NOTAS BREVES SOBRE LA NOCIÓN DE VALOR EN
NICOLAI HARTMANN
Hortensia Cuéllar Universidad Panamericana, México
La filosofía frente a los desafíos del siglo XXI.
Uno de esos desafíos, me parece, es discutir la cuestión axiológica tan envuelta en la complejidad. Desde la perspectiva empírica es un asunto con el que nos enfrentamos cotidianamente ya que nos topamos con diversos tipos de valores: la justicia, la verdad, el bien, la solidaridad, la paz (¡la anhelada paz! sobre todo en las zonas de conflicto). . . , pero cuando intentamos expresar verbalmente la esencia de lo valioso el pensamiento y el lenguaje se detienen ante la interrogación:
¿Qué son los valores?
Que nos conduce a su vez a respuestas de índole diversa: los valores son entes ideales, los valores son el a priori de lo conocido, los valores son un tipo de cualidades, valioso es lo útil, valor es lo que aprecias, etc., que son el pórtico a preguntas como las siguientes:
¿de todas estas respuestas, cuál es la más certera?
¿Cuál refleja nocionalmente el ser y esencia de los valores?
Por eso el gran tema de la axiología —lo he expresado en “About the essence of the values” (Estambul 2003), es un problema que debemos abordar filosóficamente en nuestros días. Esta tarea, la han emprendido en la contemporaneidad filosófica, pensadores de diferente filiación doctrinal con aportaciones diversas, entre los que destacan para —nuestro propósito—, los fenomenólogos Max Scheler y Nicolai Hartmann, cuyas investigaciones sobre el particular resultan un punto de referencia imprescindible cuando se pretende indagar qué podemos entender por la esencia de los valores. En ese sentido, lo que aquí presentaré tiene aún límites más precisos porque constituye un acercamiento a la noción de valor ya no en Scheler sino en el filósofo de Riga Nicolai Hartmann. Por eso he llamado a este artículo “Notas” sobre la noción de valor en Nicolai Hartmann, con lo que justifico un tratamiento tan breve pero no por ello carente de importancia.
Un trabajo más amplio sobre el particular lo tengo pendiente. Dividiré la presentación en cuatro epígrafes —articulados de algún modo entre sí—, a fin de entender en este aspecto, la posición de este filósofo:
1. La vuelta a la ontología en Nicolai Hartmann.
2. La pregunta por la esencia axiológica. Ser real-ser ideal.
3. Los valores como entes ideales. El sentimiento del valor.
4. Consideraciones finales.
1. La vuelta a la ontología en Nicolai Hartmann
Como es conocido, la intencionalidad especulativa de Nicolai Hartmann a partir de su Grundzüge einer Metaphysik der Erkenntnis escrita en 1921, era el retorno a la ontología. Para ello rompe con la Escuela de Marburgo de la que fue deudor, proyectando ir más allá de las pretensiones de Husserl de volver a las cosas mismas desde la fenomenología.
Lo que Hartmann planteaba era una posición mucho más abierta y radical que tenía que ver con lo realmente existente. Lo que quería —en un enorme esfuerzo teórico de más de dos décadas de trabajo— era retornar al clásico problema de ente et essentia para otorgarle al saber del que iniciaba su cultivo, el nombre de philosophia prima acuñado por Aristóteles,1 si hubiera sido posible otorgarle nuevamente carta de ciudadanía, asunto que por la herencia doctrinaria de la modernidad, le pareció imposible. No así el nombre de “Ontología”, con el que designó genéricamente su trabajo capital que tenía por objeto el estudio del ente en cuanto ente siguiendo —en el aliento de fondo— la vertiente wolfiana más que la aristotélica. Esto se percibe al constatar su aprecio por Christian Wolf que con su Philosophia prima sive Ontologia (1730), le parece la única exposición en compendio de todos los problemas del ser, sobre Juan Clauberg y Hegel2 . Con tal planteamiento quiso romper el cerco de la conciencia cognoscente para ir más allá hasta encontrarse con el problema del ser, o —dicho de otro modo— con la multitud de aporías que surgen en un planteamiento abierto a lo existente. Pero más que metafísica como ciencia —aquí le pesa mucho la crítica kantiana— lo que quiere hacer es ontología, sin excluir los problemas metafísicos, que son los problemas de fondo de la filosofía. Esta tendencia —sostiene— “está en la conexión más estrecha con el nuevo despertar de la metafísica, que empezó, por su parte, como reacción contra la vacuidad del neokantismo, positivismo y psicologismo declinantes”3 , al comienzo del siglo XX, con lo que “se anunció patentemente un movimiento de revivificación general del espíritu filosófico”4 , que se hubiera impuesto en mayor medida, si no se hubiera dado “la culminación del historicismo que con su relativización del concepto de la verdad formó un contrapeso y un obstáculo escéptico y disolvente a los problemas del ser”5 .
Lo que le importaba a Hartmann era enfrentarse a los problemas que la realidad en sus diversas modalidades presenta, y que dicho sintéticamente son los problemas del ser: el ser de la historia, de lo bello, de la naturaleza, el ser espiritual, el ser del ethos y de la libertad, el ser de los valores, de los principios, de lo lógico, de lo ideal, de lo real, etc., y donde el problema del conocimiento, no era sino un problema más que había que abordar, pero que —atendiendo a su contexto culturalfilosófico heredero de la modernidad— le resultaba necesario trabajar en el inicio de su filosofar, con la idea de traspasar la brecha gnoseológica heredada del neokantismo y de cualquier otro tipo de idealismo. Su famosa frase de que “El conocimiento no es creación, ni producción sino aprehensión de un objeto”6 , marca un hito en el cultivo de la filosofía de la primera mitad del siglo XX porque desde la óptica ontológica recuerda a sus contemporáneos —incluyendo a Heidegger— que se ha caído en un error fundamental que es que “en lugar de la cuestión del ‘ente en cuanto ente’ pone la cuestión del sentido del ser”7 . En este tenor, su visión metafísico-ontológica, se encuentra dirigida a trascender los límites de la conciencia a fin de romper su cerco inmanentista (al menos desde la perspectiva gnoseológica), y conocer lo existente fuera de ella, donde encuentra dominios de la investigación que le resultan complejos o inasibles, pero no por ello descargados de interés.
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1 Cfr. N. HARTMANN: Zur Grundlegung der Ontologie, Berlín: Walter de Gruyter 1965. Versión castellana: Ontología I. Fundamentos, México: FCE 1965, p. IX. Los otros cuatro tomos de su obra capital son: Möglichkeit und Wirklichkeit (Ontología II. Posibilidad y necesidad), Der Aufbau der realen Welt (Ontología III. La fábrica del mundo real), Philosophie der Natur (Ontología IV. Filosofía de la naturaleza), Teleologisches Denken (Ontología V. El pensar teleológico), publicados en castellano por el FCE. Desde la perspectiva práctica, su Ethik es de referencia obligada. Aquí he usado de modo principal Zur Grundlegung der Ontologie tanto en el original alemán como en la traducción castellana y Ethik en la versión inglesa.
2 Ontología I, p. XI.
3 Ontología I, p. IX. T
4 Ontología I, p. IX.
5 Ontología I, p. IX.
6 N. HARTMANN: Grundzüge einer Metaphysik der Erkenntnis, Berlin: Walter de Gruyter 1965. El texto es el siguiente: “Das Erkenntnis nicht ein Erschaffen, Erzeugen oder herrorbringen des Gegenstandes ist [. . . ] sondern ein Erfassen von etwas, das auch vor aller Erkenntnis und unabhängig von ihr vorhanden ist”.
7Cfr. N. HARTMANN: “Martin Heidegger [. . . ] An Stelle der Frage nach dem ‘Seinenden als Seinenden’ setzt er die nach dem ‘Sinn von Sein”’, Zur Grundlegung der Ontologie, cap. 2, p. 40. Ontología I, cap. 2.
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