses; y por supuesto que las investigaciones que realizan este tipo intelectuales pueden contener datos y categorías, que pueden ser pulidos por el pensamiento crítico, o simplemente mencionar que son debates que tienen mucho tiempo en discusión y que no es una novedad. Es necesario no perder el contacto con la sociedad (esto pasa cuando se encapsula el pensamiento crítico en las aulas o los cubículos). Si el pensamiento crítico pierde contacto con la sociedad, se le da entrada a intelectuales como Thomas Piketty. Es necesario también recordar que no son autores ermitaños, sino autores que están en una academia, apoyados por organizaciones, partidos políticos, grupos étnicos, etc. Serán autores a los que se les pedirá su opinión sobre cualquier hecho en el mundo; y el pensamiento crítico no puede quedar relegado del debate público, a pesar de que los debates públicos son fenómenos mediados por la misma sociedad capitalista. Thomas Piketty puede ser considerado como un parteaguas en las ciencias económicas o sociales, pero será un parteaguas cuando se deje de generar pensamiento crítico en el mundo.
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