El Proceso de Investigación
Prof. Adriana P. Frávega
Cuando nos referimos al
proceso de investigación aludimos a todas aquellas cuestiones que estarán presentes y marcarán nuestras
prácticas destinadas a descubrir o a probar aspectos, relaciones y conceptualizaciones
sobre determinada cuestión de la realidad que elegimos estudiar.
Estas actividades de la práctica de
investigación tendrán un punto de partida hacia otro punto de llegada (el
producto de dicha investigación o aporte al conocimiento científico).
Es decir, que desde decidir el tema/problema a
abordar para su estudio hasta las reflexiones y generalizaciones finales
alcanzadas vamos transitando desafíos reflexivos, operativos, decisiones
materiales, entre otros. Todas estas actividades delinearán la intervención del
investigador.
A decir de Juan
Samaja “la investigación científica
constituiría el método que los integrantes de las comunidades científicas
emplean para cerrar las brechas que se abren en sus sistemas de creencias, como
resultado de la aplicación de ese mismo método”[1]
Según esta definición el
proceso de investigación científica se refiere a un conjunto de operaciones que
los integrantes de la llamada “comunidad científica” (los investigadores)
ejecutamos sobre las representaciones de los objetos relevantes de las
experiencias sociales, a fin de traducir
esas experiencias a un cuerpo de descripciones, destinadas a integrar un cuerpo
teórico que opera como un sistema formal.
En cuanto a ello es
necesario aclarar y desmistificar la visión que prevalece en el imaginario
social sobre que los temas o problemas a investigar no salen de una mente
iluminada, de alguien llamado “científico” que un día se despierta y ¡Eureka!
descubrió una teoría nueva, su ley o algún principio general sobre el aspecto o
visión del mundo donde focalizó su interés intelectual.
Por el contrario, los
temas y problemas surgen de las
experiencias de ciertos sujetos llamados investigadores que ejercen el
“oficio”, los cuales son parte del momento histórico de su tiempo (su región,
país, pueblo) y, por lo tanto, los asuntos de interés no partirán únicamente de
lo que una ciencia o disciplina defina qué hay que investigar y de qué modo.
Como sujetos que
ejercemos este oficio tendremos la marca de nuestro tiempo. Somos producto y
productores de saberes y conocimientos en virtud de las condiciones de
posibilidad histórica de nuestro tiempo y cultura.
Por lo tanto tenemos que
entender que la relevancia de un asunto
o cuestión a investigar tendrá que ver más con lo que interpretemos que podemos
aportar a nuestra cultura y sociedad, como seres histórico-sociales. Así
también en la elección y mirada de los temas y problemas nos hallamos permeados por la historia del
campo disciplinar en el que actuamos.
Puede suceder que reconocemos
un espacio del saber vacante (lagunas) acerca de esa realidad que nos interesa
estudiar, o la vigencia de interpretaciones teóricas que no nos
convencen tal cual están propuestas y en tal caso, estamos reconociendo
ciertos límites a las teorías que circulan. Para ello el investigador tiene que
poseer un grado de actualización teórica que le permita realizar esta lectura
crítica.
Otra posibilidad para que
surja en el investigador el interés por conocer cierta parcela de la realidad,
tiene origen en aquellas cuestiones que nos inquietan y que aún no han sido
observadas, analizadas e interpretadas, porque nadie las interrogó desde el
lugar que nosotros las abordamos. Como ejemplo,
recordemos el giro conceptual operado desde estudiar los medios como
instrumentos difusores de información (teoría de la Mass Comunication
Research) a la propuesta de pensarlos en el juego de las mediaciones
socio-culturales, económicas y tecnológicas que planteara la corriente crítica
latinoamericana en los años ochenta.
Algunos objetos resultan
novedosos, justamente porque nos encontramos en las ciencias -específicamente
en el campo de la comunicación- con
transformaciones operadas en nuestros países derivados de la revolución científico-tecnológica
cuya aceleración en las últimas décadas es una de sus características más
destacadas. En los inicios del siglo XIX, por darnos un ejemplo, viene siendo
el desafío de muchos investigadores posar la atención sobre las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para encarar la
comprensión de los cambios y las consecuencias socio-culturales y económicas
que las mismas acarrean.
Por lo mismo, también los
desfasajes y/o similitudes operadas entre culturas desarrolladas y aquellas de
países “emergentes” como parte de la globalización. Los procesos globalizadotes
vienen a operar como la “condición histórica” en la que se advierten nuevos
problemas de conocimiento y, por ende, hacen pensar nuevos objetos en relación
a la juventud, lo local y lo global, las nuevas identidades culturales, etc. Ortiz sostiene que hay una historia de
constitución de las ciencias sociales que no hay que desconocer.[2]
Las intervenciones que realizamos poseen la aspiración de encontrar
descripciones y relaciones como también nuevas preguntas de aquello que vamos
descubriendo del objeto en el tránsito de la experiencia misma de la
investigación.
Estos resultados
aportarán al cuerpo de teorías reflexiones nuevas o reforzarán los discursos
teóricos que circulan en el campo. Recordemos las distintas teorías y
perspectivas teóricas que revisamos en la Comunicación Social.
Es por ello que parte de la actividad del investigador consiste en revisar lo
ya dicho sobre el objeto a estudiar y las cuestiones incorporadas en sus
planteos. Tradicionalmente a esta tarea se la llama revisión del estado del
arte de la cuestión que no es ni más ni menos que esa búsqueda genealógica[3]
de las líneas de estudio y de cómo han ido construyendo los objetos.
En cuanto a las
generalizaciones a que arribemos, si
bien estarán en vinculación con esos marcos teóricos revisados y de los cuales
partimos, no debe entenderse que al
comunicarlas debamos hacerlo con un leguaje “formal” vacío de contenido para
que esos hallazgos sean validados. Tal modo de comunicar el producto de las
investigaciones nos llevaría a usar fórmulas matemáticas o expresiones de la
lógica análogas a los teoremas geométricos o los cálculos que utilizan las
ciencias duras (física, matemática, biología, entre otras).
Este modo de comunicar
las teorías científicas fue el pregonado por los neo-positivistas del Círculo
de Viena y defendido con fuerza a principios del siglo XX. Según esta corriente
quien aspirara a pertenecer a la ciencia tenía que cumplir, entre otros, con el
requisito de traducir sus descubrimientos a un lenguaje lógico-matemático como
modo de legitimar el discurso del conocimiento teórico alcanzado ¡Y esta regla
de actuación era aplicable también para los científicos de la vida social!
¿Podemos imaginar cómo
haríamos para dar cabal cuenta de los conflictos y complejidad de sentidos,
relaciones de poder, distintas posiciones de los sujetos que muchas veces
reconocemos al investigar la realidad mediática, barrial, educativa, social en
general? Y ¿cómo poder traducir a un esquema las específicas y particulares
transformaciones que vivimos en la
Argentina en lo político, gremial, económico?
La respuesta para
nosotros es que las descripciones, comprensiones, explicaciones y nuevas
preguntas que surjan de las investigaciones se referenciarán provisoriamente en
las propuestas teóricas y los conceptos que ya circulan en el campo o
disciplina dentro del cual actuamos, pero además estarán vinculadas siempre a las cuestiones de esa
“realidad” que estamos problematizando. La “realidad” que elegimos investigar,
no se nos presenta nunca de forma simple sino de manera compleja, y justamente
esto es lo que queremos descifrar.
Al sostener que la teoría
y conceptos que elegimos para mirar los objetos de estudio son provisorios,
queremos mostrar que no es un marco (el clásico “marco teórico”) de cual se
parte para reproducirlo en la práctica de cada investigación y aplicarlo a la
“realidad” estudiada. Defendemos la postura de que la teoría es parte
constitutiva del pensamiento para la acción.
¿Qué queremos expresar
con esto último? Que las teorías o los marcos conceptuales actúan siempre como
posibilidades de pensar y asumir posiciones respecto a lo que nos rodea o
sucedió (también para buscar entender hacia dónde va el futuro), para
problematizar lo ya dicho porque actuamos sobre el mundo que nos circunda para
comprenderlo y explicarlo.
Además, sea cual fuere la
estrategia metodológica que diseñemos, las conceptualizaciones que realicemos
estarán presentes en el trayecto que recorremos al investigar, tanto al inicio,
en su curso, como al final de la intervención.
Ya lo señalara Bourdieu:
la teoría atraviesa todas las instancias de una investigación, desde la
formulación de problemas, hipótesis y objetivos, en la elección y diseño de las
técnicas hasta llegar a la interpretación y reflexión final sobre el objeto de
estudio. Pero ello no implica que debamos aferrarnos a esa “lectura” teórica si
la información que vamos obteniendo nos indica que hay que cuestionarla.[4]
Apuntes sobre las posiciones adoptadas
al caracterizar el proceso de investigación desde las ciencias sociales:
- La ciencia es conocimiento escrito y
público que se desprende de un sujeto (o grupo de sujetos).
- Los saberes que se producen van a estar
acordes con la historia de producción de ese tipo de conocimientos.
- Aún cuando no haya acuerdo con las
políticas de investigación imperantes, hay que fundamentar lo que se dice.
Concebir a la investigación
como un proceso
Para entender qué sucede
al asumir la experiencia de investigar es necesario que entendamos que ese
recorrido es dialéctico: Un ida y
vuelta constante, que trata de descubrir algunas o todas las determinaciones o
recorrido real de la parte de realidad
que abordamos, es decir, aquello que en la jerga académica llamamos objeto de estudio[5].
Concuerdan con esta concepción los
argentinos Juan Samaja [6]y
Carlos Sabino[7]. Reconocen esta perspectiva dialéctica que nos
asocia al cambio y al movimiento que se sucede en el tránsito de una
experiencia investigativa.
En el caso de
Samaja, se muestra al proceso de
investigación desde las instancias de
validación, dentro de las cuales encontramos fases (en los manuales
tradicionales se las llama “etapas”).
Cada fase contiene “momentos” que vienen a ser las tareas específicas que vamos
ejecutando, muchas veces al mismo tiempo sin que necesariamente se vayan
concretando en un orden secuencial.
Por ejemplo, mientras
buscamos información que pueda servirnos para acercarnos mejor al tema
vamos pensando algunas preguntas sobre lo que queremos saber; y el
investigador va también estudiando para seleccionar su planteo teórico. Es muy
común que estas acciones o “momentos” se vayan dando de manera simultánea y no
que haya que resolver una para proseguir y definir o poner en práctica a la
siguiente.
En el mismo sentido,
Rojas Soriano[8]
se refiere a procesos específicos o particulares dentro del proceso dialéctico
general de toda investigación y Sabino[9]
propone cuatro grandes momentos para todo proceso y de los cuales aclara que sólo
se diferencian para ilustrar y ordenar las acciones y decisiones que
indefectiblemente se efectúan de manera simultánea en cada investigación
de manera no lineal.
En ese ida y vuelta se realizan
prácticas de pensar, decidir, analizar, criticar, buscar para descubrir
aspectos o ideas teóricas nuevas, responder interrogantes y/o dar cuenta de lo
que ya creemos acerca del objeto a indagar como lo expusiéramos anteriormente.
Desde el inicio de una investigación,
pasando por la metodología de trabajo diseñada y puesta en acto (cursos de
acción) hasta el conocimiento obtenido (producto final) fundado y fundamentado,
se produce una transformación, no sólo del objeto que estudiamos sino en la
relación del investigador con ese mismo
objeto de estudio.
La
experiencia nos dice, y cualquier estudiante que pretende iniciarse en el
oficio podrá comprobar que, desde
aquellas cuestiones que pensábamos al inicio cuando planteamos un tema de
interés, pasando por las búsquedas y decisiones sobre las maneras más apropiadas
y posibles para llegar a buen puerto, hasta arribar a sus resultados al final
de la investigación se sucederán cambios, tanto en lo que pensábamos y sabíamos
del asunto de interés como también en los aspectos y relaciones que fuimos
descubriendo. Esto nos permite entender el fascinante oficio de investigar.
Desde el aporte
filosófico, la dialéctica hegeliana está impregnando esta manera de concebir la
práctica de la investigación, dado que la práctica no se producirá de manera
lineal ni mecánica, dado que en las tareas y decisiones que forman parte de la
experiencia iremos “superando” las tensiones o contradicciones entre:
Teoría Empiria
MODELOS “ REALIDAD”
TEÓRICOS
EXISTENTES
PRAXIS
Del
INVESTIGADOR
(Construye el DATO científico)
De acuerdo con este esquema, el investigador
será quien resuelva esta tensión dialéctica (teoría-empiria), la cual está
destinada a generar una aproximación más fundada y profunda sobre los
temas/problemas que inicialmente definiera como de interés para concretar su aporte al acervo de saberes
ya existentes en su campo de intervención.
A su vez, la
investigación (como las restantes actividades de los seres humanos) siempre es histórica. Existen antecedentes
sociales, institucionales, científicos y personales del investigador, el cual forma parte de una sociedad y pertenece a una
cultura. Por lo tanto, las resoluciones de esa tensión dialéctica entre la
teoría y la realidad empírica (material) estarán atravesadas por sus
condiciones de posibilidad histórica social y subjetiva. En Latinoamérica y en
Argentina, en comunicación social no hemos investigado necesariamente los
mismos temas ni desde las mismas miradas teóricas en la década del 70 que en la
de los 90. Y ello se explica porque no nos vimos interpelados por idénticas
condiciones históricas.
Parte de la posición que
aquí se adopta sobre la investigación como un proceso dialéctico resulta
oportuno señalar que se adhiere a la postura constructivista del conocimiento.
Reiteradas veces hallarán en los cursos la expresión que sostiene que “el
conocimiento se construye”, “el objeto construido” o “la construcción del
objeto de estudio”.
Estas expresiones
intentan rescatar la idea de que siempre el investigador parte de algún lugar
teórico, por lo que sabe en su formación disciplinar y profesional. Aún al
exponer nuestra propias ideas y creencias partimos de las percepciones y
representaciones que ya poseemos de los objetos, sujetos, situaciones, procesos
de la realidad.
En El oficio del
Sociólogo, Bourdieu[10]
cita a Saussure y dice:“El punto de vista crea al objeto”. Con esta frase
sintetiza gran parte de lo que desarrolla en su libro. Ya que intenta demostrar
que actuaríamos como sociólogos ingenuos si pensamos que lo que capta
nuestra percepción son hechos reales y
que nuestros pensamientos son el mero reflejo de los mismos.
Veamos un ejemplo.
Supongamos que decidimos dedicarnos a mirar qué pasa con los medios de
comunicación en Argentina, con esta sola decisión ya estamos delimitando un
campo de acción desde la comunicación social. Ahora bien, si comenzamos a
especificar cuáles aspectos de esos medios de comunicación vamos a tomar para
la indagación, también estamos construyendo ese objeto.
Por lo mismo, no
construiremos el mismo objeto si abordamos los medios con relación al poder
empresarial y político del país, que focalizamos la mirada de los medios como
productores de mensajes según sus contenidos o sólo desde sus formatos.
Otro objeto de
investigación se construiría en el caso de proponer indagar a los medios en
cuanto los costos y beneficios gananciales que se derivan de su administración.
En todos los casos, según
sean los aspectos que pongamos en relación para estudiar los medios de
comunicación, se derivarán distintos objetos de estudio. Por ende, también se
derivarán de ellos distintas investigaciones.
Comprender esta cuestión habilita al
investigador a dejar esa captación ingenua de la tradicional manera de entender
la ciencia y pensar que nuestros objetos
de estudio son producto de las relaciones conceptuales que establecemos entre
problemas. Recordemos las distintas líneas de estudio maneras de concebir a la
comunicación, según la época y los distintos autores que vamos estudiando en la
carrera de comunicación social. La comunicación y sus efectos; la comunicación
desde la cultura; los medios de comunicación y el poder empresarial, entre
otros.[11]
La realidad, sus procesos,
sujetos y discursos no nos dicen nada por sí mismos. La realidad sólo nos habla
si la interrogamos; y por ello, depende qué y cómo la interroguemos
indefectiblemente construiremos su indagación.
Además, aquello que
buscamos entender estará atravesado por la interpretación que hagamos, y no lo
que delimitemos por lo percibido ingenuamente, desde el sentido común
compartido social y culturalmente. Es cierto también que lo que intentamos
saber de esa “realidad” se nos
construirá según nos integremos desde una mirada disciplinaria u otra o desde
varias de ellas. Como ser, estudiar desde el campo de la comunicación social o
enfocarnos desde la Historia ,
la Física o la Sociología.
Entonces, volviendo al ejemplo
anterior, si queremos estudiar los medios en Argentina vamos a establecer qué
relaciones, con qué y desde dónde los estamos interrogando.
Puede ser que un
investigador se pregunte por cómo cerraron sus balances las empresas de medios
en Argentina, para responderse su pregunta de investigación sobre cómo afectan
las vinculaciones y reglas de la economía del país al mantenimiento o
desaparición de las mismas.
¿En qué campo disciplinar de las
ciencias sociales ubicaríamos esta pregunta de investigación? Este primer
esbozo de construcción del objeto de estudio ¿se corresponde con un planteo
desde la comunicación? ¿ cuál campo de saber o disciplina podría aportar
elementos conceptuales para responder a esa cuestión?
Otro investigador puede
preguntarse: ¿cómo fueron las relaciones de poder que se establecieron entre
los Medios de comunicación y los gobiernos argentinos, a partir de la vuelta a
la democracia en los años 80 hasta finales de siglo?
En tal caso, nos
deberíamos preguntar si las líneas de estudios de la Comunicación Social
nos pueden dar una pista para incluir a esta pregunta dentro del campo.
Estos ejemplos nos están mostrando
que siempre construimos una perspectiva teórica acerca del objeto.
Necesitaremos recurrir a teorías y nociones que ya están en algún lado, ya que
no existe un no-dicho o un jamás dicho. [12]
Otra posibilidad consiste en proponer
los mismos investigadores conceptos nuevos para pensar problemáticas. Y en
este caso debemos trabajar para definir y esclarecer cómo conceptualizamos la
mirada y el tipo de relaciones que están
implicadas a realizar esas formulaciones.
Además, la teoría domina todo el
proceso de investigación, desde la concepción de partida hasta la última
manipulación de laboratorio Y es
conducente para nuestro trabajo tener en cuenta otra afirmación que hallamos en
Bourdieu cuando expresó textualmente: “Siempre nos estamos refiriendo a una
problemática teórica que está permitiendo someter a un sistemático examen todos
los aspectos de la realidad puestos en relación por los problemas que le son
planteados” [13]
Los componentes del proceso de investigación
Realizadas las
aclaraciones anteriores destinaremos esta apartado a mostrar los aspectos que
juegan en todo proceso de investigación para la poder ordenarnos en cuanto a un
mínimo esquema que detiene la idea de proceso dialéctico, más aún consideramos
esclarece a quienes no han incursionado aún en esta práctica.
Proceso de investigación [14]
Medios Curso
de Acción Objeto
(o Condiciones de (o Método) (o Producto)
Realización)
1)Los Medios o Condiciones de Realización
2)Los Cursos de Acción
3)El producto
1) Las condiciones de realización de un proceso
de investigación incidirán y actuarán sobre los restantes (Cursos de acción y
el Producto o conocimiento obtenido).
Esas condiciones serán materiales: recursos económicos para
llevar a cabo la investigación, recursos humanos en cantidad y tipo de
formación y experiencia, equipos técnicos con que se cuenta (por ejemplo, las
PC y los programas necesarios), etc.
También cuando se tomen
en cuenta los contextos dentro de los cuales trabajemos en el oficio, las
consideraremos como institucionales: centros
de estudios, universidades, grupos independientes y sus respectivos directores
con sus trayectorias en líneas y objetos de estudios privilegiados, etc.
Las políticas científicas de los
distintos países e instituciones (por ejemplo: las políticas que se dieran las
Universidades) incidirán respecto a los temas, disciplinas y resultados
esperados que se definan para las áreas de acuerdo con las que dichas políticas
decidan privilegiar. Interviene también la decisión política en cuanto a los
recursos presupuestarios, humanos y edilicios que se destinen, para qué
instituciones (públicas o privadas) e investigadores. Puede darse el caso de
que no exista una políticas de ciencia y técnica regulada por el Estado, por lo
que esa “liberalización” también tendrá consecuencias acerca de lo que las
instituciones científicas de un país lleven a cabo. Deberíamos discutir si ello
es positivo o negativo para un proyecto de país, región, localidad para sus
sociedades; tan sólo recordemos que las políticas neoliberales aplicadas en
Argentina en los años 90 también pueden verse instaladas en la política de
ciencia y técnica nacional por esos tiempos.
En síntesis, tanto los
recursos materiales como los institucionales pueden jugar como potenciadores
tanto como limitadores de las estrategias, metodologías, los problemas, los tiempos,
en fin, los alcances reales de todas las investigaciones.
2) Los cursos de acción se vinculan con lo que
llamamos comúnmente la
Metodología. Es decir, aquellas operaciones que diseñaremos y
llevaremos a cabo para la realización concreta de la investigación.
Esas operaciones pueden
estar destinadas a probar algo que ya creemos saber. En tal caso nos referimos
a la comprobación de una hipótesis. De
la otra forma, nos avocamos a a descubrir y explorar algo que nos inquieta
conocer o mejorar lo que ya sabemos de un asunto: el problema de conocimiento.
En el primer caso, el
probar o comprobar una hipótesis será la finalidad de la investigación que
encaremos. En los manuales de metodología de investigación la prueba y su
validación se la incluye en el llamado Contexto de Justificación.
Desde esta lectura, la
motivación y consecuente desarrollo de una investigación consiste en aportar la
información o las “pruebas” tendientes a validar las explicaciones y/o
descripciones que obtuvimos durante el proceso acerca de la temática estudiado.
Se trata de justificar las sospechas o creencias de las cuales partimos,
formulamos en hipótesis y luego defendimos con los datos.
En cuanto a la restante
posibilidad de lectura del proceso -dar
respuestas a inquietudes o preguntas-, se relaciona con partir del desafío por
respondernos y develar cuestiones a descubrir que todavía no están resueltas al
momento de iniciar nuestra investigación. Responde a la pregunta : ¿qué
queremos saber con esta investigación y que aún no sabemos?
El problematizar adquiere aquí el sentido de
disparador para abordar y profundizar la captación y comprensión de los
fenómenos, a partir de indagarlos aún
sin respuestas previas definidas como hipótesis que aporten a dichas
comprensiones del asunto.
“Lo real no tiene nunca la iniciativa puesto
que sólo puede responder si se lo interroga” (Bachelard).
Igualmente, no se parte
de la nada. Nuestra mente no es una tabla rasa a la que un día le imprimimos
ideas e interrogaciones porque nos vamos a dedicar a investigar. Siempre
tenemos alguna idea previa, aún cuando creemos que no conocemos nada de un
asunto, al menos lo ubicamos en algún lugar del mundo que nos rodea. Además,
recordemos que somos sujetos que tenemos experiencias y vivimos en un contexto
socio-histórico determinado, por lo que ya venimos impregnados de percepciones,
ideas, valores y creencias.
Por lo mismo, es que
nunca partimos sin suposiciones sobre el objeto que queremos estudiaren en una investigación. Traemos creencias sobre
cómo y por qué pueden darse determinadas condiciones, procesos y apariciones de
la realidad sobre la que nos interesa profundizar su comprensión y
conocimiento.
A la manera de asumir la
intervención a partir de interrogaciones se la enmarca en el Contexto de Descubrimiento científico.
Aclaremos aquí que, tanto
la lógica de la
Justificación (probar hipótesis) como la lógica del
Descubrimiento (responderse al problema de conocimiento) corresponden
-utilizando la analogía que Saussure propusiera para definir al signo
lingüístico- a las dos caras de la misma moneda. La pregunta que guía la
investigación (problema) posee su respuesta tentativa (hipótesis) y, a la
inversa, las tentativas de explicación
que formulamos (hipótesis) contienen y esconden el interrogante al que intentan
responder.
Tal es así que ya sea que
partamos de certezas a probar o partamos de interrogantes a responder, la
investigación adoptará la estrategia más pertinente para obtener el producto
deseado, conforme los objetivos que definamos
y los lugares conceptúales desde los cuales interpretaremos los datos e
informaciones obtenidos a través de ella. Y esto debe darse de la forma más
creativa, fundamentada, crítica y sistemática.
3) En cuanto al Producto, remite a la resultante de
haber ejecutado esas acciones de
investigación (Cursos de Acción o Metodología) que estuvieron
atravesadas por las Condiciones de Realización y que los investigadores
llevaron a cabo para integrarlas a los espacios disciplinarios y/o científicos
desde las cuales actuaron.
Las resultantes del
trabajo vienen a materializarse en discursos, adoptando la forma de
descripciones, mapeos, comprensiones y explicaciones. El Producto –ese aporte
al conocimiento al que arribamos no espera ser hallado al final del proceso. Si
bien es cierto que llegada la última fase de la investigación afinamos las
cuestiones halladas con la lectura teórica de lo datos, en la práctica esto no
sucede así.
Lo que se realiza en esta
última etapa es hacer las últimas interpretaciones para comunicar los
hallazgos, el surgimiento de nuevas preguntas o hipótesis y hasta de mostrar
aquellas cuestiones que no han podido ser resueltas en el curso de la
investigación. A su vez, estos discursos que comunican el conocimiento obtenido
encontrarán su articulación, diferenciación y/o especificidad con las
propuestas teóricas ya vigentes que circulan, tanto en institución académica
con en el resto de la sociedad.
Presentación esquemática del
proceso de investigación
El siguiente esquema incluye ciertos
lugares que siempre se recorren en una investigación, aún cuando ya hemos
dejado sentado que transitamos siempre por un proceso dialéctico. A los fines
de organizar la exposición, aparecerán en un orden. En este apartado los vamos
a mencionar sintéticamente, ya que van a ser tratados más en detalle a medida
que avancemos en los restantes capítulos.
En
la “vida” de una investigación como proceso los componentes nunca se dan
ordenados necesariamente, no obstante es muy probable que debamos darnos un
esquema de organización para su presentación y justificación por escrito.
Hechas estas salvedades podemos sintetizar los componentes que aparecen en toda
investigación:
[1] SAMAJA, Juan: Epistemología y
Metodología. Eudeba. Buenos Aires. 1997. p.27.
[2] ORTIZ, Renato: Pensar las ciencias sociales hoy. Reflexiones desde la
cultura- Coordinadores: Rossana Reguillo Cruz y Raúl Fuentes Navarro. Cáp.
Ciencias Sociales, Globalización y Paradigmas. Iteso. México. 1999. Págs.
19/45.
[3] FOUCAULT, Michel: Genealogía del Racismo. Primera lección: Erudición y
Saberes Sujetos.1976
[4] BOURDIEU, Pierre; CHAMBOREDON Jean-Claude y PASSERON,
Jean-Claude: El oficio del sociólogo.
Siglo veintiuno editores, México. 1999. Bourdieu y otros citan a K. Popper: “La teoría domina el
trabajo experimental desde la misma concepción de partida hasta las últimas
manipulaciones de laboratorio” y a P.
Durhem: “Sin teoría no es posible ajustar ningún instrumento ni interpretar una
sola lectura” p. 55.
[5] ROJAS
SORIANO, Raúl. Investigación Social. Teoría y praxis. Folios Ediciones. México.
1986. Cáp. VII La investigación científica ¿esquema rígido o proceso
dialéctico? Págs. 47/51.
[6] SAMAJA, Juan:
Epistemología y Metodología. Eudeba. Buenos Aires. 1997.
[7] SABINO, Carlos: El
proceso de investigación. Lumen-Humanitas. Buenos Aires, 1996 Cáp. 2
[8] ROJAS SORIANO,
Raúl. Investigación Social. Teoría y praxis. Folios Ediciones. México. 1986.
Cáp. VII La investigación científica ¿esquema rígido o proceso dialéctico?
Págs. 47/51.
[9] SABINO, Carlos: El
proceso de investigación. Lumen-Humanitas. Buenos Aires, 1996 Cáp. 2
[10] BOURDIEU, Pierre; CHAMBOREDON Jean-Claude y PASSERON,
Jean-Claude: El oficio del sociólogo.
Siglo veintiuno editores, México. 1999.
[11] BOURDIEU, Pierre; CHAMBOREDON Jean-Claude y PASSERON,
Jean-Claude: El oficio del sociólogo.
Siglo veintiuno editores, México. 1999. Bourdieu y otros citan a Max
Weber: “No son –dice Max Weber- las relaciones reales entre ‘cosas’ lo que
constituye el principio de delimitación de los diferentes campos científicos
sino las relaciones conceptuales entre problemas. Sólo allí donde se aplica un
método nuevo a nuevos problemas y donde, por lo tanto, se descubren nuevas
perspectivas nace una ‘ciencia’ nueva”. Pág. 51.
[12] FOUCAULT, Michel: La arqueología del saber. 1969
[13] BOURDIEU, Pierre; CHAMBOREDON Jean-Claude y PASSERON,
Jean-Claude: El oficio del sociólogo.
Siglo veintiuno editores, México. 1999. Pág. 55.
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