TEORÍAS DE CICLOS ECONÓMICOS A TRAVÉS DE LEY DE SAY
Diego del Barrio Vásquez
Profesor de Administración Pública
Universidad de Valparaíso
Correo electrónico: diego.delbarrio@uc.cl
Introducción
A modo de contextualizar
Para comenzar, debemos entender la definición de ciclo económico, que según Burns & Mitchell se describen como: “una forma de fluctuación que se encuentra en la actividad económica agregada de las naciones que organizan su trabajo principalmente en empresas: un ciclo consiste en expansiones que ocurren al mismo tiempo en múltiples actividades económicas, seguidas de recesiones, contracciones y recuperaciones igualmente generalizadas, que se entrelazan con la fase expansiva del siguiente ciclo” (Burns & Mitchell, 1946).
Una definición actual del ciclo económico es aquélla que dice que hay ciclos económicos cuando el producto nacional observado aumenta en relación al producto potencial que es la producción que alcanzaría un país, si todos los recursos estuvieran empleados plenamente (una expansión) o disminuye en relación a él (contracción o recesión).
Por lo tanto, los ciclos económicos son una forma de fluctuación que se encuentra en la actividad económica agregada de las naciones que organizan su trabajo, principalmente en empresas; un ciclo consiste en expansiones que ocurren al mismo tiempo en múltiples actividades económicas, seguidas de recesiones del mismo modo generales.
Para los economistas clásicos, el estudio de la economía se dio en un ambiente histórico que no les permitió hacer mayores estudios en torno a las fluctuaciones cíclicas. Por lo general, los clásicos no creían que las crisis fueran producidas por factores endógenos, más bien, sólo estas se generaban debido a factores exógenos, como guerras o calamidades naturales, es por ello que la ley de Say1 goza de mucha aprobación dentro de esta corriente de pensamiento económico.
Para entender estas premisas, trataremos de explicar los ciclos económicos desde el punto de vista de los autores clásicos y neoclásicos, siguiendo un criterio mixto. Se adoptó un criterio de agrupamiento y clasificación en base a rasgos de homogeneidad y características comunes.
Ley de Say, correspondencia entre oferta y demanda
Ahora se tratará una de las hipótesis básicas de la corriente clásica: la ley de los mercados de Say. Esta ley de forma muy simplificada, nos dice que toda oferta genera su propia demanda, pero cuando se produce un exceso de oferta en un mercado en particular, es porque al mismo tiempo se está produciendo un exceso de demanda en otro y la manera de ajustarse, es que suban los precios relativos para mantener el equilibrio. En torno a esta premisa, es que todos los economistas clásicos creen que las crisis son por factores exógenos, ya que de manera endógena siempre hay una igualdad entre oferta y demanda, manteniéndose de manera estructural un equilibrio dentro del mercado, por lo que los argumentos sobre superproducción como generadores de crisis económicas son, bajo esta óptica, inaceptables.
Quienes toman este postulado como base fundamental para sus estudios económicos, olvidan que el primero en criticar, desviarse y negar la propia ley fue quien la formuló, el mismo Say. Esto es comentado por Hans Neisser2 en un artículo del año 1934: “Sin embargo, la presencia de la sobreproducción general impresionó de tal manera a este autor (Say) que se sintió impulsado a introducir modificaciones en la teoría destruyendo su consistencia. Procedió de esta forma al definir el término “producción” no en el se ntido acostumbrado de producción material de bienes y servicios, sino sólo de aquellos bienes en los cuales los ingresos por ventas cubren el costo. De esta manera Say redujo su ley del Mercado a una tautología sin sentido” (Neisser, 1934).
David Ricardo3 en sus estudios, nos aportó algunos conceptos acerca del pleno empleo y de los desajustes económicos. En su obra Principios de Economía Política y Tributación de 1817, Ricardo desarrolla un cuestionamiento en contra del pleno empleo, ya que menciona que existe la posibilidad de que el capital podía no ser usado productivamente en algunas situaciones, permitiendo que hubiese recursos humanos permanentemente sin ocupar. Esta situación, permite explicar los desajustes que se producen en la producción, debido a que al no emplear todos los factores productivos, se pierde capacidad productiva para satisfacer las demandas crecientes de bienes.
Ricardo no desarrolla la idea de los ciclos económicos originados de manera endógena, sino más bien, relaciona los desajustes económicos a factores exógenos como tiempos de guerra y paz, que ejercen su influencia sobre la misma producción, pero nunca atribuye esos desajustes al incumplimiento de la ley de Say, debido que hasta ese momento en sus estudios nunca creyó en que el sistema económico capitalista tuviese desajustes propios de su funcionamiento. Esto es debido a que no alcanzó, al igual que Smith, a ver el desarrollo del capitalismo para detectar sus fallas endógenas.
Por otro lado, Malthus4 , fue un crítico de la ley de Say, ya que así como Smith y Ricardo defendían al ahorro como un medio para acumular riqueza y generar mayor crecimiento económico, Malthus cree que es una forma de destruir la producción, ya que dicho capital que se acumula, es una abstención de consumir bienes, por lo que desde ese momento, se comienza a generar una distorsión en la producción, por no ser igual a su consumo. En la siguiente frase Malthus quiere demostrar que para superar este exceso de producción, se requiere terminar con la decisión de seguir acumulando capital, para que este pase a ser parte del consumo: “… si la producción muestra un gran exceso sobre el consumo, el móvil para acumular y producir tiene que cesar por la falta de voluntad para consumir” (Malthus, 1820).
Para Malthus, una demanda insuficiente era la causa de las crisis, por lo que centró su análisis en promover el consumo en la masa de trabajadores que estaban desempleados o que no eran productivos, ya que al no tener ingresos para consumir, eran el punto central del porque existía esa insuficiencia de consumo, proponiendo la tesis de que ellos debían consumir para superar la brecha de demanda que estaban generando al ser improductivos.
Gracias a la ley de Say, la economía capitalista la usó como su base teórica para ser incuestionable ante las crisis económicas que estructuralmente produce cada cierto tiempo, ya que según los clásicos, siempre las crisis eran hechos atípicos que provenían de causas externas al mismo sistema económico.
Marx y rol del dinero
Por su parte, Marx5 comienza a plantear sus teorías, diferenciándose completamente con los clásicos, a través de su concepto del valor trabajo, siendo este el elemento central para entender posteriormente sus críticas en contra del capitalismo. Marx comienza a destacar su teoría del valor trabajo, que será explicada ocupando la siguiente cita: “lo que determina la magnitud del valor de un objeto no es más que la cantidad de trabajo socialmente necesario” (Marx, 1971). Trabajo social necesario se puede decir que es: “tiempo que se necesita para elaborar una mercancía en las condiciones de producción socialmente normales” (Eumed). Esto hace referencia, a que dicho tiempo social necesario para producir un artículo es una especie de promedio general para todos los productores, de manera tal que un productor que demore más que dicho promedio puede ser considerado menos eficiente; por tanto, producirá un producto con menor valor, mientras que, para aquel que produce en menos tiempo que ese promedio, es considerado eficiente. En competencia capitalista, el productor ineficiente es desplazado ya que al producir menor valor, gana menos.
Es inevitable no mencionar sus críticas a la base de sus opositores, la ley de Say. Marx en este sentido cree que los clásicos ignoran el rol jugado por el dinero dentro del intercambio, ya que el análisis del intercambio sólo lo realizaron desde el punto de vista del trueque de mercancías equivalentes. Al existir el dinero como medio de intercambio, no necesariamente la oferta genera su demanda como señala dicha ley, sino más bien, puede que la compra no se transforme automáticamente en una venta, pudiendo el dinero convertirse en capital, generando una abstención del consumo que provocaría el desfase entre lo consumido y lo producido, originándose un exceso de producción, que puede ser generalizada, que deriva en una detención de las compras, provocando la disminución de la producción.
Para la teoría Marxista, el dinero, puede provocar dos posibilidades de crisis: una producida por la separación entre la compra y la venta, mientras que la otra, protagonizada por el dinero como medio de pago y el crédito.
En la primera posibilidad, es viable cuando el dinero funciona como medio de intercambio, entonces cuando las ventas no generan su respaldo en compras por una acumulación del dinero, que pasa a transformarse en este caso en capital, genera trastorno en el flujo normal de mercancías, contradiciendo automáticamente la ley de Say.
La segunda posibilidad, es cuando el dinero es el medio de pago, pero ahora con el crédito como protagonista. Cuando se compra a crédito, el dinero es la medida de valor, pero una vez que se vence el plazo para pagar, cuenta como medio de pago. El crédito en si es un adelanto de la plusvalía que se tendrá en el futuro, por lo que si no puede apropiarse de tal plusvalía, la posibilidad de decretar imposibilidad de pago de los créditos se concreta, quebrando la cadena de pagos entre los actores económicos. El crédito es una poderosa herramienta para que los capitalistas puedan obtener todo el capital necesario para emprender sus inversiones que aumenten las actuales producciones, pero también es un amplificador de las crisis, ya que al aumentar los créditos, aumentan las tasas de interés, lo que no sólo genera contracción en la inversión, sino además en el consumo.
Por lo tanto, los efectos de una crisis siempre están presentes en el modo de producción capitalista, son sus contradicciones propias que, tanto en fases de prosperidad como de depresión, se muestran siempre presentes, pero en las fases positivas, están ocultas.
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1 (Lyon, 1767 - París, 1832) Economista francés. Say publicó en 1803 un Tratado de economía política que cumplió esa misión de dar a conocer la nueva ciencia, empleándose como libro de texto en toda Europa y en Norteamérica hasta finales del siglo XIX. Jean-Baptiste Say es recordado por la ley de los mercados o ley de Say, que asegura que en un mercado libre es imposible una crisis general de superproducción, ya que toda actividad productiva genera rentas, salarios y beneficios suficientes para adquirir los productos que lanza al mercado.
2 Hans Neisser (Alemania, 1895 - EE.UU, 1975) Economista Alemán. En la teoría monetaria y económica dio importantes contribuciones.
3 David Ricardo (Londres, 1772 - ibídem 1823) fue un economista inglés de origen judío sefardí-portugués, miembro de la corriente de pensamiento clásico económico, y uno de los más influyentes junto a Adam Smith y Thomas Malthus. Es considerado uno de los pioneros de la macroeconomía moderna por su análisis de la relación entre beneficios y salarios, uno de los iniciadores del razonamiento que daría lugar a la ley de los rendimientos decrecientes y uno de los principales fundadores de la Teoría cuantitativa del dinero.
4 Thomas Robert Malthus (Surrey, 1766 - Bath, 1834) fue un clérigo anglicano y erudito británico con gran influencia en la economía política y la demografía. Miembro, desde 1819, de la Royal Society. Popularizó la teoría de la renta económica y es célebre por la publicación anónima en1798 del libro Ensayo sobre el principio de la población (An Essay on the Principle of Population). 5 Karl Marx, (Tréveris, Reino de Prusia, 1818 - Londres, 1883), fue un filósofo, intelectual y militante comunista alemán de origen judío. Se le considera el padre del socialismo científico, del comunismo moderno, del marxismo y del materialismo histórico.
6 John Maynard Keynes, (Reino Unido, 1883 – ibídem, 1946) fue un economista británico, considerado como uno de los más influyentes del siglo XX. La principal novedad de su pensamiento radica en considerar que el sistema capitalista no tiende al pleno empleo ni al equilibrio de los factores productivos, sino hacia un equilibrio que solo de forma accidental coincidirá con el pleno empleo. La principal conclusión de su análisis es una apuesta por la intervención pública directa en materia de gasto público que permite cubrir la brecha o déficit de la demanda agregada. Está considerado también como uno de los fundadores de la macroeconomía moderna.
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