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sábado, 4 de diciembre de 2021

Schumpeter y la destrucción de instituciones por los innovadores

Autor: Jacobo de la Corte Carmona 

Director: Aldo Colussi Madrid 

Marzo 2015 

Resumen 

Este artículo analiza las ideas del economista austríaco Schumpeter desde un punto de vista histórico y social. Para ello se utilizan diversos ejemplos históricos que demuestran la aplicación de dichas teorías, con el objetivo de demostrar la implicación de las aportaciones del economista en la Historia. Como contribución a este trabajo, se ofrece una explicación de la teoría principal de Schumpeter, la destrucción creativa, así como sus influencias. El artículo concluye con una previsión futura en base a los conocimientos adquiridos durante la elaboración del artículo. 

Palabras clave Schumpeter, destrucción creativa, innovación, sistema, proceso.


1 Introducción 

El propósito general de esta investigación es el estudio del pensamiento desarrollado por el economista austríaco Schumpeter, especialmente su teoría de la “destrucción creativa”, tratar de conocer su aplicación a lo largo de la Historia y la influencia que ha tenido la aplicación de la teoría económica en ésta. A través de las siguientes páginas buscaremos explicar cómo los distintos momentos de la Historia se han visto afectados por la caída de unas instituciones y el triunfo de otras. Utilizando diversos ejemplos dentro de las diferentes etapas históricas se señalará el dominio de las postulaciones económicas de Schumpeter sobre el derrumbe de las estructuras económico-sociales y el ascenso de otras, condicionando de esta manera el avance de la Historia. 

Joseph Alois Schumpeter (Austria-Hungría, 8 de febrero de 1883 - EE. UU., 8 de enero de 1950) fue un destacado economista austro-estadounidense, ministro de Finanzas de Austria y profesor en la Universidad de Harvard, por mencionar unos de sus cargos más importantes. Actualmente sus teorías e ideas más destacadas están cobrando una mayor importancia que la que tuvieron cuando fueron propuestas por el propio autor. Esta falta de popularidad se debió a la coexistencia del austríaco con el considerado mayor economista del siglo pasado: John M. Keynes. Desde el final de la II Guerra Mundial hasta finales de los 60, las doctrinas keynesianas eclipsaron todo el panorama del pensamiento económico, no solo a Schumpeter. Y no fue hasta los 70 cuando empezaron a cobrar relevancias otras teorías económicas frente a la supremacía del keynesianismo. El resurgimiento de las teorías de Schumpeter se debió a los trabajos de Nelson y Winter en la década de los 70, en los que argumentaban que las relaciones entre los individuos, las empresas y el ambiente que éstos forman retornan al foco del cambio económico, de forma parecida a como en su día lo explicó Schumpeter (Berumen, 2007). 

Actualmente, en un período de constantes cambios institucionales y de innovaciones de todo tipo (a nivel tecnológico, productivo y organizacional), las teorías de Schumpeter están en auge y su aplicación no solo conviene observarlas, sino incluso seguirlas. El economista y pensador austríaco consideraba que la mayor parte de los errores actuales en la economía se deben a un desconocimiento de las competencias históricas, opinión con la que coincido plenamente. Las personas que desconocen la Historia están condenadas a repetirla, especialmente sus errores más graves. 

La evolución planteada por Schumpeter ofrece un punto de vista de análisis que, en el contexto de crisis económica en el que aún estamos inmersos, puede ser muy interesante conocer sus ideas y el porqué de la caída de unas instituciones y la supervivencia de otras, así como las razones por las que surgen nuevas empresas o industrias y cómo se adaptan las que ahora mismo existen. También permite, en su justa medida, poder adelantar acontecimientos, ya que se podrán diagnosticar aquellas instituciones y naciones condenadas al fracaso o en qué sectores van a alzarse las próximas instituciones. Pensar como un innovador que crea a partir de lo que se ha destruido (o que él mismo destruye) concede un mayor conocimiento de los acontecimientos pasados, presentes y futuros, no solo dentro de la economía, sino también del comportamiento humano. 

Personalmente, esta posibilidad de combinar varias disciplinas, tales como Historia, Sociología y Economía me parecía muy atractiva por las razones que se acaban de exponer en el anterior párrafo, además de ampliar mis horizontes de cultura académica y personal. Pienso que conocer la obra de uno de los grandes economistas de la Historia siempre es interesante, pero más aún cuando sus ideas pueden ser comprendidas no sólo a través de un proceso histórico continuo, sino también usando el contexto actual en el que nos encontramos. 

Por ello, debido a la popularidad y la utilidad que están alcanzando las ideas de Schumpeter, el objetivo es el siguiente: demostrar la aplicación teórica del economista austríaco a lo largo de la Historia, con ejemplos reales económico-sociales que lo reflejen, hasta llegar al contexto actual de la realidad económica y social e intentar hacer una aproximación futura en base a sus ideas. Schumpeter reconocía el elemento profético de los economistas de cara al futuro, por lo que este último apartado simplemente trazará un esbozo en base a los ejemplos históricos analizados.

En concreto, el análisis se va a realizar basándose en la “destrucción creativa”, proceso que se considera el hecho esencial del capitalismo, siendo su protagonista el empresario innovador (Schumpeter, 1942). La destrucción creativa implica la introducción de nuevos bienes y servicios, nuevas industrias y nuevos competidores que hacen frente a los ya existentes, por lo que los productores tienen que sobrevivir mediante la racionalización de la producción con nuevas y mejores herramientas que hacen que los trabajadores sean más productivos y sus productos más competitivos. Esto provoca que las empresas tienen que estar constantemente innovando y adaptándose para mantenerse, y las que ya no cumplen lo que quieren los consumidores a precios competitivos pierden clientes , y, finalmente, se marchitan y mueren (Alm y Cox, 1999). Para el economista austriaco la evolución se debe entender en términos de los cambios que ocurren en el seno de las organizaciones; donde el cambio tecnológico en el centro y al empresario es el ente innovador de las empresas que permite que las empresas evolucionen (Berumen, 2007). Respecto al innovador, el propio Schumpeter (1963) decía que debíamos tratar de redondear nuestra imagen del empresario de la misma manera en la que nosotros siempre , en la ciencia y en la vida práctica , tratamos de entender el comportamiento humano, a saber por el análisis de los motivos característicos de su conducta. 

Siempre se debe tener en mente que la Economía, como el resto de ciencias sociales, trata con el comportamiento humano. La Psicología es realmente la base a partir de la cual comienza todo comportamiento humano y en sus términos debe realizarse cualquier explicación sobre éste (Schumpeter, 1954), por lo que el comportamiento innovador de las personas (empresarios) debe analizarse desde otros puntos de vista además del económico. Es interesante que el concepto de destrucción creativa es la base de la teoría económica de Schumpeter, pero no fue invención suya, sino del sociólogo y economista alemán Werner Sombart, de tal forma que el economista recurre al resto de ciencias sociales que rodean al ser humano para fundamentar sus teorías, como son la sociología, psicología, la historia y la economía. A través de la lectura de diversos trabajos de Schumpeter se puede entender el objetivo del autor en la unión universal de todas las ciencias sociales con el fin de comprenderlas mejor (Bögenhold, 2014). Es por ello que la explicación más acertada para una mejor comprensión del lector sea a través de los diferentes ejemplos históricos, inicialmente relevantes o no, pero que desencadenaron una evolución en las instituciones sociales, políticas y económicas que permitieron que la Historia se haya desarrollado tal y como lo ha hecho. 

Al ser básico y fundamental, inicialmente se procederá a explicar detalladamente las principales ideas y teorías tal y como fueron concebidas por Schumpeter, ya que la ausencia de éstas o una insuficiente explicación de las mismas implicaría un trabajo vacío de sentido. El método utilizado para conseguir toda la información necesaria consistirá en una revisión de la literatura, principalmente del propio Schumpeter, pero también de los autores que influenciaron su obra, no necesariamente economistas, y a partir de los cuales se han beneficiado los conocimientos del austríaco. Para ello, es vital recurrir al contenido de dos de sus principales obras: Capitalismo, socialismo y democracia (1942) e Historia del análisis económico (1954). En estas obras se encierran las principales aportaciones del autor y se trataran de sintetizar las ideas más fundamentales. 

Una vez que explicados los conceptos fundamentales que se van a tratar a lo largo de todo el trabajo, el lector podrá comprobar la aplicación de los mismos a través de distintos ejemplos históricos. Estos modelos mostrarán la evolución histórica tal y como la concibió el economista austríaco, con el triunfo de los innovadores de la época y el cambio económico como centro del análisis, sin olvidar las instituciones o industria que no supieron adaptarse y fracasaron. En referencia a las instituciones históricas, se diferenciará entre las extractivas, instituciones diseñadas por las élites para enriquecerse y perpetuar su poder a costa del resto de la sociedad, y las inclusivas, que otorgan la oportunidad de acceder a la economía a todos los individuos fomentando la inclusión y la prosperidad (Acemoglu y Robinson, 2012). Los modelos económicos e institucionales elegidos son tres: el cambio de la República romana al Principado, la Revolución Gloriosa en Inglaterra y la transición de los últimos zares a la URSS. En todos ellos se buscará el contraste de lo antiguo contra lo nuevo, de las instituciones extractivas contra las inclusivas, de forma que se identifique claramente la destrucción creativa que permitió el desarrollo de los diferentes sistemas. Estos ejemplos abarcan un amplio rango, ya que se comparará el cambio sufrido por las diferentes naciones y clases sociales en un período de tiempo muy elevado o muy breve, dependiendo de la intensidad de los cambios. La exposición de los ejemplos históricos es fundamental, pues en ellos se trata de sintetizar de una forma comprensible las disciplinas que Schumpeter consideraba relevantes para entender la Historia de la Economía. 

Por último, y a modo de cierre del círculo iniciado con la explicación teórica del modelo, el trabajo finalizará con unas previsiones sobre el desarrollo de las ideas del austríaco y con unos últimos ejemplos actuales de instituciones innovadoras usando como fuente principal el libro ¿Por qué fracasan los países? de Acemoglu y Robinson (2012). Respecto de las previsiones futuras, se utilizarán modelos actuales de instituciones sociales y económicas en los países y cómo éstos están influyendo en su desarrollo. A partir de los sistemas de determinados países o sectores podemos hacer una previsión sobre su futuro, ya que, al repetir los mismos errores que sus precedentes históricos ya cometieron, el resultado será previsiblemente el mismo. 

Lo que importa en todo ensayo de prognosis social no es el sí o el no que compendia los hechos y argumentos conducentes a tal conclusión, sino estos mismos hechos y argumentos, que son los que contienen todo lo que hay de científico en el resultado final. Todo lo demás no es ciencia, sino profecía. (Schumpeter, 1942; 58) 

Con ello, el lector conseguirá una perspectiva del trabajo de Schumpeter de una forma que él consideraba fundamental: a través de la colaboración de varias disciplinas sociales, especialmente la Historia y la Economía.

2 La destrucción creativa y su influencia 

2.1 Concepto previo de destrucción creativa 

El concepto de destrucción creativa se considera obra del economista austríaco Joseph A. Schumpeter, pero su teoría más conocida no fue fruto de su pensamiento y se vio influenciada por otras fuentes. El concepto de la creación a partir de la destrucción la encontramos en la mitología egipcia, con la muerte de Osiris a manos de su hermano Seth y su posterior resurrección gracias a Isis, en el mito nórdico del Rägnarok, donde los miembros del panteón nórdico se enfrentarán a sus enemigos en un completo Armagedón en el cual todos perecerán y se creará una nueva Midgard con el mal erradicado, o en la religión hindú, con la figura de Shiva, el Destructor y Creador. Incluso en la propia religión cristiana, Cristo representa el ejemplo de destrucción creadora, puesto que derrumbar las creencias hebraicas y sus símbolos: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré”1 y consigue crear tras su muerte y resurrección una nueva religión como es el cristianismo. Todas estas creencias e historias reflejan lo mismo: la destrucción de lo antiguo da lugar al surgimiento de una idea totalmente nueva que ocupa el lugar que hasta entonces había desempeñado lo antiguo. 

Esta percepción de la destrucción creativa en clave mística y mitológica siempre había existido, pero también va a abarcar distintas ciencias sociales. Uno de los primeros en aproximar el concepto fue Goethe en un fragmento de uno de sus poemas Wiederfinden2 , donde hacía referencia al concepto Schöpfungskraft, que significa creatividad, y en el contexto del poema se refiere al poder de crear de Dios. Esta interpretación, unida a la concepción renacentista de que el ser humano, al haber sido creado a imagen y semejanza de Dios, también tiene el poder para crear, aparece un concepto de superioridad del ser humano que va a presentarse como oposición al status quo. Estas ideas, con influencias del filósofo alemán Nietzsche, va a tener grandes repercusiones en la economía alemana, donde el poder para crear/producir era concebido como la llave del éxito para la riqueza de la nación (Reinert, H. y Reinert, E., 2004). Es Werner Sombart el encargado de profundizar en esta idea de lo que el llama el devenir, que siempre está activo y vivo (Sombart, 1930). Las teorías del alemán van a servir de puente entre las concepciones clásicas de la creatividad y la economía alemana de principios de siglo XIX. 

Las influencias del Fausto de Goethe y de Así habló Zaratustra de Nietzsche van a estar presentes en las ideas de Sombart. Muchas de las ideas económicas y sociológicas del alemán van a tener su origen en la obra de Nietzsche, especialmente en la voluntad de poder y en el principio establecido por el filósofo sobre quien quiera ser creador debe aniquilar primero (Nietzsche, 1884), ya que la creación encuentra su base en la destrucción y es un camino en una única dirección que no se puede cambiar. Estos postulados marcarían el rumbo de las ideas económicas en Alemania que, al contrario que las teorías inglesas basadas en hechos históricos aislados, se fundamentaban en una evolución de sistemas conectados entre sí en los que cada uno llevaba dentro de sí el germen del siguiente (Rubio, 1941). Por ello, el conocimiento de la Historia como influencia en el presente es fundamental para el alemán, pues considera que sin esta visión los sistemas económicos serían estáticos, cuando él siempre había abogado por su carácter evolutivo. Es Sombart el que explica la génesis del capitalismo moderno como la destrucción de los antiguos modelos, ya que el capitalismo trae consigo a los países europeos una nueva ciencia, una nueva técnica y hasta un nuevo Estado. 

Sombart aplica una nueva visión de la teoría histórica, ya que no busca un absolutismo de los sistemas económicos, sino un análisis racional sobre la validez y efectividad de un sistema económico en una época histórica determinada, pues, siguiendo el concepto de destrucción creativa y los postulados de Nietzsche, todo lo que debe ser útil debe resurgir de las cenizas de lo antiguo. Por tanto, no es válido observar el sistema como un todo, pues la observación de los hechos históricos desde un punto de vista realista se hace al concebir el pasado desde el presenta, ya que solo de esta manera se podrá comprender la progresión del desarrollo que ha culminado en la realidad tal y como la conocemos. Esta es la importancia de las ideas de Werner Sombart y su influencia en economistas posteriores, siendo el más destacado Schumpeter, autor que nunca dio crédito de la idea de la destrucción creativa y que para muchos será considerado creador. 

2.2 Destrucción creativa por Schumpeter 

A pesar del origen y las influencias del concepto de destrucción creativa, fue Schumpeter el que lo dio a conocer al mundo en su obra Capitalismo, socialismo y democracia en 1942, y es sus teorías son las que prevalecen en nuestros días. La destrucción creativa del economista austríaco no puede entenderse sin su relación con el capitalismo. La propia noción del concepto nace a través de un análisis que hace Schumpeter sobre la viabilidad del capitalismo y los diferentes razonamientos sobre su futuro, constituyendo este proceso el dato de hecho esencial del capitalismo. 

Como dice el propio economista: “El punto esencial que hay que tener en cuenta consiste en que, al tratar el capitalismo, nos enfrentamos con un proceso evolutivo.” (1942; 120). Ciertamente estas palabras son claves a la hora de entender este sistema económico. La influencia del capitalismo en la vida social, legislativa y cultural es de gran importancia y afecta a la totalidad de los individuos, puesto que todos ellos forman parte de él como un todo. Esta interconexión entre el sistema económico y la sociedad permite que el avance de la misma este motivado por el desarrollo del sistema y viceversa. Los hechos que afectan a la vida de las personas van a influir en sus necesidades y actuaciones, por lo que la economía, y en concreto, la producción del sistema, van a verse condicionadas por esos hechos que han provocado variaciones en los individuos. De la misma manera, las alteraciones en los diferentes elementos que conforman el sistema económico van a ser una poderosa autoridad respecto de los juicios de las personas. Este carácter evolutivo del proceso económico se debe al hecho de que la vida económica transcurre en un medio social y que, como hemos expresado, existe una relación recíproca entre las alteraciones que sufren ambos. No obstante, este no es el único hecho que provoca la evolución del sistema capitalista, y para ello es necesario explicar el capitalismo tal y como lo entendía Schumpeter.

El capitalismo debe de entenderse como una poderosa máquina de producción masiva, motivo por el cual recibe los ataques de muchos economistas, cuyo objetivo es la creación de un lucro y beneficio para el propietario. Más adecuado sería pensar que el empresario busca satisfacer las necesidades de la población mediante la producción de aquellas mercancías y productos que llenen esas lagunas, a la vez que obtienen un beneficio con la producción y venta de estos elementos. No hay que olvidar que la producción capitalista es una producción de masas, donde la búsqueda de poblaciones con poder adquisitivo motiva la aparición de productores de bienes y servicios. Es más, el cambio sustancial que provocaron estas producciones en masa fue el aproximar determinados productos a las rentas más bajas. Las rentas con un alto poder adquisitivo no encuentran ningún beneficio en la producción masiva, pues siempre van a disponer de la riqueza necesaria para satisfacer sus necesidad. Sin embargo, las rentas más bajas sí van a poder adquirir esos productos, ya que esta maquinaria productiva crea productos en función de los tipos salariales. Con ello, el sistema produce productos de forma casi automática satisfaciendo diferentes necesidades, normalmente de las rentas más bajas, y dando pie a que la sociedad avance y se desarrolle. 

No obstante, en esta evolución de la sociedad encontramos que las necesidades van a cambiar debido a que las antiguas carencias de la sociedad ya están satisfechas y, como ya nos hemos referido anteriormente, esto va a afectar al sistema económico. Son las llamadas ondas de larga duración3 las que van a condicionar el ciclo económico, puesto que en ellas se dan “revoluciones” que modifican, durante el período de duración de la onda, la estructura existente en la industria al introducirse nuevos métodos de producción que cubren las nuevas necesidades. “Hay así, sucesivos períodos prolongados de elevación y de bajada de precios, de tipos de interés, de empleo, etc., cuyos fenómenos constituyen otras tantas piezas del mecanismo de este proceso de rejuvenecimiento recurrente del aparato de producción.” (Schumpeter, 1942;168). Este proceso da lugar a una retroalimentación del sistema ya mencionado en los párrafos anteriores, pues los cambios sociales provocados por la aparición de la producción masiva van a provocar que surjan nuevas necesidades en la sociedad, y por ello el sistema  económico capitalista va a tener que evolucionar para adaptarse a los nuevos requerimientos, manteniendo, de esta manera, un proceso dinámico. 

El carácter evolutivo del sistema capitalista nace de su relación con el medio social, pero se puede concluir que su motor fundamental es la búsqueda de los nuevos modos de producción, la creación de bienes de consumo, la innovación en los sistemas organizativos, etc., que dan lugar a la creación de la empresa capitalista. En este contexto de búsqueda e innovación es donde surge la destrucción creativa. La característica fundamental es el origen del cambio en el sistema, ya que éste tiene su origen en el interior de la estructura económica. Al ser una búsqueda, es el propio complejo económico el encargado de buscar cómo satisfacer sus necesidades, que en este caso se traducen en la apertura a nuevos mercados o a la creación de nuevos elementos. Para ello es necesario dejar atrás las estructuras y procesos antiguos, que anquilosan el sistema y lo vuelven estático, dando lugar a su irremediable destrucción. Esta destrucción creativa contrapone dos intereses, lo antiguo y lo novedoso, que tras una inevitable lucha, acabará con la imposición de la innovación sobre lo ya establecido. Digo inevitable porque la propia realidad social, no solo la económica, impondrá el cambio a las estructuras e instituciones, y la oposición a éste conllevará una caída más fuerte y con menos posibilidades de ocupación. El éxito de uno solo puede surgir si se produce el fracaso del otro, ya que, al igual que un ave Fénix, debe renacer de sus cenizas. 

No es posible la convivencia de ambos durante más de un cierto tiempo, el necesario para que se produzca el paso del testigo, puesto que la existencia de lo antiguo se va a ir descomponiendo a medida que la innovación gana terreno, y no será tal si no termina derrumbando los elementos vetustos. Sin embargo, no siempre la introducción de algo nuevo (ya sea un producto, método de producción, mercado, etc.) trae consigo una destrucción creativa, pues muchas veces el arraigamiento de lo ya establecido es más poderoso que la innovación, y se mantiene lo antiguo debido a una fuerte oposición del status quo a la entrada de cualquier tipo de novedad. El triunfo completo no siempre se produce, y muchas veces solo podemos observar un afloramiento de la creatividad cuando el mantenimiento y oposición de las antiguas instituciones o procesos han conseguido destruir hasta los cimientos. En el caso en que se diese una convivencia de ambos elementos, no estaríamos ante una 16 verdadera innovación, simplemente una novedad, que, aunque en el futuro desemboque en una creación destructora, en el momento en que permite la existencia de lo primitivo no es una auténtica innovación. 

Del mismo modo que un organismo vivo, el capitalismo solo puede adaptarse continuamente al medio que lo rodea, destruyendo los elementos que se han convertido en un lastre y dando salida a otros que le reportará nuevas metas y beneficios. Esta conexión con lo biológico da pie a un símil ilustrador del concepto: cuando un niño va creciendo, se desprende de forma natural de los denominados “dientes de leche”, para dar lugar a los dientes que formarán su dentadura definitiva. Del mismo modo, el sistema económico capitalista se mantiene en un continuo desprendimiento de sus elementos arcaicos, y aparecen nuevos entes que se adaptan a las nuevas situaciones, pero, al contrario que los dientes humanos, este proceso no finaliza, ya que un establecimiento permanente es contrario a la perenne destrucción creadora. 

Con esto, queda clara la función del empresario capitalista: buscar la forma de revolucionar el sistema para conseguir una innovación efectiva y llevarla a la práctica de todo el sistema, ya sea explotando un invento, una nueva fuente de materias primas, una reorganización del sistema, encontrar un nuevo segmento en el mercado, etc. Es decir, la función del empresario se resume en ser el encargado de descubrir la destrucción creadora. Por tanto, es en su labor donde se fundamenta todo el sistema económico capitalista, donde el progreso técnico no puede ser entendido como un factor distinto del desarrollo de la producción. Ambos están tan relacionados que sin el primero no habría dado el segundo. 

Sin embargo, no hay que entender que el empresario busca el progreso técnico y tecnológico por el simple hecho de ver avanzar a la sociedad. Es la búsqueda de beneficio del capitalista lo que permite el progreso y, unido a éste, el desarrollo de la sociedad. Desde la aparición del capitalismo moderno, que Schumpeter en sus bosquejos históricos sitúa a finales del siglo XVIII 4 (Schumpeter, 1939), la destrucción creadora del capitalismo ha motivado también la aniquilación de situaciones sociales y legales, además de las económicas. Ejemplo de estos cambios es la reducción de la jornada laboral, con la promulgación de la “Ley de las diez (...)


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