EL CONCEPTO DE EMPRENDEDOR: ORIGEN, EVOLUCIÓN E INTERPRETACIÓN
Azqueta Díaz de Alda, Arantxa
Universidad de Navarra, Campus Universitario, 31009, Pamplona, España
Resumen:
La necesidad de incentivar una educación emprendedora ha adquirido gran fuerza por su contribución al desarrollo económico. Aunque es un fenómeno consolidado, falta consenso acerca del concepto de emprender. Esta aportación analiza las bases conceptuales que fundamentan la noción de emprendedor: su génesis, origen etimológico y evolución histórica. Sobre esta base, ha sido posible esbozar un estado de la cuestión. Se ha elegido una metodología de revisión bibliográfica, que parte de autores que, desde el siglo XVIII, han contribuido a la configuración del fenómeno del emprendimiento. Se sigue una presentación, por orden cronológico, de las principales teorías que recoge el concepto, lo cual permite comprender su lógica actual y aportar elementos para un debate sobre su correcta aplicación en el ámbito educativo.
El análisis evidencia dos cuestiones: la limitación del concepto emprendedor a un significado puramente económico, que oculta el sentido más extenso del término. Y la influencia del racionalismo, el subjetivismo y el individualismo metodológico que han contribuido a asentar el capitalismo, absolutizando al homo oeconomicus. De estos resultados se concluye la necesidad de reforzar el valor antropológico de esta materia, puesto que se trata de un fenómeno que posee una fuerte identidad económica.
Abstract:
Due to its contribution to the economic development, entrepreneurial education has acquired increasing strength in our societies. Being a consolidated phenomenon, though, there is still a lack of consensus about the meaning of “entrepreneurship”. This contribution analyses the conceptual foundations for a concept of entrepreneur: genesis, etymological origins and historical development. On these foundations, it has been possible to sketch out a status of the question, following a methodology of bibliographical review of authors who, from the XVIIIth Century on, have contributed to the shaping of the entrepreneurial phenomenon. Then, a presentation of the main theories about the issue follows, presenting them by chronological order. This opens to a comprehension of its logic and to share some elements for a discussion about its best application in an educational environment.
The analysis brings to the light two issues: first, a delimitation of the idea of “entrepreneur” to a strictly economic significance, that hides the broader sense of the term; and, second, an influence of rationalist, subjectivist and individualistic methodologies that lead to the settlement of capitalism, given an absolute value to the homo oeconomicus. As a conclusion from these results, there is a need to reinforce the anthropological value of this subject, in order to enrich its strongly economical approach. Palabras clave: entrepreneur; emprendimiento; homo oeconomicus; antropología; utilitarismo.
Keywords: entrepreneur; entrepreneurial education; enterprise education; homo oeconomicus ; utilitarianism.
Introducción:
El estudio de la figura y del fenómeno emprendedor se ha abordado desde muy diferentes ámbitos y perspectivas. La investigación académica señala de manera generalizada que falta consenso acerca del término y el concepto de emprender (Bull y Willard, 1993; Toro, 1999; Shane y Venkataraman, 2000; Pfeilstetter, 2011; Draycott y Rae, 2011; Villamor y Prieto, 2014; Peña Calvo, Cárdenas, Rodríguez Martín y Sánchez–Lissen, 2015; Láckeus, 2016 y 2017; Bridge, 2015 y 2017). Para entender el fenómeno del emprendimiento y el interés por una cultura y mentalidad emprendedora y analizar la necesidad de propiciar una educación que la fomente, resulta clave conocer las bases conceptuales sobre las que se asienta y que han posibilitado su desarrollo. Se trata, en definitiva, del intento de conocer las ideas contenidas en el concepto de emprendedor.
Origen etimológico, significado y primeros usos del concepto emprendedor
Es tal la solicitud por el estudio de la iniciativa emprendedora que precisar el origen y evolución del término se plantea como una tarea indispensable a la hora de profundizar y aportar una explicación del término emprendedor. La lengua expresa el pensamiento y en el lenguaje influyen tanto el contexto como el marco de uso. Con el paso del tiempo, los términos se enriquecen y adquieren acepciones diversas.
Etimológicamente, los términos emprendedor, empresa y el verbo emprender provienen del francés, entrepreneur, entreprise y entreprendre respectivamente. A su vez, estos términos proceden de la misma raíz del latín vulgar (in, en, y prendĕre) cuyo significado es coger, atrapar, tomar.
El primer uso del verbo emprender documentado en castellano corresponde a escritos aragoneses de los años 1030 y 1095 con el sentido de “tomó” (Coromines, 1981). En el siglo XIII, Gonzalo de Berceo introduce este término en dos pasajes con significados diferentes. En el primer caso como engendrar, “la cepa es buena, emprendió buen sarmiento” y en el segundo caso, como tomar “Sennor, bien te conseio que nada emprendas” (S. Domingo 9 y 141 respectivamente).
En el siglo XVI se da el nombre emprendedor a los que dirigen expediciones militares, capitanes de fortuna que reclutan tropas mercenarias para ponerse al servicio de príncipes, ligas o ciudades (Toro, 1999; Verin, 2011; Pérez–Sánchez, 2011). Se resalta la característica propia del emprendedor que aborda una conquista, valiente, con iniciativa y arrojo (Verin, 2011). Se propicia que, por extensión, se empiece a aplicar para referirse a todo tipo de aventureros.
Durante los siglos XVI y XVII, el término entrepreneur viene a significar pionero y se refiere a los aventureros que viajan al Nuevo Mundo buscando una nueva oportunidad sin tener en cuenta lo que les espera en esas nuevas tierras.
El vocablo entrepreneur se incluye por primera vez en un diccionario: en el Dictionnaire universel, contenant généralement tous les mots François, tant vieux que modernes & les termes des sciences et des arts de Antoine de Furetière (1609-1688). El término tiene varias acepciones: arquitecto, contratista que abastece al ejército de alimentos y municiones y “empresario” marítimo o de otros mercados que trabaja con un precio establecido (1708, II).
A comienzos del siglo XVIII, se amplía su significado en francés con dos variantes. En primer lugar, se refiere a los constructores y arquitectos de obras públicas, carreteras, puertos, fortificaciones y posteriormente, a los arquitectos que asumen el encargo de construcción mediante contrato. Se asimilan a actividades empresariales, que se retribuyen económicamente y en las que se hace especial énfasis en el conocimiento y no en el capital para realizar la iniciativa. La segunda acepción describe al terrateniente noble, que explota las tierras de su propiedad para obtener beneficios con la venta de los productos (Hoselitz, 1951; Toro, 1999; Verin, 2011; Peña Calvo et al., 2015).
El término francés entrepreneur se identifica con el alemán untrnehmer y el inglés undertaker y hacen referencia al que toma sobre sí la responsabilidad de llevar a cabo una obra que requiere el trabajo de varias personas (Pérez–Sánchez, 2011). En la actualidad el término alemán se conserva. Sin embargo, el inglés sustituye el término undertaker por el vocablo francés entrepreneur y mantiene la voz undertaker para referirse al empresario de pompas fúnebres.
La primera vez que se vincula el vocablo entrepreneur a actividades económicas es en 1724 en el Dictionnaire universel du commerce de Savary des Brûlons. Los hermanos Savary preparan, para su uso personal, una lista alfabética de palabras relacionadas con el comercio y la industria, junto con ordenanzas e impuestos en Francia y en el extranjero. Explican quién es el entrepreneur, “aquel que emprende una obra. Se dice: un empresario de manufactura, un empresario de la construcción; por decir, un fabricante, un maestro (Savary, 1748, tomo II, p. 1050). Esta iniciativa permite que el término se divulgue y facilita que se enriquezca a lo largo del tiempo con aportaciones y acepciones diversas. El término no se generaliza en obras de economía hasta la segunda mitad del siglo XVIII.
El sentido del vocablo francés describe lo que en España se denomina “maestro de obra” o “contratista”. Esta voz se refiere a la persona que recibe por encargo real, la producción de un bien o a la que se le confían contratos reales. Esta actividad se desarrolla prioritariamente con las Indias Occidentales a través de la Casa de Contratación de las Indias. Los contratistas reales financiaban sus actividades comerciales con la seguridad de que sus gastos estaban respaldados por los contratos previos. Este mismo concepto para designar al contratista del gobierno tiene su homólogo inglés en la palabra undertaker.
Por tanto, el término emprendedor reúne ambas apreciaciones, la referencia al Nuevo Mundo y la relación con los contratos de producción carentes, en estos primeros momentos, de posibilidad o elementos de riesgo. Su uso se hace extensivo también en Inglaterra, donde el término merchant adventurer del siglo XVI, se sustituye por el entrepreneur procedente del francés.
Cuervo (1998) destaca tres significados del término emprender en español, diferenciados según el momento histórico y las circunstancias que lo acompañan:
a) Significado de “acometer”, con dos variaciones:
a. Como verbo transitivo: acometer una tarea de manera resuelta y decidida. Este significado incluye implícitamente la idea de riesgo o arrojo. b. Como verbo intransitivo: acometer, resolver y determinarse a poner por obra, dar comienzo, empezar, intentar.
b) Un segundo uso es el de “arrojarse” sobre alguna plaza u objetivo militar para atacarlo (verbo transitivo). También se usa para arrojarse con presteza sobre personas con intención de atacar o arremeter. En algunas ocasiones, el verbo significa entrar en una tierra o introducirse en el sitio atacado.
c) El tercer uso se refiere a “encender el fuego”.
En castellano se incluye por primera vez en 1732 en el Diccionario de Autoridades con el significado de aventurero: “la persona que emprende y se determina a hacer y executar, con resolución y empéño, alguna operación considerable y àrdua” (Real Academia Española, 1732, tomo III).
El primero en introducir el vocablo entrepreneur en el discurso económico es Richard Cantillon (1680–1734). Su obra Essai sur la Nature du Commerce en Général (1730) ostenta el mérito de ser el primer escrito de la llamada “economía política” y Cantillon "el padre de la economía de empresa” (Aspromourgos, 1997; Seamus, 2013). La época histórica de Cantillon se caracteriza por el crecimiento de las ciudades, el desarrollo de las actividades comerciales y que en consecuencia se fijen los roles propios de una economía de mercado (Pressman, 2013).
En su trabajo, Cantillon reflexiona acerca del entrepreneur, define su perfil y delimita las características del modelo económico que le asiste y que se puede considerar próximo al capitalismo en sus primeras etapas de desarrollo. Se caracteriza por su capacidad de generar riqueza, producción y consumo y no se identifica necesariamente con la posesión de dinero. El principal rasgo que caracteriza al entrepreneur es su capacidad para asumir riesgos en condiciones de incertidumbre (Hamilton y Haper, 1994; Van Praag, 1999).
A partir del siglo XVIII la noción de emprendedor corre paralela a la teoría económica y recibe una considerable influencia de la ciencia sociológica en algunas de sus etapas.
Principales aportaciones al concepto de emprendedor desde el pensamiento económico y la sociología
Distintas tradiciones o escuelas de pensamiento económico han contribuido a la forja del concepto y le han aportado sus rasgos definitorios.
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